Romance de Mariano Moreno y Guadalupe Cuenca -Historia Funesta

Mariano Moreno y Guadalupe Cuenca - Romances Penosos y Funestos

HISTORIA DE LOS ROMANCES ARGENTINOS

Mariano Moreno y Guadalupe Cuenca

Un simple camafeo con la imagen de una hermosa muchacha fue el punto de partida para el nacimiento de una historia de amor sin igual.

Según se sabe, en el año 1800 el joven Mariano Moreno había viajado al Alto Perú para cursar sus estudios religiosos en la Universidad Chuquisaca.

Su máxima ambición por aquellos tiempos residía en convertirse en padre de la Iglesia Católica, por lo que se disponía a educarse en teología y llevar a cabo el seminario en la prestigiosa alta casa de estudios.

No obstante, el acercamiento de Moreno a las teorías sociales de Rousseau y Montesquieu hizo que finalmente se decidiera por estudiar Derecho.

Pero además hubo otro hecho que fue motivo del renunciamiento del joven al seminario religioso.

Según cuenta la historia, una tarde el joven Moreno visitó una joyería en Chuquisaca, donde accidentalmente encontró un camafeo que incluía en su interior la fotografía de una de las más bellas jóvenes que había visto en toda su vida.

Ante la requisitoria insistente del joven, el joyero le proporcionó los datos necesarios para contactar a la muchacha, y así fue que Moreno inició el cortejo a Guadalupe Cuenca.

Por aquella época, él tenía 24 años y ella sólo 14, pero la diferencia de edad no fue motivo suficiente para impedir su unión, que concluyó con el matrimonio el 20 de mayo de 1804 en la Catedral de Chuquisaca.

Casi un año después nació el único hijo de la pareja, quien fuera bautizado con el mismo nombre que su padre. Poco después la nueva familia se trasladó a Buenos Aires, donde Moreno comenzó sus trabajos como abogado del Cabildo.

Su cada vez mayor participación política lo llevaron en enero de 1809 a ser parte del motín de Alzaga, que se levantó contra el Virrey Liniers, y que básicamente luchaba por lograr el fin del monopolio español en el país.

Muy pronto ocuparía el cargo de secretario de la Primera Junta, durante el año 1810, como así también la dirección del primer diario nacional denominado “La Gazeta de Buenos Aires”. Y mientras Moreno vive intensamente su pasión política, luchando de manera incansable para lograr la independencia del país y dedicando su tiempo libre a traducir los textos de Rousseau, no hay tiempo para su amada Guadalupe.

No obstante, su amor incondicional continúa sin extinguirse, y Guadalupe se transforma en la compañera ideal de un hombre que dio su vida por la Nación.

En el mes de diciembre de 1810, ante las permanentes contrariedades y amenazas recibidas, Moreno renuncia a su cargo en el Congreso, y es destinado a Londres como agente diplomático.

El 24 de enero de 1811 se produce el último encuentro entre Moreno y su mujer, ya que él se embarcó en la nave inglesa La Fama, para cumplir con su destino, que supuestamente lo conduciría a Londres.

Sin embargo, Moreno finalmente muere en alta mar el 4 de marzo de ese mismo año, generando un sinfín de dudas en torno al motivo de su deceso, ya que incluso se sospecha que puede haberse producido por envenenamiento.
De aquel amor insoslayable que mantuvieron Guadalupe y Mariano sólo queda un puñado de cartas, aquellas que la mujer le escribiera a su marido sin saber aún que él había muerto, y que una vez regresadas al remitente, Guadalupe guardó sin abrir junto a sus más preciados tesoros.

Aquellas cartas que casi siempre culminaban con la siguiente frase: “Haceme llevar. Adiós, mi Moreno, no te olvides de mí, tu mujer”.


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