Historia de las Prisiones: Bentham y Las Carcel Panoptico

Historia de las Prisiones Jeremy Bentham: La Cárcel Panóptico

LA PRISIÓN MODERNA: La prisión surgió en un orden social nuevo en el que, a partir de las normas, se pretendía modelar los gestos, las conductas y las actitudes de los hombres.

Los países anglosajones encaraban una reforma carcelaria que, a poco, conmovería los sistemas carcelarios de todo el mundo.

En materia arquitectónica, el inglés Jeremías Bentham ideaba el panóptico, un presidio que observado a vuelo de pájaro aparecía como la rueda de un carro: los rayos eran los pabellones carcelarios, y el centro de esa rueda el sitial que ocupaban las autoridades de la cárcel.

Esquema de Bentham:Cárcel Tipo Panóptico

Historia de las Prisiones Bentham Cárcel Panóptico

Como es fácil imaginarse, de un vistazo abarcaban todo lo que pudiera ocurrir allí.

El la de la durante el siglo XIX las sociedades europeas se replantearon uso del poder de castigar en la fábrica, en el taller, en la escuelas,  en el ejército o en los hospitales.

Entre 1830 y 1848, ciertas formas tradicionales de castigo fueron reemplazadas por otras.

• El cuerpo dejó de ser el blanco de la represión penal. El descuartizamiento, la amputación y las marcas en los cuerpos dejaron de practicarse.

• Se abandonó la exposición pública de los castigados. Hasta entonces era una práctica común exponer a los castigados vive o muertos en las plazas, a modo de espectáculo ejemplar.

• La privación del bien máximo de la sociedad burguesa libertad pasó a ser el principal castigo.

Historia de las Prisiones: Bentham y Las Carcel Panoptico

La sociedad burguesa creó un lugar cerrado para ejecutar la pena de los condenados -la prisión- en donde los condenados serían corregidos para reingresar dóciles y capacitados al seno de una sociedad productivista.

Entre 1830 y 1840, se elaboró un programa arquitectónico para la mayoría de los proyectos de prisiones europeas, siguiendo el modelo de Jeremy Bentham.

Estas prisiones-máquinas imaginadas por Bentham constaban de un punto central -una torre de vigilancia- desde donde partían pabellones de celdas, como si fueran los rayos de un rueda que convergen sobre el eje central.

Con este diseño, un mirada permanente instalada en la torre de vigilancia a la que Bentham bautizó "panóptico"- podía controlar todo el funcionamiento del interior del edificio, tanto el movimiento de lo presos como el del personal.

La prisión generó un vínculo estrecho entre la policía y le presos liberados que no lograban insertarse en el mercado liberal.

Una vez excarcelados, los antiguos presidiarios fueron utilizados para espiar y delatar a otros ex-condenados ligados al delito común o a actividades políticas (anarquistas, socialistas, liberales radicales), o para infiltrar grupos sindicales obreros.

De ese modo se amplió un sistema de vigilancia social de los sectores populares y de los marginados del orden económico burgués.

-------------  00000 ------------

Jeremy Bentham fue un pensador y publicista inglés de orientación liberal.

Adhirió al utilitarismo, una corriente filosófica que sostenía que los individuos actúan movidos por la búsqueda de la felicidad. El mandato de una sociedad debía ser la búsqueda de la mayor felicidad para el mayor número de individuos.

De este modo, Bentham y sus seguidores -que fueron muchos, tanto en Europa como en América- justificaban una mayor intervención del estado para garantizar "la mayor felicidad para el mayor número".

-------------  00000 ------------

Paralelamente en Filadelfia, la secta de los cuáqueros, allá por 1786, fundaba la Asociación para el alivio de las miserias en las cárceles públicas.

El tono religioso de la reforma propiciada por los cuáqueros —el líder fue Guillermo Penn—, arrojó un saldo positivo: comenzó tímidamente a nacer la idea de privación de la libertad como pena en sí misma.

