Historia y Desarrollo de Moscú - Arquitectura y Monumentos
Historia de Moscú
Moscú, capital de la Unión Soviética, tiene una industria gloriosa y muy movida. Ciudad santa en la que los zares se hacían coronar, estuvo en innumerables ocasiones a merced de la sedición, el incendio o el pillaje.
Se desarrolló continuamente, y en la actualidad es una capital moderna con rascacielos, teatros, museos y metro. El centro administrativo de la inmensa Unión Soviética es al mismo tiempo sede de una industria pujante.
El nombre de Moscú, capital de la Unión Soviética, aparece por primera vez en las crónicas a mediados del siglo XII. En 1156 el príncipe Suzdal edificó una ciudadela de madera que recibió el nombre de Kreml (Kremlin). Alrededor de este núcleo creció la ciudad de Moscú.
En los siglos XII y XIII era ya una ciudad importante que hubo de soportar las invasiones de los tártaros. En el siglo XIII incendiaron éstos la ciudad en dos ocasiones, y un siglo después fue de nuevo, varias veces, víctima de los ataques de los tártaros y del pillaje.
En 1326, además, el metropolitano (arzobispo) de Rusia trasladó su residencia de Vladimir a Moscú, con lo que el prestigio de la ciudad aumentó considerablemente.
La catedral de San Basilio y sus cúpulas
A partir del siglo XVI Moscú fue un importante centro comercial que mantenía relaciones tanto con Oriente como con Occidente; en esas transacciones el comercio de pieles ocupaba el primer lugar.
Moscú era asimismo el centro cultural y administrativo de Rusia. A principios del siglo XVII fue conquistada por los polacos, que la abandonaron en 1612. La ciudad conservó sus prerrogativas de capital administrativa y cultural de Rusia hasta 1712, año en que Pedro el Grande trasladó su residencia a San Petersburgo, ciudad que había mandado construir.
Moscú, privada del poder, fue todavía presa de las llamas en algunas ocasiones (en especial en 1737, 1748 y 1752). Conoció épocas muy duras que le valieron ser reconstruida según una concepción más moderna, dotada de anchas avenidas y grandes plazas públicas.
En cuanto a la población, aumentaba continuamente. Al final del reinado de Catalina II la Grande, hacia 1790, contaba con 175.000 habitantes. Aunque no era ya la capital de Rusia, siguió teniendo gran importancia cultural, pues la primera universidad rusa había sido fundada en Moscú, en 1755. Además, era la ciudad santa de los cristianos ortodoxos, y en ella celebraban los zares la ceremonia de su coronación.
Moscú representó un papel importante en la guerra de 1812. Las tropas de Napoleón la ocuparon el 14 de setiembre, pero el incendio provocado por los rusos obligó a retirarse al ejército francés. Al año siguiente iniciaban su reconstrucción. El célebre Teatro Bolchoi se edificó en 1821, y la Bolsa, en 1837.
Después de la abolición del vasallaje en 1861, Moscú se convirtió en el segundo centro industrial de Rusia (el primero era San Petersburgo) y en el núcleo central de una extensa red ferroviaria, y construyeron en ella grandes bancos y otros inmuebles comerciales.
En 1871 la población alcanzaba la cifra de 600.000 habitantes. Después de la Revolución rusa, el Gobierno abandonó Petrogrado (antes San Petersburgo, hoy Leningrado), y Moscú se convirtió en la capital del primer Estado comunista del mundo; esto sucedía en 1918. Durante la segunda guerra mundial los alemanes sitiaron la ciudad de octubre a diciembre de 1941.
Moscú está situada en las márgenes del Moscova, un afluente del Oka y subafluente del Volga, al que está unido por un canal. El pasado de la ciudad está representado por las viejas casas de madera, las callejuelas estrechas y algunas iglesias que datan de la Edad Media; esta parte contrasta fuertemente con la ciudad moderna, de imponentes edificios, flamantes establecimientos industriales y rascacielos. Moscú es el mayor centro político y administrativo de la URSS. El Presidium del Soviet Supremo tiene allí su sede, lo mismo que el Comité central del partido comunista.
Moscú es también una gran ciudad industrial. Antes de la revolución la principal actividad era la confección de tejidos, aunque contaba también, ya en aquella época, con algunas industrias químicas. Después de la revolución la ciudad marchó a grandes pasos hacia una industrialización a ultranza. La industria pesada, metalúrgica y química, fue objeto de una atención especial. Las actividades dentro del ramo textil, de la construcción de automóviles y de máquinas herramientas, son también muy importantes.
A causa del crecimiento masivo de su población después de la revolución de 1917, la ciudad se vio enfrentada a un problema de alojamiento muy difícil de solucionar. Los arquitectos construyeron numerosos rascacielos y edificios destinados a vivienda y trazaron anchas avenidas al tiempo que reservaban una zona verde con parques y jardines.
Así nació el Moscú del siglo XX. Después de la segunda guerra mundial se construyeron hospitales, escuelas y más edificios para viviendas, así como un nuevo centro universitario.
Moscú posee más de cien museos; entre ellos, el museo Lenin, el de la Revolución y el del Ejército rojo.
En todo el mundo se conoce el nombre de Bolchoi, uno de los treinta y cuatro teatros de Moscú; también hay seis estudios cinematográficos. En Moscú se editan 156 periódicos (entre ellos Pravda e Izvestia) y cerca de setecientas revistas. En 1935 se construyó un metro con estaciones subterráneas lujosas y profusamente decoradas.
De la ciudad salen numerosos trenes a todas las regiones de la Unión Soviética y hacia el extranjero. Líneas aéreas regulares unen Moscú con las ciudades rusas más importantes y con las capitales de los países del Este. La población de la ciudad aumenta sin cesar, y todos los años hay que habilitar viviendas para 100.000 personas más.