Biografia Carlos I de España Carlos V de Alemania Guerra Sucesion
Biografía Carlos I de España y Carlos V de Alemania
En 1516, un joven flamenco de poco más de veinte años, nieto de los Reyes Católicos, recibe en herencia los reinos de España.
Sus dominios comprenden el Nuevo Mundo, y poco después, es elegido emperador de Alemania. Se conviene de esta manera en el soberano más poderoso de la época.
CARLOS I DE ESPAÑA (V DE ALEMANIA):
En el siglo XVI, la monarquía española alcanzó su máximo esplendor y poderío.
Bajo el reinado de Carlos y —heredero de extensos territorios— resurgió en occidente la idea de un imperio universal.
Carlos I (y V del Sacro Imperio Romano) (1500-1558), rey de España (1516-1556) y, como Carlos V, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico (1519-1558), fue una de las principales figuras de la edad moderna, llevó a cabo el último intento por mantener la unidad europea en torno al cristianismo católico.
Carlos I de España y V de Alemania gobernó sobre el mayor imperio del comienzo de la era moderna.
Sus vastas posesiones comprendían Luxemburgo, los Países Bajos, Artois, Navarra, Aragón, Castilla, Nápoles, Sicilia, Cerdeña, además de los dominios germanos de los Habsburgo y las colonias españolas de América y Filipinas.
El monarca más poderoso de su tiempo nació en Gante, actual Bélgica, el 24 de febrero de 1500.
Era hijo de Felipe el Hermoso, archiduque de Austria, y de Juana la Loca, reina de Castilla. Vivió su infancia en la corte flamenca, donde recibió una cuidadosa educación a cargo de su tía, Margarita de Austria.
Residió en Flandes hasta los 16 años, cuando la temprana muerte de su padre y los problemas mentales de su madre, que fue declarada incapaz, le obligaron a trasladarse a España.
Así, a la muerte de su abuelo materno, Fernando el Católico, recibe en herencia los reinos de España y el Nuevo Mundo.
BREVE FICHA BIOGRAFICA
• Nació el 24 de febrero de 1500 en Gante (actual Bélgica); hijo de Juana de Castilla y Felipe el Hermoso, archiduque de Austria. Sus abuelos Reyes Católicos, y los paternos, el emperador Maximiliano I y doña María de Borgoña.
• Antes de que cumpliera dos años, sus padres fueron a España para hacer valer su condición de herederos de los Reyes Católicos. Carlos quedó a cargo de Margarita de Austria y luego de Adriano de Utrecht, quien le dio una excelente educación.
• En 1515 fue declarado mayor de edad y gobernó los Países Bajos; al año siguiente se convirtió en Rey de España con el nombre de Carlos I.
El Emperador:
En 1520 partió hacia Alemania, donde lo habían proclamado Emperador con el nombre de Carlos V, en reemplazo de su abuelo Maximiliano I de Austria.
• En 1530 el papa Clemente VII lo coronó Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Enfrentó la aparición del protestantismo y el avance dé los turcos. Intentó poner fin a la división religiosa y rechazar a los invasores, sin éxito.
• En 1556, cansado de las numerosas guerras, abdicó de todos sus títulos: a su hermano Fernando le cedió la corona del Sacro Imperio, y a su hijo Felipe le legó la herencia borgoñona, aragonesa y castellana.
• Murió en el monasterio de Yuste (España).
Los Territorios de Carlos V en Europa
Durante su reinado, España ocupó las principales colonias en América, extendiendo el imperio en el que jamás se ponía el Sol. En 1519 Hernán Cortes y sus hombres llegaron a México y pronto lo conquistaron.
Desde allí, otros europeos avanzaron hacia Centro de suddamérica. En tiempos de Carlos V, además, se establecieron los principales virreinatos para organizar el gobierno de las posesiones americanas y el envío de su producción minera.
SU ÚLTIMO DÍA COMO EMPERADOR:
Bruselas, 25 de octubre de 1555, Poco antes de las 15, el emperador Carlos V, vestido sencillamente, abandonó su residencia montado en una mula, escoltado por unos pocos caballeros, y se dirigió al gran palacio de los duques de Brabante, donde se encontraban ya reunidos embajadores, príncipes y cortesanos.