Por otra parte, la cárcel dejaba de entenderse como un depósito superseguro del que los delincuentes no pudieran huir.

Se ampliaban sus funciones al adoptarse una nueva noción: la de convertirla en un instituto —casi terapéutico— que readaptara al preso para reintegrarlo a la sociedad.

Conceptualizado el delito como "pecado" en la Filadelfia de ese entonces, no extrañó que a los presos se aplicara la misma "terapia" a la que se sometían los monjes cuáqueros después de pecar: la celda, lugar donde se mantenía silencio absoluto para expiar la culpa y quedar en paz con la conciencia.

A este sistema aplicado a los penados se lo denominó celular o filadélfico.

Pero como los presos no eran monjes y sometidos al rigor de la soledad y el silencio —lejos de "expiar" la falta— muchos enloquecieron, en 1779 en la ciudad de Nueva York y en 1818 en la de Auburn, en los Estados Unidos, se intentó un nuevo régimen cuyo nombre devenía de esta última ciudad: el auburniano.

Elam Lynds, su inventor, redujo el sistema celular para el descanso nocturno y, durante el día —como cura complementaria readaptativa—, aplicó a todos los presos el trabajo en común.

Esa reforma no lo movió a modificar la regla de silencio absoluto que siguió manteniéndose día y noche.

Poco después en Inglaterra Alexander Maconochie y en Irlanda Walter Crofton, perfeccionaban el primitivo intento introduciéndole importantes modificaciones.

Maconochie en 1845 sostenía que la readaptación del preso requería tres etapas: una de reclusión celular, otra de reclusión celular nocturna y trabajo en silencio diurno (como vemos combinaba los sistemas anteriores) y una tercera etapa para él, consistía en la libertad condicional.

Crofton a su vez, a los pasos recomendados por Maconochie, añadía un cuarto, que era intermedio: entre la reclusión celular nocturna combinada con el trabajo diurno en silencio y la libertad condicional, él recomendaba que el preso viviera una etapa en cárceles sin muros ni cerrojos.

Todos, estos ensayos variaron fundamentalmente la idea, de cárcel.

Del trabajo emprendido por el preso con fines terapéuticos (muy diferente al que se programaba en las Provincias Unidas del Río de la Plata donde, como en el resto del mundo hasta ese entonces, al Estado no le interesaba (a salud del preso sino los beneficios que aportaba su mano de obra), devino el peculio, una retribución que el encarcelado recibía para atender sus necesidades.

Por otra parte, se hizo obligatoria la enseñanza de manualidades, oficios y actividades varias en las prisiones.

Además, se entendió como saludable la enseñanza de tipo religioso para el penado y comenzó a favorecerse el ingreso de sacerdotes a las cárceles.

Básicamente, la mayor parte de estos conceptos readaptativos —apuntalados por las ciencias modernas como psicología, sociología, biología, etcétera, y desprendidos de las connotaciones religiosas de "expiación de la falta"—, predominan en los establecimientos actuales.

• Algo Mas Sobre Betham...

Cuando, a principios del siglo pasado, se hacían independientes los países de América bajo la influencia del liberalismo europeo, solicitaban del jurisconsulto inglés Jeremías Bentham que les redactara una Constitución política para su naciente Estado.

El inglés se las redactaba perfectas y acabadas sin moverse de su casa ni poseer conocimientos concretos del país constituido.

La confianza que esta actitud revela en la razón como regidora del mundo, el desprecio que hacia la existencia y la historia entraña, el optimismo que supone en la perpetua vigencia de una decisión constituyente, hacen de Jeremías Bentham una extraordinaria y simbólica figura en la génesis de nuestro mundo espiritual.

Es en el siglo XVIII cuando llega al mundo de lo humano individual o social —a la moral, a la economía, a la política— el espíritu del racionalismo que llevaba ya siglo y medio inspirando a una buena parte de las concepciones filosóficas y culturales.

La repercusión de este espíritu en el orden social y político coincide con el movimiento de ideas que culminó en la Revolución francesa como hecho histórico.

