Biografia de Safo:Resumen de su Vida,Poeta de la Grecia Clásica

Resumen Biografía Poetisa Griega: Safo

La figura de Safo, la gran poetisa de la Grecia clásica atravesó los siglos rodeada de misterio, dando origen a leyendas muy diversas, algunas de carácter equívoco.

Sin embargo, y pese a que se tienen escasos datos sobre ella, los estudios contemporáneos tienden a reivindicar su controvertida imagen.

Si su obra mereció el elogio unánime de la crítica de todas las épocas, su personalidad despertó encendidas discusiones, pues para la mayoría de los estudiosos su nombre llegó a ser sinónimo de relaciones equívocas y de pasiones insanas, en tanto que otros -los menos- defendieron su virtud.

• ► BIOGRAFIA

Se sabe que nació hacia el año 635 a.C. en un hogar noble de Eresos, ciudad de la isla de Lesbos, en Grecia y que el grupo familiar estaba integrado por sus padres, Scamandrónimos y Kleis, y por sus tres hermanos, de los cuales solo se conoce el nombre de dos: Larikhós y Kháraxos.

Sobre su aspecto físico se tiene muy poca información; en algunos versos ella misma se retrata como negra y pequeña, pero Alceo, famoso poeta de la época, describe sus "rizos de violeta", en tanto que Sócrates y Platón, siguiendo una vieja tradición, la llaman "la bella".

El paisaje mediterráneo de la isla predisponía a la vida serena y sensual; sin embargo, la sociedad de Lesbos estaba convulsionada por problemas políticos y económicos.

La navegación se difundía rápidamente: embarcaciones ligeras unían las islas con África o el continente europeo impulsando el tráfico de mercaderías.

En las ciudades de todas las regiones, los comerciantes enriquecidos de origen popular se alzaron contra la nobleza terrateniente y exigieron participar en el poder político, iniciando una larga guerra civil que culminó con el encumbramiento de los tiranos, que gozaban de amplio apoyo popular.

Como muchos otros miembros de su clase, Safo debió exiliarse.

Fueron episodios que debieron marcarla profundamente, aunque en sus obras apenas sí hace referencia a las circunstancias sociales e históricas: sus versos solo se ocupan del mundo del amor y de la belleza.

BAJO EL SIGNO DE AFRODITA

Pero el renombre de Safo no se originó solamente en la poesía; mucho tuvo que ver en ello la obra desarrollada en los círculos femeninos que dirigía.

Hasta el momento del casamiento las jóvenes de la nobleza vivían en asociaciones llamadas thiasoi, regidas por mujeres experimentadas que las preparaban para-el matrimonio; Safo dirigía uno de esos grupos.

Eran sociedades consagradas a Afrodita o Cipris, para los griegos la diosa del amor y de todo lo que en el mundo es digno de ser amado.

En los thiasoi cada muchacha era iniciada en las sutilezas del mundo femenino: se le enseñaba a acicalarse, a tejer coronas para adornar el cuello y los bucles, pero por sobre todo a cantar y danzar.

Sus cantos estaban dedicados a glorificar a Afrodita y todo lo que ella representaba: suavidad, paz, dulzura.

Cuando una de las pupilas se casaba, las demás integrantes del thiasoi la seguían hasta su casa danzando y entonando cánticos.

En compañía de los amigos del novio se instalaban ante la puerta de la alcoba y allí permanecían hasta el amanecer.

Todas las historias malintencionadas que se divulgaron sobre Safo nacieron justamente del papel que desempeñaba en los thiasoi.

El poeta romano Ovidio creía que la relación de Safo con las muchachas de su círculo solo podía ser ambigua; esa fue la imagen que el poeta trasmitió en sus versos y que el medioevo recogió, añadiendo a los cuentos un tono picaresco totalmente ajeno al medio y la época en que vivió Safo.

Para comprender a estas sociedades es precisó entender que los griegos pensaban que los dioses regían y ordenaban la realidad concreta.

Así, cada aspecto de la vida, cada sentimiento, era una manifestación del dios en un mortal, y a ese llamado divino el mortal respondía con su canto, con la oración o el sacrificio.

Es lo que Safo consumaba en los thiasoi.

Convertía a las niñas en mujeres y luego las ayudaba a separarse de sus compañeras para unirse al hombre amado.

Al educarlas para vivir con un hombre, llevaba a las jóvenes a la plenitud de su ser.