El emperador se situó bajo el dosel donde lo aguardaban su hijo Felipe, sus hermanos y el príncipe de Orange.
Carlos V abdicó solemnemente en favor de su hijo y de su hermano, entre los cuales dividió sus vastos dominios.
La ceremonia fue breve y simple. En medio del más completo silencio, el emperador se levantó lentamente y resumió la historia de su difícil y largo reinado: "He luchado —dijo— no por ambición de ser señor de muchos países, sino para bien de mis Estados".
El gran emperador se volvió luego hacia su hijo y, con voz alterada por la emoción, lo exhortó a defender siempre la fe católica y a proceder con justicia.
La abdicación quedó confirmada por la carta de renuncia del 16 de enero de 1556, en que concretaba el traspaso de su autoridad.
Con el solemne acto de su abdicación, Carlos V reconocía que el ambicioso programa de tener a Europa bajo una autoridad única había fallado.
El propósito había sido demasiado grandioso; enormes las dificultades de unir a los diferentes pueblos europeos en una única y gran nación.
Fracasó Carlomagno y fracasó Carlos V, a pesar de su voluntad poderosa y su genio político.
Sería necesaria, cuatro siglos después, la más sangrienta guerra de la historia para que los europeos renunciaran a parte de su exagerado amor por el nacionalismo más estrecho.
LA HERENCIA TERRITORIAL RECIBIDA DE SUS PADRES
La “diplomacia matrimonial” llevada a cabo durante los siglo XV y XVI ofreció mayores ventajas que las que muchas veces otorgaban las guerras de conquista.
Así, Maximiliano I de Habsburgo recibió, en el año 1493, una sustanciosa herencia: Austria Hungría, el sur de Alemania y el derecho a ser emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.
Por su esposa, María de Borgoña, Maximiliano obtuvo también los Países Bajos (actuales Bélgica y Holanda), cuyo dominio trasmitió luego a su hijo Felipe el Hermoso.
Envió, entonces, emisarios diplomáticos por toda Europa, en busca de casamientos ventajosos para sus hijos. (imagen: Carlos V en su juventud)
Carlos se educo en los países bajos. Hablaba varios idiomas y adquirió una rígida formación religiosa que le brindo el sacerdote católico Adriano de Utrecht. También este ultimo lo intereso en los problemas comerciales y financieros.
España que se hallaba en proceso de unificación y había incorporado recientemente las tierras americanas, resultaba un vínculo sumamente atractivo para el emperador, quien concertó con los Reyes Católicos el casamiento de Felipe con la princesa Juana de Casalla y de su hija Margarita con Juan de Aragón, único hijo varón de los reyes españoles.
Se estableció, así, una sólida alianza entre el Sacro Imperio (en manos de la casa de Austria o Habsburgo) y los soberanos españoles. Juan de Aragón murió al poco tiempo sin herederos,
Sin embargo, del matrimonio de Felipe con Juana nacieron seis hijos.
Carlos, el primogénito, fue el heredero de los extensos territorios de sus abuelos maternos y paternos, acumulando en sus manos el mayor poder de Europa.
• De sus abuelos maternos, los Reyes Católicos, Carlos I heredó los reinos de Castilla y Aragón, con los territorios americanos —que correspondían a la corona de Castilla— y los italianos (Cerdeña, Nápoles y Sicilia) —anexados a la de Aragón—. Fue coronado con el nombre de Carlos I.
• De su abuela paterna, María de Borgoña, Carlos I recibió Luxemburgo, los Países Bajos y el Franco Condado. De su abuelo paterno, el emperador Maximiliano de Austria, heredó los territorios del archiducado de Austria —uno de los principales estados que integraban el Imperio alemán—.
Carlos V, emperador de Alemania
La muerte de Maximiliano dejó vacante el trono imperial. Carlos I de España aspiró a él. De acuerdo con la Bula de Oro de 1356, la dignidad imperial era electiva y la designación era decidida por siete príncipes electores.
