China Entrega Hong Kong a Gran Bretaña-Tratado de Nankin

China Entrega Hong Kong a Gran Bretaña-Tratado de Nankin

Durante una guerra contra China, en 1841 Gran Bretaña conquistó la isla de Hong Kong, a la que más tarde se incorporaron algunos territorios vecinos. Actualmente ya no es una colonia de la Corona desde 1997.

Victoria, la capital, es, al mismo tiempo, uno de los puertos más importantes de Extremo Oriente.

Hong Kong tiene que hacer frente a innumerables problemas: el planteado por la llegada de numerosos refugiados procedentes de China comunista, el del agua potable, del abastecimiento, etc.

El tráfico de estupefacientes es uno de los azotes de Hong Kong.

historia de hong kong

A mediados de siglo, China se vio obligada a abandonar el aislamiento en el que vivía con respecto al resto del mundo y a estrechar sus relaciones con las potencias occidentales.

El hecho desencadenante fue la llamada "guerra del opio" (1839-1842).

La Guerra del Opio o Guerra anglo-china ocurrió entre 1839 y 1860 y fue el resultado de los conflictos comerciales entre China y el Reino Unido.

China estaba intentando prohibir el consumo de drogas, particularmente del destructivo opio que generaba fuertes adicciones entre su población con las graves consecuencias sociales y económicas mientras que Gran Bretaña contrabandeaba el opio procedente de la India británica y lo introducía en China.

Las importaciones de opio -en manos de los comerciantes ingleses- habían ido aumentando hasta producir un inmenso déficit en la balanza comercial china. La decisión del gobierno imperial de prohibir la importación de opio motivó el enfrentamiento armado con los británicos.

Las consecuencias de la victoria inglesa en la guerra fueron nefastas para China: tuvo que ceder Hong Kong a Gran Bretaña, y se vio obligada a abrir varios de sus puertos al comercio occidental y a otorgar grandes facilidades comerciales a todas la potencias europeas.

Los comerciantes europeos utilizaron el adictivo poder del opio para establecer fuertes vínculos comerciales con China, que deseaba permanecer aislada de los extranjeros.

Los chinos apenas habían tenido contacto con el resto del mundo durante siglos.

Muchos comerciantes europeos estaban muy interesados en los productos chinos, sobre todo en las sedas y porcelanas, que tan populares en Europa.

Sin embargo, el Gobierno chino sólo les autorizó a comerciar en un puerto, Cantón (Guangzhou), lo que le permitía controlar mejor las transacciones.

Para solventar este problema, los comerciantes extranjeros comenzaron a introducir opio de contrabando en el país, de tal forma que los chinos se vieran obligados a intercambiar sus objetos preciosos por esta droga.

El Gobierno chino intentó detener este tráfico y, en 1839, los oficiales chinos, bajo las órdenes del alto comisionado de Cantón, Lim Tse-hsu, visitaron los almacenes británicos, en donde encontraron y quemaron unas 20000 cajas de opio.

Por toda respuesta, en noviembre de 1839, la reina Victoria envío a la flota británica para atacar a la armada china en Hong Kong, iniciándose la contienda, de la resultaría derrotada China.

En la guerra del Opio estarían implicadas otras naciones, como Francia, aliada y socia comercial de Gran Bretaña y Alemania.

Tras perder, China se vio obligada a tolerar el comercio del opio y a firmar tratados unilaterales y humillantes en los que se le forzaba a abrir sus puertos, en el Tratado de Nankín, China cedió Hong Kong a Gran Bretaña y amplió el territorio de concedido a los portugueses.

Tratado de Nankin:  firmado el 8 de octubre de 1843, China se comprometía a pagar una gran indemnización, abrir cinco puertos al comercio exterior, permitir el asentamiento de súbditos británicos en los mismos y ceder Hong Kong a Gran Bretaña.

Asimismo se otorgaba a los ciudadanos de Gran Bretaña residentes en China el derecho a ser juzgados sólo por cónsules británicos. Otros países occidentales reclamaron privilegios similares y también les fueron concedidos.

La caótica situación económica y social del imperio fue deteriorando cada vez más la autoridad del gobierno central.

Hacia 1850, se produjo una gran revuelta social, la rebelión de los Taiping, que el gobierno sólo pudo controlar a costa de enormes sacrificios.

En este contexto, aumentó la presencia occidental en grandes áreas del territorio chino a través de la inversión de capitales y de la instalación de empresas, fábricas y bancos.

Esto provocó que se fuera desarrollando un sentimiento xenófobo, que se manifestó en la rebelión de los boxers.

Los boxers eran los miembros de un movimiento nacionalista que atacaban a todos los extranjeros, los ferrocarriles, las tiendas que vendían productos importados y a los chinos convertidos.

En 1911, la oposición a la monarquía, surgida de los medios intelectuales, de la burguesía comerciante y de los jóvenes oficiales del ejército, llevó a cabo una revolución que depuso al emperador y proclamó la República.

El 1 de julio de 1997, mediante una ceremonia que fue transmitida a todo el mundo, Hong Kong volvió a pertenecer a China como una Región Administrativa Especial.

El gobierno británico de estos territorios, ocupados por Gran Bretaña en 1842, había comenzado en el siglo XIX después de la derrota china en la Guerra del Opio.

