Por que sudamos? El Sudor y la Temperatura Corporal Control Cuerpo

¿Por qué sudamos? El Sudor y  La Temperatura Corporal

El termostato integrado: El sudor es muy molesto pero fundamental para la vida: constituye uno de los recursos del organismo para mantener constante la temperatura corporal.

Es muy simple: nuestro cuerpo es tan solo eficiente dentro de los estrechos márgenes de una temperatura corporal constante. Se ha demostrado que los órganos funcionan de modo óptimo en el entorno de los 37°C. Aunque se incrementen o disminuyan los valores de un modo tan aparentemente mínimo como 1,5°C, el metabolismo se ve reducido en un 20 %. Del mismo modo puede disminuir también el rendimiento del ser humano.

sudarEl centro de control principal que mantiene constante la temperatura corporal es el hipotálamo. Desde esta pequeña e importante reglón cerebral, situada en la parte inferior del cerebro medio, se controla todo lo necesario para el mantenimiento del llamado medio interno, incluyendo la correcta temperatura corporal.

El hipotálamo contiene unos receptores altamente sensibles al frío o al calor externo: los termo receptores. Su complicado trabajo diario consiste en registrar las variaciones térmicas de la sangre que atraviesa el cerebro. Incluso aunque no se modifiquen las condiciones del ambiente, continúa controlando sin pausa. Como la corriente sanguínea pierde calor en su ininterrumpida circulación desde el interior hacia el exterior del cuerpo, debe obtenerse la energía necesaria del metabolismo. El 75% de la continua pérdida de calor corresponde a esta irradiación térmica. Pero el ser humano pierde también temperatura a través de la evaporación de líquidos corporales.

ÓRDENES A LA PIEL La franja de temperatura en la que se puede mantener el cuerpo sin recibir ayuda es la denominada zona térmica neutral. Cuando el hipotálamo registra una variación de los valores normales, conecta sus mecanismos de alarma. Para ello se sirve sobre todo de la piel, que recibe inmediatamente la orden de restablecer el equilibrio térmico. La piel también puede ayudar al hipotálamo a través de sus propios receptores de frío y de calor, que se encuentran ampliamente repartidos por la superficie corporal.

Si la temperatura central se incrementa por el calor, unos dos millones de glándulas sudoríparas distribuidas por la piel humedecen su superficie, mediante la secreción de sudor. Esta mezcla de agua y sustancias minerales, que se secan sobre la piel, se enfría al evaporarse, liberando al cuerpo del exceso de calor. En condiciones normales se pierde por esta vía 0,5 litros de líquido al día, mientras que la fiebre puede provocar 5 litros de sudor al día y los esfuerzos deportivos 2 litros.

Para evitar la retención de calor en niveles peligrosos para la vida, el hipotálamo puede reaccionar con un incremento de la circulación sanguínea de la piel o mediante la dilatación de los numerosos vasos dérmicos. Gracias a estas medidas llegará una mayor afluencia de sangre a la superficie corporal, para ser enfriada por el aire exterior.

Cuando los receptores de frío informan al cerebro sobre la disminución de la temperatura corporal, se ponen en marcha otras medidas para elevarla. El hipotálamo rige determinadas conexiones entre arterias y venas. Gracias a sus órdenes, redes capilares completas no son irrigadas por la sangre, y el caudal sanguíneo de la superficie disminuye drásticamente. De este modo, la sangre caliente permanece en el interior del cuerpo y no puede ser enfriada por el medio ambiente. El estrechamiento de los vasos sanguíneos disminuye asimismo la afluencia de sangre a la superficie fría y permite que la temperatura interna no se reduzca aún más.

RITMO ARMÓNICO Normalmente, la temperatura corporal interna sigue un ritmo periódico diario. La temperatura nocturna más baja se detecta a las 3 de la madrugada; por la mañana, al despertar, se registra la mínima diurna. El máximo se alcanza a las 18 horas. Las variaciones de temperatura pueden llegar a ser de 10 °C. No existen factores externos suficientemente intensos para modificar este programa: ni la luz, la hora de comer, la temperatura exterior o el cansancio pueden modificar la regularidad de esta curva.

En cualquier caso, el ciclo no comienza exactamente a las 0 horas de cada jornada. Si se permitiera al cuerpo su propia regulación sin influjos externos, el ciclo sería de 24 a 25 horas, es decir, algo más largo que un día completo.

También se aprecian relaciones entre el estado de ánimo y la temperatura corporal. Cuando ésta es más baja se “enfría’ el cerebro, mientras que por la tarde, en el punto más alto de la temperatura diaria, la mente se encuentra más despejada.

CONDICIONES AMBIENTALES Para que una persona se sienta a gusto en una habitación deben satisfacerse una serie de necesidades. La temperatura será agradable cuando no se activen los mecanismos del sudor o de los escalofríos, es decir, unos 25-20°C para una persona sentada y no muy abrigada.

Como el trabajo sedentario provoca calor, la necesidad térmica disminuye inmediatamente (22°C en una oficina). También influyen en la sensación calor-frío la humedad del ambiente, la radiación térmica de las paredes y las corrientes de aire.

El trabajo corporal aumenta en cualquier caso la temperatura interna independientemente de las variaciones periódicas diarias. En el proceso de enfriamiento mediante el exceso de sudor, la temperatura exterior no influye. A partir de 35°C el exceso de calor producido por un esfuerzo deportivo no puede controlarse. Solamente se conoce un caso en el que se haya obtenido una temperatura de 46,5°C, y se haya podido sobrevivir. El caso contrario puede soportarlo mejor el cuerpo: se sabe de tres hombres que soportaron temperaturas inferiores a 16°C.

La temperatura influye sobre todo en los niños y muy particularmente en los recién nacidos, en los que puede variar a lo largo del día incluso en dos grados. También es importante la comprobación diaria de la temperatura durante el ciclo menstrual de la mujer, ya que permite calcular el día en que se produce la ovulación, pues se registra normalmente un aumento en medio grado de la temperatura tomada por la mañana antes de levantarse.


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