Palacio de Taj Mahal: Historia de su Construccion-Arquitectura India

HISTORIA DEL PALACIO TEMPLO TAJMAHAL
Arquitectura India Islamica

Obra cumbre de la arquitectura mogol, el Taj Mahal está considerado como uno de los más bellos edificios del mundo.

Fue levantado en Agra, al norte de la India, por iniciativa del emperador Shah Jahan, en memoria de su esposa Muntaz Mahal.

La arquitectura mogol alcanzó su máximo esplendor a partir de la construcción de este maravilloso palacio, considerado una obra maestra del arte islámico de la India. 

El gran mogol Shah Jahan ordenó traer hasta Agrá los materiales para la construcción de este suntuoso sepulcro desde todas las partes de la India y de Asia.

Para su transporte se emplearon hasta mil elefantes.

Shah Jahan hizo lo imposible para regalar a su gran amor un monumento imperecedero.

A través de la imponente puerta principal del conjunto, con sus 22 cúpulas, se entra a un paraíso terrenal cuya superficie alcanza las 18 hectáreas.

En él se pueden encontrar varios parques, un sepulcro con cuatro minaretes ligeramente inclinados, una mezquita y una pintoresca casa para invitados.

El conjunto arquitectónico es de una armonía casi perfecta.

 palacio tajmahal

El Taj Mahal es una obra maestra tanto desde el punto de vista arquitectónico como del estético.

La gigantesca cúpula se eleva hasta los 59 m de altura. Los cuatro minaretes situados en los ángulos del sepulcro alcanzan una altura de 40 m cada uno y están  ligeramente inclinados hacia afuera para evitar que se derrumben sobre el edificio principal en caso de terremoto.

Una obra maestra de la estática son los complejos cimientos, que distribuyen equitativamenle el peso de la enorme cúpula entre las diferentes partes sobre la que se apoya todo el edificio.

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LA LEYENDA DEL PALACIO REAL

Esta historia real, data de 1607, cuando un príncipe de tan solo 20 años de edad, heredero del Gran Imperio Mongol, conoce a una joven persa-musulmana llamada Muntaz Mahal de quien se enamora profundamente.

Es ella quien se transforma con 19 años en la nueva princesa y segunda esposa de este emperador, celebración que se llevo a cabo en la ciudad de Agra, estado de Uttar Pradesh, unos 200 Km. al sureste de Delhi, India.

El era un príncipe heredero de quince años, ella una adolescente de catorce; la leyenda dice que la joven vendía bagatelas cuando se vieron por primera vez.

Se llamaba Ajumad.

Era bella, inteligente y culta, pero las razones de estado interfirieron con la temprana pasión: el príncipe fue obligado a tomar por esposa a una princesa como él, hija del rey de Persia.

Pero la ley musulmana vino en su ayuda: permitiendo que un hombre tuviera cuatro esposas.

Consultando la fecha con los astrólogos de la corte, se llegó al día del casamiento.

Sha Jahan, por fin pudo reunirse con su amada en el año 1612, después de cinco años impedido de verla.

Poco después, el nombre de ella sería cambiado por otro: Muntaz Mahal, qué significa, literalmente, ‘la elegida del palacio’. La feliz unión duró diecinueve años.

En 1631, Tras 19 años de matrimonio y de una vida de gran amor, Muntaz fallece en Berhanpur, luego de dar a luz a una niña, su hijo N° 14.

Ella se encontraba allí  acompañando a su esposo en una campaña, cuyo objetivo era sofocar una rebelión.

El emperador recibe un pedido de su adorada esposa antes de morir, en donde debía cumplir con las siguientes promesas:

Que construyera su tumba;
Que se casara otra vez;
Que fuera bueno con sus hijos;
Que visitara su tumba cada año en el aniversario de su muerte.

El emperador y amante esposo se sintió morir también. Su tristeza era tan profunda que se encerró en sus habitaciones ocho días con sus ocho noches, sin probar comida ni beber.

