Las Manchas y Pecas en la Piel de la Cara: Causas del Trastorno

Las Manchas y Pecas en la Piel de la Cara: Causas del Trastorno

Algunos lunares son pequeños y disimulados; otros de resplandeciente color rojo azulado se extienden sobre la mitad del rostro y hasta se han colocado artificialmente.

Antiguamente, el que un bebé naciera con angioma o verruga podía tener en algunos casos eran desterradas de la graves consecuencias incluso para la madre: sociedad y en otros se mataba a la criatura.

Era tal el terror a estas llamativas señales que se consideraban una maldición de dioses y espíritus que podía perjudicar a la comunidad entera.

manchas en la pielEn algunos pueblos aún se piensa así. Pero también puede darse el caso contarlo: estos niños son considerados como algo santo  y más tarde reverenciados como brujos, magos o curanderos.

Muy distinto es el caso de los lunares.

No se consideraban manchas sino que por el contrario en determinadas épocas tenía un atractivo especial el adornarse con una mancha oscura en la cara.

En los tiempos barrocos las mujeres los imitaban con pequeños parches pegados en la cara, para así acentuar la perfección de su cutis o bien disimular las imperfecciones.

PIGMENTOS Y VASOS SANGUÍNEOS

Los médicos distinguen más de 30 tipos distintos de estas manchas congénitas de la piel o nevos, también llamadas vulgarmente antojos, que se dividen en dos clases: los antojos propiamente dichos, que se deben a trastornos de la pigmentación, y las manchas de los vasos sanguíneos.

En el primer grupo destaca por más conocido el lunar oscuro con forma de lenteja, en latín Lentigo o Naevus pigmentosus, y su contrario, el Naevus albus, un círculo completamente decolorado rodeado de una aureola pigmentada.

MANCHAS COLOREADAS

Por Lentigo, en español lenteja, entendemos unas zonas poco delimitadas con forma de lenteja marrón oscuro, formadas al nivel de la piel o sobre ella, es decir en relieve y ásperas, debido a un crecimiento desproporcionado de las células de la pigmentación.

Estos defectos, al igual que la mayoría de los lunares, no son hereditarios: se trata casi exclusivamente de ligeros trastornos embrionarios que pueden tener distintas causas.

Sin embargo, la tendencia a desarrollar trastornos de este tipo sí puede transmitirse por la madre.

La diferencia entre ellos y las pecas radica en que en estas últimas la producción de melanina se altera genéticamente; no se produce una cantidad tan apreciable de feomelanina ni se acumula irregularmente sobre la piel, como sucede con los lunares.

La persona que posea lunares debe vigilarlos regularmente.

Si aumentan repentinamente de tamaño, se vuelven ásperos, abultados o sangran hay que tener cuidado: puede estar desarrollándose un melanoma maligno e inmediatamente hay que acudir a un especialista.

SUPERFICIES ROJAS SOBRE LA PIEL

El segundo tipo de manchas, las relacionadas con los vasos sanguíneos, pertenecen los nevos vasculares, Naevus flammeus y los angiomas.

Los primeros no tienen tendencia a malignizarse; sin embargo pueden llegar a hacerse muy grandes y se sitúan preferentemente en la cabeza.

Un portador muy conocido de este tipo de mancha es el político ruso Mijail Gorbachov, para el que ha llegado a ser su distintivo personal.

Las manchas muy destacadas por su intenso color violeta reciben también el nombre de manchas de vino, y de ellas son responsables los capilares de las capas superiores de la piel.

Se trata de hemangiomas capilares, tumores no malignos de vasos sanguíneos que se desarrollan durante el primer año de vida si no son de nacimiento.

El 90 % desaparecen por sí mismos.

El segundo tipo de alteración de los vasos sanguíneos es el angioma, hemangioma cavernoso que se eleva sobre la capa superior de la piel y presenta un color azul rojizo.

Es algo más peligroso que el nevo vascular, ya que pueden ocasionarse hemorragias si se rompen los vasos de repente.

Los angiomas no son hereditarios y obedecen a una anomalía congénita, cuya causa es desconocida.

Si crecen rápidamente, son de localización molesta o persisten después de los 10 años de edad, se puede considerar la posibilidad de su tratamiento.

A diferencia de los hemangiornas capilares, los cavernosos desaparecen en unos años y no sufren degeneración maligna.

Trabajo Enviado Por Pedro J. Altamirano Esc. 11 EET-Salta-Argentina
Fuente Consultada: El Asombroso Cuerpo Humano


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