Origen y Objetivos de los Illuminati:El Nuevo Orden Mundial Masonico

Origen y Objetivos de los Illuminati:El Nuevo Orden Mundial Masonico

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LA MASONERÍA:

Provenga o no de los tiempos de Salomón, pasando por las catedrales medievales, la presencia tangible de la Masonería está registrada en fuentes históricas muy concretas.

Es sabido que en el año 1717 surge la Gran Logia de Inglaterra, mientras que en 1732 aparece la denominada Gran Logia de Francia.

Ambas, presuntamente, persiguen un sistema moral muy particular que se expresa a través de la alegoría y se ilustra gracias a los símbolos.

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Sin embargo, más allá de este carácter que podría ser sólo especulativo, la ingerencia de la Masonería en la historia tiene más que ver con una relación secreta con la política y las conspiraciones que con una simple búsqueda de la verdad suprema místico-espiritual.

Quizá el cambio se debió a la influencia que unos años después ejercerían sobre ella los illuminati.

La Francmasonería que sale a luz en el siglo XVIII, ya no está compuesta por asociaciones de albañiles que pretenden enseñarse el oficio unos a otros, compartiendo el techo de una logia gremial.

En este caso se trata de personajes de elevadas clases sociales, dotados de interesantes e interesadas conexiones políticas y religiosas.

Los masones tenían una divisa, de la que unas décadas después se apropió la Revolución Francesa: «Libertad, igualdad y fraternidad», y el nombre de la logia en inglés es «Freemasonry», donde «free» significa «libre».

Sin embargo debemos saber que entre los masones ingleses había poca o ninguna solidaridad.

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El de la masonería es un tema polémico del que se ha dicho de todo, y no siempre con argumentos sólidos.

Se sabe que los masones influyeron decisivamente en la Revolución Francesa y en la independencia de las Américas, que muchos grandes dirigentes de todo el mundo fueron masones, incluidos 16 presidentes de los Estados Unidos y varios reyes y emperadores de Inglaterra, Francia y Alemania, así como un buen puñado de dirigentes de la República Argentina.

Una lista selecta de masones ilustres incluiría nombres como los de Simón Bolívar y José de San Martín; filósofos y escritores de tan diverso origen y época como Goethe, Voltaire, Oscar Wilde, Rudyard Kipling y Tolstoi; músicos como Mozart, Schubert, Puccini y Louis Armstrong; militares y estadistas como Giuseppe Garibaldi, Winston Churchill, Salvador Allende y Martín Luther King; científicos como Alexander Fleming y Enrico Fermi; los fundadores de las firmas automovilísticas Ford, Citroen y Chrysler; el mago Houdini, el astronauta Edwin Aldrin, Buffalo Bill, Cantinflas, Clark Gable, John Wayne e incluso personajes de ficción como Sherlock Holmes y Corto Maltes.

(ver: Origen de la Masonería)

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Para empezar, los negros estaban totalmente excluidos de ella.

Se consideraba que eran de una raza inferior y por lo tanto no podían participar del objetivo, que no era ya construir la catedral para la Iglesia sino para el hombre, tanto en esta vida como después de la muerte.

La Masonería inglesa no aceptaba la presencia de mujeres en sus filas.

De hecho la lucha social por los derechos de la mujer no comenzaría hasta 1851, y en la época en que nos situamos, el género femenino estaba excluido, al igual que las personas de raza negra.

En cambio, en la Masonería francesa existía un mayor grado de permisividad, ya que en su seno acogía la diversidad religiosa, política y sexual.

La logia que se estableció en Francia era de origen escocés.

Es interesante resaltar que procede de la casa Estuardo, que se consideraba guardiana de la tradición de los templarios franceses y que 400 años antes de la fundación de la Masonería, habían participado en la conquista de Escocia.

Las logias inglesas, por su parte, se organizaron según el rito de York (que también recibe el nombre de Americano), basado en diez títulos de pertenencia a la orden o grados masónicos.

La francesa optó por generar como rito propio el «Escocés Antiguo y Aceptado» que se compone de 33 grados.

De hecho, este rito escocés será el que influya mayoritariamente en el continente europeo y en el americano.

La expansión de la Masonería llegó a ser tan relevante y notoria, que el papa Clemente XII emitió en 1738 una bula destinada a condenar a los masones e intentar apartarlos de la Iglesia.

