Tácticas Bélicas y Tecnología en la Guerra Civil Americana

Tácticas Militares y Tecnología en la Guerra Civil Americana

La Primera Guerra ContemporáJnea: Son varios los datos que certifican a la Guerra de Secesión Americana, como la primera guerra moderna.

Fue la primera en que combatían ejércitos de ciudadanos comunes y no soldados profesionales.

No fue la típica contienda Europea motivada por derechos Regios sobre determinados territorios.

Como lo había sido la Guerra de Crimea, antecesora de la Guerra de Secesión.

Si no que existía un componente ideológico.

El resultado del conflicto se tenía que dar en el campo de Batalla, no se planteaban negociaciones alternativas a las que las bayonetas imponían. Fue una guerra donde importó la estrategia sobre la táctica.

Pues ganó quien más capacidad de aguante tuvo, quién más industria tuvo, quien más capacidad tuvo para reponer con hombres nuevos las victimas de los campos de batalla.

La Guerra Total aparece, Sherman en su “avance hacia el mar” destruyó todo lo que pudo, entendiendo que lo no devastado podía servir para el enemigo.

Por vez primera se emplea el telégrafo y el ferrocarril en las operaciones militares.

Si bien el componente tradicional no desaparece, todavía las ordenes en el campo de batalla y los transportes necesitaban del componente animal.

Se utilizaron por vez primera barcos metálicos, aunque el bloqueo se hizo enteramente por los tradicionales barcos de madera y de vela.

En esta guerra apareció el rifle de retrocarga, la ametralladora e incluso el submarino, la bomba de relojería  y las minas, tanto de tierra como submarinas.

Aunque las últimas no fueron decisivas.

Y si cuestionadas pues dañaban el orden moral de la guerra y eran consideradas como herramientas bárbaras.

Además no se las consideraba como elementos decisivos para la guerra.

la guerra de secesion americana

La importancia estratégica del ferrocarril

Cuando el general Johnston trasladó rápidamente en tren a más de 8.000 hombres desde el Valle del Shenandoah  para reforzar al ejército confederado en Bull Run, dio al mundo la primera demostración de la importancia estratégica de los ferrocarriles en tiempos de guerra.

Los observadores europeos estuvieron presentes en esta guerra, de ahí que el ejercito Prusiano se movilizará contra Austria poco antes de la Batalla de Sadowa (1866), en ferrocarril, siendo este el primer caso europeo.

Estados Unidos poseía unas 30.000 millas de vías.

Las tres cuartas partes en el Norte.

Las líneas férreas federales, que enlazaban la costa atlántica con el valle del Mississippi, se usaron a destajo durante la guerra para el movimiento de tropas y suministros.

La red se fue desarrollando constantemente: se tendían vías y se construyeron locomotoras y vagones  a modo de auténticos hospitales rodantes.

El Sur con menos tendido férreo trabajó en su red ferroviaria, con el problema de depender anteriormente del Norte, y por tanto sin ninguna industria de ese tipo.

No se construyeron nuevas líneas durante la guerra: todas las nuevas líneas tendidas para el servicio de las tropas se construyeron a expensas de una longitud equivalente de trazado en alguna otra parte.

Como las líneas férreas fueron tan importantes se convirtieron en objetivos militares.

No sólo se destruyeron locomotoras y puentes, también vías.

Los raíles eran arrancados, arrojados a hogueras hechas con los  travesaños, deformados y enroscados a los árboles para volverlos inutilizables.

La comunicación a través del telégrafo.

El telégrafo eléctrico jugó un papel importante para enviar órdenes y recibir informes durante la Guerra Civil.

Ambos bandos hicieron pleno uso de las redes telegráficas civiles existentes al principio de las hostilidades y las desarrollaron y ampliaron a medida que crecía el conflicto.

El Norte  capitalizó el telégrafo  más que el Sur, y creo durante la Guerra 15.000 millas más de tendido.

Esta rama del servicio de señales federales, aunque conocido como Cuerpo Telegráfico Militar, estaba formada por civiles que informaban al centro telegráfico instalado en la Secretaría de Guerra.

Los mensajes eran transmitidos en código Morse, y los más importantes era cifrados.

Para evitar la rotura accidental de estos cables, se utilizó el cable aislado.

Cada cuerpo de Ejército utilizaba este sistema, conectados entre sí y con destino a Washington.

Pronto esta medida se convirtió en norma de los ejércitos.

Ambos bandos trataban de intervenir los cables contrarios en un intento de espionaje.

Para hacer señales de alcance corto en zonas operativas, los dos ejércitos confiaban en un sistema que empleaba banderas durante el día y antorchas o luces de colores durante la noche.

El Ejército confederado fue el pionero en este sistema.

Luego lo copió la Unión.

Los señalizadores trabajan desde cimas de colinas, altos edificios o torres especialmente construidas.

Los mensaje se podían leer fácilmente con un telescopio. Los mensajes importantes se enviaban cifrados.

• Espionaje.

El primer reconocimiento de los movimientos de tropas enemigas desde un globo tripulado se hizo durante este conflicto.