Al cabo de ese tiempo, pálido y envejecido, salió y ordenó que se cumpliera el luto en todo el reino.

Prohibió usar vestimentas de colores, tocar música, usar perfumes y joyas, y hasta llegó a prohibir la sonrisa entre los súbditos.

Mientras tanto, Jahan hizo un juramento: Mahal tendría la tumba más hermosa que el mundo hubiera visto jamás, en testimonio de su amor y para que el recuerdo de su nombre perdurara por siempre.

Con la fusión de la tradición hindú y la persa-musulmana dando forma en mármol blanco, se obtuvo como resultado la construcción del Rauza, es decir de la tumba de la “elegida del Palacio”, a pedido de Shah Jahan

Este hoy, patrimonio de la humanidad fue emplazado en los bancos del río Yamuna en 1631.

Para tal construcción se emplearon veinte mil obreros y los materiales utilizados fueron transportados desde Marrana mediante elefantes (1.000) ya que la distancia a recorrer era de unos 300 kilómetros.

Finalizando en 1653, con este gran mausoleo de amor.

Este majestuoso homenaje tuvo su lado costoso para Shah Jahan quien perdido por su  amor vivía para venerar a su mujer.

A tal punto que esta obra fue adornada en su interior y exterior por piedras preciosas de distintos puntos, por ejemplo: desde Bagdad, China, Afganistán, Tíbet, Egipto, Persia, Yemen, Rusia y Ceilán, entre otros.

Esto llevo a que este emperador caiga rotundamente en una ruina económica y consecuentemente en la pérdida de su trono.

Por la disputa de este último se desató una cruenta guerra entre los posibles herederos.

Frente a ello, cuando Shah Jahan  se siente muy debilitado, decide rendirse, y su hijo Aurangzeb toma el trono, y le permite seguir con vida a cambio de quedar prisionero hasta el día de su muerte en el Fuerte del Agra.

Finalmente, este fallece en 1666, el cual es enterrado en el Taj junto a su amada esposa.

Sin embargo, la historia cuenta que Sha Jahan había proyectado construir justo enfrente del Taj, una réplica exacta en mármol negro y unir ambos mausoleos mediante un distinguido puente.

Sin embargo, hoy podemos decir que este monumento, quintaesencia del arte musulmán en la India es el regalo del emperador a toda la humanidad.

Hoy,  el gran monumento de amor es una de las “Siete Maravillas del mundo”.

Su nombre “Taj Mahal”, se traduce generalmente como “Palacio de la Corona” o “Corona del Palacio”, pero los historiadores nos afirman que su designación no es más que una abreviación del nombre de la Elegida del Palacio, Muntaz Mahal.

La prenda de amor de un emperador:

Agra, es la ciudad capital del gran imperio Mongol, creado en 1526 y que perdura hasta 1857.

Su fundador fue Babur un descendiente de Gengis Khan, de religión islámica y que logra esto tras conquistar el norte de la India.

A partir de aquí todos los emperadores que le suceden dedicarían gran parte de su esfuerzo en edificar hermosos monumentos y embellecer dicha ciudad.

A diferencia de la arquitectura cristiana, en la islámica la distinción entre edificios civiles y religiosos  en de menor acentuación.

Esta arquitectura islámica era aquella introducida en el subcontinente entre los siglos XI y XII, la cual tenía una continuada tradición persa.

La geometría, la simetría y el equilibrio son características básicas de la misma y cada elemento aislado se inserta dentro de un marco unificador de compleja decoración geométrica.

Denotando así, la intención de señalar el dominio en la fe coránica.

Por lo tanto, la oración es el eje que configura la construcción, en donde todas aquellas se orientan hacia la santa ciudad, es decir hacia La Meca.

La edificación de los majestuosos palacios fue característico de cada emperador mongol, quien luego de su muerte lo transformaba en su sepulcro  y el de sus esposas costumbre emblemática de este Imperio.

