Historia de la Toma de Granada y La Expulsion de Judíos

Historia de la Toma de Granada y La Expulsión de Judíos

La elevación de Isabel al trono de Castilla se llevó a cabo, pero con  dificultades. Los partidarios de la Beltraneja, consiguieron desencadenar una guerra civil.

A comienzos del año 1477, Fernando e Isabel logran reconquistar su país.

En cuanto a la Beltraneja, abandonada por todos aquéllos de los que había sido juguete, desapareció completamente de la vida política, retirándose a un convento.

Reyes Católicos de España: Fernando de Aragón e Isabel de Castilla

Isabel y Fernando toman ambos el título de «Reyes». Sin embargo, la fusión de los dos reinos está lejos de haberse logrado.

Isabel es «legítima propietaria» de Castilla, cuya administración comparte con su esposo, solamente, en aquello que le parece oportuno. Cada reino conserva su personalidad, su sello y sus armas.

En las monedas se graban las efigies de los dos soberanos. En realidad, Castilla es la que va a beneficiarse de esta unión.

Estado más rico y poblado, se aprovechará de la toma de Granada, así como de los descubrimientos. La muerte de Isabel, en 1504, originará una temporal separación a la que pondrá fin el fallecimiento de Fernando en  1516.

Los Reyes Católicos se dedicaron a fortalecer el poder real, incautándose de las Maestranzas de las Ordenes Militares y de las plazas marítimas, y creando la Santa Hermandad para la policía de caminos. Dictaron las leyes que se conocen con el nombre de Ordenamiento de Montalvo.
Establecieron el Tribunal de la Fe, llamado asimismo Inquisición o Santo Oficio, para lograr en España la unidad religiosa. Fue el primer Inquisidor general fray Tomás de Torquemada, de proverbial severidad.

LA INQUISICIÓN: TORQUEMADA

A pesar de las peculiaridades de cada reino, existía una institución común: la Inquisición.

Al comienzo, hubo, por parte de Isabel, una real preocupación de unificación religiosa, pero, muy rápidamente, esta institución tomará un cariz tanto político como religioso.

Torquemada

En el plano político, la Inquisición llegará a ser exponente del poder absoluto. Ante una demanda no pública de Isabel y Fernando, el papa Sixto IV firmó la bula estableciendo la Inquisición en Castilla, el 1º de noviembre .de 1478.

A partir de este momento, el rey nombraría a tres obispos, asistidos por sacerdotes, con plena jurisdicción sobre varios delitos, muy especialmente el de herejía.

El primer tribunal se establece en Sevilla, el 17 de septiembre de 1480. El primer auto de fe se celebró en 1486.

Para el cargo de Inquisidor General, es elegido el confesor de los soberanos, Tomás de Torquemada, hombre celoso, con fama de despiadado, que dará a la Inquisición su carácter atroz y sombrío.

Desde entonces, todos los recursos del Estado estarán a disposición de los inquisidores. Las penas varían, pasando de la simple reprimenda a la condena a galeras a perpetuidad.

Si el acusado es irrecuperable, es decir, si, por ejemplo, se niega a confesar, la Inquisición lo considera como excluido de la comunidad cristiana y lo entrega al brazo secular.

La sentencia de muerte es pronunciada por la justicia real. La hoguera se levantaba, generalmente, fuera de las poblaciones. Si el condenado se retractaba o se confesaba, era estrangulado antes de ser quemado; si no, era quemado vivo, con sus libros, si se trataba de un escritor.

DESARROLLO DE LA TOMA DE GRANADA

Decididos a comenzar su reinado con una acción brillante, los Reyes Católicos quieren aumentar su prestigio acabando la Reconquista, paralizada desde hacía algunos decenios. A mediados del siglo XV, los moros conservaban todavía una franja de territorio alrededor de Granada.

Iniciaron la guerra al rey de Granada, Müley-Hacen, exigiéndole el pago del tributo que a Castilla debían los granadinos desde los tiempos de San Fernando.

Comenzó la campaña en 1482, a pesar de las amenazas del sultán de Turquía, a las que contestó el rey  Fernando ordenando a su almirante l la toma de los Dardanelos, y que el almirante realizó.

El marqués de Cádiz se apoderó de Alhama, y luego fue acometida Loja.

El trono de Granada fue a parar en 1484, por una sublevación, a mano de Boabdil, hijo de Muley-Hacen. Boabdil cayó prisionero de los cristianos, pero el rey Fernando le dio libertad para fomentar discordias entre ellos mismo...así ocurrió.

Los zegríes, defensores del padre, y los abencerrajes, partidarios del hijo, pelearon.

Cuando murió Muley-Hacen, Boabdil tuvo otro contrincante en su tío El Zagal.

En 1486 era único rey Boabdil, de cuyas ciudades iban apoderándose los Reyes Católicos.

En 1487 se rindió Málaga, y en 1491 se puso el campamento a dos leguas de Granada, y fue al campamento para dar ánimos a sus soldados, la reina Isabel.

Gonzalo de Córdoba, Hernán Pérez del Pulgar, el de las hazañas, y otros muchos se distinguieron en el asedio de Granada.

Pérez del Pulgar, que ya se había hecho famoso por sus arriesgadas empresas en los cercos de Loja y de Málaga, realizó la más famosa de todas en el sitio de Granada. Es la que lleva el nombre del Ave María.