Unos años después el cultivado Benedicto XIV refrendará la postura del anterior Pontífice.

Esta exclusión se ha mantenido hasta nuestros días, ya que Juan Pablo II la incluyó en un documento sobre la Francmasonería dirigido en 1983 a la Congregación para la Doctrina de la Fe.

A tenor de las declaraciones de los estamentos eclesiásticos, parecería que, más que los illuminati, los que realmente «molestan» a la Iglesia son los masones.

Desde luego, con afirmaciones como las mencionadas, y las que siguen llegando cada tanto en la pluma del papa Wojtyla, uno se pregunta cuál es el conflicto que desde hace siglos mantiene la Masonería con la Iglesia, o más bien viceversa.

A pesar de esta hostilidad, lo cierto es que a partir de la segunda mitad del siglo XVIII los masones continuaron con sus actividades prácticamente en todas partes. 

Sólo la Revolución Francesa provoca una crisis que hizo menguar e incluso disgregar algunas logias. Pero superado aquel momento, muchas se hicieron aún más fuertes y se han mantenido hasta nuestros días.

En la actualidad se calcula que hay alrededor de 5.000.000 masones en todo el mundo.

Y si al principio encontrábamos dos ritos, hoy existe una infinidad de ellos, que van desde los 10 grados del rito de York hasta los 90 que posee el rito de Misraim.

OBJETIVOS: EN BUSCA DE UN GOBIERNO MUNDIAL

Una de las abundantes hipótesis conspirativas sobre las sectas secretas, vincula a los rosacruces y los templarios con la búsqueda de un gobierno mundial.

Todo parece indicar que fueron los masones quienes recogieron el testigo y cambiaron ciertos objetivos.

La historia asegura que tras la muerte del último maestre templario, sus seguidores tenían instrucciones precisas para perpetuar la Orden.

Era preciso crear una sociedad secreta invisible, ya fuera integrándose en otras ya existentes o creando grupúsculos nuevos y muy discretos: «invisibles».

Cuenta la historia que un pequeño grupo de resistentes templarios fundó la Orden de San Andrés del Cardo Real, que más tarde pasaría a denominarse Colegio Invisible.

A la mencionada orden se fueron incorporando, además de eruditos, un buen número de científicos cuyo objetivo era promover la ciencia y alejarla de los patrones impuestos por el clero.

A mediados del siglo XVII, el Colegio Invisible se convirtió en la Royal Society británica, que según parece sigue hasta hoy estrechamente vinculada a los rosacruces y a la Masonería.

Entre los miembros del Colegio Invisible hubo un personaje de incierta biografía y comportamiento misterioso que se hacía llamar Comenius.

Su idea era la creación de una «pansofía», es decir, una doctrina universal capaz de gobernar el mundo.

Algunas de sus propuestas eran:

  • Creación de un Parlamento Mundial.

  • Reforma universal de la sociedad en general.

  • Reforma de las conceptualizaciones religiosas, políticas y filosóficas.

  • Creación de un Tribunal Supremo cuya misión sería velar por la reconciliación de las religiones, a fin de que todo el planeta estuviera consagrado pacíficamente a Dios.

  • Establecimiento de una Corte de Justicia Internacional capaz de mediar en los conflictos políticos mundiales.

  • Establecer un consejo mundial de sabios, que recibirían el nombre de Superiores Desconocidos y que tendrían la misión de erradicar desde la sombra la ignorancia, el ateísmo y cualquier atisbo de involución social.

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ORIGEN Y OBJETIVOS FINAL DE LOS ILLUMINATI:

En la segunda mitad del siglo XVIII, la población de la región de Baviera (Alemania) en su mayoría profesaba la Fe católica y los padres jesuitas tenían un evidente poder.

Además, contaba con una aristocracia ampliamente asentada.

La Universidad de Ingolstadt, donde asistía Adam Weishaupt, está ubicada en las orillas del Danubio, a unos setenta kilómetros al norte de Munich.

Los Illuminati El nuevo orden mundial

Por entonces, Baviera contaba con más de 25.000 iglesias para 40.000 habitantes, además de 19 conventos y monasterios.

Baviera era un opositor radical a la Reforma Religiosa de Lutero.

A pesar de este talante religioso, Weishaupt afirmó que el ateísmo, la apostasía y el deísmo eran más frecuentes en Baviera que en cualquier otro lugar.

