Modelo Social en los Siglo XX: Transformacion Social y Vida Urbana

Modelo Social en los Siglo XX y XXI: Transformacion Social Vida Urbana

Un tiempo de cambios sociales

Quizás nunca en la historia de la Humanidad el ritmo de cambio social ha sido tan acelerado como en los últimos decenios del siglo XX.

El tiempo histórico se ha de medir en etapas muy cortas para poder analizar los fenómenos sucedidos respecto a la transformación de las sociedades.

El primer gran cambio ha sido la casi desaparición, en el mundo occidental y desarrollado, del grupo social más importante en la historia de la Humanidad: el campesinado.

En España la población campesina, que era el 50% en 1950, se ha visto reducida a poco más del 10% o en los años 90.

Pero este fenómeno también ha afectado a sociedades menos industrializadas.

Así, en América Latina el porcentaje de campesinos se ha reducido a la mitad en países como Colombia, México o Venezuela.

En Argelia ha pasado del 75 al 20% y en países como Irak o Siria, los campesinos no superan el 30%.

Modelo Social en los Siglo XX y XXI

Un cambio social es una alteración apreciable de las estructuras sociales, las consecuencias y manifestaciones de esas estructuras ligadas a las normas, los valores y a los productos de las mismas. 

El estudio del cambio social comprende la determinación de las causas o factores que producen el cambio social.

El término es relevante en estudios dedicados a historia, economía y política, y puede abarcar desde conceptos como revolución y cambio de paradigmas hasta cambios superficiales en una pequeña comunidad.

La idea de progreso y la idea de innovación son conceptos que deben incluirse en el análisis.

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Las razones de esta reducción de la población campesina son muy complejas e intervienen factores como la mecanización o el desarrollo industrial.

Pero en el Tercer Mundo también están relacionadas con cuestiones como la transformación del mercado internacional de alimentos, la caída de las producciones de plantación o los excedentes de alimentos a escala mundial.

El caso es que una inmensa avalancha de antiguos campesinos se abatió sobre las ciudades y el mundo se urbanizó.

En los países ricos, extensas redes urbanas acogieron a esta emigración.

Conjuntos de grandes y pequeñas ciudades unidas por transportes —sobre todo por el automóvil— integraron centros y periferias urbanas.

En el Tercer Mundo las ciudades crecieron aún más rápidamente y de forma anárquica, sin servicios y sin estructura que uniese centro y periferia.

En cualquier caso, una sociedad distinta nació en las ciudades.

Los lazos familiares o los de vecindad se deshicieron, la movilidad se impuso entre la gente y la vida, familiar o de ocio, se hizo más individual y menos colectiva.

El segundo gran cambio social lo constituye el auge de las profesiones y oficios que requieren estudios secundarios o superiores.

Sin duda en los países más pobres el gran reto continúa siendo la alfabetización de su población, pero, incluso en estos países, la demanda de estudios superiores ha avanzado.

En las sociedades industriales occidentales, hasta los años 50 de nuestro siglo, la enseñanza universitaria fue patrimonio de una minoría.

Ante la Segunda Guerra Mundial, Alemania, Francia y Gran Bretaña, con 150 millones de habitantes no tenían más de 150.000 estudiantes universitarios entre las tres naciones.

En los años 90, los países europeos cuentan con millones de jóvenes universitarios.

Los estudios se han convertido, ya no sólo en una forma de promoción social, sino en una necesidad en un mundo con tecnologías y recursos cada vez más avanzados.

Profesores de todo tipo, técnicos, licenciados, diplomados y especialistas, inundan nuestras comunidades.

El masivo acceso a los estudios conformó también cambios en las mentalidades de los jóvenes.

El mayor nivel cultural les hizo en algunos momentos más reivindicativos y más capaces de contestar el modelo social y familiar del pasado (movimiento juvenil de los años 60).

Pero, además, les hizo abrigar más expectativas de futuro que, cuando se ven frustradas (falta de trabajo), también les convierten en un colectivo en demanda de cambios económicos y sociales.

Otro ámbito donde también se han producido variaciones ha sido en el mundo obrero.

La vieja clase obrera, el trabajador de fábrica, predominante en el mundo industrial de mediados de siglo, fue retrocediendo ante el avance de nuevas tecnologías que reducían la mano de obra y ante el empuje del sector servicios, que en muchos países desarrollados ocupa al 60% de la población.

Los obreros fabriles no son ahora más del 25% y su peso, sus reivindicaciones, sus formas de lucha y también su «cultura’, han ido retrocediendo.

La creencia en la acción colectiva de los trabajadores como medio de transformación, el orgullo de su peso e importancia como factor esencial de producción se fue rindiendo ante una nueva organización del trabajo.

Una parte de los trabajadores (cualificados, técnicos, mandos intermedios) prosperó y se integró en los nuevos hábitos de una clase media cada vez más extensa en los países occidentales.

Otra parte coincidió en sus preocupaciones con los sectores más desfavorecidos por el sistema capitalista: nuevos emigrantes, jóvenes sin trabajo, parados.

En su conjunto, la clase obrera se plantea al iniciar el siglo XXI la renovación de sus formas organizativas sindicales y políticas.

Fuente Consultada: Wikipedia - Historia del Mundo de Peter Haugen - ACTUAL Historia del Mundo Contemporáneo García y Gatell


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