Angkor, Ciudad Perdida en Camboya: Los Templos del Imperio Jemer
Angkor Ciudad Perdida en Camboya
CAMBOYA: Angkor ESCONDIDA EN LA JUNGLA DE CAMBOYA, LA MISTERIOSA CIUDAD DE ANGKOR ES UN TESTIMONIO EXCEPCIONAL DE LA CULTURA KHMER HINDUISTA. MÁS DE 1 .000 SUNTUOSOS TEMPLOS ATESTIGUAN LA GRANDEZA Y EL PODER QUE TUVO ANTAÑO EL IMPERIO KHMER.
Toda capital khmer tenía en su centro un templo de Estado, en el que se encontraban ensalzadas todas las divinidades importantes del reino, principalmente Siva y posteriormente Buda.
A menudo se les denominaba “templos montaña” por su forma exterior.
Al norte de este templo se encontraba el palacio del rey y, habitualmente, un santuario dedicado a los reyes difuntos protectores de su territorio.
En el centro de Angkor se levanta el gigantesco templo de Angkor Vat, la construcción religiosa más grande del mundo.
Cada soberano khmer, igualmente dios, mandaba alzar un templo en honor de la deidad con la que se deseaba reunir después de su muerte.
El templo constituye una expresión arquitectónica gigantesca de esta tradición hinduista.
El rey khmer Suryavarman II, conocido como el «Protegido del Rey Sol», ordenó construir Angkor Vat en el siglo XII en honor de nada más y nada menos que Vishnu, «el Controlador del mundo».
Angkor Vat refleja la concepción que del mundo tenían los khmer, inspirada en la cosmología india.
Angkor Vat es una reproducción exacta del cosmos celeste.
Angkor, que se extiende sobre unos 200 km², fue incluida ¡br la UNESC en la lista del Patrimonio Mundial en el 1992.
Este perqua arqueológico alberga los admirables vestigios de las diferentes capitales del imperio entre los siglos IX al XV. Entre ellos destaca el célebre templo de Angkor Vat Y el templo de Bayon, en Angkor Thom, adornado con innumerables esculturas.
Los templos de Angkor conforman el centro del reino khmer.
En Angkor Vat, el templo principal, los principios materiales de la cultura khmer se funden con los espirituales y religiosos.
Desde un punto de vista arquitectónico y artístico, la cultura khmer alcanzó con la construcción de Angkor
Vat su punto culminante. El corazón del complejo de templos, el palacio celestial, está rodeado por un foso de agua (baray) de casi 200 m de ancho que representa el mar original que envuelve la tierra habitada. Angkor Vat es el símbolo del monte Meru y del Universo.
La ciudad estaba encerrada por una muralla cuadrada, a veces de cuatro kilómetros de lado, atravesada por cuatro puertas que correspondían a los ejes del templo de Estado.
Además de las casas de los habitantes y de las infraestructuras de toda ciudad, un elemento importante en las capitales del reino khmer eran los baray, amplios depósitos de agua no excavados en los que la lluvia se retenía mediante diques para posteriormente distribuirla entre los arrozales y el resto de plantaciones durante la estación seca.
Como ya se ha dicho, el rey dios Suryavarman II fue quien mandó construir este complejo de templos.
Una estatua de Vishnu de dimensiones descomunales ubicada en la galería de la puerta principal los documenta de manera impresionante.
El «Protegido del Rey Sol» era plenamente consciente de su posición como rey dios de los khmer: en efecto, la estatua de Vishnu de Angkor Vat presenta los rasgos del soberano khmer.
Los edificios del impresionante complejo de templos están dispuestos según estrictos principios geométricos como una pirámide de tres niveles con cinco torres sobresalientes en el piso superior.
La torre central, la más alta, está dominada, ante todo, por el espíritu del rey dios fallecido.
Llaman la atención en el complejo religioso de Angkor Vat las opulentas decoraciones y los exuberantes ornamentos de las paredes. Las representaciones en relieve de Apsaras y Devatas, las hermosas bailarinas del Cielo encargadas de transmitir la alegría del Paraíso a los dioses, ejercen de leitmotiv.
Las bailarinas muestran la parte superior del cuerpo desnuda, y únicamente visten una larga falda; asimismo, lucen peinados llenos de imaginación.
En Angkor Vat se han contado más de 1.500 de tales representaciones. Cada figura es una obra maestra por sí sola.
Ningún relieve es igual a otro. «Vuestro delgado, encantador y brillante cuerpo, que cubre las paredes más bellas y fastuosas, supera en esplendor toda la hermosura del dios del Amor y alegra a la Tierra como la hoz de la Luna creciente» se puede leer en el templo de Angkor Vat.
Las paredes de la galería inferior del templo están cubiertas con bajorrelieves.
Los personajes de las escenas narran en una sucesión de imágenes la cosmología hinduista.
Los relieves tienen una longitud superior a 800 my ocupan una superficie de 2.000 m2.