Los pioneros fueron los hombres de la Unión.

Utilizados durante la campaña peninsular de McClellan.

Los globos una vez en el cielo atraían los disparos.

Los globos de la Unión tenían mecanismos portátiles para fabricar oxigeno, lo que facilitaba los movimientos para elegir el mejor campo de visión.

Una vez en tierra un mensaje telegráfico avisaba al mando.

Los Confederados sólo poseían un globo, hecho a partir de vestidos de seda donados por las damas del Sur.

Al no tener un equipo de gas portátil debía ser inflado en Richmond y desde allí por otro trasporte al frente.

Los generales de ambos bandos eran conscientes de la importancia de conocer las fuerzas e intenciones del enemigo.

Ambos bandos emplearon espías civiles, hombres y mujeres que se arriesgaban a la pena de muerte si eran capturados, y de hecho muchos fueron ahorcados, los periódicos también jugaron un papel importante al proporcionar inconscientemente información valiosa a los ejércitos enemigos, dado que no existía un sistema riguroso de censura, los periódicos imprimían lo que querían, y los comandantes utilizaban rápidamente los hechos militares divulgados de esta forma. 

De ahí la labor de Seward en el cierre de algunos diarios.

El general Lee confiaban en la caballería para vigilar al enemigo y extraer información sobre movimiento y número de tropas.

El Sur confió plenamente en está táctica, aunque hubo momentos como en Gettysburg donde la caballería obligó a luchar en un terreno no deseado por Lee, pues las fuerzas de la Unión habían ocupado las alturas, de fundamental valor estratégico.

La Confederación nunca intentó organizar una oficina central de inteligencia.

La Unión decidió utilizar los servicios de una agencia de detectives situada en Chicago dirigida por Allan Pinkerton.

Éste era amigo del general McClellan, por desgracia sus agentes carecían de experiencia para calcular el número de hombres y siempre daban estimaciones infladas sobre el número de fuerzas del Sur.

Esto motivó que McClellan se comportará con una cautela injustificada.

La destitución de McClellan motivó que la agencia de Pinkerton no trabajará más para el ejército.

Habrá que esperar hasta 1863 cuando la Unión se decida a crear una Oficina de Inteligencia.

La ingeniería militar.

Los ejércitos no podían siempre confiar en los puentes o los vados para cruzar los diversos ríos de las zonas de guerra.

A veces estos estaban  destruidos o demasiados bien defendidos.

La respuesta militar a este tipo de dificultades fueron los pontones.

Para sortear los ríos se emplearon barcazas pontones hechas de tela goma india, gutapercha (una sustancia parecida al plástica) y acero corrugado.

Aunque fue el pontón de madera el que se usó más.

Estos pontones eras transportados por mulas en carretas especiales tiradas por seis mulas: el equipo auxiliar se transportaban en carretas.

En la orilla del río, los pontones era introducidos en el agua por los pontoneros, eran colocados en posición a base de remos, y se anclaban paralelos unos a otros. Luego se colocaban tablones y el resultado era un camino que permitía el cruce del río.

Al principio de la guerra, el conflicto de movimientos no hizo necesario a las trincheras.

Con el paso del tiempo los soldados, que odiaban cavar, comprendieron que tal instrumento podía ayudarlos a sobrevivir.

Fue el Ejército Confederado el primero en apreciar las ventajas de la lucha de trincheras.

Los defensores podían oponerse a una fuerza tres veces superior y causar enormes bajas a sus atacantes con un coste propio mínimo.

El General Lee consciente de la superioridad numérica de los Federales fue el mayor defensor de este método de lucha, pese a que al principio la detestara.

A medida que la guerra avanzaba, las tropas de ambos bandos solían construir defensas dondequiera que se detuviesen.

Los confederados parecían más rápidos en este trabajo.

Durante la campaña de Petersburg, federales y confederados vivían en trincheras a prueba de bombas y dirigían complicadas redes de fosos para rifles y cañones emplazados en lugares donde podían dominar extensiones despejadas.

Los accesos estaban protegidos con filas de troncos rematados con afiladas estacas de madera.

La ayuda en campaña.

Las autoridades de la Unión y la Confederación se aplicaron a la tarea de cuidar a los cientos de miles de enfermos y heridos que fueron bajas en este conflicto.

Sin embargo, muchos pacientes murieron y otros sufrieron, sobre todo porque los conocimientos médicos de la época no comprendían el uso de antisépticos y vendas e instrumentos esterilizados, ni reconocían la importancia de la higiene y la aplicación de la ciencia sanitaria.

El Departamento Médico de los Estados Unidos y el Servicio Médico de los Estados Confederados del Sur fueron organizados cada uno al mando de un Cirujano General, y proporcionaron primeros auxilios en lo campos de batalla, transporte en ambulancias, hospitales de campaña y generales, más cuidados diarios a las tropas.

La Unión empleó a 10.000 cirujanos, los Confederados a 4.000. Muchos de estos doctores fueron enviados al frente o cerca de él y aunque generalmente eran considerados no combatientes muchos resultaron muertos o heridos.

