Los Marinos Portugueses:Historia de sus Viajes y Exploraciones

Los Navegantes Portugueses
Historia de sus Viajes

Gracias a sus conocimientos científicos, a principios del siglo XV Enrique el Navegante asentó las bases de un vasto imperio colonial. La primera etapa fue la conquista de Ceuta.

En 1487, Díaz dobló el cabo de Buena Esperanza, y en 1498 Vasco de Gama desembarcó en Calicut, en la costa de Malabar (India). En el siglo XVI, Albuquerque fundó en las Indias una verdadera red de factorías comerciales

Enrique el NaveganteUna vez establecido el equilibrio político con Castilla, Portugal pudo pensar en extender su territorio y proseguir las campañas contra los moros en África del Norte.

Al principio, en Portugal la técnica marítima estaba muy poco desarrollada, y a mediados del siglo XIV se mandó llamar a un genovés, Lancelotto Malocelli, que se posesionó de una isla del archipiélago de las Canarias, a la que dio el nombre de Lanzarote. (imagen: Enrique El Navegante)

No obstante, el genial inspirador y artífice de los descubrimientos fue Enrique el Navegante (1394-1460), cuarto hijo del rey Juan I.

Perseverante y reflexivo, poseía una cultura general muy extensa y era profundamente creyente.

Fue filósofo, cosmólogo y geógrafo, y su espíritu se había formado en los autores clásicos y de su época.

Creador de un plan ambicioso, llamado más tarde Plan de la India, Enrique el Navegante pensó llegar a Oriente para convertir al catolicismo las poblaciones de las Indias y de Extremo Oriente.

Los viajes de Marco Polo en el siglo XIII habían revelado al mundo occidental la existencia de un vasto continente más allá de las fronteras conocidas.

Pero además de las preocupaciones religiosas, le guiaba también el interés de servir a la grandeza y gloria de Portugal.

Extendiendo el catolicismo hasta el mar Rojo, Enrique el Navegante no sólo pensaba limitar la influencia del Islam, sino cortar las vías comerciales de comunicación de los musulmanes con Oriente, destruyendo de este modo la base misma de su poderío.

Al propio tiempo, Enrique el Navegante pretendía crear un extenso imperio portugués que, por la estructura de su economía y su poder en Oriente, pudiera conseguir incalculables riquezas.

El 25 de julio de 1415 partió a la conquista de Ceuta, puerta de entrada de África, en una expedición dirigida por su padre en 1417.

Ceuta cayó en poder de los portugueses, que, de este modo, iniciaron un período que duraría dos siglos, durante el cual la bandera portuguesa ondeó en todos los continentes.

A su regreso de Ceuta, Enrique el Navegante se dedicó por entero a la realización de sus planes.

Se estableció en Sagre, el sagrado promontorio de los romanos, cerca del cabo de San Vicente, y se rodeó de un equipo de navegantes, astrónomos y geógrafos de todas las razas.

En este observatorio y escuela de cosmografía trabajaban negros, judíos y árabes.

A Enrique el Navegante se le puede comparar con un capitán que, de pie en la pasarela de su barco, se dispone a partir a la conquista de los horizontes más lejanos.

Además, se habían cumplido las condiciones necesarias para un éxito completo.

Enrique disponía de todos los medios científicos de la época y contaba con excelentes instrumentos. Quería realizar milagros y los hizo.

La conquista de Ceuta había sido una gloriosa victoria, pero para Enrique el Navegante abrió la perspectiva de un enlace marítimo con Guinea.

En efecto, había visto comerciantes de Tombuctú (Sudán) que le mostraron sus mercancías, y por este motivo las expediciones se emprendieron en dirección al sur.

Tres jóvenes caballeros llegaron a Porto-Santo, Madera y luego a Las Azores (1448).

Pero la ambición del príncipe no se sentía satisfecha.

Quería explorar de modo sistemático toda la costa occidental de África y descubrir así la ruta marítima hacia la India.

En 1434, los portugueses doblaron el misterioso cabo Bojador y en 1446 llegaron a Cabo Verde.

El país parecía menos desértico, lo que invitaba a los portugueses a seguir hacia el este.

Enrique el Navegante murió en 1460, cuando sus compatriotas creían estar a punto de lograr sus objetivos.

Hacia 1472 habían explorado las costas de África occidental y construido fuertes destinados a proteger su comercio en el golfo de Guinea, donde se podía conseguir gran cantidad de esclavos, caña de azúcar y oro.

En 1485, Diego Cao descubrió la desembocadura del Congo. Bartolomé Díaz dobló el cabo de Buena Esperanza en 1487.

Vasco de Gama coronó la obra de sus predecesores: en 1497 salió de Belem, cerca de Lisboa, con cuatro buques y 160 hombres de tripulación (entre los que figuraban diez condenados a muerte), aprovechó la experiencia de Díaz y dobló el cabo de Buena Esperanza para seguir la ruta hacia el norte.

En Zanzíbar consiguió un piloto árabe y, ayudado por el viento del sudoeste, navegó por el tcéano índico durante veintitrés fias.

El 18 de mayo de 1498, Vasco de Gama desembarcó en Calicut, hoy Cozhicode, en la costa de Malabar. Vasco de Gama había salido de Belem diez meses y diez días antes...

El período comprendido entre 1498 y 1580 se dedicó a la construcción del imperio colonial portugués. A principios del siglo XVI se multiplicaron los descubrimientos.

En 1500, Cabral, en ruta hacia la India, descubrió inesperadamente la costa sudamericana a la altura de Brasil, y Corte Real desembarcó en la península del Labrador.

Pero los principales descubrimientos se hicieron en la ruta de las Indias y Extremo Oriente, y los portugueses desembarcaron sucesivamente en las islas de Ascensión (1501), Santa Elena (1502), Madagascar (1506) y Mauricio (1505).

Asimismo intentaron instalarse en las costas de la India, a fin de eliminar a los árabes y egipcios del comercio de las especias. Albuquerque, que fue gobernador de la India de 1505 a 1515, es la figura más importante de esta expansión comercial.

Ormuz y Malaca, a uno y otro lados del océano índico, fueron las posiciones clave del poderío portugués. Se establecieron factorías en las Molucas, Ceilán, Macao y China, y se iniciaron las relaciones comerciales con Japón. En el siglo xvi Portugal poseía un vasto imperio colonial.

Como provincias de ultramar, Portugal conserva hoy los territorios y dependencias siguientes: Angola, Mozambique, Guinea, Macao, y las islas de Timor, Cabo Verde, Santo Tomé y Príncipe.

Fuente Consultada:
Enciclopedia Juvenil Azeta - Editorial CREDSA - Los Navegantes Lusitanos

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