Las Erupciones Volcanicas Mas Fuertes de la Historia

Grandes Erupciones Volcánicas - Las Más Famosas

La lava cae y se desplaza llevando consigo todo lo que encuentra a su paso. Esto sucede en forma pausada e ininterrumpida, arrasando ciudades enteras, poblaciones, bosques y miles de vidas humanas. Uno de los ejemplos más famosos fue la erupción del monte Vesubio en el año 79 a: C.; que eliminó del planeta a dos ciudades y dos culturas, las de Pompeya y Herculano. Ya en el siglo XX, la erupción del monte Pelee destruyó en pocos minutos la ciudad de Saint Pierré en Martinica y mató al instante a casi toda su población. Detalles de algunas de las erupciones más relevantes

Erupciones Volcánicas
Erupciones Volcánicas

Vesubio año 79 d. C.
El año 79 d. C., el volcán Vesubio entró en erupción violenta y repentinamente, arrasando con nubes de cenizas calientes el romano centro comercial de Pompeya y enterrando bajo lodos volcánicos la pequeña ciudad residencial de Herculano, Hasta esta erupción los romanos habían considerado al Vesubio como un volcán extinguido: .no se tenía constancia de erupciones, y su cono, que había sufrido una fuerte erosión, estaba densamente poblado de vegetación, que incluía extensos viñedos en la parte inferior de sus laderas.

El año 63 tuvo lugar un violento terremoto local, que produjo diversos daños en las ciudades que rodeaban al Vesubio. Los terremotos continuaron sucediéndose durante varios años; hoy esos fenómenos serían interpretados como indudables avisos de una próxima actividad volcánica.

La población local de aquella época no cayó en la cuenta de esta relación, quizá porque consideraban como absolutamente cierto que el volcán estaba extinguido. De esta forma la gran nube que surgió de la montaña alrededor del medio día del 24 de agosto constituyó para ellos un «shock» que los dejó estupefactos.

La erupción es descrita con gráficos detalles por Plinio el Joven en su carta a Tácito, que es probablemente el primer informe de una erupción volcánica realizado por un testigo ocular. Los detalles de este relato se han visto confirmados por el análisis de las rocas producto de la erupción, y de acuerdo con ellos parece que durante esta erupción tuvieron lugar muchos fenómenos que han podido ser observados en erupciones posteriores.

Se ha dicho con frecuencia que Pompeya quedó sepultada por depósitos de cenizas aéreas, mientras Herculano lo fue por una avalancha de lodo. Sin embargo, investigaciones recientes sugieren que los depósitos de coladas de lodo en Herculano pudieran ser de ignimbrita, y es probable que otras ciudades cercanas al Vesubio fueran también destruidas por nubes ardientes. Algunos pasajes de las cartas de Plinio son asombrosamente similares a descripciones de nubes ardientes hechas por testigos modernos. Las extensas excavaciones llevadas a cabo en Pompeya  nos dan una clara idea de la belleza y prosperidad de esta zona antes de la erupción.

Las excavaciones en Herculano  se ven muy retrasadas por el hecho de haberse construido la ciudad de Resina exactamente encima de los restos de la ciudad romana. Una parte del borde exterior de una gigantesca caldera sobrevive en la parte norte del Vesubio recibiendo el nombre de Monte Somma; su formación se atribuye comúnmente a esta erupción del año 79. En el lado sur un nuevo cono volcánico, conocido como Gran Copo, se ha formado en épocas posteriores a la formación de la caldera.

¿La Atlántida?
Una enorme erupción, que tuvo lugar alrededor del año 1470 a. C. en la Isla de Thera, destruyó completamente una civilización, dando origen posiblemente a la leyenda de la Atlántida. La isla se colapso a causa de la erupción, formándose una inmensa caldera de 80 kilómetros cuadrados, inundada por el agua del mar y rodeada de escarpadas paredes de cenizas volcánicas.

El cataclismo arruinó la próspera civilización minoica, centrada durante la tardía Edad del Bronce en la isla de Creta, isla que fue devastada en su mayor parte por enormes olas y enterrada bajo espesas capas de cenizas. Las leyendas griegas aluden a esta tragedia, pero tanto la erupción como la civilización minoica cayeron en el olvido, hasta que investigaciones arqueológicas llevadas a cabo en este siglo las sacaron a la luz.

