Lawrence de Arabia: El Asalto a Akaba Contra los Turcos - Biografia

Lawrence de Arabia Asalto a Akaba -  Biografía

En mayo de 1917, un oficial británico y una partida de guerreros árabes emprendieron una travesía de 965 km a través del desierto para sorprender a los turcos y capturar el puerto de Akaba en el mar Rojo. Esta victoria fue el mayor logro de un hombre que sería conocido como Lawrence de Arabia.

Biografia Lawrence de Arabia Asalto a Akaba

ANTECEDENTES: El 28 de junio de 1919 se firma en París el tratado de Versalles que pone fin a la Primera Guerra Mundial. Francia y Gran Bretaña se reparten los territorios del imperio otomano. Los pueblos árabes, que han luchado contra los turcos, quedan bajo la órbita de influencia otomana.

Thomas Edward Lawrence, famoso con el nombre de Lawrence de Arabia, fue quien consiguió que las tribus árabes lucharan unidas por su independencia.

T. E. Lawrence nació en Tremadoc, Gales, el 15 de agosto de 1888. En 1916,  Lawrence, que trabajaba para los servicios secretos ingleses en El Cairo, se le encargó convencer al rey Hussein de ampliar la rebelión que habían comenzado tímidamente los árabes contra los turcos.

Fue aceptado como consejero militar y, junto al príncipe Feisal, unificó a las ariscas tribus del desierto. Lawrence, como un árabe más vistió sus túnicas y luchó a su lado.

Fue así como nació la leyenda de Lawrence de Arabia.

En 1917 el príncipe Feisal y Lawrence de Arabia entraron triunfantes en Damasco. Pero Francia y Gran Bretaña ya habían acordado repartirse el imperio otomano dejando de lado a los árabes.

Decepcionado, se retiró, llevando desde entonces una vida anónima.

El 19 de mayo de 1935 murió víctima de un accidente de moto cerca de Dorset. Sólo sus familiares más cercanos y Winston Churchill sabían queel infortunado motorista era el legendario Lawrence de Arabia.

Esta es la historia de Lawence de Arabia...

En mayo de 1917, una partida de unos 50 hombres en camellos, salió de Al Wajh, el cuartel general de Feisal, líder de la revuelta árabe contra los turcos.

Tres hombres compartían el liderazgo de la expedición. Nasir, el sherif exiliado de Medina, era el de mayor rango.

Auda Abu Tayi, veterano de varias batallas, era el jefe de una de las tribus Howeitat, del norte, que la  expedición trataba de reclutar.

El tercero de los líderes era el capitán Thomas Edward Lawrence, un oficial de la inteligencia británica, consejero del agrado de Feisal.

Este era el único miembro no árabe de la partida, pero hablaba la lengua árabe y se había adaptado con facilidad al estilo de vida y la vestimenta de los beduinos del desierto.

A pesar de su poca experiencia militar, Lawrence demostró ser un líder guerrillero ejemplar y un hábil estratega, realizando un plan para capturar Akaba de manos de los turcos (objetivo principal de la expedición).

La idea era impedir que los turcos siguieran mandando refuerzos a Palestina, donde los británicos trataban de expulsarlos de sus posiciones alrededor de Gaza.

Engañar al enemigo

Con el duro viaje que les esperaba, Lawrence y los árabes tenían que viajar ligeros de equipaje.

Estaban armados tan sólo con rifles y pistolas y sus provisiones consistían en cantidades de harina que podían ser transformadas en pan.

También transportaban gelatina explosiva para utilizarla contra las vías férreas bajo control turco, así como 20.000 libras en oro para comprar amistades y pagar reclutas al llegar a su destino.

La expedición se dirieió hacia el noreste, saliendo de Al Wajh, con la intención de cabalgar a lo largo de una amplia curva de 965 km, para impedir ser detectados por los turcos o hacerles creer que la partida se dirigía hacia Siria, más al norte. Después de los primeros días de marcha sin problemas de agua, entraron en un territorio árido y desolado.

Recorrieron senderos estrechos peligrosos alrededor de acantilados, a trabes de campos de lava en la altiplanicie, valles y pilares de arenisca hasta las llanuras abiertas.

Cada día montaban en sus camellos y la partida seguía viaje justo antes del amanecer.

Durante las horas centrales del día se detenían y descansaban lo mejor que podían, utilizando sus mantas para cubrirse del ardiente sol.

En 10 días alcanzaron el ferrocarril cerca de Diraa.

Como no había turcos en la zona, Lawrence y sus ayudantes volaron un tramo de la vía férrea, cortaron los cables del telégrafo y arrastraron los postes antes de seguir viaje.

Lo peor del viaje aún no había comenzado.

El 20 de mayo la partida comenzó a cruzar la árida llanura del El Houl, barrida por un viento caliente y cargado de arena que abrasaba la piel.

