La Vida y Costumbres en los Pueblos Longevos:Vilcabamba y Hunza

La Vida y Costumbres en los Pueblos Longevos:Vilcabamba y Hunza

Vilcabamba, Ecuador: Ecuador, que está situado cerca del extremo norte de América del Sur, limita con el Océano Pacífico por el oeste, con Perú por el este y el sur, y con Colombia por el norte.

Su capital, Quito, está situada justo debajo del ecuador.

Trescientas millas al sur de Quito está la ciudad de Loja, capital de la provincia más meridional de Ecuador.

Desde Loja subiendo 50 Km. en dirección sudeste por una serpenteante carretera se llega a Vilcabamba, un valle situado a un Km. y medio de altitud y de unos 800 metros de anchura, y con una población de unas 1.000 personas escasas.

Longevidad: Vilcabamba ha sido estudiada y reestudiada desde que el censo del año 1940 reveló unos cuantos hechos sorprendentes sobre la larga vida de los habitantes del valle.

El 18 % de la población tenía más de 65 años, comparado con un 4 % en el resto de Ecuador y un 9 % en los Estados Unidos.

El 11 % tenía más de 70 años y nueve personas habían llegado a tener más de 100 y menos de 130 años.

En 1969, el doctor Miguel Salvador, presidente de la sociedad de cardiólogos de Ecuador y un equipo médico fueron a Vilcabamba en misión oficial para examinar cuidadosamente 628 longevos o personas muy ancianas.

El equipo médico encontró hombres de 90 años que todavía labraban el campo codo con codo con hombres mucho más jóvenes, mujeres de cien años y más que aún recogían hebras de lana de oveja o trabajaban en la panadería local y otros viejos pisando el barro para hacer adobe, material con el cual se hacen las casas de Vilcabamba.

Con enorme sorpresa, el equipo del doctor Salvador se encontró con una ausencia casi total de enfermedades serias, especialmente de corazón.

Estos descubrimientos han sido recientemente confirmados por el doctor David Davies del University College, Londres, y por el doctor Alexander Leaf de la Universidad de Harvard, ambos gerontólogos notables.

En la actualidad, Vilcabamba es conocida popularmente como «la isla de la inmunidad» o «la isla de la salud y de la longevidad».

Vivir allí. En la lengua de los indios shuara, que fueron los primeros habitantes del valle, Vilca significa «sagrado» y bamba «valle».

El valle está rodeado por picos de gran altura como el Mondango, de 2.500 metros de altura, que literalmente significa «altar de los Incas».

Dos ríos torrenciales, el Vilcabamba y el Chamba, cruzan el valle de extremo a extremo.

El doctor Davies describe Vilcabamba como un lugar de tranquilidad absoluta.

La temperatura no varía nunca de los 35° C, el viento siempre sopla en la misma dirección y cada año el valle recibe la misma cantidad de sol.

Debido a su altitud, en Vilcabamba no hay serpientes, ni arañas, ni mosquitos.

Vilcabamba Ecuador:La Vida en los Pueblos Longevos.

En su lugar hay, lo que el director de cine Gene Ayers ha descrito así: «una variedad caleidoscópica de flores, frutas, verduras, luciérnagas, animales domésticos y cantos de pajaritos».

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Por el tono paradisíaco de los informes sobre Vilcabamba, los extranjeros pueden llevarse un gran susto ante las limitadísimas facilidades sanitarias.

Los funcionarios ecuatorianos han ido introduciendo lentamente en la zona la higiene moderna, ya que la gente ha vivido mucho tiempo y muy saludablemente en condiciones primitivas.

En cualquier caso los poderes curativos de Vilcabamba siguen existiendo misteriosamente más allá de las modernas nociones de salud.

Albert Kramer, un americano que sufría trastornos cardiacos, se fue tranquilamente a vivir allí un año en una casa de adobe que alquiló y rápidamente experimentó lo que técnicamente se llama «compensación cardiaca», un restablecimiento espontáneo del corazón.

En algún momento del siglo XVII (la historia era muy turbia en aquella parte del mundo), misioneros agustinos se establecieron en Vilcabamba, y el único pueblo del valle tiene ahora probablemente el mismo aspecto que tenía en aquel entonces.

El centro del pueblo es la plaza, con su iglesia católica, su jardín y su fuente, y desparramadas a su alrededor se hallan las chozas de adobe y madera del pueblo.

Sólo los edificios de oficinas del gobierno y unas pocas casas más tienen dos plantas.