Adam Weishaupt comenzó a formar los Illuminati de Baviera cuando era profesor de derecho canónico en la Universidad de Ingolstadt.

Por entonces estudiaba para hacerse sacerdote jesuita.

El objetivo de este movimiento era hacer superfluo el dominio de unos sobre otros por medio de la Ilustración y el perfeccionamiento moral, mejorando el sentido de Fraternidad, Igualdad y Libertad.

En este inquietante trasfondo de 1773, el papa Clemente XIV prohibió los Illuminati, y esta decisión le produjo un gran disgusto que desencadenó en la ruptura con la Iglesia Católica.

Sin embargo, no declinó su interés por la teología jesuita, ya que se convirtió en una importante influencia intelectual de su formación.

Otra influencia trascendental en su vida fue la del mercader Kolmer.

Algunos investigadores, como Jim Marrs, sostienen que, en su trayecto a Francia y Alemania entre los años 1770-73 aproximadamente, Kolmer se encontró con Cagliostro en la isla de Malta, antigua sede de los caballeros templarios.

Al parecer, Cagliostro -alquimista, masón, médico y futuro revolucionario francés-, se involucró entonces en actividades masónicas, así como también lo hicieron Giovanni Giacomo Casanova (el eterno amante veneciano) y el enigmático conde de Saint-Germain.

Habría sido Kolmer quien, en Alemania, transmitiera sus conocimientos secretos a Weishaupt.

Éste empleó muchos años en trabajar para consolidar los distintos sistemas ocultos en su sociedad secreta: los Illuminati.

Marrs argumenta que la adopción del calendario persa por los Illuminati de Baviera evidencia su respeto por los antiguos misterios de Mesopotamia.

El estudio profundo de los secretos de Kolmer y del conocimiento que poseía de los Jesuitas fueron la base para que Adam Weishaupt estableciera una estructura piramidal para sus iniciados, situando a personas claves dentro de los nueve grados superiores.

Para los compañeros de los Illuminati, Weishaupt era conocido por su nombre de iniciación: Espartaco, en memoria del esclavo que lideró la famosa revuelta contra los romanos en el año 73.

Según Paul H. Koch (autor del libro Iluminati) Weishaupt se veía a sí mismo como un nuevo héroe rebelde en contra del orden establecido, tanto en el ámbito material como espiritual, una especie de Lucifer humanizado.

Por otra parte, Jim Marrs sostiene que Weishaupt estudió las enseñanzas del líder de los Hassasins (Los Asesinos), una sanguinaria secta musulmana contemporánea de las Cruzadas en Tierra Santa, que recibió este nombre porque, antes de sus hazañas, los miembros solían consumir hasish (hachís) para iluminarse.

Probablemente, por esta razón, el mismo Adam Weíshaupt consumía este narcótico para alcanzar la «iluminación» durante los rituales de la orden.

En total, el llamado Rito de los iluminados de Baviera contaba con trece grados de iniciación.

A saber:

1) Preparatorio;
2) Novicio;
3) Minerval;
4) Iluminado menor;
5) Aprendiz;
6) Compañero;
7) Maestro;
8) Iluminado mayor;
9) Iluminado dirigente;
10) Sacerdote;
11) Regente;
12) Mago;
13) Rey.

Si un miembro llegaba al grado de Sacerdote podía asumir los poderes del Estado y debía actuar en consecuencia.

Hoy es ampliamente aceptado que el sistema interno de los Illuminati de Baviera, copiaba las técnicas jesuíticas de espiar a otros miembros para probarlos y conocer sus debilidades.

Denunciarse unos a otros era también otra técnica para asegurarse de que nadie del último escalafón de la orden trabajaría en contra de los demás.

En muy poco tiempo, Weishaupt reclutó para su sociedad secreta a las mejores cabezas de las finanzas, la industria, la educación y la literatura.

Se sostiene que utilizó el soborno y el sexo para controlar a los que iban alcanzando posiciones superiores.

Posteriormente, el chantaje le garantizaba el mantenimiento de este control.

En esta etapa, los Illuminati empezaron a utilizar a sus adeptos (los iniciados de grados superiores) como consejeros de políticos, pero siempre desde una posición discreta sin salir de su anonimato.

De esta manera, las medidas adoptadas beneficiaban a los Illuminati que pretendían erradicar las condiciones sociales que fueran un obstáculo para conducir a los hombres hacia lo que consideraban su estado natural y de felicidad.

