Ordenes Religiosas Los Templarios Origen, Historia y Características

Órdenes Religiosas:Los Templarios
Origen, Historia y Características

LOS TEMPLARIOS: GUARDIANES DE LA HERENCIA DE CRISTO

Los orígenes de la Orden del Temple o de los caballeros templarios, se pierden en la noche de los tiempos.

Son muchas las teorías que les atribuyen una misión milenaria, enraizada en los legados que habrían heredado antes de constituirse en el seno de la Iglesia Católica.

En este sentido, encontramos hipótesis que creen que eran los supervivientes de la Atlántida, o que proceden de los antiguos druidas celtas.

También se les supone un origen ligado a cultos esotéricos cristianos, o mejor cristológicos, o a algunas sociedades secretas islámicas, con las que tuvieron contacto durante las Cruzadas.

Es muy probable que el Temple se creara bajo la influencia de san Roberto de Molesmes un monje benedictino que en 1098 había fundado la orden monástica del Cister.

Esta congregación seguía un estricto voto de pobreza, incluso en los implementos del culto y prohibía absolutamente cualquier estudio o lectura profanos.

Sus estrictas reglas fueron asentadas por san Esteban Harding, en su «Carta de Caridad» y también por el tratado De laude novoe militae de san Bernardo de Claraval .

Este monje del Cister, noble de nacimiento, explicaba en su obra el ideal de las órdenes de caballería cristiana, a las que llamaba la Milicia de Dios.

El concepto era típico de la época y unía el papel de monje con el de caballero, creando un personaje dual que se dedicaba a la oración en tiempos de paz y a la guerra cuando era necesario defender (o imponer) su fe.

El Temple y otras órdenes de caballería llegaron a alcanzar un gran poder, ya que se movían tanto en el terreno religioso como en el político y militar, los tres campos estratégicos que dominaban el mundo medieval.

La creación oficial de la Orden del Temple tuvo lugar en 1119 en Tierra Santa, tras la primera Cruzada.

Las fuerzas cristianas habían recuperado Jerusalén y su templo, pero su posición era precaria y los alrededores estaban prácticamente en manos musulmanas.

Esto, aparte de ser una amenaza latente para la ciudad conquistada, era un peligro real en los caminos que llevaban ella.

Por ello, Hugo de Payens, original de Champugne, y otros ocho caballeros franceses, decidieron formar un grupo para proteger a los peregrinos y custodiar los santos lugares.

El papa Balduino II de Jerusalén les asignó como cuartelillo un edificio contiguo al templo.

Como vivían de forma austera y gracias a las limosnas, eran conocidos como los «pauvres chevaliers du temple», de donde derivaría el nombre de la Orden del Temple.

Hugo de Payens (o Payns) había tomado una iniciativa, pero sabía que si el Papa no daba el visto bueno, podían acabar formando parte de una secta minoritaria.

También tenía claro que aquel movimiento no podía quedar en los nueve voluntarios, y por tanto aspiraba a convertirlo en una orden de caballería.

Para ello era imprescindible que fuera a Roma y solicitara la aprobación del Papa.

Así lo hizo dentro del marco del Concilio de Troyes (1128). Se acordé que los templarios adoptarían la norma de la orden benedictina, además de tres votos perpetuos y de unas reglas de vida especialmente austeras.

Pese a la severidad de esas reglas fueron muelle?; los voluntarios que acudieron. Existen varias teorías sobre ese punto.

Algunos piensan que se debió al extendido rumor que los templarios Poseían el secreto de ciertos poderes mágicos

Otros creen que simplemente era el mejor camino para un caballero en tiempos de paz: estar cerca de la acción.

El alud de nuevos integrantes obligó a la Orden a establecer una jerarquía, que curiosamente era muy semejante a la secta islámica de los.

La hermandad tenía cuatro rangos: caballero (que eran los guerreros), escuderos (caballería ligera) granjeros y capellanes.

Estos dos últimos grupos no tenían que combatir

Para identificar su pertenencia a la Orden vestían el hábito blanco de los cistercienses, al que agregaron una cruz roja en el pecho.

La Orden del Temple creció durante casi dos siglos, ya que eran muy bien considerada tanto por los monarcas europeos como por la Iglesia. Ambas instituciones la premiaban

Con tierras, castillos y excepciones en el pago de impuestos, lo que provocaba la envidia del resto de los acólitos del poder.

