Historia de Praga: Capital de la Republica Checa
Historia de Praga
Praga empezó a formarse a partir del siglo IX alrededor de dos castillos que se alzan en las orillas del Moldau. La ciudad se convirtió progresivamente en un importante centro comercial y cultural.
Hoy día Praga es una ciudad moderna, y sus industrias emplean abundante mano de obra. Es también centro de transición entre el Este y el Oeste. Cuenta con numerosos monumentos históricos, como la catedral de San Vito.
Praga (en checo, Praha), fue la capital de la antigua Checoslovaquia, hoy separada entre Eslovaquia y República Checa, siendo capital de esta última.
Empezó a formarse en el siglo IX alrededor de dos viejos castillos levantados sobre dos cerros pequeños situados a derecha e izquierda del Moldau, el Hradcany y el Vysehrad. Esos dos castillos eran la residencia de los príncipes y, más tarde, de los reyes de Bohemia.
En la orilla derecha se formó un mercadillo para el abastecimiento de las casas particulares de los alrededores.
De este mercado salió, a la larga, Stare Mesto (ciudad vieja), mientras que Nove Mesto, o ciudad nueva, fue construida durante el reinado de Carlos IV, rey de Bohemia y emperador del Sacro Romano Imperio (1346-1378).
Ya en esta época vivían en la ciudad gran número de judíos que organizaron en ella un gueto y construyeron una de las más antiguas sinagogas de Europa y un gran cementerio judío.
En el siglo XIV, Praga era uno de los núcleos importantes de Europa central, de gran actividad comercial y también foco de propagación de la cultura, gracias a la universidad que creara Carlos IV.
Juan Huss, que criticó a la Iglesia y el modo en que vivían los eclesiásticos, estudió en esta universidad. Sus acusaciones hechas públicamente y las medidas que contra él tomó la Iglesia, provocaron la guerra de los husitas, durante la cual Praga luchó en las filas de los insurrectos.
Durante el reinado de Jorge de Podebrady, y con la dinastía de los Jagellon, la importancia de la ciudad no dejó de aumentar y sus reyes la dotaron de numerosas iglesias y otros edificios cuyo estilo correspondía al último período del gótico.
Al correr del tiempo fue creciendo la oposición a los Habsburgo, que se convirtieron en reyes de Bohemia a la muerte de Luis II de Hungría y querían imponer en Bohemia la religión católica.
A la postre, esta oposición provocó la «Defenestración de Praga» (23 de mayo de 1618), en el transcurso de la cual dos funcionarios imperiales fueron lanzados a través de una ventana del Palacio Real.
Este incidente originó la guerra de los Treinta Años, durante la cual los checos fueron batidos en la Montaña Blanca (1620), y determinado número de nobles checos, así como algunos burgueses, ejecutados públicamente (1621).
Acto seguido empezó a tomar forma la supremacía germánica, y Praga declinó: 2.000 familias influyentes emigraron. En 1648, al término de la guerra de los Treinta Años, las tropas suecas ocuparon gran parte de la ciudad.
Durante la guerra de los Siete Años (a mediados del siglo XVIII), Praga se encontró de nuevo en el centro de la actualidad. Federico el Grande, rey de Prusia, obtuvo en Praga su primera victoria sobre los austríacos.
Mercaderes y nobles extranjeros, principalmente alemanes, españoles e italianos, vinieron a establecerse en Praga, donde mandaron edificar suntuosos palacios y espléndidas iglesias en estilo barroco, que era el que estaba de moda en aquel tiempo.
La revolución industrial del siglo XIX fue sumamente provechosa para la ciudad, que creció rápidamente y se convirtió en el centro de un movimiento cultural nacionalista que ambicionaba resucitar el patrimonio nacional checo.
La ola de revoluciones que se extendió sobre Europa en 1848 no perdonó a la ciudad de Praga, aunque los generales austríacos reprimieron la sedición. Pero el sentimiento nacional se hacía, día a día, más preciso, y en 1861 los checos ganaron por mayoría la administración de la ciudad.
Finalmente, en 1918, Praga se convirtió en la capital de la República de Checoslovaquia y a finales del siglo XX Capital de la República Checa.
En marzo de 1939, los soldados de Hitler ocupaban la ciudad. Un levantamiento general de los habitantes de Praga terminó con la ocupación el 5 de mayo de 1945, pero cuatro días más tarde entraba en la ciudad el ejército soviético.
Praga pasa en la actualidad del millón de habitantes. Este aumento de la población se explica en parte por el abandono del campo, que fue muy intenso, especialmente después de 1945, cuando empezaron a montarse nuevas industrias en la periferia de las ciudades.
Desde el punto de vista económico, Praga ocupa una situación muy favorable, en el lugar en que coinciden diferentes regiones naturales.
La mayoría de las industrias son altamente especializadas; los checoslovacos cuentan con fábricas de turbinas, de camiones, de aviones y de aparatos de medida.
Praga es asimismo el centro de la industria química, dedicándose especial atención a la fabricación de productos farmacéuticos y cosméticos.
Las industrias alimentaria y textil han experimentado gran incremento, al igual que la industria gráfica, los talleres para el trabajo del cuero y la fotografía.
Praga es un centro importante de la red ferroviaria, situada en el empalme entre Occidente y la Unión Soviética. Por otro lado, líneas aéreas regulares la unen con el mundo entero.
El hecho de que, desde el fin de la segunda guerra mundial, Berlín haya dejado de existir como centro de vías internacionales de comunicación, ha favorecido el desarrollo de Praga.
La capital checa es centro importante de enseñanza artística, y posee numerosos museos en los que pueden admirarse las obras de grandes maestros de la pintura (Durero, Rubens, Rembrandt, Ingres, Delacroix, entre otros).
También se halla en Praga la más antigua universidad de Europa central y una biblioteca que contiene preciosos manuscritos y magníficos incunables.
Como en la mayoría de las ciudades de Checoslovaquia, las casas de Praga son generalmente de un solo piso.
Al reconstruir la ciudad se intentó conservar su aspecto histórico, y por ello se respetó el aspecto exterior de las fachadas; pero la instalación interior es moderna.
Desde lo alto de las colinas del Petrin se obtiene una vista maravillosa de la ciudad y de su castillo, que es en la actualidad la residencia del presidente de Checoslovaquia.
Muchos extranjeros y personajes célebres describieron el encanto de Praga, entre ellos el geógrafo Humboldt, los compositores Bach y Mozart y el poeta Goethe. El compositor checo Sme-tana describió el Moldau en un célebre poema sinfónico.