El batido del océano de leche ocupa en la mitología hinduista un lugar central. La representación del mito puede encontrarse en muchos templos de Angkor y se basa en la concepción hinduista del cuerpo del mundo como un barril de mantequilla relleno de leche.
Miles de muchachas se preparaban para ser apsaras o bailarinas sagradas y actuar en las festividades religiosas de los jemeres. Los relieves de piedra de los templos de Angkor incluyen numerosas representaciones de estas bailarinas que actuaban semidesnudas.
Cuando los ejércitos tailandeses conquistaron la ciudad en 1431, se llevaron a las bailarinas a Tailandia, donde las vistieron con ropajes muy sofisticados, como los que sigue utilizando el Ballet Real Camboyano en recuerdo del recato impuesto hace más de 500 años por una cultura extranjera.
El templo de Angkor Vat está considerado como el símbolo nacional de Camboya. Ninguna otra construcción representa con tanta fidelidad la cultura khmer y el pueblo camboyano.
Un cuarto pasillo a tres naves con cuatro hileras de pilastras —la central cubierta por falsa bóveda de arenisca y las dos laterales por semibóvedas, está situado ortogonalmente a los otros tres, viniendo así a delimitar cuatro pequeños patios internos.
El alto zócalo sobre el que estos se fijan y los escalones que llenan al nivel del suelo los identifican como estanques de agua lustral, indispensable para las ceremonias del templo.
En las dos esquinas del frente occidental del primer nivel, a los lados del claustro cruciforme que se abre con dos pórticos laterales hacia el patio, hay dos bibliotecas.
El segundo nivel es accesible, además que desde el claustro, también desde el patio y, en consecuencia, desde los pabellones de entrada en gradería colocados sobre otros tres ejes de la segunda galería y desde sus torres angulares, que aquí son auténticos prasat.
Saliendo por la escalera central del pórtico cruciforme, se encuentran otras dos pequeñas bibliotecas unidas entre ellas y con la entrada de una plataforma sobrealzada sobre bajas columnas en palafito.
Este segundo nivel del Angkor Vat estaba prohibido al pueblo, por lo que la oscura galería de nave única que lo delimita y que mide 100 metros por 115 no presenta aperturas en la pared externa, aunque esté aligerada por falsas ventanas en balaustre.
En el patio del segundo nivel se levanta el basamento del tercero, un cuadrilátero de 75 metros de lado y 1.3 metros de alto (11 según Jacques), dividido en dos escalones con notables molduras.
Doce empinadísimas escalinatas sin rellanos, inclinadas incluso 70 grados y encerradas cada una entre cuatro pares de poderosos contrafuertes, llevan a la tercera galería, que mide 60 metros por lado.
En la pared externa se abre un conjunto de ventanas en balaustre, mientras hacía el interior la galería, cubierta por la falsa bóveda de costumbre, se apoya sobre pilastras y está ribeteada por una columnata que sostiene una media bóveda rebajada.
El tercer nivel reproduce el claustro cruciforme del primero y une el prasat central a los pabellones axiales de entrada mediante pasillos de triple nave sobre pilastras, delimitando cuatro pequeños patios que probablemente servían de estanques benditos.
Pero, a diferencia del claustro del primer nivel, que no tenía ninguna superestructura en el cruce de los cuatro pasillos, aquí el poderoso prasat central de 42 metros de alto domina el espacio y subordino todas las demás estructuras, como si se las tragara al atornillarse en espiral de sus pisos, en un fortísimo impulso vertical.
De planta dentada, con cuatro vestíbulos precedidos por otros tantos pórticos, el prasat tenía originariamente cuatro auténticas puertas y albergaba una estatua de Vishnú.
Algunos creen que se trataba de la que actualmente se halla en el gopura occidental del muro exterior.
Inmediatamente después de la conversión del templo en un centro budista, las puertas fueron tapiadas para esculpir imágenes de Buda.
En 1908 se volvió a abrir la meridional descubriendo en la parte interior, en un pozo de 25 metros bajo el pedestal roturado de la estatua desaparecida, el depósito que se hizo cuando se fundó, formado por dos bloques rectangulares superpuestos de arcilla: en una cavidad circular del interior se encontraron dos hojas de oro y cuatro más pequeñas cubiertas por una arena finísima que contenía dos zafiros blancos.
Del probable tesoro anexo nada se encontró.
Encima de los contrafuertes formados por los frontones de los vestíbulos y de los pórticos, el prasat se levanta otros cinco pisos coronados por una triple corona de pétalos de loto y acabados en capullo de la misma flor.
Los cuatro prasat angulares retoman la estructura del central pero tienen dimensiones inferiores.
Palacio de los dioses en el monte Meru, este tercer nivel era accesible sólo para el gran sacerdote y para el soberano, que se identificaba con dios.
Los cinco prasat de la quiconcia no son las únicas torres-sagrario del Angkor Vot; también las angulares de la segunda galería son templos y asimismo las tres que dominan las entradas del muro más externo.