Un viajero griego, Solón, visitó Egipto probablemente el año 590 a. C., y allí oyó hablar a los historiadores egipcios de un desastre que en los tiempos antiguos destruyó el pueblo de Keftiu, situado «lejos hacia el Oeste», acabando con el comercio que existía entre ambos pueblos. Así nació la idea de unas islas perdidas en el mar, que Platón convirtió, alrededor del año 380 a. C., en la épica saga de la Atlántida.

Krakatoa en 1883
El Krakatoa es un volcán del mismo tipo que el de Thera. Ambos tenían una larga historia de pequeñas erupciones que fueron progresivamente formando grandes conos volcánicos, compuestos de basaltos y andesitas, seguidas por gigantescas erupciones que constituyeron auténticos cataclismos y provocaron el colapso del edificio volcánico, para a continuación volverse a formar lentamente un nuevo cono volcánico.

La última gran erupción del Krakatoa es lo suficientemente reciente como para estar bien documentada. Los efectos de la erupción se extendieron por todo el mundo. La explosión final, el domingo 27 de agosto de 1883, se oyó a 4,700 km. de distancia.

La onda expansiva y las olas marinas producidas por dicha explosión dieron la vuelta al globo; originales puestas de Sol, producidas por la presencia de finas arenas en la atmósfera, se pudieron observar incluso en Londres, y grandes islas flotantes de pumita fueron arrastradas por las corrientes de los océanos durante meses. La mayor parte de las 36.000 víctimas fueron debidas, sin embargo, a los tsunamis provocados por la explosión. Estos tsunamis, olas de hasta 35 metros de altura, arrasaron las costas de Java y Sumatra.

Valle de las Mil Chimeneas en 1912
El Valle de las Mil Chimeneas surgió en Alaska, en las cercanías del volcán Katmai, durante una erupción de este último. Tres grandes explosiones, que se pudieron oír a 950 km. de distancia, señalaron el comienzo de una erupción de coladas de cenizas calientes, que cubrieron el valle, alcanzando en algunos puntos espesores de más de 200 m. Las coladas de cenizas mantuvieron su calor durante muchos años; el agua subterránea, que se había filtrado hasta alcanzar esas zonas, se calentó lo suficiente como para escapar a la superficie en forma de innumerables fumarolas, las «Diez Mil Chimeneas».

Las cenizas aéreas afectaron a un área mucho mayor: el más próximo asentamiento humano de tamaño apreciable, Kodiak, a 160 km. del volcán, permaneció envuelto en una sofocante oscuridad durante dos días. El magma de esta erupción se acumuló inicialmente en una cámara magmática bajo el mismo volcán Katmai, pero no fue expulsado a la superficie por su cráter sino que a través de fisuras alcanzó un salidero alejado 10 km. de la cima del volcán originando un nuevo volcán, Novarupta. Al vaciarse la cámara magmática se produjo la fragmentación y el hundimiento de la cima del Katmai, formándose una caldera de 6 km. de diámetro y 800 m. de profundidad.

Nacimiento del Paricutín en 1943
Durante muchos años una pequeña fosa existente en un valle de una zona agrícola de México intrigó a los habitantes del valle, por su persistencia en reaparecer al poco tiempo de haber sido rellenada con tierra. El día 20 de febrero de 1943, un poco después de las cuatro de la tarde, se abrió a través de dicha fosa una grieta, por la que escapaba una pequeña columna de cenizas grises.

A las 24 horas, la lava estaba fluyendo de la base de un cono de escorias basálticas de 50 metros de alto, que se había formado durante este tiempo sobre la fisura. En unos pocos meses el nuevo volcán forzó a sus habitantes a desalojar Paricutín, localidad situada a 3 km. del volcán, y en junio de 1944 la capital del distrito, la ciudad de Para ngaricutiro, había sido completamente destruida por la lava. En septiembre de ese mismo año, la lava cubría ya una superficie de 25 km2, y las nuevas coladas se iban apilando sobre las antiguas.

Al cabo de dos años el volcán Paricutín alcanzó su máxima altura, 500 metros, y el ritmo de la erupción comenzó a declinar, hasta que, exactamente en su noveno aniversario, la erupción cesó bruscamente. El Paricutín ha sido el primer volcán que ha podido ser observado científicamente desde su nacimiento.