Los príncipes alemanes debieron elegir emperador entre tres candidatos: Enrique VIII de Inglaterra, Francisco I de Francia y Carlos I de España.
La noticia de que los príncipes estaban dispuestos a vender sus votos a quien mejor los pagase preocupó a Carlos, ya que las arcas española estaban vacías en ese momento.
Recurrió entonces a la ayuda de los Fugger —una importante familia de banqueros alemanes— quienes, a cambio de su apoyo económico, pidieron que se les otorgase los derechos sobre Amberes, el principal puerto de los Países Bajos.
Carlos I aceptó el acuerdo y, en el año 1519, los príncipes alemanes reunidos en Franckfurt lo eligieron emperador con el nombre de Carlos V.
A pesar de la pluralidad de lenguas, tradiciones y costumbres de sus territorios, Carlos quiso construir un imperio universal. Su propósito no prosperó y debió luchar en tres frentes: contra los protestantes de Alemania, contra Francia y contra los turcos.
• Carlos I debió enfrentar a la Reforma protestante, que dividió a la Europa cristiana y se convirtió en un problema político.
• El nombramiento imperial de Carlos I fue resistido por las otras potencias europeas, Francia e Inglaterra, temerosas de la preponderancia del emperador alemán. La más afectada fue Francia ya que su territorio estaba cercado por los dominios de Carlos y. Las tensiones entre el emperador y el rey francés, Francisco I de Valois, desembocaron en una guerra entre ambos.
El principal motivo de la guerra fue la posesión del Milanesado, en Italia. Finalmente, en la batalla de Pavía, el rey de Francia fue derrotado y hecho prisionero por Carlos I.
• Carlos I tuvo además que frenar el avance de los turcos sobre Europa. Si bien evitó que conquistaran Viena, no pudo impedir u dominio sobre el mar Mediterráneo.
Jacobo Fugger. ilustración alemana del siglo XV.
Los Fugger fueron una importante familia de mercaderes y financieros alemanes, que actuaron como banqueros al servicio de los reyes de España durante el siglo XVI y los primeros años del siglo XVII. Con Jacobo Fugger (1459-1525) —representado en esta imagen— esta casa se convirtió en la primera banca de Europa y contó con sucursales en las principales ciudades de Europa. (una ilustración alemana del siglo XVI)
Las Resistencias en España:
Durante su reinado, Carlos I tuvo que enfrentar graves conflictos sociales en el interior de España.
El de mayor gravedad estalló entre los años 1520 y 1521 cuando se produjo la revuelta de los “comuneros” de Castilla, quienes exigieron a la corona el respeto de las libertades tradicionales de las ciudades o comunas.
Considerada por muchos historiadores un anticipo de las futuras revoluciones burguesas, la rebelión fue aplastada.
Esta situación fortaleció el poder de los nobles y, al mismo tiempo, impidió el desarrollo de la burguesía española.
Así, cuando Carlos y renunció a sus posesiones y al trono imperial, la economía española, sobre todo la de Castilla, se hallaba al borde de la quiebra.
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PARA SABER MAS SOBRE CARLOS V
EL EMPERADOR HUYE VESTIDO CON CAMISOLA
En 1547 muere Francisco I de Francia. Además, los protestantes habían sufrido una importante derrota ante las fuerzas del Imperio, en Mühlberg. Carlos V cree haber llegado, por fin, a un momento de calma.
Se retira a su castillo de Innsbruck para tratarse la salud.
El soberano sufría de gota, enfermedad muy común en las familias reales.
De origen hereditario, la molestia aparecía con frecuencia en las cortes europeas.
Pensaba aprovechar el período de tratamiento para reflexionar mejor sobre los problemas del Concilio de Trento.
Pero a poco llegan mensajeros trayendo informaciones alarmantes: Enrique II, el nuevo rey francés, atacaba a los imperiales en Lorena, los turcos estrechaban el cerco de Viena y un ejército comandado por el príncipe protestante Mauricio de Sajonia avanzaba contra el refugio de Carlos.