El total de los prasat es pues de doce y C. Jacques advierte la recurrencia de tal número: doce escalinatas en la segunda avenida de acceso, otras tantas en la plataforma sobre la que surge el templo propiamente dicho y siempre doce para subir al tercer nivel; también las entradas del tercer muro son doce.
Obviamente, el número tenía un sentido especial que iba más allá de su vinculación a las casas del zodíaco y a los animales del calendario chino.
• Una ciudad construida sobre canales
La situación de Angkor presenta varias ventajas naturales que contribuyeron a la prosperidad de la ciudad.
En primer lugar, la tierra del entorno era fértil, y si se la mantenía bien irrigada podía dar tres y hasta cuatro cosechas de arroz al año.
En segundo lugar, se halla cerca de Tonle Sap, un gran lago poco profundo y cubierto de flores, que era considerado una de las mayores reservas de peces del mundo.
En tercer lugar, la selva proporcionaba todos los materiales de construcción, en especial la teca para los suelos de templos y galerías.
Y en último término, la geología de la zona ofrecía abundante arenisca, hierro, oro, plata, cobre y estaño.
Los habitantes de Angkor construyeron largos canales de riego y dos grandes depósitos, al este y al oeste, cada uno de los cuales podía contener más de 7.000 millones de litros de agua, para regar los campos de cultivo durante los seis meses de sequía.
Durante la misma, el lago de Tonle Sap ocupaba una extensión similar a la del Gran Lago Salado de EE.UU., pero con la llegada de los monzones crecía hasta alcanzar las dimensiones del Ontario.
Uno de los misterios más desconcertantes de Angkor es la razón de su abandono.
Algunos expertos opinan que la doctrina de la renunciación, predicada por el nuevo budismo hmayana a finales del siglo Xiu, debilitó las ambiciones militares de los jemeres, que optaron por convertirse en pacifistas, antimaterialistas y altruistas.
Así, cuando los ejércitos tailandeses cayeron sobre Angkor en 1431, saquearon la ciudad tras un asedio de siete meses, no encontrando más resistencia que la de la clase dominante.
Cuando los tailandeses se retiraron, los jemeres fueron incapaces de restaurar la gloria anterior de Angkor.
Un gobierno débil, una rebelión de esclavos y el paludismo contribuyeron a esta pérdida de identidad nacional. También es posible que una sequía o un monzón excesivo quebrantaran la economía agrícola.
Una leyenda budista cuenta que un rey condenó a ahogarse en el Tonle Sap al hijo de un sacerdote por haber ofendido a la familia real. Irritado, el dios serpiente hizo que el lago se desbordara, destruyendo Angkor.
En nuestros tiempos, el Tonle Sap sigue desbordándose a consecuencia de las crecidas del río Mekong.
Se cree que en siglo XV el lago estaba mucho más cerca de la ciudad de los canales, y no resulta muy extraño que la leyenda, en última instancia, se basara en hechos reales. .. .
• ►CRONOLOGÍA:
* Hacia 889-890: Acceso al poder del rey Yasovarman I y fundación de la capital Yasodharapura.
* Hacia 1002-1050: Rey Suryavarman I.
* 1113-1150: Construcción de Angkor Vat en el barrio sudeste de Yasodharapura bajo el mandato del rey Suryavarman II.
* 1177-1181: Conquista de Angkor por los cham.
* 1181: Expulsión de los cham.
* Hacia 1200: Construcción de la “gran ciudad real”, Angkorlhom.
* 1353, 1393 y 1431: Saqueo de la ciudad real de Angkor.
* 1907: Fundación de la Conservation d’Angkor.
* 1992: Declaración de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
* 1998: Ayuda internacional para la conservación de Angkor.
Plano Planta de Angkor
Palacio, templo, mausoleo o monasterio? Todo esto y aún más —morada divina—fue el Angkor Vat, el monumento mds famoso de Angkor, edificado por Suryavarman II entre los años 1113 y 1150.Llamado antiguamente Brah Bishnulok o Vrah Vishnuloka, la «Sagrada morada de Vishnú», dededicado por su constructor a la segunda divinidad de la Trimurti, con quien Suryavarman se identificó.
A su muerte, de hecho, el gran soberano adoptó el nombre póstumo de Paramavishnuloka, «Aquel que ha ido al paraíso del supremo Vishnú» y el templo se convirtió en el mausoleo.
El nombre con que hoy es conocido significa «ciudad real (que es) monasterio», pues después de la revolución religiosa llevada a cabo por Jayavarman VII en el siglo XIII, el imperio khmer abrazó el budismo y el Angkor Vot, que había sido un sagrario vishnuita, se transformó en un wat —término de origen tailandés que significa precisamente «monasterio»— budista.
Una tradición local totalmente fantasiosa afirma incluso que la transformación del Angkor Vat en monasterio fue obra de Buddhaghosha, famoso monje indio que, de regreso de Sri Lanka con los textos del canon budista, recibió como presente precisamente el espléndido complejo.
Al margen de las leyendas, lo cierto es que la conversión en un lugar budista sí hizo que el Angkor Vat no fuera abandonado completamente nunca.