Cada uno de ellos fue construido en mármol, con grandes jardines como entradas al mismo.

Pero sin lugar a dudas el Taj Mahal, es el más simbólico de todos ellos.

Es un monumento de amor que lo imagino Sha Jahan como ofrenda a su más amada esposa, Muntaz Mahal, tras su muerte (1631).

Este sultán mongol, era un enamorado del arte y la belleza.

A él se le atribuyen más obras de artes, sin embargo todos los estudiosos están de acuerdo en que la gran gloria del Taj Mahal reside en la cuidadosa simetría con que sus elementos conocidos se han reunido para formar un conjunto de particular armonía.

La construcción

El edificio empezó a construirse hacia 1632, según los planos de un consejo de arquitectos procedentes de India, Persia y Asia central, aunque parece que el auténtico inspirador fue el propio emperador.

Trabajaron en su realización más de 20.000 obreros; las obras del mausoleo concluyeron en 1643 y las de las dependencias adjuntas en 1649.

En total, el proyecto ocupó veintidós años y costó cuarenta millones de rupias.

Se conocen los nombres de algunos de los maestros que participaron en la empresa: el turco Ismail Afandi, que diseñó las cúpulas; Qazim Khan, de Lahore; Chíranji Lal, de Delhi, que se encargó de los mosaicos; el cantero Amir Ah, de Beluchistán; Amanta Khan, de Shiraz (Persia), insigne calígrafo.

El maestro de obras fue el turco Listad Isa; la leyenda cuenta que, cuando el edificio estuvo acabado, Jehan ordenó cortar su mano para impedir que pudiese repetir una obra semejante.

En los escritos de un misionero portugués de la época parece aludirse a la posible intervención de un artista italiano, Jerónimo Veroneo.

Aunque efectivamente vivió en Agra durante esos años, nada parece apoyar de forma seria esta hipótesis.

La entrada

El recinto está flanqueado al norte y al sur por dos sectores oblongos más pequeños: en el meridional se alza una puerta de piedra arenisca que da entrada al complejo y algunos edificios auxiliares de finalidad incierta; en el septentrional, paralelo al cauce del Yamuna, se levanta el mausoleo.

El emperador accedía al lugar por el río, en barca, junto con su séquito.

Los demás visitantes debían entrar por un gran patio, en el lado sur, donde se daba la limosna a los pobres y donde, en cada aniversario de la muerte de Muntaz, se distribuían enormes sumas de dinero entre los menos favorecidos.

En el mundo musulmán, estas puertas también tenían un fuerte simbolismo, pues representaban la entrada al paraíso: desde el punto de vista metafísico, eran consideradas el punto de transición entre el mundo exterior de los sentidos y el mundo interior del espíritu.

Los jardines

El complejo, alineado de norte a sur, tiene una planta rectangular de 580 m de largo por 305 de ancho.

En el centro del rectángulo se sitúa un jardín cuadrado de 300 m, cuyo eje principal se extiende de sur a norte, desde la puerta hasta el mausoleo.

Con una extensión de 6,9 hectáreas, fue proyectado como representación del paraíso terrenal, al estilo de los jardines persas introducidos en la India por Babur, el primer emperador mogol.

Originalmente contenían multitud de flores y árboles exóticos, todo: ellos en disposición geométrica y perfectamente simétrica:

los jardineros trabajaron con el empeño consciente de traducir la perfección celeste a términos terrenales, siguiendo una serie de fórmulas bien conocidas.

Así, el cuatro, número sagrado en e Islam, fue la base de todo el diseño.

Los canales, símbolo de los cuatro ríos del paraíso (de los que, según la tradición, manaba agua, leche, vino y miel), con fuentes y flanqueados de cipreses (que, además de dar sombra, acentúan las líneas de la perspectiva), se cruzan en el centro formando un estanque de nenúfares en mármol blanco, algo elevado del suelo; símbolo de al Kawthar, el estanque celestial de la abundancia mencionado en el Corán, fue concebido para que el mausoleo se reflejara en sus aguas.