—Si Vuestra Majestad no quiere ser tomado prisionero, conviene abandonar hoy mismo la ciudad —avisan los mensajeros—.
Se dice que en camisola y gimiendo por los dolores en las piernas, Carlos V, monarca supremo del Sacro Imperio, se vio obligado a huir del castillo durante la noche, para evitar la humillación de ser aprisionado.
El emperador se refugia entonces en Bruselas, pero pronto el País de Flandes es asaltado por los franceses.
Carlos V muchas veces había cedido ante los príncipes germánicos, haciéndoles concesiones que ampliaban su autonomía.
En realidad, ¿no tenían ellos el privilegio de elegir al emperador? Pero la vieja nobleza alemana pretendía mantener sus privilegios locales, no teniendo interés en conservarse en el seno del Imperio.
En 1555, en un acto de suprema rebeldía contra el emperador, los príncipes germánicos reunidos en la Dieta de Augsburgo conceden plena libertad de culto a los protestantes.
Carlos V había luchado por crear un gran imperio cristiano europeo, e incluso universal. Pero lo que se estaba forjando en Europa eran lo; Estados nacionales, un proceso que duraría siglos (Alemania e Italia).
Las diferencias económicas, sociales y culturales entre los varios países; y regiones eran claras: desarrollo capitalista "aventurero" en los Países Bajos y en el Norte de Italia; subdivisión feudal en Alemania; sociedad rígida y con características medievales en España, sobre la que planeaba la centralización real.
No existían intereses generales en Europa que se sobrepusiesen a los intereses locales. Por eso el Imperio no alcanzó homogeneidad y, además, estaban Francia, los reinos independientes y la Reforma.
Sintiendo próximo el fin de su reinado, el monarca espera poder transmitir el poder a su hijo Felipe. Este era su legítimo heredero. Había nacido de su casamiento con Isabel, hija de Don Manuel, el Afortunado, Rey de Portugal.
Mas el joven era "demasiado español" a los ojos de los príncipes alemanes. Los electores preferían a Fernando, hermano más joven de Carlos V, quien, a pesar de haber nacido y de haberse criado en España, junto a Fernando el Católico, de quien era el nieto predilecto, había mantenido relaciones más estrechas con la nobleza germánica.
En una última tentativa de aumentar el prestigio de Felipe, el emperador resuelve aplicar con él la vieja "diplomacia matrimonial" de los Habsburgo.
Hace casar al joven, que tenía 27 años, con la reina de Inglaterra María Tudor, quien, además de ser diez años mayor que él, es prima hermana de Carlos V.
Consta que María apreció mucho a su joven marido.
Pero la maniobra no dio los resultados políticos esperados. María murió sin dejar descendencia, y en 1556, Carlos V manda llamar a Bruselas a Felipe y a Fernando.
Delante de ellos, en la sala del trono, el soberano anuncia con gravedad su testamento político.
—A ti, mi hijo Felipe, dejaré España, los Países Bajos, los reinos de Nápoles, de Sicilia, las islas Baleares, Cerdeña y el nuevo continente de las Indias Occidentales (América) .
En cuanto a ti, mi hermano Fernando, heredarás el título imperial. Tengo la convicción de que obtendrás la aprobación de los príncipes germánicos . . . Tomaréis desde ya posesión de vuestros dominios, pues vuestro padre y hermano, Carlos V, a partir de hoy no es más el emperador.
Después de renunciar a todos sus títulos, Carlos se retira a Extremadura, en España.
Desde el monasterio de Yuste, donde pasa sus dos últimos años, aconseja a sus sucesores, pero no interviene ya más en el manejo de los asuntos públicos.
El, que pudo unir a Europa, transmitió todos los objetivos de su familia a su hermano, y la defensa de sus convicciones a su hijo. Dejó de existir el 21 de setiembre de 1558.
EL IMPERIO DE CARLOS V
En 1516, a la muerte de Fernando el Católico, las coronas de los reinos de la península ibérica —excepto Portugal— pasan a Carlos I, su nieto, quien debe, no obstante, respetar la calidad de reina de su madre.