Destrucción de St. Fierre, Martinica, en 1902
La ciudad de St. Fierre y sus 30.000 habitantes fueron prácticamente borrados del mapa en unos pocos segundos, a las 7,50 de la mañana del día 8 de mayo de 1902, por una «nube ardiente» surgida del cercano volcán de Monte Peleé. El volcán había estado emitiendo cenizas y gases desde el 23 de abril, hasta el punto que los animales se desplomaban moribundos en las calles, a causa de los gases venenosos provenientes del volcán.

A pesar de esto no se había dado orden de evacuar la ciudad, pues era inminente la celebración de unas importantes elecciones en las que sólo se podía votar en su propio distrito. La actividad explosiva se incrementó en el cráter durante los días 5, 6 y 7 de mayo, dando lugar a coladas de lodos, que ocasionaron algunas víctimas en las cercanías del volcán. La nube ardiente del 8 de mayo surgió repentinamente de una hendidura en la pared del cráter desplazándose ladera abajo a lo largo del valle de la Riviére Blanche; pasado St. Fierre giró bruscamente a la derecha internándose en el mar y dejando el valle de la Riviére Blanche cubierto de espesos y sofocantes depósitos de ignimbrita.

El frente de la nube lo constituía una onda de gases calientes y cenizas suspendidas que se expandía rápidamente en dirección a St. Fierre desvastando completamente la ciudad. La temperatura del gas que formaba la ola frontal era lo suficientemente elevada como para fundir el vidrio y determinados metales; dejó tras ella solamente una fina capa de ceniza que cubría el terreno como una ligera capa de nieve. El 14 de mayo, una semana después de la erupción, aún se desprendían volutas de humo de las brasas en que se habían convertido las ruinas de la ciudad. En los meses siguientes el volcán continuó expulsando nubes ardientes, aunque normalmente fueron menos violentas que la primera.

Este ciclo eruptivo, que presenta en primer lugar una fase de actividad gaseosa con desprendimiento de cenizas, seguido por una nube ardiente con gran desprendimiento de gases, y que termina con la formación de un domo y un pitón, es un proceso típico que se repite en muchos volcanes.

Ver:Tipos de Volcanes y Distribución Geografica

COMO ACTUAR FRENTE A LAS ERUPCIONES VOLCÁNICAS:

Entre 50 y 60 volcanes entran en erupción cada año: de 20 a 30 producen a veces flujos letales de lava y la misma cantidad generan explosiones más violentas, que crean nubes de ceniza asfixiantes. También existe la posibilidad de que haya emanaciones de lodo e inundaciones.

Qué hacer. Pronóstico de erupción
1. Manténgase informado. Escuche la radio, mire televisión o use Internet para obtener información actualizada.
2. Preste atención a las advertencias oficiales. Esté preparado para evacuar el lugar. Planifique qué llevará, adonde irá y cuáles son las rutas más seguras para llegar allí. Siga de inmediato todas las órdenes de evacuación emitidas por las autoridades. Si no es necesario evacuar el lugar, igualmente es fundamental contar con suministros de agua, comida y baterías.
3. Prepare un equipo de supervivencia. Debe incluir gafas de seguridad y mascarillas (tapabocas) desechables para cada persona además de los artículos habituales.

Caída de cenizas
1-Protéjase. Si se encuentra afuera cuando empiece a caer la ceniza, póngase ropa para cubrirse lo más posible y, si tiene un paraguas, ábralo para protegerse de las partículas filosas de roca. De ser posible, póngase gafas y una máscara. Si no tiene una máscara, átese una bufanda o un pañuelo humedecido en agua sobre la boca y la nariz. Use anteojos en lugar de lentes de contacto.

2. Busque refugio. Si puede, resguárdese dentro de un edificio o un auto. Si se encuentra de vacaciones cuando empiecen a caer las cenizas, quédese adentro (a menos que haya algún riesgo de que el techo colapse) y mantenga todas las ventanas bien cerradas. Cierre las entradas de aire y chimeneas con cartón y cinta adhesiva.

3. Prevenga los daños estructurales.' Si está de vacaciones y se está alojando en un departamento o en un lugar con techo con poca inclinación, limpie periódicamente el techo para quitar las cenizas y evitar que colapse por el peso. Cuando las cenizas se mezclan con agua, se vuelven más pesadas y se pueden solidificar como cemento.

4. Evite viajar. No maneje a menos que sea esencial o que le indiquen que debe evacuar el lugar. Si está manejando, hágalo lentamente y evite levantar cenizas ya que podrían afectar el motor. Use los faros y cerciórese de que haya líquido de parabrisas. Use mucha agua para mantener el parabrisas despejado.


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