La Enfermedad de Vaca Loca en el Ganado Bovino: Su Transmision

La Enfermedad de Vaca Loca

La ganadería comprende las diversas actividades (alimentación, selección, reproducción e higiene) que se desarrollan en la cría de animales, con el fin de obtener determinados productos principalmente destinados a su consumo por el ser humano.

La ganadería constituye para la mayoría de los países una actividad fundamental.

Con la cría de ganado, el ser humano obtiene productos esenciales en la cadena alimentaria, como carnes, huevos, leche y todos sus derivados.

El ganado puede ser usado como medio de transporte, ya sea de carga o de tracción; incluso en algunos países, como la India, para trabajos forestales.

ANIMAL VACA ENFERMA

Se crían animales para extraerles sus lanas y pieles que luego serán utilizadas por las industrias textiles, peleteras y de calzado.

Muchos bienes fabricados por el hombre usan como materia prima productos animales: los cosméticos, los sueros, algunas medicinas, abonos, bisutería, etc.

La equitación y la lidia de toros son actividades con muchísima demanda en ciertos grupos sociales de determinados países.

Algunas especies domésticas se criar como animales de compañía o para distintos servicios, como en el caso de los perros, los cuales se utilizan para pastoreo, caza y como apoyo en determinadas acciones de la policía, el ejército y los bomberos.

En los países desarrollados, la producción de animales, generalmente, forma parte de las explotaciones agrícolas, en estrecha unión con los restantes componentes de la explotación (producción forrajera, instalaciones, mano de obra, etc.).

En la mayoría de los casos, la ganadería tiene como objeto la transformación de productos vegetales, o subproductos industriales, en productos animales: los animales se dividen en los que pueden consumir vegetales celulósicos espontáneos o cultivados gracias a los microorganismos que se encuentran en su conducto digestivo (caballos, rumiantes, conejos) y los que sólo consumen alimentos con un porcentaje más reducido de materias celulósicas, como el grano (cerdo y aves de corral).

En algunos países, la ganadería evoluciona cada vez más hacia formas industriales.

Aunque esta última tendencia se manifiesta en casi todas las especies, se ha llegado a comprender que las estructuras artesanales de producción, del tipo de la explotación familiar, pueden resultar tan eficaces como las estructuras industriales, a condición de que estén bien dirigidas y que se sitúen en un entorno muy estructurado en lo que concierne especialmente a aprovisionamiento y desarrollo (cooperativas, grupos de productores, etc.).

El Mal de la «Vaca Loca»

Desde mediados de la década de los ochenta del siglo XX, el territorio europeo es escenario de una catástrofe de dimensiones aún por definir, que afecta sobre todo al ganado vacuno.

La encefalopatía espongiforme bovina (EEB) se ha propagado vertiginosamente.

En Inglaterra, país más afectado, se han tenido que sacrificar decenas de miles de cabezas. España, Francia y Alemania han dado ya la voz de alarma al detectar nuevos casos en sus territorios.

La mayor gravedad radica en que es una enfermedad transmisible al hombre a través de la ingestión de tejidos infectados (óseos o carnicos).

En la Unión Europea se está manifestando una situación de creciente preocupación al confirmarse la aparición de casos de la variante humana de la encefalopatía espongiforme bovina, la enfermedad de Creutzfeld-Jacob.

El fenómeno neurodegenerativo denominado, en una acepción general, como encefalopatías espongiformes transmisibles es conocido desde hace tiempo.

El nombre proviene de las observaciones al microscopio que permiten ver el cerebro infectado lleno de poros, como si fuera una esponja.

Estas enfermedades provocan un fallo en el control motor, seguido, en general, por demencia, a veces por parálisis y, finalmente, la muerte.

La referencia más temprana se tiene en 1732, cuando se describieron los síntomas en ovejas.

En esta especie animal y en la cabra, la encefalopatía se denomina scrapie o tembladera, pero no fue hasta dos siglos más tarde, en 1938, cuando se demostró que era una enfermedad transmisible.

Existen enfermedades neurodegenerativas similares en diversas especies animales, tales como ciervo, alce, visón, felinos y bovinos.

En este último caso recibe el nombre de encefalopatía esoongiforme bovina (EEB).

En humanos, la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob fue ‘dentificada en 1920, aunque no se asoció al scrapie hasta 1950.

¿ Cómo se transmite la encefalopatía espogiforme bovina?

El periodo de incubación es variable, en general, entre tres y cinco años, aunque Ppuede ser superior.

La vaca cuando enferma, parece nerviosa, pierde peso, tiene dificultades para andar y la producción de leche desciende.

La procedencia de la enfermedad en las reses es todavía objeto de debate.

Parece ser que la forma bovina tiene su origen en el scrapie de las ovejas.

Estudios epidemiológicos indican que son fuente de contaminación ha sido la utilización de carcasas de animales contaminaos (vacas y ovejas) para fabricar piensos para el ganado vacuno.

Se cree que la enfermedad ha derivado de la inclusión de material bovino contaminado en la fabricación de los piensos, que se produjo entre 1978 y 1980.

