Enfermedades de los Huesos: Osteoporosis, Osteomielitis y Causas

Enfermedades de los Huesos
Osteoporosis Osteomielitis y las Causas

EL HUESO ENFERMO.

El hueso posee vida propia y en su interior existen celdillas repletas de médula, destinadas a producir la sangre, e incluso la porción más rígida, constituida por diversos minerales como la cal, no es un órgano inerte, sino que en su seno tienen lugar continuos cambios.

Los huesos ceden parte de su calcio a la sangre para que ésta mantenga una concentración constante de dicho mineral.

Por otra parte, debe depositarse en los huesos nuevo calcio para que no pierdan consistencia.

Estos procesos, así como los de crecimiento, están regulados por diversos mecanismos, en los que intervienen, sobre todo, las glándulas paratiroideas, la vitamina D y otros factores.

En la enfermedad llamada osteoporosis, el hueso se ve despojado de gran parte de sus minerales, por cuya causa disminuyen su consistencia y densidad.

Sus causas son numerosísimas: inactividad prolongada de un miembro, edad muy avanzada, actividad exagerada de las glándulas paratiroideas, etc.

Una de las formas más conocidas en que se presenta la osteoporosis es el raquitismo, cuya causa es una deficiencia en vitamina D.

El trastorno contrario consiste en que los huesos adquieren una mayor dureza de la normal; es la osteoesclerosis.

Su malla interna, en vez de enrarecerse, se espesa y, además, se deposita e ella mayor cantidad de minerales.

Como quiera que el hueso, al ser más consistente, pierde gran parte de su elasticidad, puede romperse más fácilmente, si bien parezca contradictorio que al hacerse más duro presente mayor peligro de fractura.

Pero así ocurre, del mismo modo como en un vendaval resisten los finos y flexibles sauces, mientras que son tronchadas las robustas encinas.

La condensación de estructura ósea puede ahogar su médula, dando lugar a alteraciones importantes en la composición de la sangre que se produce en ella.

En este hecho se hacen también patentes las estrechísimas relaciones que existen entre los diversos órganos.

La osteomielitis es una infección en el interior del hueso.

Su causa la constituye, por regla general, un microbio denominado estafilococo (el mismo que produce los furúnculos), el cual, después de haber penetrado en el hueso, entabla en el interior del mismo una lucha contra el organismo, que a su vez se defiende, de lo cual resulta un tipo de inflamación con producción de pus.

Esta enfermedad ocasiona mucha fiebre y suele empezar de modo brusco.

El hueso afectado duele bastante y se observan además en la piel que lo recubre, todos los signos de la inflamación (enrojecimiento, calor, dolor, hinchazón, etc).

Al cabo de unos días o semanas de empezada la dolencia, es posible descubrir por medio de los rayos X diversas alteraciones características. Para su curación es necesaria la administración de antibióticos e incluso, a veces, practicar ciertas operaciones quirúrgicas.

Los huesos también pueden ser asiento de diversos tumores, algunos benignos y otros malignos.

Las articulaciones enferman con mayor frecuencia que los huesos.

Un golpe sufrido sobre la articulación, un mal gesto o un paso en falso, son capaces de ocasionar el llamado esguince.

Se produce porque alguno de los varios ligamentos que unen fuertemente las diversas estructuras de la articulación, se distiende o incluso llega a romperse, con lo cual aquélla pierde uno de sus medios de fijación.

Entonces la articulación correspondiente duele bastante, su movilidad se ve dificultada e incluso, a veces, aparece hinchazón, calor y enrojecimiento, tal como si estuviese inflamada.

Para obtener la curación es preciso que repose la zona articular, lo cual se consigue mediante un vendaje adecuado y, en casos necesarios, con la reparación operatoria del ligamento roto.

Una vez que un ligamento se ha distendido, es más fácil que en la misma articulación vuelva a presentarse otro esguince o incluso luxación, debido a que la fijación de la misma ya no es tan perfecta como antes.

Cuando una articulación se inflama, hablamos de artritis. Las clases y causas de estas dolencias son múltiples.

Algunas veces, la inflamación es purulenta y en este caso, toda la articulación se convierte en un verdadero flemón.

Este tipo de artritis está originado, sobre todo, por diversos microbios, entre los que figura el estafilococo antes mencionado.

El bacilo de Koch, es decir, el causante de la tuberculosis, también puede atacar una articulación e incluso los huesos vecinos a ella. Aparece preferentemente en niños.

Su comienzo, a diferencia de las infecciones supuradas, suele ser solapado, empezando por dolor, tanto espontáneo, como también a la presión y al mover la articulación.

Ésta se hincha y calienta, mientras que los músculos vecinos adelgazan.

