Representantes del Despotismo Ilustrado:Carlos III,Catalina de Rusia

Representantes del Despotismo Ilustrado:Carlos III,Catalina de Rusia

Carlos III de España

Federico El Grande

Pedro I de Rusia

Catalina de Rusia

Carlos III de España Federico El Grande Pedro I de Rusia Catalina de Rusia

REPRESENTANTES DEL DESPOTISMO ILUSTRADO:

Al alborear el s.XVIII, casi toda Europa está gobernada por reyes o príncipes. Sin embargo, la institución monárquica, como todo régimen político, está constantemente buscando su legitimidad.

Esta institución tiene muchos aspectos: absoluta en España y Francia, la monarquía está atemperada en Inglaterra por el Parlamento y en Alemania por los privilegios de las ciudades o de las Iglesias.

La civilización de las Luces, donde el pensamiento político es muy vivo, va a intentar definir el tipo de poder que corresponde a los nuevos tiempos.

A esto es a lo que responde lo que empieza a llamarse el despotismo ilustrado.

La experiencia republicana de la época de Cromwell, el ejemplo de los cantones suizos o de las repúblicas italianas, el desarrollo de la libertad en las Provincias Unidas, son elementos que alimentan profundamente la reflexión de los pensadores y de los políticos en busca de la mejor forma posible de gobierno.

• ►El triunfo del Estado

En el s. XVIII, como había ocurrido en el XVI, se publica un gran número de proyectos utópicos más o menos inspirados en la Antigüedad.

Estas utopías confirman casi siempre que el fundamento de la vida colectiva está en el Estado.

¿Cómo organizar este Estado para que se encuentre al abrigo de las pasiones personales y de las reacciones irracionales de los pueblos?.

Confiando el poder a un soberano que conserve una parte de su carácter divino, a causa de su nacimiento privilegiado, y que sea lo suficientemente «ilustrado» para gobernar no en función de sus intereses personales, sino en bien de sus súbditos.

El ejemplo inglés

Inglaterra sigue siendo, con mucho, el gran modelo de organización política.

La autoridad del soberano es real, aunque limitada por tradiciones no escritas, y es en el respeto a las instituciones monárquicas dónde nación encuentra su unidad.

El gobierno de Inglaterra favorece al máximo la libertad y la tolerancia.

La libertad de prensa se considera, entre todas, como el camino más seguro para el progreso humano.

Y el tipo de democracia que representa el sistema inglés aparece como el más adecuado al desarrollo económico y al progreso técnico.

La experiencia rusa

Este progreso que aceptan los pueblos de Occidente, produce temor a muchos pueblos que no tienen el mismo grado de cultura y que están encerrados en sus tradiciones.

En esos pueblos, el papel del déspota ilustrado experimenta un cambio.

En lugar de ser un soberano que se deja guiar por el consejo de gentes capacitadas que ha agrupado alrededor suyo (es el caso de la Prusia de Federico II y, en menor grado, de José II de Austria), es un monarca el que va a servir de guía a su pueblo para obligarle a caminar por las vías del progreso.

Lejos de encontrarse limitado por las instituciones nacionales, el poder se ejercita, por el contrario, de manera absoluta, puesto que es necesario, al menos durante un cierto tiempo, obtener la felicidad del pueblo aun a pesar suyo.

Esta es la experiencia que perseguirá, con ayuda de intelectuales franceses y alemanes, Catalina de Rusia.

«Industria del espíritu», así calificó Federico II la filosofía y las letras.

En su juventud se aumentó de literatura francesa e inglesa y se dedicó también a tocar la flauta.

En 1736, se hizo iniciar en la francmasonería y entabló correspondencia con Voltaire.

Este último, que pretendía ser el «educador de los monarcas», entendía que la guerra iría siempre por delante de la filosofía.

Es al ejército a lo que Federico II dedica sus mayores atenciones: con un efectivo de 180.000 hombres, es el más poderoso de Europa.

Pero el rey recibe las nuevas influencias: niega, por ejemplo, que la monarquía lo sea por derecho divino.

Los reyes son hombres como los demás, son los servidores del Estado.

Para él es un contrato lo que le liga al pueblo, del cual exige una perfecta obediencia.

Federico II abandona la devoción a as antepasados, para a copiar un deísmo riguroso.

Su escepticismo religioso, así como la abolición de la tortura, le valdrán el reconocimiento de los intelectuales.

Pero es la razón de Estado lo que prevalece sobre todo lo demás.

El vasallaje se mantiene en beneficio de la agricultura, y Federico II se apoya en la nobleza, lo que limita el alcance de sus reformas sociales.

Muy cultivada y educada a la francesa, Catalina II pretende pasar por alumna de los filósofos.

Pero al igual que Federico II, permanece fiel a la tradición nacional y no actúa de acuerdo al espíritu de las Luces mas que cuando éste sirve a los intereses rusos.

Manda realizar encuestas, cuadernos de quejas, pero conserva el ejercicio del poder para ella sola.

La comisión encargada de elaborar el proyecto de un nuevo código de leyes no consigue su propósito, y la Sociedad libre de estudios económicos, fundada en 1765, no trata los problemas más que en teoría.

La sociedad conserva una estructura feudal, y el nivel de vida de los campesinos sometidos a vasallaje es el más bajo de Europa.

En 1767, Catalina suprime la tortura y limita los castigos corporales. Hasta la Revolución francesa, subsiste una relativa libertad de prensa y de pensamiento.

Para la emperatriz sólo el absolutismo es adecuado para gobernar un gran país.

Enlace Externo: El Despotismo Ilustrado


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