Cada una de las cuatro partes que delimitan los canales está dividida en dieciséis parterres por caminos de piedra.

En la arquitectura mogol, el agua se utiliza tanto para los rituales de ablución como para humidificar y enfriar el ambiente, una sabia combinación del significado religioso con la necesidad práctica.

Se extraía del río y se introducía en unos canales subterráneos desde los que se derivaba para llenar los estanques y regar os jardines.

Mezquita y jawab

El mausoleo propiamente dicho está flanqueado al este y al oeste por dos edificios simétricos idénticos, la mezquita, al oeste y, al este, el correspondiente jawab o «respuesta».

Sobre la finalidad de este segundo edificio, se ha supuesto que servía como albergue de peregrinos, lugar de reunión de los fieles antes de la oración; sin embargo, lo más probable es que su propósito último fuera puramente arquitectónico, para dotar de equilibrio estético al conjunto y contribuir a la simetría de las estructuras situadas en la plataforma.

Un alto muro con torres octogonales rodea la sección norte y el jardín central; quedan fuera, por el sur, los establos y estancias para los guardias.

En el lado occidental, cerca de la mezquita, se sitúa un pequeño recinto de piedra para recordar el primer lugar donde fueron depositados los restos de Muntaz Mahal.

El Mausoleo

Mezquita y jawab estaban realizados en arenisca roja, que contrasta con la blancura del mármol de Makrana del mausoleo, elevado sobre un plinto de mármol de siete metros de alto.

Un talud de piedra protege al jardín de la erosión del río.

De planta cuadrada, el mausoleo tiene cuatro fachadas idénticas, con esquinas achaflanadas y un impresionante arco de 33 m de alto en cada una de ellas, enmarcado con bandas de caligrafía en relieve.

Los artesanos que trazaron estos relieves con versículos del Corán utilizaron un truco óptico, consistente en ir aumentando el tamaño de las letras a medida que aumentaba la distancia, para conseguir que sus dimensiones parecieran idénticas.

Los grandes nichos abovedados están enmarcados con motivos florales (rosas, narcisos, tulipanes), a base de incrustaciones de piedras semipreciosas, cristales minerales y lapislázuli, además de inscripciones en piedra negra.

Esta misma decoración se prolonga en el interior en las enjutas de los arcos y en las bóvedas.

La hermosa cúpula bulbosa situada sobre el salón central se levanta sobre un tambor rodeado de cuatro torres octogonales, cada una rematada por un pequeño pabellón cupulado.

La estructura interior tiene una altura de 24,4 m y sobre ella se dispone otra cúpula exterior muy peraltada que estiliza el perfil del edificio.

El remate externo está constituido por una aguja de latón de 17,1 m de altura.

Debajo de la gran cúpula se halla la sala octogonal del sepulcro, con grandes nichos y puertas que dan acceso a las demás estancias, decoradas con relieves de mármol blanco, igual que los cenotafios de Shah Jehan y Muntaz Mahal; los auténticos sarcófagos ocupan una cripta, al nivel del jardín.

Junto a las cuatro torres octogonales, o chattri, rematadas también con pequeñas cúpulas, se disponen cuatro minaretes, en las esquinas de la plataforma sobre.

La que se levanta toda la construcción, que completan la armonía geométrica del conjunto.

Estos minaretes tienen una exclusiva función formal, para resaltar la composición central con la cúpula.

El material constructivo es el ladrillo forrado de placas de mármol blanco, cuyo tono cambia según la luz del día, creando una sutil variación que produce una sensación de tranquilidad inmaterial.

La decoración geométrica y floral, con incrustaciones de lapislázuli, coral, ámbar y jade, enmarca todos los vanos del edificio y se completa con versículos del Corán incrustados en piedra negra.

Además de impulsar la construcción del Taj Mahal, el sultán Shah Jahan fundó la ciudad de Shajahanabad (Viejo Delhi), ampliando el palacio-fortaleza (1639-48) que alberga la magnífica mezquita de La Perla (1646-54).