La poetisa, como adoradora de Afrodita, amaba al universo con un amor total y en sus discípulas celebraba su propia obra, que era también la de la diosa.

Además, en el mundo griego la virtud era el supremo orgullo y consistía en desplegar y realizar todas las posibilidades de cada ser.

El guerrero debía llegar a serlo enteramente; lo mismo ocurría con la mujer, que de acuerdo a la concepción de la época alcanzaba el máximo resplandor en las actividades domésticas, en el cuidado de la familia y de la propia persona y también en el culto de Afrodita, diosa que simbolizaba todo lo hermoso y amable que el mundo puede ofrecer.

A esa tarea Safo dedicó toda su vida: exaltar los valores femeninos.

Nada más alejado de Safo, entonces, que el desenfreno adjudicado más tarde por los romanos y los autores medioevales.

Se sabe también que Safo se sentía entrañablemente unida a sus hermanos, a quienes dedicó algunas de sus poesías.

Se ufanaba, por ejemplo, de Larikhós.

Su otro hermano, Kháraxos, fue, por el contrario, una constante causa de preocupaciones.

Deseoso de ganar dinero, cambió sus tareas de terrateniente por el comercio marítimo.

Se trasladó a Naucratis, antigua colonia griega de Egipto donde traficó principalmente con vinos y se hizo célebre por la facilidad con que ganaba y malgastaba el dinero.

En ese entonces Naucratis era famosa, entre otras cosas, por la belleza de sus mujeres y por el fasto con que vivían sus cortesanas.

Entre ellas llegó a descollar la deslumbrante Dorikha de Tracia, esclava llamada "cara de rosas" por el color de su piel.Kharaxos, fascinado por el encanto de Dorikha, pagó una fuerte suma por su libertad y terminó arruinándose por ella.

Safo, conocedora de los extravíos de su hermano se refiere a ellos en algunos versos: un amor ocasional puede tener un aspecto agradable, pero es ruina.

También nombra a la cortesana en una invocación a Venus: ¡Oh! ¡Cipris! que Dorikha te encuentre muy/amarga y que no pueda envanecerse y decir/por segunda vez que ha encontrado el amor ansiado.

• ►PASIÓN Y NOSTALGIA

Durante la madurez, dos temas se alternan en la vida y en la obra de la poetisa: el deleite que causa el amor y el sufrimiento que brota de la ausencia.

A medida que pasan los años sus cantos reflejan con más frecuencia el dolor, la nostalgia por las discípulas y la ingratitud de algunas de ellas.

En tanto, Lesbos veía surgir otras conductoras de thiasoi; entre ellas se destacó Andrómeda, descendiente de una opulenta familia y emparentada con el tirano de la isla, Pitacos.

Razones políticas fueron relegando a Safo a un segundo plano a tal punto que ciertas jóvenes que la frecuentaban la abandonaron para unirse a Andrómeda.

En un poema Safo muestra su odio contra la rival:

Muerta yacerás y nadie te recordará  ni te deseará.

No participas de las rosas de Pieria I inadvertida aun en las moradas de Hades, vagarás revoloteando entre los muertos incoloros.

Al abandono se suma la vejez, que le inspira versos conmovedores.

Para la ardiente sacerdotisa del amor, envejecer es una humillación más: la frente se puebla de arrugas, la piel se marchita, "ya no saltará como una corza a través de la campiña húmeda de rocío".

Pero los años también diluyen sus resentimientos: "no soy de las que guardan rencores  tengo un corazón que prefiérela paz".

Su muerte, como toda su vida, también quedó envuelta en la leyenda.

Desdeñada -se dijo-por un joven llamado Phaon se arrojó de la roca Lédeade que, según la creencia de los amantes, traía el olvido y aliviaba el dolor.

Hoy se sospecha que ese episodio, como muchos otros que se inventaron, es probablemente falso.

La personalidad y la obra apasionada de Safo fueron un poderoso incentivo para la imaginación de la posteridad.

La falta que generó esas críticas era que había sido mujer y como tal había cantado a otra mujer:

Afrodita, olvidando que lo hacía porque la diosa representaba algunas de las virtudes que el pueblo griego aspiraba a encontrar en una mujer.

Su voz rendía culto a un suave mundo femenino de insólita frescura y sinceridad: Yo amo lo delicioso / (una cosa dulce)/ y en el amor experimenté el brillo de la luz del sol/ y lo hermoso.

Fuente Consultada: Fichas Individuales "Grandes Mujeres de la Historia" Fasc. Nº12 - Editorial Abril

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