No obstante la mayor parte de los habitantes de Vilcabamba evitan el pueblo prefiriendo la vida solitaria del campo.

De este modo escapan a cualquier forma de tensión urbana.

La vida allí es pobre.

Los vilcabambos ingieren solamente 1.200 calorías por día, la mitad de lo que normalmente se consume digamos, por ejemplo, en los Estados Unidos.

Comen aproximadamente una onza de carne a la semana.

Sus comidas consisten básicamente en grano, sopa, maíz, raíz de yuca, judías, patatas y todo esto junto con frutas como naranjas y plátanos.

La especialidad de la región es el repe, una sopa de plátanos y judías reforzada con queso blanco, sal y manteca de cerdo.

El poco azúcar que se usa no está refinado. Los longevos atribuyen su larga vida a los tés de hierbas que beben, pero los investigadores modernos han descartado esta razón.

Lo que con toda seguridad más chocará al extraño que investigue sobre Vilcabamba, hasta los más viejos centenarios beben cada día de dos a cuatro tazones de un ron hecho en el país a partir de caña de azúcar sin refinar.

Fuman de 40 a 60 cigarrillos diarios.

El tabaco es local y los cigarrillos se hacen con hojas de maíz, con papel higiénico importado de Loja.

Una vieja de 104 años le decía al doctor Leaf que ella ni bebía ron ni fumaba, pero que no podía pasar sin sus 5 tazas de café diarias.

En cambio Miguel Carpió de 123 años dijo a un informador, «antes bebía mucho, pero ahora tomo solamente 2 o 3 vasos diarios.

No obstante de vez en cuando siento como una necesidad de empinar el codo un poco más de la cuenta y entonces con un amigo compramos una botella y la vaciamos».

Quizás es mero romanticismo decir que los habitantes de Vilcabamba «se dedican alegremente al oficio de vivir».

El doctor Leaf, con más sentido de la realidad, afirma que sus vidas son «un tedioso círculo de monótono trabajo, roto solamente por las ceremonias religiosas y por alguna fiesta ocasional», otro hombre, el carpintero del pueblo, trabajó con las mismas herramientas hechas a mano desde 1900 hasta su muerte a principio de los setenta (murió de una pulmonía contraída durante un viaje que hizo al «mundo exterior».).

Todos los habitantes viejos de Vilcabamba tiene sus quehaceres diarios, desherbar los campos, alimentar las gallinas, chafar el grano, moler el maíz, fabricar ladrillos, llevar a pastar los rebaños y otros trabajos por el estilo.

En la actualidad, cuando los gerontólogos consideran las labores cotidianas estables, como uno de los factores primordiales de longevidad, los habitantes de Vilcabamba, a diferencia de los longevos de Hunza o Transcaucasia, no están nada contentos con ellas. «¿Quién quiere vivir tantos años?» preguntaba a un enviado de una emisora de radio americana Gabriel Sánchez de 120 años.

Miguel Carpió decía en broma que le gustaría poder quitarse 1 5 años de encima, lo que le dejaría en 107.

Hermelinda León, una vieja de 95 años que todavía trabajaba en la panadería, le hablaba con toda franqueza al doctor Leaf, «la vida ha sido muy dura. No volvería a vivirla otra vez».

Diagnóstico. La mayoría de los médicos extranjeros atribuyen la prolongada vida de sus habitantes a la frugalidad de la dieta y a la estabilidad del clima de Vilcabamba así como también a la tranquilidad de sus vidas. Los nativos se levantan y se acuestan con el sol.

Están siempre activos, apenas tienen preocupaciones, respiran el purísimo aire de sus montañas y beben el agua cristalina de sus dos ríos sin contaminar.

Cuando sienten algún ligero malestar (en Vilcabamba no hay enfermedades graves) como un poco de asma, un vulgar resfriado o un ataque de artritis se van al curandero que les da un remedio a base de hojas de coca.

Además caminan cada día tres kilómetros para llegar a Sunungo, un manantial de aguas medicinales templadas que quita los dolores y alivia los entumecimientos.

El músico del pueblo, Agustín Mendieta, de 64 años, decía que él hacía este paseo cada día para poder afinar tranquilamente su mandolina.

La longevidad de Vilcabamba es un secreto encerrado en el pequeño valle sagrado.

El doctor Davies propuso que se colocara el valle bajo «protección» hasta que hubiera sido completamente investigado.

Actualmente ya se ha notado un ligero descenso en la longevidad y un pequeño aumento en la aparición de enfermedades.

