Deforestacion de Quebrachos en Santa Fe:La Forestal

Deforestación de Quebrachos en Santa Fe

LA FORESTAL
El Monopolio Comercial

El monopolio comercial de La Forestal, hemos dicho ya, fue posible porque era propietaria de los pueblos, de las tierras con obra;es en las que estaban diseminadas muchas poblaciones menores, de vida más inestable aun que las de Santa Lucía, Cerrito, etc.

El mal radicaba en el latifundio que, por su inmensidad, agravó las consecuencias que de él se derivan.

Para formamos una idea de la importancia del movimiento comercial dominado, haremos cifras: poseía sólo en la provincia de Santa Fe seis establecimientos para elaboración de pan para venderlo en los pueblos, y en los obrajes; nueve carnicerías, sin contar lo que se faenaba con destino al personal de estancias; trece casas de campaña con ramos generales y despacho de "licores y cerveza"; para calcular la importancia de estas casas de comercio, basta decir que en 1918 La Forestal pagaba $ 3.000 anuales de impuesto por la fábrica de tanino de Villa Ana, que elaboraba 1,300 bolsas de tanino diarias de 50 kilogramos cada una, y por la casa de ramos generales de la misma localidad pagaba $ 2.100; por la fábrica de tanino de Villa Guillermina, una de las más importantes del mundo, abonaba $ 5.000 anuales, y por su almacén de ramos generales y despacho de licores y cerveza pagaba $ 3.100.

A pesar de que poseía servicio de farmacia en cada uno de los cinco pueblos más importantes, en 1918 sólo pagaba impuesto por la de La Gallareta y tampoco figura pagando impuestos por las carpinterías y herrerías de cada una de las poblaciones; por esas circunstancias no podemos determinar el número de los establecimientos de ese tipo dedicados a esas y otras actividades, por ejemplo la fábrica de vestidos, las de ladrillos, hielo, agua gaseosa.

En ramos generales se concentraban las mercaderías de toda especie, incluso las que sólo podían adquirir familias de empleados superiores, que por ser de lujo "producían genuinos beneficios", como dijera un inspector visitador de los almacenes de Villa Guillermina en su parte pasado a La Forestal informando sobre aumentos o disminución de ventas.

Los pocos comercios que no pertenecían a La Forestal funcionaban en propiedades que le arrendaban y por lo general se trataba de pequeños almacenes con expendio de bebidas, verdulerías, etc., ramos sobre los que no tenía interés especial la Compañía; por lo menos hasta 1940 aproximadamente, eran, con una que otra carnicería o tienda, los únicos que existían "independientes".

Sobre esos comercios recaía un "impuesto" creado y cobrado por La Forestal en estas proporciones: por la casa de campaña y carnicería del Ramal San Juan, pagaba a la provincia $ 170 anuales, y en el mismo año ella cobraba a una verdulería y expendio de bebidas instalada en local propio sobre terreno de la Compañía, $ 48 anuales por arrendamiento del lote y $ 240 en concepto de "patente", recaudada mensualmente a razón de $ 20.

Con este criterio, fácil es comprender que todo comercio que allí se permitiera quedaba subordinado al propietario de la tierra y que ningún verdadero comerciante arriesgaría capital para construir, sobre terreno ajeno, edificio de importancia destinado a comercio.

LA MONEDA DE PAGO:

El empleo de moneda propia dio lugar a apasionadas denuncias públicas y a controversias sobre su calificación, independientemente de la circulación de vales y fichas en los obrajes, tan generalizado que se negociaban con descuento sobre su valor para convertirlos en pesos moneda nacional, o se utilizaban no sólo en la compra de mercaderías, sino también en las apuestas de juego.

En ese sentido tenían el valor de moneda dentro de los dominios de La Forestal.

La fichas para ser canjeadas en las carnicerías llevaban grabado su valor en especie; las más comunes equivalían a 1 kilogramo de carne  tenían acuñada su identificación como pertenecientes a La Forestal.

Se utilizaron como control en los negocios donde los empleados no recibían dinero, sino esas fichas como una orden de entrega.

Los contratistas las recibían de La Forestal para entregarlas formando parte del pago a los obrajeros; de ahí que por su generalización se las considerara como moneda.

En otros aspectos del "sistema fiduciario" cuestionado, el referido no ya a fichas y vales, sino a "moneda", decía el doctor José Gervasoni, en el informe judicial ya citado: "[...] en cuyos extensos dominios se desconoce por completo la moneda nacional, obstaculizándose en tal forma su empleo, para imponer su propia y característica moneda, representada por billetes como el de fojas 71, que aunque lleva la leyenda de la 'Argentine Quebracho Company' pertenece a la compañía denunciada por ser ésta su sucesora."

Mencionaba luego las fichas empleadas para la entrega de carne, y decía: "De paso, he de hacer notar a V. E. que esas carnicerías que posee 'La Forestal Limitada' son una descarada violación a disposiciones terminantes de nuestro código rural, como la del artículo 370 que exige la matriculación de los abastecedores, bajo la pena de ser consignada en el art. 377 del mismo código, pues esos establecimientos que son de la compañía, empleados que no tienen están a nombre de empleados de la misma, empleados que no tienen personalmente la solvencia que trata de  asegurar la ley".

Fuente Consultada: La Forestal, La Tragedia del Quebracho Colorado - Gastón Gori.

Gastón Gori (Esperanza, 17 de noviembre de 1915 - Santa Fe, 17 de noviembre de 2004) fue un escritor argentino.

Nació bajo el nombre de Pedro Marangoni en la ciudad de Esperanza, provincia de Santa Fe.

Estudió derecho y comenzó a ejercer como abogado, pero luego se dedicó activamente a la literatura.

En sus ensayos estudió en detalle la problemática de la inmigración, y especialmente en La Forestal sobre la explotación maderera en los obrajes.


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