Las articulaciones más frecuentemente atacadas por el bacilo de Koch son la rodilla (tumor blanco), la cadera (coxalgia) y la columna vertebral (mal de Pott).

Puede atacar una articulación e incluso los huesos vecinos a ella.

Aparece preferentemente en niños.

Su comienzo, a diferencia de las infecciones supuradas, suele ser solapado, empezando por REUMATISMO.

Las palabras reumatismo y su abreviatura, reuma, se han extendido tanto que, cualquier dolor de las extremidades es calificado así por muchas personas.

La palabra, de origen griego, significa correr, porque los dolores reumáticos a veces corren de una articulación a otra.

Un día duele el codo, otro la rodilla, el siguiente la muñeca, etc.

Las articulaciones se inflaman, si bien en su interior no se produce pus, sino que tan sólo aumenta la cantidad de líquido sinovial; a ello se debe precisamente la hinchazón.

Existen varios tipos, pero el más frecuente es el llamado reumatismo poliarticular agudo.

Su causa más importante es un microbio que produce una serie de alteraciones de las articulaciones, no por invasión directa de las mismas, sino actuando a distancia.

Pertenece al grupo de los llamados "estreptococos".

Las mojaduras y el frío predisponen bastante a esta enfermedad.

De una a tres semanas antes de presentarse, los pacientes suele sufrir unas anginas o faringitis y aparece luego fiebre, sudores, malestar general e hinchazón de las diversas articulaciones que duelen mucho, están calientes, enrojecidas, y los músculos cercanos a las mismas se adelgazan.

Es muy característico el hecho de que la enfermedad se desarrolle rápidamente en una articulación, pero a lo mejor, en pocas horas ya ha desaparecido de ella y se localiza en otra distinta.

Esta dolencia no sólo afecta al sistema locomotor, sino que ataca el corazón, la pleura, la piel, los ojos, el cerebro, etc.

Para evitar la iniciación del reumatismo, es importante curar muy bien todas las infecciones de garganta.

Otra clase de reumatismo es la llamada artritis reumatoide o poliartritis crónica progresiva.

Como su mismo nombre indica, en ella las afecciones articulares múltiples no aparece de un modo agudo, brusco, sino que se presentan poco a poco, de una manera crónica.

Su causa exacta no se conoce.

Esta enfermedad, a diferencia de la anterior que tiene preferencia por las grandes articulaciones (rodilla, codo, hombro, etc.), suele afectar mayormente las pequeñas (dedos de la mano, muñeca, etc.) y ataca casi exclusivamente al sexo femenino.

Existe todavía una tercera clase de reumatismo, la espondilartritis anquilopoyética, que también es de carácter crónico.

Al contrario de la anterior, ataca sólo a los hombres y afecta sobre todo las articulaciones de la cadera y de la columna vertebral.

En las minúsculas uniones situadas entre las vértebras se desarrollan, tras varios brotes de inflamación, cicatrices en forma de puentes óseos o de tejido de sostén, muy resistentes, que inmoviliza toda o gran parte de la columna.

Dicha rigidez vertebral hace, en casos extremos, que los enfermos no puedan ni siquiera agacharse.

Algunos medicamentos usados para combatir el reumatismo, se utilizan para otras clases de dolores, como la aspirina, o sea, el ácido acetilsalicílico, que se emplea con una frecuencia tan inusitada, que una compañía química norteamericana produjo e un solo mes del año 1956, más de 40 millones de kilos de aspirina.

Bien merece este gran medicamento que conozcamos su historia.

En el año 1874, Kolbe, profesor de química de la Universidad de Leipzig, sintetizó el ácido salicílico.

El químico de la casa Bayer, Félix Hoffmann, tenía por aquel entonces a su padre enfermo de artritis crónica y observó que el derivado acetílico de aquel ácido, la aspirina, era muy eficaz para aliviar el sufrimiento de su progenitor.

Así es como nació este gran medicamento.

Pero la historia del tratamiento con el ácido salicílico se remonta a muchos siglos atrás, pues ya Hipócrates recetaba para aliviar estos dolores, corteza de sauce, que es muy rica en aquel ácido.

Otro remedio eficaz para diversos reumáticos es el piramidón que, además de reducir eficazmente la fiebre de cualquier tipo, es capaz de combatir la inflamación articular.

En los reumatismos crónicos se emplean incluso inyecciones de oro.

Uno de los mayores avances conseguidos en Medicina, ha sido el aislamiento y fabricación química de ciertas sustancias producidas por algunas glándulas de secreción interna, como la ACTH y la cortisona, de gran eficacia en ciertos tipos de reumatismo y para combatir otras enfermedades que nada tienen que ver con el reuma.


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