Arrodillándose a la puerta de la iglesia de Alhama, ciudad en que se encontraba, hizo voto de entrar en Granada, poner fuego a la Alcaicería y tomar posesión de la Mezquita Mayor de la capital mora, para Iglesia Mayor.

Este voto corrió de lengua en lengua por Alhama, y, por lo arriesgado de la empresa, se empezó a decir lo que luego quedó como refrán: "Con Pulgar is, la cabeza lleváis pegada con alfileres".

Pérez del Pulgar hizo que en un pergamino se escribiera en latín el Ave María, el Padre Nuestro, el Credo y la Salve, y debajo, en castellano, el auto con la toma de posesión de la Mezquita.

La noche del 17 de diciembre de 1490, con sus quince escuderos, se encaminó a Granada. Llegó a las puertas de la ciudad al oscurecer del día siguiente; previno a su gente de todas las contingencias que podían ocurrir, y a la media noche, burlando las escuelas y guardias, logró penetrar en Granada, vadeando el Darro.

Con seis de los suyos se encaminó por las tortuosas calles de la ciudad, con todo sigilo. Entre una y dos de la madrugadaa llegaron a la puerta de la Mezquita, en la que Pérez del Pulgar clavó con su puñal el pergamino que llevaba dispuesto.

Encendieron un hacha de cera que también llevaban preparada, rezaron las oraciones y leyeron el auto de toma de posesión.

Fueron después a la Alcaicería, pero no pudieron prenderle fuego de momento porque el escudero Tristán de Montemayor había apagado la cuerda que traían encendida.

Entonces otro escudero, Diego de Baena, se ofreció a ir a encender un puñado de esparto en el hacha que había quedado encendida a la puerta de la Mezquita, y así lo hizo, pero al regreso tropezó con el guarda del Zacatín, y la lucga que emprendieron alborotó a los moros.

Los expedicionarios hubieron de salir precipitadamente de Granada por el lecho del río.

La fundación de Santa Fe, cuando se quemó el campamento cristiano, fue prueba de la firme decisión de los Reyes Católicos.

Granada capituló, y el 2 de enero de 1492 penetraron en ella los Reyes Católicos.

Con la expulsión de los judíos, que se decretó el mismo año, quedó hecha la unidad religiosa de España.

LAS PERSECUCIONES  A JUDÍOS Y MOROS:

En 1492, el terror se abate sobre los judíos. El 30 de marzo, se firmó un edicto conminando a la población judía a convertirse antes del mes de julio o a abandonar el reino.

Los que desobedecieran esta orden, debían ser condenados a muerte. Se convirtieron 50.000 judíos, pasando a la categoría de marranos.

Emigraron 175.000, y unos 20.000 perecieron. La mayor parte de los refugiados se dirigió a Italia, donde fueron, más o menos, bien acogidos.

Otros huyeron a Marruecos, al reino de Fez, pero allí fueron degollados por los musulmanes o vendidos como esclavos.

Su refugio más seguro fue, sin duda alguna, Turquía, gracias a su sultán, que veía con satisfacción la llegada de mano de obra. En cuanto a los 80.000 judíos refugiados en Portugal, su vida se convirtió muy pronto en un calvario.

Una represión idéntica se abatió contra otros «herejes»: los musulmanes.

La población mora podía dividirse en dos categorías, los que se habían convertido desde hacía largo tiempo y que se encontraban diseminados por todo el país, y los que conservaban su religión, que se encontraban localizados, sobre todo, en Aragón, Valencia y Cataluña.

Población esencialmente campesina, los musulmanes, de inmediato, no sufrieron la misma represión que los judíos.

Tras la capitulación a que hemos hecho referencia, la conquista de Granada y de sus 400.000 habitantes, el 2 de enero de 1492, complicó la situación. Los moros se convirtieron en un peligro político y religioso.

Sin embargo, Fernando e Isabel habían aceptado en su Convención de 1491 reconocerles, e incluso garantizarles, sus derechos.

El arzobispo Hernando de Talavera, nombrado para la sede de Granada, obraba con mucha prudencia y tolerancia. En 1499 esta Convención será violada.

Las pocas conversiones obtenidas llegan a hacer sospechoso a Fray Hernando. La Inquisición va a ser, entonces, introducida en el reino de Granada.

El 18 de diciembre de 1499, son bautizados 3.000 musulmanes. El 26 de febrero de 1500, se decretó una amnistía para los «delitos cometidos antes del bautismo» y 60.000 personas se convirtieron.

Pero la violación progresiva de la Convención de 1491 provocó numerosas rebeliones, entre ellas la de Ronda, en enero de 1501. Finalmente, Fernando dominó estas sublevaciones utilizando tanto la persuasión como la represión.

En septiembre de 1501, casi todos los moros de Granada se convirtieron, más o menos espontáneamente, y pasaron a ser moriscos (moros convertidos).

En Castilla y en León, algunos grupos refractarios se negaron a seguir este camino. El 12 de febrero de 1502, un edicto ordenó a los moros de Castilla abandonar el país antes de terminar el mes de abril, o aceptar el bautismo.

No teniendo otra salida más que huir a Portugal o a Aragón, sin poder llevar consigo a sus hijos, la mayor parte de ellos acabaron por ceder.

Nos encontramos, pues, en esta época ante dos reinos distintos, unidos por sus soberanos y por una lucha común contra los infieles.

Fuente Consultada:
Enciclopedia de Historia Universal HISTORAMA Tomo V La Gran Aventura del Hombre


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