Cada vez menos habitantes nativos de la zona se conforman con las vidas de sus padres y abuelos y muchos jóvenes se van del valle.

Jorge Vivanco, en la actualidad periodista de El Telégrafo, es uno de los que optó por la vida urbana.

Atribuye la longevidad de su lugar de nacimiento a una falta de ambición de la gente. «No hay problemas, por tanto no hay tensión.

Este es su secreto.»

Guía. Ecuador es un país muy hospitalario, deseoso de turismo y encantado de que Vilcabamba se haya convertido en un lugar de interés para los curiosos y para los que necesitan su saludable y beneficiosa atmósfera.

Existe cierto conflicto entre los médicos que quieren aislar Vilcabamba para así prevenirlo de los abusos de la civilización nociva y de ciertos funcionarios que ven en el valle, a causa del turismo, una auténtica mina de oro.

Mientras tanto, un visado para Ecuador se obtiene muy fácilmente.

No es necesario hacer reservas ya que en cualquier casa del campo acogen huéspedes, esto, si es que usted está dispuesto a compartir la austera vida de los habitantes del valle.

En el valle todo es baratísimo, pero cualquier lujo que necesite, mejor será que lo lleve con usted ya que el dinero no podrá comprar lo que allí no existe.

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Pueblos Longevos: Vida en Hunza

Hunza Localización: Hunza está situado en un valle remoto que tiene unos 300 Km. de largo por sólo uno y medio de ancho, a una altura de 300 m y completamente rodeado de picos montañosos.

Estos picos llegan a los 7.000 m de altura y pertenecen a la cordillera Karakoram, más conocida en occidente por Himalaya o el «techo del mundo».

Hunza, que está en el extremo nordeste de Pakistán está en un paso solamente de Cachemira controlado por Pakistán, de la India, de Afganistán, de Rusia y de la China.

El único acceso al valle es a través de Rawalpindi, la nueva capital de Pakistán. Desde ahí, 45 minutos de vuelo le llevarán a Gilgit, 375 millas al norte.

Este vuelo es uno de los más peligrosos del mundo ya que la avioneta ha de cruzar por una serie de pasos montañosos muy traicioneros.

Aunque Gilgit está sólo a 68 millas de Baltit, que es la capital de Hunza, el viaje solía durar tres días y tenía que hacerse en muía, caminando y el último trozo (la bajada al valle desde 600 m de altura) en jeep.

Hoy en día no obstante, este recorrido puede hacerse en tres horas únicamente gracias a la nueva Karakoram Highway (carretera del Himalaya).

Longevidad.

Las evaluaciones de longevidad que los visitantes extranjeros atribuyen a los hunzukuts varían considerablemente, siendo la estimación más elevada 150 años.

Renee Taylor escribe en su libro Huntfi Health Secrets for Long Life and Haptness (Los secretos de la felicidad y la larga vida en Hunza): «En Hunza, la gente se las arregla para sobrepasar los cien años de vida en perfecto estado de salud mental y física... hay hombres de 90 años que vuelven a ser padres y mujeres de 50 que aún conciben hijos.»

Betty Lee Morales, presidente de la American Cáncer Society (sociedad americana contra el cáncer) y que ha visitado Hunza dos veces, escribió para el Los Ángeles Times (16 de julio de 1973):

«Desde luego es una exageración decir que viven hasta los 150 años, pero no hay ninguna necesidad de dorar la píldora. La edad media de defunción es 90 años.»

El doctor Alexander Leaf, jefe de los servicios médicos del Hospital General de Massachussets y profesor de la Facultad de Medicina de la universidad de Harvard, da cuenta con toda fiabilidad de su encuentro con un hombre de 106 años que seguía trabajando como pastor de cabras durante los meses de verano, mientras que el hunzukut más Viejo era venerado por sus 110 años de vida.

El doctor Leal afirma también «más que la edad es su perfecto estado de salud lo que me ha impresionado» y anota además que en aquella época en Hunza no existían registros escritos de nacimientos o defunciones.

Según el Mir de Hunza, de una población actual de 40.000 almas, 6 personas sobrepasan los 100 años de edad y existen muchas éntrelos noventa y cien años. (Antes de que llegara la construcción de la primera carretera había por lo menos 50 personas de más de cien años).

En América por el contrario existen solamente tres personas centenarias por cada 100.000 habitantes. Vivir allí.

Los pequeñísimos trozos de tierra cultivable de los hunzukuts a lo largo de la base de la pendiente de las montañas parte en escaleras o terrazas.