Cuando una batalla estaba en curso, era habitual que el cirujano de un regimiento estuviera en el centro.

Lo acompañaba un enfermero, con una mochila de campaña de 10 kilos, y los encargados de enfermería (camilleros y encargados de las ambulancias)

El cirujano asistente aplicaba vendaje temporales y enviaba a los heridos a un hospital de campaña emplazado por el cirujano en la retaguardia.

Después de 1862, los hospitales de campaña federales fueron organizados por divisiones o Cuerpos.

Estos hospitales de campaña estaban a menudo cerca del fuego del campo de batalla, con lo cual resultaban el doble de peligrosos.

Además importantes operaciones, sobre todo amputaciones, se hacían sin ninguna higiene.

Con lo cual es importante el número de victimas en los postoperatorios. Era normal sobre todo en las ciudades, que grandes edificios fueran transformados en hospitales.

El transporte a estos establecimientos se hacía por medio de ambulancias, que no eran sino vehículos acolchados empujados a caballo, aunque también era frecuente la utilización del tren.

Como la guerra era cada día más larga, las listas de bajas eran cada vez más amplias, así se tuvo que recurrir a construir nuevos edificios.

Estos era edificaciones de un solo piso, bien ventilados y calentados, con camas limpias y comida nutritiva.

El más importantes de estos es el de “Chimborazo” en Richmond.

La anestesia todavía no era muy conocida, lo más parecido era el cloroformo.

Así que la ingestión de alcohol o operar sin anestesia era uso común.

El Sur se vio con problemas para obtener medicinas vivía de la compra a Europa, con el riesgo del bloqueo.

Como anécdota muchas damas vivían del contrabando cosiendo bajo sus enaguas las medicinas.

Ante tal situación se revitalizó el uso de la medicina natural.

La difícil situación en la que se encontraban los soldados en el trascurso de las hostilidades, motivaron que las autoridades se preocuparan por aliviar la situación de los soldados.

Fue el Gobierno Federal el que organizó este apoyo.

En Junio de 1861 se creó la Comisión Sanitaria para recaudar fondos privados y trabajo de voluntarios con el propósito de mejorar la salud y la higiene en los campamentos del ejército y en buscar en general el cuidado y la comunidad de las tropas.

Además sus agentes en el frente se encargaban de la higiene en los campamentos y entregaban “extras” a los soldados, la Comisión se encargaba de los cuidados alimenticios, suministros médicos, hogares de recuperación para los heridos, alojamiento para las tropas en tránsito, un valioso directorio de todos los heridos en los hospitales de la Unión, y servicios de consulta gratis para todo el personal militar y su familias.

La Comisión Cristiana se encargaba del bienestar moral de los soldados.

Formada en 1861 por la Asociación Juvenil Cristiana, su labor en el frente era distribuir biblias, libros de himnos y tratados religiosos, cuidando a los heridos y administrando a los moribundos.

No sólo eso, también suministros hospitalarios, carretas de café, materiales de escritura y sellos gratis para los soldados, y salas de lectura en los campamentos permanentes.

Esta organización funcionaba con contribuciones voluntarias.

El Sur no gozaba de instituciones similares, existían pero en el ámbito local.

 La primera guerra fotografiada.

La fotografía apenas llevaba 30 años como ciencia, arte o medio de representación.

Pero fue en la Guerra Civil Americana cuando además sirvió como documento gráfico,  como medio de representación de la realidad.

Junto a militares aparecieron unos hombres que iban acompañados de extraños aparatos: cámaras fotográficas, cuartos oscuros.

Eran los primeros corresponsales de guerra.

Las fotografías de acción eran imposibles porque la exposición de diez segundos requerida por el proceso de placa húmeda de la época difuminaba todo el movimiento.

Las fotos solían representar la vida de cotidiana de los soldados, y sobre todo los campos después de la batalla. Estas fotos no gustaron al público pues la cruda realidad destruía los ideales románticos de la Guerra.

Estas fotografías no se podían reproducir en los periódicos, pues las técnicas de la época no lo permitían, pero muchas fotografías sirvieron de base para grabados.

De los fotógrafos más importantes de la guerra tenemos a Mathew Brady. Brady y sus ayudantes viajaron con el Ejército de la Unión, trabajando en estudios instalados en vagones.

A pesar de las grandes dificultades y riesgos que corrían, consiguieron tomar más de 3.500 fotos de los campos de batalla y de los soldados durante las actividades cotidianas.

Victimas Confederadas después de la Batalla de Gettysburg.

La Identificación de los muertos.

A medida que la Guerra Civil ganaba impulso, se libraron grandes batallas con más de 100.000 hombres.

Algunos soldados, temiendo que nunca se encontraran sus cadáveres si les mataban, llevaban alrededor del cuello pequeñas chapas de madera con su nombre y unidad inscritas.

Algunas empresas comenzaron a vender placas de plata o metálicas, por lo general éstas estaban lejos del poder adquisitivo de los soldados.

Grant ordenó que sus hombres llevaran una hoja de papel cosida a la guerrera con sus datos de identificación.

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