Los edificios erigidos bajo su reinado dan muestra del poder y vitalidad de las dinastías mogolas.

Declive y restauración

Una vez terminado, el Taj conservó su esplendor hasta el declive del Imperio mogol durante el siglo XVIII, cuando todo el monumento cayó en abandono.

Bajo la ocupación inglesa de India en el siglo XIX, el lugar era a veces utilizado para fiestas al aire libre, en las que las bandas militares llenaban con su música el aire nocturno desde las terrazas.

Fue en una de esas ocasiones cuando la esposa de un oficial declaró, contemplando el Taj: «Me moriría mañana con tal de tener sobre mí otro igual.»

Otros dos británicos son citados a menudo en relación con el Taj Mahal, por razones buenas y malas.

El primero, lord William Bentinck, gobernador general de India (1828-1835), pretendió desmembrar el Taj y embarcar sus pedazos hacia Inglaterra para su subasta.

Afortunadamente, el público Victoriano estaba tan poco interesado en una subasta pública de mármol procedente del fuerte de Agrá que el proyecto fue abandonado.

En cambio, lord Curzon, virrey de India (1898-1905) fue un dedicado conservador que hizo mucho por la restauración de los monumentos culturales indios, incluida la renovación del Taj, con el fin de que su gloria pudiese ser disfrutada tanto por la posteridad como por su creador.

Tiene un triste final la historia del sha Yahan.

Su reinado llegó a su fin en 1658, cuando su intrigante hijo Aurangzeb usurpó el trono y confinó a su padre en el fuerte de Agrá. D

urante sus últimos años, hasta su muerte en 1666, el viejo emperador solía contemplar desde los altos muros del fuerte, al otro lado del río Yamuna, la silueta del monumento conmemorativo de su esposa.

Finalmente, el sha pudo reunirse con ella, ya que yace a su lado bajo la gran cúpula de mármol.

Es una de las más bellas obras monumentales de la Tierra contiene el amor perdurable de un hombre por una mujer, su esposa. Es una joya perfecta, un edificio exquisito. Su construcción le llevó al hombre, el emperador musulmán de la dinastía mogol, buena parte de su vida, y el hálito de un amor puesto en cada piedra, en cada puerta y en cada gema de la tumba de la amada, nos conmueve hasta el día de hoy.

• SÍNTESIS:

En 1629, cuando la princesa murió, todavía joven, el emperador quiso que sus restos descansaran, no en una tumba corriente, sino en un edificio que tuviera el aspecto de un palacio, de una hermosura nunca vista en la India.

Durante veintidós años, arquitectos y decoradores se consagraron a la construcción de ese "sueño de mármol", como se lo ha definido.

Se llega al edificio pasando junto a un límpido estanque y dos filas de esbeltos cipreses, que llevan a la entrada principal.

Al fondo, sobre una alta plataforma flanqueada por cuatro airosos minaretes, se yergue el Taj Mahal.

Su imagen se refleja en el agua, y ello le confiere un gran valor sugestivo.

Es una obra perfecta, no sólo desde el punto de vista escenográfico.

Obsérvese bien esa mole: es gigantesca, poderosa, pero no produce, en modo alguno, la impresión de un "coloso"; es que sus dimensiones están exactamente proporcionadas y poseen una maravillosa armonía.

El edificio es de planta octogonal, y quizá lo podríamos apreciar mejor observándolo desde lo alto; pero sus perfectas proporciones se manifiestan también con sólo examinar la fachada.

La parte central está ocupada por un rectángulo, que encierra un amplio arco. Sobre ese rectángulo se recorta el perfil de la cúpula mayor, en forma de "bulbo", característica de la arquitectura musulmana.

Las alas laterales son animadas por una doble serie de arcos más pequeños.

