Campaña al Norte de Africa en la Segunda Guerra Mundial

Campaña al Norte de África en la 2° Guerra Mundial -

De 1940 a 1943, África del Norte y el Sahara fueron escenarios de una de las más terribles guerras del desierto que haya conocido la historia de la humanidad.

Los ejércitos alemanes, al mando del mariscal Rommel, amenazaron durante varios meses las posiciones aliadas en el Cercano Oriente y en Oriente Medio.

Por fortuna, con la victoria de El Alamein, las fuerzas británicas, al mando de los generales Montgomery y Alexander, infligieron al régimen hitleriano su primer golpe, un golpe que sería de importancia trascendental.

La horrible campaña de África del Norte ha sido uno de los episodios más dramáticos de la segunda Guerra Mundial.

La distancia entre Alejandría y Trípoli no tiene menos de 2.260 km.

Sin embargo, entre los años 1940-43, los combatientes de ambos bandos efectuaron dos veces y media un movimiento pendular entre Egipto y Tripolitania, entonces posesión italiana y que hoy forma parte de Libia.

Las operaciones eran dificultosas debido al clima y la configuración del terreno.

No tenían ninguna posibilidad de llegar a término sino a condición de utilizar la máxima rapidez y manejar fuerzas extremadamente móviles.

Las campañas de África del Norte demostraron el gran valor estratégico de los tanques y los vehículos blindados.

También el abastecimiento de las tropas tropezó con dificultades desconocidas hasta entonces.

El éxito de una campaña dependía, en gran parte, del normal aprovisionamiento de gasolina, aceite, agua para enfriar los motores, víveres, agua potable, ropas, productos farmacéuticos y municiones.

Al partir, todo este material debía ser trasladado hasta el mismo terreno desde los depósitos, que, con frecuencia, estaban muy lejos.

La consecuencia era la creación de una intendencia más importante que las fuerzas combatientes.

Había que emprender los ataques con fuerzas reducidas, un máximo de 30.000 hombres, porque ninguno podía realizarse más allá de cierta distancia de las posiciones de partida.

En esta guerra del desierto los puertos demostraron ser de capital importancia.

¿Debe verse en esto la razón de que las tropas italianas que luchaban al lado de Alemania no lograran nunca dejar fuera de combate a las fuerzas francobritánicas durante el período más favorable de la campaña de África?.

No hay que olvidar que de junio a setiembre de 1940, las tropas aliadas se encontraban muy debilitadas por la guerra relámpago de los alemanes, sobre todo después del desastre de Dunkerque.

A menos que las fuerzas del Eje se hubieran equivocado creyendo que la resistencia inglesa no duraría más allá del verano.

Rommel al mando del Áfrika Korps

rommel campaña al norte de africa

Al comienzo de 1942, las fuerzas Aliadas en el norte de África fueron debilitadas al mandar destacamentos al Lejano Oriente.

Rommel al mando del Áfrika Korps recapturó Bengasi. Entonces derrotó a los Aliados en la Batalla de Gazala y conquistó Tobruk, haciendo miles de prisioneros y apoderándose de grandes cantidades de suministros, antes de continuar más profundamente dentro de Egipto.

Fuera como fuese, el general Wavell consiguió cambiar el giro de los acontecimientos a partir de diciembre de 1940, con sus ataques contra África central, donde las fuerzas italianas eran más numerosas y constituían una amenaza para el Oriente Medio y sus campos petrolíferos.

Este éxito parcial ¿se debió acaso a la fuerte tradición colonial de Inglaterra que. sin seria preparación, pero frente a una necesidad imperiosa sabía dónde había de centrar sus esfuerzos?

Las fuerzas inglesas que se opusieron al Afrikakorps del general Rommel estaban especialmente equipadas para la guerra en el desierto.

El Afrikakorps consiguió atravesar las líneas de Wavell y avanzar rápidamente hasta la frontera egipcio-libia.

Los generales ingleses Auchinleck y Cunnimgham detuvieron a Rommel cerca de Sidi-Resseg.

En 1942, Rommel tomó de nuevo la iniciativa. Los puntos clave de los combates se situaron en Bir Hakeim y Tobruk.

Ante este puerto transformado en plaza fuerte, Rommel destruyó 230 tanques en un día.

Después, el 21 de junio, Tobruk cayó en sus manos, así como 28.000 prisioneros entre los que figuraba toda la división sudafricana.

Este magnífico hecho de armas le valió a Rommel el apodo de «zorro del desierto» y el título de mariscal.

El primero se lo concedieron los ingleses; el segundo, Hitler.

El camino hacia Egipto estaba libre, pero los alemanes chocaron entonces con el general Montgomery, que se convertiría en el popular «Monty», y el general Alexander.

Éstos habían fortificado a toda prisa las posiciones de El Alamein, que serían las pinzas de la tenaza en las que los ejércitos alemanes gastarían sus últimos recursos.

La batalla de El Alamein empezó el 30 de junio. Por dos veces Rommel intentó en vano tomar las posiciones inglesas.

El 23 de octubre, el VIII Ejército inglés, después de un formidable bombardeo de las líneas de comunicación de Rommel, se lanzó también al ataque.

Esto provocó la desbandada en las filas del Afrikakorps. La retirada de las fuerzas de Rommel fue una huida precipitada.

Esta victoria aliada se debió en parte al desembarco en las costas del norte de África de un cuerpo expedicionario anglo-norteamericano al mando del general Eisenhower.

Al mismo tiempo, en el estrecho de Gibraltar se habían reunido unos 800 buques ingleses para efectuar desembarcos en varios puertos norteafricanos.

La campaña finalizó con la conquista de Túnez en la que los generales Anderson, Clark, Montgomery, Alexander y Eisenhower acabaron con las últimas resistencias de las fuerzas alemanas.

Rommel se había defendido con desesperada energía, pero su estado de salud le obligó a ceder sus poderes a von Arnin quien, el 11 de mayo de 1943, hubo de abandonar una lucha que era ya inútil.

Rommel volvió a enfrentarse con los aliados en Normandía, donde fue gravemente herido.

Después del "atentado contra Hitler, en julio de 1944, tuvo que elegir entre el suicidio por envenenamiento o verse ante un tribunal del pueblo. Rommel escogió el suicidio.

Así desapareció un hombre a quien Winston Churchill había dado el título de «gran general».

Fuente Consultada:
Enciclopedia Juvenil - Tomo I - Sangre y Arena - A Zeta Editorial Credsa


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