Al estar en tierras remotas, los templarios adquirieron gran independencia y poco a poco se fueron separando cada vez más de los dictados del Vaticano.

• UN TEMPLE EJEMPLAR

Los templarios eran un ejemplo de bravura en el campo de batalla y de piedad en los monasterios.

De hecho, no era tan importante su número como el ejemplo que daban al resto de los caballeros cristianos.

Se cree que en sus mejores tiempos la orden llegó reunir 400 caballeros, monto discreto, pero con gran poder, tanto para influir en el ámbito caballeresco como para conseguir recursos para la guerra.

Además, cuando eran capturados nunca abdicaban de su fe que era  la única posibilidad que les ofrecían los mahometanos para poder conservar la vida.

Se cree que en dos siglos murieron casi 20.000 templarios, entre caballeros y escuderos.

Ese desgaste afectó a su rectitud, pues para engrosar sus filas dejaron de ser estrictos en la selección de los aspirantes.

Bastaba con que pasaran una prueba secreta, que hasta el momento sigue siendo un misterio y que ha dado pábulo a todo tipo de especulaciones.

La gran riqueza acumulada (se cree que poseían más de 900 propiedades) también sirvió para pervertir sus no-bies principios.

El resto de las órdenes no veían con buenos ojos su enriquecimiento, su orgullo y su pasión por el poder.

Entre sus más tenaces enemigos destacaba la Orden de los Hospitalarios, que se había constituido a imagen y semejanza del Temple y que acabó siendo su mayor contrincante.

Se cree que es más que probable que estas tensiones internas favorecieran a los musulmanes, y finalmente las huestes de Saladino los expulsaron de Jerusalén en 1187.

A finales del siglo XII las intrigas y acusaciones entre templarios y hospitalarios se hacían ya insostenibles para la lglesia, y sucesivos Pontífices abogaron por la fusión de ambas órdenes.

San Luis lo propuso oficialmente en el Concilio de Lyon (1274) y el papa Nicolás IV reiteró la propuesta en 1293.

Pero ambas órdenes desoyeron las recomendaciones papales. El clima ya estaba caldeado cuando la codicia de Felipe el II Hermoso acabó por condenar a los templarios.

El monarca quería apropiarse de la riqueza de la Orden para financiar una nueva Cruzada, pero no podía enfrentarse con una institución protegida por la Iglesia.

No obstante convenció al Papa Clemente y, conocido por su debilidad de carácter, de que condenara a la Orden.

El proceso inquisitorial se inició en 1307, y se basó en las murmuraciones sobre el «demonismo» del Temple: su ceremonia de iniciación era un misterioso rito pagano, negaban a Cristo y escupían sobre la cruz, practicaban la idolatría, toleraban la sodomía, y otro sinfín de acusaciones tan escandalosas como improbables.

Los jefes templarios fueron arrestados el 13 de octubre de 1307, y reconocieron bajo tortura todos los crímenes que se les imputaban.

El Gran Maestre Jacques de Molay y los máximos mandatarios fueron quemados -en la hoguera y la Orden se desarticuló. Ninguno de los siguientes Pontífices rehabilitó al Temple, que según algunos estudiosos sigue vigente en la actualidad como una sociedad secreta.

los templarios

Acusados y condenados por herejía, a los últimos templarios los quemaron en la hoguera en 1314. Su condición de principales prestamistas de Oriente tos hizo muy ricos pero también les granjeó la enemistad de muchos europeos.

De acuerdo a esas versiones los templarios continúan con sus negocios tradicionales, pero actualizados a la banca y a las empresas aseguradoras.

Muchas de estas compañías tienen que guardar secreto sobre la composición de su junta de accionistas.

Los negocios escogidos tienen que ser siempre legales y con fines lícitos.

Se cree que la Orden actualmente cuenta con 15.000 afiliados, que incluye un 30% de mujeres.

Tienen influencia en una veintena de países, sobre todo en Estados Unidos, América Latina, Medio Oriente y el sur de Europa.

Los miembros tienen que vivir con austeridad y sus beneficios se emplean para obras de caridad.

Desde hace un tiempo se rumorea que los templarios están intentando un acercamiento al Vaticano para obtener por fin la rehabilitación de la Orden.

Fuente Consultada: Ángeles y Demonios de René Chandelle

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