Obsérvese que dos de estos arcos superpuestos alcanzan, la misma altura que el grande. Dos ligeras cúpulas contribuyen a aumentar la impresión de equilibrio. El conjunto resulta muy armonioso; podría decirse que ha sido calculado al milímetro.

Se ha dicho que el Taj Mahal es un edificio construido por titanes y decorado por orfebres.

La preciosa decoración y los calados de piedras semipreciosas lo hacen todavía más irreal y fabuloso; es el lugar más propicio para el largo sueño de una bella princesa.

ALGO MAS DE ARQUITECTURA:

A unos doscientos kilómetros al oeste de Agrá se encuentra Yaipur, centro joyero de la India.

Todavía hoy, en dicha ciudad los artesanos tallan las piedras preciosas y trabajan el marfil y los metales según tradiciones muy antiguas.

Pocas ciudades indias gozan de una situación tan favorable.

En efecto, Yaipur está situada en una pequeña llanura que queda encajada entre unas rocas en forma de anfiteatro, encima de las cuales se construyeron fortificaciones.

El palacio del maharajá fue edificado en el centro de la ciudad a principios del siglo XVIII. Las calles vecinas se cruzan en ángulo recto. La residencia principesca está rodeada por un gran jardín y la única parte que queda visible desde la calle es el Hawa Mahal o Palacio de los Vientos.

Esta construcción es una obra maestra de la arquitectura.

Está hecha de gres rosa, al igual que toda la ciudad de Yaipur.

La fachada, trabajada como un diamante, cuenta con decenas de logias y centenares de ventanitas entre las que sobresalen varias cornisas. Antaño, este edificio estaba reservado a las mujeres que pertenecían a la corte del maharajá. Gracias a estas ventanitas podían observar lo que ocurría en las calles.

A unos trescientos cincuenta kilómetros al sudoeste de Yaipur puede admirarse otra maravilla de la arquitectura india: los dos palacios construidos en el centro del lago Pichóla, de aguas tan brillantes como un espejo y de verdeantes orillas.

El conjunto está rodeado por un paisaje accidentado y desnudo. Los palacios fueron edificados en el siglo XVIII y sirvieron de residencia de verano a los maharajaes de la región.

Con frecuencia se les da el nombre de palacios flotantes de Udeipur, ciudad situada no lejos de allí.

El palacio blanco, el más bello de los dos, ocupa prácticamente una islita y parece flotar sobre el agua como un inmenso barco blanco.

Actualmente ha sido convertido en hotel en el que los turistas adinerados pueden pasar unos días en un ambiente de ensueño.

Por último citaremos los templos de Madura, en la provincia de Madras.

El terreno sobre el que se alzan mide 270 por 250 m. Fueron terminados en el siglo XVII y, junto con el estanque del Lirio de Oro en torno al cual fueron construidos, constituyen un magnífico conjunto.

La decoración de estos templos, que tienen forma de pirámide, aparece cuidada hasta en los más mínimos detalles: no se ha dejado sin adornar ni un solo centímetro cuadrado.

Para los fieles que no saben leer, miles de figurillas representan los textos sagrados. Estos templos están dedicados a Siva y Minachshi, una diosa de ojos de pez que se venera en esta región.

En contraste con toda esta arquitectura de tantos y tan diversos matices, surge de pronto la ciudad de Chandigarh, a 249 km de Delhi, con la cual se comunica por ferrocarril, carretera y vía aérea.

En 1947 Chandigarh era una pequeña y olvidada aldea; hoy es una de las ciudades más nuevas del mundo.

Elegido su emplazamiento para un destino mejor, el genial arquitecto francés Le Corbusier, al frente de un equipo de famosos colegas, inició en 1951 la creación de una ciudad nueva que combinara lo mejor de las arquitecturas india y de occidente.

Es un conjunto de treinta bloques rectangulares, unidos por una red de anchas calles.

Fuente Consultada: Texto Basado en Gran Enciclopedia Universal Espasa Calpe-Wikipedia-Encarta
Enciclopedia del Estudiante Superior Fascículo N°39.

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