Un Riesgo Inutil

A medida que avanzaban, la arena y las llanuras dc lodo blanco que reflejaban el sol sin piedad, se añadían a la incomodidad.

Retenida por las tormentas de arena y los movimientos de las dunas, comenzó a escasearles el agua.

En el cuarto día en este infierno, Lawrence se dio cuenta de que faltaba uno de sus hombres, Gasim.

Su camello caminaba tras el grupo, por lo que Gasim debía ir a pie, sin posibilidad de encontrar a los otros o sobrevivir más de un día en las llanuras de lodo seco que estaban cruzando.

Lawrence pensaba que Gasim era un «proscrito cobarde y falso» y lamentaba haberlo llevado con él, pero se sentía obligado a retroceder para buscarlo.

Auda y los otros que podrían haberle ayudado, habían seguido viaje, por lo que Laxvrence volvió solo, confiando en lecturas detalladas del compás que le permitirían localizar al grupo principal posteriormente.

Después de cabalgar durante hora y media bajo el sol abrasador y cegador, Lawrence encontró a Gasim, balbuceando y medio loco por la sed. Fuera de sí, Lawrence lo hizo callar y se lo llevó.

En el camino encontró a Auda, que había vuelto para buscarlo. Auda se quejaba de que Lawrence hubiera arriesgado su vida por un ser tan despreciable.

En Busca de Reclutas

Cinco días más tarde, la expedición abandonó la zona de Elhoul y entró en Wadi Sirhan, un largo valle con suficientes pozos para proporcionarles el agua necesaria para el resto del viaje.

Tres días después, establecieron contacto con los pastores de Howeitat y la partida continuó hasta alcanzar un lugar seguro.

El oro y los explosivos habían llegado intactos y tan sólo habían perdido dos hombres.

Lawrence, aunque sufría de forúnculos y fiebres, se había portado como un beduino.

La siguiente tarea consistía en contactar con los jefes locales y conseguir reclutar un pequeño ejército entre sus hombres, utilizando el oro de Feisal, con prudencia.

Esta tarea concernía principalmente a Auda, por lo que Lawrence aprovechó esta oportunidad para realizar un largo y arriesgado viaje a Siria para conseguir información.

Asimismo, participó en un ataque al ferrocarril del norte, para hacer creer a los turcos que la expedición se dirigía contra Damasco en lugar de Akaba.

Sin embargo, los turcos no estaban convencidos del todo y los árabes, que formaban ahora un grupo de 500 hombres, se percataron de que el enemigo había tratado de destruir los pozos en la ruta a Akaba.

Afortunadamente el daño fue menor y finalmente consiguieron estar listos para entrar en accion.

Medidas Desesperadas

El plan de Lawrence era capturar los puertos de montaña que conducían hasta Akaha. Mientras los turcos dominaran los puertos, cualquier ataque desde el mar estaba condenado al fracaso ya que los turcos podrían bombardear el puerto de Akaba desde las montañas.

Si los turcos perdían el control de la montaña, serían incapaces de enviar refuerzos al puerto y como la armada británica controlaba el mar Rojo, Akaba quedaría sin alimentos.

Las operaciones comenzaron con un ataque exitoso de las tribus locales contra Aba el Lis-san, el fuerte situado en el primer puerto de montaña. Mientras tanto los últimos explosivos fueron utilizados

en ataques de distracción contra el ferrocarril antes y después del cuartel general turco en Maan.

Estos ataques confundieron a los turcos respecto a la intención de los arabes. Pero entonces un golpe de mala suerte amenazó la empresa.

Llegó un batallón de refuerzo de la infantería turca y si bien los turcos no conocían la importancia del ataque contra Aba el Lissan, enviaron sus tropas a reconquistar el puerto.

Las tribus tuvieron que huir del fuerte y perdieron el control del puerto de montaña.

Viendo que no tenían otra alternativa que atacar al batallón turco, Lawrence y un grupo de árabes, se movilizaron al instante, cabalgando toda la noche hasta Aba el Lissan.

Encontraron a los turcos acampando en el valle y tomaron posiciones en las colinas circundantes.

Siguió un día de calor abrasador, en el cual los árabes dispararon contra los turcos sin conseguir forzarles a realizar una carga suicida montaña arriba.

Finalmente irritado tras una discusión con Lawrence, Auda dirigió un ataque de caballería frontal, con sus hombres disparando continuamente desde sus monturas, y consiguió ahuyentar a los turcos.

Llegada Triunfal

Nasir y Lawrence completaron la derrota, atacando al enemigo en fuga. Lawrence, montado en su camello Naama, se destacó del grupo y entró en las filas turcas, disparando su pistola.

De repente, Naama se derrumbó y Lawrence fue arrojado por los aires (en su entusiasmo, había disparado contra su propio camello).