Este movimiento se inició por la concepción de los enciclopedistas, que fue quizá la más puramente racionalista, pero no todavía revolucionaria.

Su punto de partida, como el de toda esta corriente, es la visión de la sociedad de su época como una formación irracional en cuya génesis han colaborado creencias, supersticiones, poderes y tradiciones injustificables a la luz de la razón.

Esta corriente, que se llamó a sí misma la Ilustración, constituyó, en su sentido profundo, una cierta resurrección del gnosticismo, la herejía de los primeros tiempos de la Iglesia.

Para los ilustrados, lasdiversas religiones y, en general, todas las creencias que han dominado a la humanidad, eran visiones burdas, representaciones populares de una más profunda verdad, que es la comprensión racional, científica, del Universo.

Y, como complemento de este nuevo gnosticismo vulgarizado, dominó, en el ambiente de las luces, una filosofía de la historia, según la cual se va operando lentamente un proceso de racionalización en el que la Razón va abriéndose paso a través de las nieblas de la ignorancia y la rutina.

Esta idea —implícita en el escientismo dieciochesco— fue recogida más tarde por Augusto Comte el mejor sistematizador del espíritu de la Revolución francesa— en su conocida teoría de los estadios del progreso: el período positivo racional, libre de prejuicios, de la humanidad, advendrá tras la superación de los estadios religioso y metafísico.

La actitud personal del enciclopedista, congruente con esta concepción, habría de ser idéntica a la del antiguo Sofos griego, que fue heredada por el gnosticismo: un aristocrático desdén hacia las perecederas creencias del pueblo y del medio ambiente, y la pasividad meramente espectadora del «iniciado», que espera lo que necesariamente y por sus pasos contados ha de suceder.

Sin embargo, en el seno de la Ilustración surgió una voz que, si participante del espíritu general del movimiento, era disidente respecto a la filosofía de la historia, y, por ende, respecto a la actitud personal de ella derivada: ésta fue la voz de J. J. Rousseau, que inicia la segunda corriente del movimiento, ya propiamente revolucionaria.

Para el autor del Emilio, el advenimiento de la era racional de la humanidad no se realizará por sus pasos contados, en un lento nevo necesario abandono de los ídolos, porque la irracionalidad (con sus productos culturales y sociales) no es meramente un estadio previo que se transformará en ilustración, sino que es causa del mal, del único mal posible, origen de la perversión del hombre, que es naturalmente bueno.

Las instituciones, las leyes, no sólo malean al hombre, sino que perpetúan el mal con un ambiente definitivamente viciado.

Es preciso, en consecuencia, destruir esa sociedad para, sobre ella, edificar la nueva sociedad racional en que el hombre, libre de esas influencias deletéreas, y sometido sólo a un poder autominimizado, recupere el máximo posible de libertad, y con ella, de espontánea inocencia.

Surge entonces, de un modo explícito, el espíritu revolucionario, por oposición y en contraste con el plácido espíritu enciclopedista, que, simplemente, esperaba la evolución.

Esta nueva visión roussoniana del proceso histórico-social renueva, aunque con un sentido polémico bien lejano de su ingenuidad, el intelectualismo moral de Sócrates, para el que la virtud es un saber, y el mal moral, ignorancia.

Es en esta confluencia de ideas donde hay que colocar a Jeremías Bentham y a su escuela utilitaria, siempre con las modificaciones y características propias del espíritu británico.

Ver: Métodos de Tortura en la Antiguedad

Ver: Derecho Penal - Agravantes y Atenuantes

Fuente Consultada:
Cáceles  Historia Popular  Tomo 19  Vidas y Milagros de Nuestro Pueblo
Historia 3 - El Mundo Contemporáneo -

Enlace Externo:• Los huesos de personajes históricos


La Historia del Mundo en Imágenes


Entradas Relacionadas Al Tema

Subir

Usamos cookies para darte una mejor experiencia de navegación. Si continuas navegando, aceptas el uso de las cookies Más información...