Junto con España recibe Sicilia, Nápoles, Cerdeña, algunas plazas fuertes africanas (obtenidas por los españoles) y lo descubierto en América.
En 1519, por herencia de su abuelo paterno Maximiliano I, le corresponde la posesión de Austria, Tirol y otras regiones dependientes de la Casa de Habsburgo, así como el derecho a ser propuesto para la corona imperial.
Los Países Bajos, Luxemburgo, Artois, el Franco-Condado y otros territorios, recibidos de la Casa de Borgoña, los había heredado de su padre Felipe (m. 1506), en 1515, a su mayoridad (15) como herencia de la madre de aquél, María de Borgoña.
Con el auxilio de los banqueros Fugger es elegido titular del Sacro Imperio y recibe el nombre de Carlos V. Durante su largo reinado debe contender con adversarios poderosos, como Francisco I de Francia y Solimán el Magnífico, sultán otomano.
Interiormente enfrenta, en España, a principios de su reinado, la rebelión de las Germanías y la de los Comuneros, y, en 1524/26, la de los campesinos sublevados en el sur y centro de Alemania; en ese país del Sacro Imperio también procura sofocar los movimientos protestantes.
Abdica en 1556 y deja a su hermano Fernando las tierras de los Habsburgo y la corona del Sacro Imperio, y a su hijo, Felipe, el reine de España con sus territorios de Ultramar, las posesiones de lengua italiana y francesa (Franco Condado y otros), v su tierra natal, los Países Bajos.
Enfrentamiento con Lutero:
El segundo acontecimiento, la Reforma, fue una contienda en la que Carlos fracasó categóricamente.
La expansión del luteranismo amenazaba con quebrantar todo el orden político y social del Imperio, y Carlos estuvo demasiado preocupado con sus asuntos en España y las guerras contra Francia hasta que fue demasiado tarde.
Cuando intervino por vez primera, hacia 1521, Lutero ya no podía ser sometido y justificó su posición casi triunfalmente frente a él en la Dieta de Worms.
El que posteriormente fuese sometido al poder del Imperio contribuyó poco a controlar las tendencias de dispersión inherentes al Sacro Imperio Romano y a asegurar que no sólo Francisco I podía explotar las distensiones religiosas, sino que los príncipes alemanes, con el pretexto religioso, podían consolidar su propia soberanía territorial.
Carlos estaba totalmente dispuesto a reconciliar a los grupos rivales, pero los príncipes católicos, alentados por Francisco I, insistieron en la afirmación de la primicia del catolicismo romano.
Los miembros luteranos de la Dieta imperial elaboraron un informe con sus teorías, para ser leídas antesde la Dieta que tenía que celebrarse en Augsburgo en 1530.
Dicha declaración, esencialmente conciliadora y conocida como confesión de Augsburgo, no pudo conciliar sin embargo las divisiones ante la actitud de «o todo o nada» por parte de los príncipes católicos rivales.
Temiendo que el emperador pudiera ahora sofocar el luteranismo por la fuerza, un grupo de personalidades y ciudades luteranas formaron una unión defensiva llamada Liga de Esmalcada y en 1546 estalló la guerra.
Carlos no pudo someter a los luteranos, y en la paz de Augsburgo, de 1555, concedió a cada principa del Imperio el derecho de decidir cuál de las dos religiones se permitiría en su territorio y sería impuesta a sus" habitantes. Abatido y desilusionado, delegó en su hijo Felipe el gobierno de los Países Bajos.
Un año después renunció al título imperial a favor de su hermano Fernando, y abdicó la corona de España y de sus posesiones en Italia a favor de Felipe.
Exhausto, se retiró al monasterio de San Jerónimo de Yuste, donde murió en 1558.
El último de los emperadores medievales había desaparecido de la escena.
Mientras que triunfaba en dar una cierta unidad a su vasta acumulación de posesiones, Carlos fracasó en su máxima ambición, la de restablecer la idea de universalismo imperial.
Fuente Consultada:
Historia 2 - El Mundo Moderno
La LLave del Saber Tomo I Pasado y Presente del Hombre Ediciones Cisplatinas