Estas granjas se riegan por un sistema de conducciones alimentado por el agua de deshielo del enorme glacial Ultar.

Un grupo de 6 o 7 árboles frutales se considera un "huerto", y un campesino puede llegar a bajar y subir varias veces al día hasta 1.000 pies de altura para atender a sus faenas.

De lejos, cuantío las nieves de invierno se han fundido, Hunza parece un centón amarillo, marrón y verde.

Por el fondo del valle serpentea el no Hunza, de color gris perla y aspecto tenebroso, y cuya riquísima agua mineral los hunzukuts beben asiduamente y llaman «nuestra leche glacial».

En cualquier parte que usted levante la mirada, verá las nevadas dumanis o cumbres elevadas dominadas por el monte Raka-poshi, una de las montañas más estupendas de la cordillera Karakoram.

Los hunzukuts creen que son descendientes de los soldados de Alejandro Magno.

Cuando la campaña de Alejandro Magno contra la India fracasó algunos de sus soldados desertaron.

Llevándose a sus mujeres afganas y turcas y se refugiaron en el protegido valle del Hunza.

Ciertamente los hunzukuts con sus facciones y tez mediterráneos, no se parecen a ningún otro pueblo de Asia. Su lengua, el burushaski, también es única.

Hermann Berger, profesor de la universidad de Munich y una autoridad en lenguas himalayas, considera que el burushaki está relacionado con el vasco, que se habla en los Pirineos del sur de Francia y norte de España.

Todos los viajeros al volver de Hunza lo describen invariablemente como un paraíso debido a la vida natural, tranquila y sin prisas que allí se lleva.

Todo hunzukut, viejo o joven, trabaja en algún oficio manual labrando los campos, cuidando el ganado, recogiendo la fruta en verano y dejándola secar al sol para el frío y nevado invierno.

Todo el mundo se va a dormir al anochecer y se levanta con el sol.

Hasta hace muy poco la única electricidad que había en Hunza estaba en el palacio del Mir de Hunza que la usaba moderadamente para beneficio casi exclusivo de los visitantes extranjeros.

El Mir era también el único hunzukut poseedor de reloj, mientras el resto de la población medía el tiempo por la posición del sol, la forma de la luna por la noche y el cambio de estaciones.

Incluso en Baltit no había ni tiendas, ni cines, ni hoteles, ni policía, ni impuestos.

La gente no hablaba de vejez, sino solamente de «los años jóvenes», «los años medios» y «los años ricos».

La nueva carretera está cambiando todo esto muy rápidamente.

Para divertirse los hunzukuts practican una especie de polo sin reglas en el que los dos equipos no paran hasta que uno de los dos consigue marcar nueve goles.También se practica el balonvolea y usted podrá ver a hombres de 70 años jugando al lado de muchachos.

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Algo Mas Sobre Hunza...

En Hunza cada doce pueblos, aproximadamente, comparten un trozo de terreno plano que les sirve sólo para sus juegos y eso a pesar de que en Hunza la tierra es rocosa, agreste, árida y está muy solicitada.

Estos últimos años, los científicos han tratado muy seriamente de explicar las razones de la salud, longevidad y felicidad de los hunzukuts.

Probablemente no hay una sola razón sino una combinación de factores. El sol de Hunza es brillante, el aire puro y las aguas ricas en minerales.

La agricultura es totalmente natural orgánica, no se usan fertilizantes ni insecticidas artificiales.

El último Mir de Hunza, que gobernó desde 1945 hasta 1974 dijo al ser depuesto por el gobierno pakistaní que su pequeño reino era «la tierra del justo lo suficiente» y añadía «que hay lo suficiente de todo para cada uno pero no lo suficiente para que nadie envidie nada y quiera llevárselo».

Según los niveles occidentales la dieta de los hunzukuts es pobre. En los EE.UU., por ejemplo, la media diaria es de 3.300 calorías, con 100 gramos de proteínas, 157 de grasas y 380 gramos de hidratos de carbono.

En Hunza, según el bromatólogo pakistaní doctor Maq-sood Ali, la media calórica diaria de un hunzukut son 1.923 calorías, con 50 gramos de proteínas, 36 gramos de grasas y 354 gramos de hidratos de carbono. Los albaricoques (frescos en verano y secados al sol durante el invierno) y los chapatis, unos pastelillos de alforfón, sin blanquear, sin mezclar y sin azúcar, dominan la dieta de los hunzukuts.