Recuperó la conciencia y pensando que iba a ser ejecutado o pisoteado por los turcos, se alegró al ver que habían vencido.

Auda, que también resulté ileso, mostraba los resultados de su insólita carga (sus ropas estaban completamente agujereadas por las balas).

Trescientos turcos habían muerto y 160 fueron tomados como prisioneros; unos pocos escaparon. Increíblemente, los árabes sufrieron sólo dos bajas.

El puerto de montaña había vuelto a su poder y la suerte de Akaba estaba echada. Engañados por los misteriosos movimientos de sus enemigos, los turcos no habían reforzado la zona, y mientras las tropas árabes aumentaban continuamente, las guarniciones de defensa estaban desprovistas de soldados.

De hecho, los turcos se habían retirado de gran parte de los puestos establecidos en los puertos de montaña en dirección a Akaba.

Pronto sólo una posición turca, la de Khadra, detenía el avance árabe. Pero, frente a la posibilidad de morir de hambre o masacrados por las tribus, los turcos se rindieron.

La propia Akaba estaba indefensa.

El 6 de julio de 1917, dos meses después del comienzo de su expedición en Alwajh, Lawrence y sus compañeros, luchando contra una terrible tormenta de arena recorrieron los últimos 6 km que los separaban del puerto, donde cabalgaron jubilosos hasta el mar.

mapa

Al estallarla Primera Guerra Mundial, el imperio otomano controlaba casi toda la
península arábiga, cuyo desierto central estaba casi deshabitado.

 EL ATAQUE CONTRA EL FERROCARRIL: Lawrence se deleitaba conduciendo personalmente los ataques contra el ferrocarril turco.

El ferrocarril era la arteria principal del enorme imperio turco en Oriente Medio, recorriendo un amplio territorio desde Medina, en Ambia, hasta Damasco y más allá.

A pesar de su entusiasmo por destruir las líneas férreas y el telégrafo y por volar puentes y trenes, Lawrence limitaba a propósito el daño que infligía a los turcos. Su estrategia consistía en mantenerlos en constantes dificultades, pero no obligarles a retirar sus guarniciones.

Era importante mantener a las tropas turcas en sus puertos para que no fueran enviadas a Palestina, donde los británicos estaban tratando de echar a los turcos de sus posiciones alrededor de Caza.

Debido a la aridez del clima, los resultados de los ataques de Lawrence (locomotoras descarriladas y otros recuerdos de la revuelta árabe), pueden verse aún en el desierto.

PARA SABER MAS...

Su legendaria carrera empezó en 1916 cuando Husayn ibn Ali, emir de la Meca, proclamó una revuelta árabe contra el Imperio Otomano a cambio de garantías británicas para expandir el reino.

Lawrence, oficial de informaciones británico de 28 años, se convirtió en el enlace entre el ejército británico, entonces involucrado en su propia lucha contra el Imperio Otomano, y Faisal, el hijo de Husayn, que encabezaba una fuerza rebelde.

Lawrence había aprendido árabe durante las expediciones arqueológicas que hizo mientras estudiaba en Oxford y sentía una admiración romántica por los árabes. Frágil y de apariencia juvenil, fue un héroe sin comparación.

Después de vestir con ropas beduinas, los rebeldes lo aceptaron como uno de ellos y pronto, según explica en su libro Los siete pilares de la sabiduría (1926), transformó un grupo de hombres pertenecientes a tribus diversas en una fuerza guerrillera eficaz.

Se convirtió en el estratega principal de todo el ejército rebelde.

Durante un tiempo consiguió que los jefes árabes, pendientes de sus propios intereses, compartieran su visión de una nación árabe unificada y persuadió a los comandantes británicos de que lo apoyaran. Las buenas intenciones de Lawrence inspiraron a sus hombres para compartir sus problemas, y él mismo luchó incluso después de ser forzado por soldados turcos.

O eso dijo él. La veracidad de sus memorias, una mezcla extraña y poética de glorificación y degradación personal, sigue siendo dudosa.

Lo que es incuestionable es Arabia. Rechazó una medalla del rey Jorge V, pero durante un breve período prestó sus servicios a Winston Churchill como consejero de asuntos árabes (entonces Churchill era ministro de las colonias).

En los años veinte, tras ejercer presiones en favor de la independencia árabe sin éxito, se alistó como soldado raso, bajo un seudónimo, en la RAF (Fuerza Aérea británica) y en el cuerpo de tanques. Murió en 1935.

Husayn también falleció sin gloria Reinó sobre el Hejaz hasta 1924, cuando Saud conquistó la región y lo obligó a exiliarse en Chipre.

Sin embargo, sus hijos, Faisal y Abdullah, se convirtieron en reyes, Faisal en Iraq y Abdullah en lo que ahora es Jordania, donde la dinastía Husayn todavía gobierna 80 años más tarde.

Fuente Consultada:
True Action Adventures (BBC)


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