El rápido incremento de los enfermedad a mediados de los noventa (850 casos por semana en 1994) se debe probablemente a la inclusión de animales enfermos, no diagnosticados como tales, la fabricación de piensos para consumo bovino.

Esta práctica se prohibió en julio 1988 en el Reino Unido pero la materia prima siguió exportándose.

La mayor parte de los casos descritos en países europeos tiene su origen en animales exportados Reino Unido o alimentados con harina de dicha procedencia.

En estos momentos, la incidencia de la EE. UU. en el conjunto de la Unión Europea está disminuyendo.

En el Reino Unido se ha producido un descenso del 40 en el número de casos descritos en el 2000 respecto a 1999 (1.136 casos), valor que debe compararse con los 36.000 casos descritos en 1992, el año de mayor incidencia.

La medida comunitaria que obliga desde el 1º de enero del 2001 a la realización de un test post mortem para descartar el mal en todos los bovinos de mas de 30 meses que vayan a entrar en la cadena alimentaria, producirá, sin duda, un aumento del número de animales enfermos detectados.

Con todo, los casos positivos corresponden, cada vez más, a animales de mayor edad, lo cual es un buen síntoma, ya que puede presuponerse que la mayoría han nacido, y probablemente si han sido infectados, antes de la crisis de marzo de 1996 (cuando se detectó nueva variante de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob en la especie humana, as ciada al consumo de carne de reses afectadas).

Debido a que el periodo de incubación en las vacas es de 3-5 años, con cierta variación, la eficacia de las medida adoptadas sólo podrá ser valorada totalmente en los años 2004-2005.

Medidas para controlar el mal de las «vacas locas» en la Unión Europea

Los expertos afirman que la enfermedad puede erradicarse con la normativa en vigencia pero que para ello resulta imprescindible que los países extremen el celo para garantizar los controles del ganado y la exclusión de las harinas de origen animal en su alimentación.

La medidas adoptadas por la Unión Europea para frenar la expansión de la epidemia son:

En julio de 1994 se prohibió el uso de harinas de carnes y huesos de mamíferos para la fabricación de alimentos para rumiantes. La prohibición se convirtió en total (para todo el ganado) a partir del 1º de enero del 2001.

Se introdujeron medidas más eficaces para tratar los despojos de animal contaminados, con el fin de reducir la capacidad infecciosa al mínimo (a partir de abril de 1997).

— Se adoptaron medidas de vigilancia activa para la detección, control y erradicación de la EEB a partir de mayo de 1998, que se complementaron a partir del. de enero del 2001 con la obligatoriedad de analizar todas las reses de más de meses de edad antes de su introducción en el mercado para consumo human

Se obligó a la eliminación de los restos animales considerados de riesgo dula espinal, cerebro, ojos y amígdalas) de ternera, oveja y cabra en toda la a partir de octubre del 2000, a los que se añadió el intestino a partir de diciembre del mismo año.

Dichos restos no pueden ser usados para el consumo de humanos ni para el de animales.

Precisamente, se ha comprobado que las partes señaladas, las cuales habían sido ya descartadas en varios países miembros con anterioridad, son responsables de la infección en un 95% de los casos. Sin embargo, el desbloqueo a las propuestas de la Comisión Europea en algunos países no se ha producido hasta muy recientemente, tras la aparición de casos de EEB en países como Alemania y España.

— Se prohibió el uso de animales no aptos para el consumo humano en la fabricación de piensos a partir de marzo de 2001.

Aparte de éstas, algunos países, especialmente aquellos que tienen una mayor incidencia de la enfermedad, han adoptado otras medidas específicas.

Es de destacar que todas las decisiones comunitarias sobre este tema están basadas en la evaluación y asesoramiento científico y se revisan de forma continua para actualizarlas en función de la nueva información científica.

Por su parte, la Comisión Europea realiza inspecciones en los países miembros para verificar la correcta aplicación de las normas.

En definitiva, las medidas adoptadas han consistido en eliminar de la cadena alimentaria (humana y animal) todas las partes del ganado susceptibles de ser vehículos de alto riesgo de contaminación, es decir, médula espinal, cerebro, ojos, amígdalas e intestinos.

Se consideran tejidos con un cierto riesgo de infección las vísceras (riñones, hígado, pulmón, páncreas, nódulos linfáticos y placenta).

El comité de científicos de la Comisión Europea ha valorado la inclusión de los chuletones, ya que en principio pueden ser considerados alimentos de riesgo, si no han sido bien cortados, por su cercanía a la espina dorsal.

Los bistés se consideran seguros, aunque se puede incrementar la seguridad si se eliminan los nervios y el tejido linfático de la carne.

La leche y sus derivados, el sebo y la gelatina son considerados seguros.

Entre los materiales no alimentarios susceptibles de suponer algún limitado riesgo de transmisión, están las vacunas (humanas y veterinarias) y los cosméticos preparados con material bovino.

Fuente Consultada: Gran Enciclopedia Universal (Espasa Calpe)

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