El albaricoquero es el alma de Hunza, ya que es el primer árbol en florecer y su fruta la primera en madurar en primavera. Hunza se enorgullece de poseer miles de albaricoqueros y la riqueza de un hombre se mide por el número de albaricoqueros que hay en su huerto. (Como Hunza es un país musulmán las mujeres no pueden poseer tierras, aunque las viudas tienen derecho vitalicio sobre los frutos de los árboles del marido.).

La semilla de ciertos albaricoques da un aceite rico en ácidos grasos no polisaturados y en cobre y hierro orgánicos.

Este aceite se usa para cocinar así como cosmético para cuidar la piel.

Hunza también es famosa por sus moras que llegan a tener el tamaño de una pulgada y que a pesar de las semillas se funden en la boca como el hielo.

Entre las verduras que se pueden encontrar en Hunza están la lechuga, la cebolla, la col y la zanahoria.

Estas verduras acostumbran comerse crudas pero si alguna vez se cuecen es a fuego muy lento y durante poco rato debido a la escasez de combustible.

Esto, por su puesto hace que las verduras conserven todas sus sustancias minerales y vitaminas.

La carne se come muy pocas veces al año y se considera como un lujo.

Las cabras, las ovejas y los yaks proporcionan la lechuga y la mantequilla que se consumen en cantidades muy moderadas, en general, la dieta de los hunzukuts es mínima (pocas grasas animales, poco colesterol y pocas calorías); muchos científicos consideran su factor como primordial en la consecución de la longevidad y la salud.

Además, los hunzukuts ayunan por necesidad a finales de la primavera hasta que llega la nueva cosecha de frutas, granos y verduras. Hunza es famosa y legendaria por sus delgados, erectos y elegante, pobladores que aparece que se deslizan más que caminan» y «cuyos hombres en edad madura tienen el aspecto de muchachos jóvenes:,.. según la descripción que hace John H. Tobes en su libro Adventures in a Land of Paradise (Aventuras en una tierra paradisíaca).

El Mir señaló en cierta ocasión, que al revés que en Occidente, «en Hunza los jóvenes envidian a los viejos». Cuando los hunzukuts llegaban a los 100 años de edad viajaban desde sus pueblos hasta el palacio de Baltit a rendir homenaje al Mir.

El Mir celebraba audiencia pública cada día a las 10 de la mañana, ayudado por un Consejo de Ancianos de 20 personas, todos ellos de más de 90 años.

Sea la dieta, el ejercicio o el ambiente relajado que disfrutan, los hunzukuts son uno de los pueblos más sanos de la Tierra.

El doctor Alexander Leaf atribuye «el elevado grado de salud cardiovascular así como el tono muscular general» al ejercicio físico, los hunzukuts han de caminar subiendo y bajando pendientes cada día para hacer sus labores cotidianas.

Pero en Hunza hay algo más mágico y misterioso aún sin resolver ya que los albaricoqueros que en América sólo viven de 25 a 30 años en Hunza llegan también a los 100 años.

Además y aún sin insecticidas ni pájaros los frutales de Hunza no sufren los ataques de los gusanos y los insectos.

El mundo exterior está, no obstante, dando buena cuenta de Hunza.

Entre los jóvenes ya empieza a aparecer la caries dental, hecho que se puede explicar en parte debido a que por primera vez los hunzukuts están importando azúcar cansados quizás de su edulcorante normal, un puré de albaricoques secos

. También ha empezado a aparecer el bocio, ahora que se está importando sal blanca refinada para sustituir la impura sal marrón de Hunza que contiene sustancias minerales naturales entre ellas el iodo y el flúor.

Guía. Aquellos que busquen la fuente de la juventud (o las bendiciones de una larga vida) deberían colocar Hunza en el primer lugar de su lista de lugares a visitar.

Aunque en otros tiempos fue un lugar inaccesible debido a su remota situación y a la actitud del gobierno de Pakistán, en la actualidad está preparado para recibir turismo.

El visitante deberá en primer lugar obtener un visado para Pakistán (cosa muy fácil); seguidamente deberá obtener un permiso del agente político en Gilgit (esto sólo lo podrá obtener en Rawalpindi). Un avión moderno lo llevará a Gilgit y una nueva carretera comunica esta ciudad con Baltit donde dispondrá de hoteles o campings a su gusto.

Ver: Sugerencias y Tips Para Una Vida Sana y Longeva

Fuente Consultada: Almanaque Insólito Tomo 4.

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