El traspaso de la soberanía fue acordado en 1984 por la primera ministra británica, Margaret Thatcher y Deng Xiaoping, líder de la República Popular China.

AMPLIACIÓN DEL TEMA:

UN POCO DE HISTORIA: En 1840-1842 surgió un conflicto entre China e Inglaterra. El emperador de China había intentado poner fin en sus Estados al contrabando de opio, favorecido por los ingleses.

Éstos reaccionaron con la guerra y conquistaron Hong Kong, una isla casi desierta situada en el litoral meridional de China, mar adentro del delta del Sikiang.

Hong Kong era el centro de un territorio que se había ido extendiendo al correr de los años por la adjunción de las islas vecinas (la principal es Lantao), así como de tierras situadas en el continente: península de Kaulún, enfrente de Hong Kong y de la que sólo está separada por un estrecho de 500 m de ancho, y New Territories, que China alquiló a Inglaterra en 1898 por un período de noventa y nueve años. Hong Kong tiene una superficie de 83 km2, mientras que la de Kaulún no excede de 41 kilómetros cuadrados.

Pese a su exigüidad, Hong Kong es mundialmente famosa.

El puerto de Victoria, su capital, es uno de los más activos de Extremo Oriente (cada año atracan en él 24.000 barcos).

Debe su importancia a su situación en el trayecto de Singapur a Japón, así como al enorme desarrollo industrial de la isla.

En efecto, Hong Kong posee una floreciente industria: fábricas textiles, astilleros navales, fábricas de acero, fundiciones, talleres de producción de metales no ferrosos, fábricas de cemento, fábricas de conservas, refinerías de azúcar, industrias de la confección, del caucho, del tabaco, del cuero, electrónica, etc.

En Hong Kong viven muchos,emigrados que han huido de la China comunista durante el curso de los últimos años.

Esta inmigración masiva ha planteado graves problemas a las autoridades. Terminada la ocupación japonesa (1941-1945), Hong Kong contaba con 1.500.000 habitantes. Actualmente tiene 8.000.000.

Hong Kong, con casi ocho mil habitantes por kilómetro cuadrado, está, por tanto, enormemente superpoblada.

Por fortuna, entre los inmigrantes figuraban hombres de negocios de Shanghai y de otras grandes ciudades chinas: la llegada de sus capitales estimuló el comercio y la industria de la ciudad.

La industria cinematográfica, que prácticamente se encuentra en manos de los inmigrantes, llegó a colocar a Hong Kong, en cuanto al número de películas producidas, en cuarta posición, después de Japón, India y Estados Unidos.

Actualmente, si Hong Kong sigue siendo, ante todo, un puerto de tránsito, la tercera parte de las mercancías exportadas son de fabricación local: tejidos de algodón y de fibras artificiales, sombreros, tabaco, lámparas, sombrillas, cerraduras, máquinas para la imprenta...

La Commonwealth absorbe 30 % de las exportaciones. Pero las relaciones comerciales también son muy florecientes con China, que concede gran importancia a esta puerta abierta al mundo exterior.

En efecto, por Hong Kong pasa el tráfico entre la China comunista y los países que no han reconocido su régimen.

En el aeropuerto de Kaitak, cuya pista de vuelo se adentra en la bahía de Kauiún, hacen escala aviones pertenecientes a unos quince países.

Pese a la extensión que se ha dado al comercio y la industria, no se han podido resolver todos los problemas planteados por semejante concentración humana en una superficie tan reducida.

Uno de los más arduos fue el de la distribución de agua, indispensable tanto para los habitantes como para el desarrollo de la industria. Se instalaron enormes depósitos para recoger las aguas de lluvia.

Afortunadamente, las precipitaciones son muy abundantes: 2.140 mm al año.

La segunda dificultad estriba en el problema del alojamiento. Las alturas que dominan la ciudad están ocupadas por millones de personas que viven en míseras cabanas, en vivo contraste con la prosperidad que reina en los barrios modernos. Incluso están habitadas las aguas de la bahía.

Se calcula en unos ciento cuarenta mil el número de tanka que viven en los juncos, verdaderos cuchitriles flotantes.

Esta agrupación de juncos constituye una especie de ciudad en la que a la policía le suele ser muy difícil hacer respetar las leyes. En las actividades de la población la pesca ocupa un lugar muy importante.

La superpoblación también es causa de problemas de abastecimiento. Antes de la segunda guerra mundial, Hong Kong importaba casi todos los artículos de consumo, pero la llegada de los refugiados de China ha cambiado la situación.

Numerosos campesinos se han dedicado a practicar un cultivo intensivo en minúsculos pedazos de tierra.

Gracias al clima cálido y húmedo llegan a obtener hasta ocho cosechas al año. La temperatura media es de 22°.

De este modo, la isla puede abastecer la mitad de su consumo en legumbres. El resto se importa por el «puerto franco» de Victoria, que sólo hace pagar derechos de entrada a algún producto.

Hong Kong es, además, un centro de prácticas ilegales. Constituye, en efecto, uno de los puntos de tránsito de los estupefacientes, sobre todo del opio procedente de los campos de adormideras de China y del sudeste de Asia.

Es el punto de partida de una cadena que envía el opio a todos los países del mundo.


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