Este «sueño» significaba eliminar a las monarquías y a la Iglesia, por lo tanto la Orden pronto tuvo enemigos muy poderosos.

Alianza con los Saboteos:

En ese mismo año crítico de 1785, los Illuminati, supuestamente desde la clandestinidad, tuvieron una reunión con los saboteos, creando una alianza que demostraría tener una influencia decisiva en la política mundial desde entonces hasta la actualidad.

Pero ¿quiénes eran los saboteos?.

Este movimiento fue fundado a raíz de las enseñanzas del místico y Mesías judío, Shabbatai Zevi (1626-1676), nacido en la ciudad turca de Izmir (o Esmirna).

El primer maestro de Shabbatai fue Isaac di Alba con quien estudió la cábala desde 1650.

Seis años después, Shabbatai continuó sus estudios con R. Joseph Eskhapa, uno de los mejores cabalistas de entonces.

Es muy probable que éste concediera a su alumno el título de hakham (sabio).

Ya antes de 1648, Shabbatalhabía hecho gala de un comportamiento extraño por lo que se refiere a su desprecio de algunas leyes religiosas y a su proclamación como «Mesías».

Tras ser expulsado de Izmir, viajó por Grecia, Tracia, Palestina y Egipto, entre 1651 y 1654.

En 1665 conoció a Nathan de Gaza que le confirmó como Mesías, dando lugar a su proclamación oficial el 18 de junio de 1666, año que fue designado como el primero del milenio del Mesías Prometido.

Pronto fue reconocido en Palestina y entre los países de la diáspora.

Es importante decir que todo el mundo judío de 1665-1666 creyó que Shabbatai no era un mero profeta o maestro sino un Mesías y una encarnación de Dios.

Objetivos Final e Ideales de los Illuminati

El objetivo final de los illuminati

El fundador de los llluminati tuvo claro desde el primer momento para qué debía servir su sociedad secreta. En primer lugar, la protegió del exterior.

Para ello la cerró a los curiosos, y decidió que la única forma de entrar en ella fuera a través de contactos muy estrechos y de confianza.

Sólo los más influyentes podían acceder a la Orden. Su jerarquía era extremadamente rígida y la autoridad quedaba reservada exclusivamente al superior, es decir, a Weishaupt.

El proyecto final de salvación del mundo proponía cinco objetivos esenciales:

• Fin de los gobiernos: Pretendía erradicar y abolir las monarquías o cualquier otra forma de gobierno que no se ajustase a sus preceptos. Para ello, los miembros de la secta, valiéndose de su poder económico, social y político, tendrían la misión de generar cuantos conflictos fueran necesarios. Sólo cabía un gobierno: el de ellos.

• Fin de las propiedades:
La meta era conseguir que el poder económico residiera en los miembros de la hermandad y en aquellas redes que ésta hubiera tejido. La propiedad privada y los derechos sucesorios significaban, pues, un peligro. Los miembros illurninati se encargarían de estar en los puestos de control donde se mane jara el poder económico.

• Fin del concepto de nación:
Era preciso erradicar la multiplicidad de nacionalidades. Era mejor un gran imperio, una gran patria, que no muchas y difíciles de controlar. Era preciso velar por eliminar el concepto de patriotismo y de nacionalismo. El objetivo era buscar un nuevo orden mundial. La historia nos recuerda que también Julio César, como Bonaparte y Hitler, buscaron un imperio único.

• Fin de la familia: Los Illuminati no creían en el matrimonio ni en el concepto cristiano de familia ni en los sistemas educativos. En parte es lógico, ya que todo ello venía marcado por los preceptos religiosos. El objetivo era hablar de familias libres, donde el amor o el deseo de unión entre dos personas debía prevalecer por encima del vínculo sacramental marcado por la iglesia. En cuanto a la educación, debía quedar reservada a sistemas comunales donde los educadores habrían sido previamente formados por miembros de la Orden.

• Fin do las religiones: Las creencias religiosas y espirituales estaban consideradas como una forma de distracción, a la vez que como un peligroso vínculo con el poder del enemigo. Erradicar las religiones significaba conseguir que solamente las ideas de la sociedad secreta pudieran servir como esperanza y consuelo en la vida.

Fuente Consultada: Más Allá de Ángeles y Demonios de René Chandelle

Ver: Origen de las Primeras Sociedades Secretas

Enlace Externo: Quienes Son Los Illuminatis?


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