Las Indulgencias del Papa Leon X Medicis Reaccion de Lutero 95 tesis

Las Indulgencias del Papa León X - Reacción de Lutero 95 tesisINDULGENCIAS León X

El "costo" de las  indulgencia:

El Papa León X (en realidad Giovanni de Medici, 1475-1521) fue uno de los pontífices más derrochadores, con diferencia, del Renacimiento y ha pasado a la historia del arte como generoso mecenas de Donato Bramante y Rafael.

Asimismo las costosas guerras en las que participó y su debilidad por el lujo y la opulencia, así como el mantenimiento de sus innumerables protegidos, consumían grandes cantidades de dinero, de manera que siempre se encontraba inmerso en una desenfrenada búsqueda de nuevas formas de conseguir financiación.

Cuando se hizo cargo de la construcción de la basílica de San Pedro de Roma, un proyecto que estaba destinado a devorar cantidades inmensas del preciado metal, le vino en mente un negocio extremadamente lucrativo que ya había puesto en práctica su predecesor, Julio II, pero que todavía podía ser perfeccionado: la venta de indulgencias.

Las indulgencias, según la doctrina de la iglesia católica, consisten en la «remisión de la pena temporal» por los pecados cometidos a través de la realización de ciertas acciones como la oración o las buenas obras.

Sin embargo a finales del siglo XII la concesión de indulgencias se había convertido en gran medida en un privilegio del papa que utilizaba para mejorar sus finanzas y durante la Edad Media se instauró dentro de la jerarquía eclesiástica el conocido como «negocio de las indulgencias».

Por aquel entonces los clérigos se dedicaban a conceder indulgencias a cambio de dinero y afirmaban estar en condiciones de perdonar los pecados sin necesidad de que existiera un arrepentimiento del pecador llegando incluso a otorgar indulgencias por adelantado en previsión de futuras faltas.

El monje dominico Johannes Tetzel

Los predicadores de indulgencias recorrían los pueblos y ciudades ofreciendo sus servidos como si fueran barberos o limpiabotas. Uno de los más «famosos» fue el monje dominico Johannes Tetzel que, gracias a su facilidad de palabra, fue designado directamente por el pontífice para esta labor y que popularizó el pareado:

«Tan pronto como una moneda en los cofres suena,
un alma del purgatorio escapa de su pena. »

Muy pronto se demostró que el pontífice había acertado de pleno: el negocio de las indulgencias resultó extremadamente rentable.

Los fieles creían que con su dinero podían limpiar sus almas y que las ofrendas económicas servían para complacer a Dios.

Las monedas de oro y plata debían ser trasladadas a Roma en pesadas cajas, pero, como dice un refrán popular: más vale prevenir que tener que lamentar.

A nadie se le había ocurrido pensar en las consecuencias que esta práctica podía acarrear a la larga y, dada la situación, no tardó en aparecer alguien que se rebeló contra esta costumbre de poner precio a los pecados y vender el perdón: el monje agustino Martín Lutero.

El treinta y uno de octubre de 1517 publicó en Wittenberg (Alemania) sus Noventa y cinco tesis contra la venta de indulgencias y el dogmatismo religioso desencadenando con ello la Reforma Protestante, un gran cisma en el seno de la iglesia que desembocó en la guerra de los Treinta Años.

A León X, que desdeñó las actividades de Lutero considerándolas «la pataleta de un monje», no tuvo ocasión de presenciar la derrota de la Iglesia católica, pues la muerte le sobrevino en 1521.


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