Historia de la Vida de un Enano en la Corte Real:Sir Hudson

Extraños Personajes de la Historia:Un Enano en la Corte Real

Sir Jeffrey Hudson (1619-1682)
Galante enano inglés

Jeffrey Hudson, que tenía apenas 19 pulgadas de alto a los 30 años, fue uno de los hombres más notables de su tiempo, así como uno de los más pequeños.

Ganó fama en el siglo XVII como confidente de la realeza, soldado de fortuna y prisionero político.

Cuando murió en 1682 a los 63 años, era tan conocido en toda Inglaterra por su política radical como por su estatura.

Jeffrey Hudson,

Se puede decir que la pequeñez irrumpió en su familia cuando él nació, ya que sus padres eran de estatura normal, así como sus hermanos y hermanas.

Vino al mundo en Oakham, Rutlandshire, en 1619.

Cierta vez, unos vecinos bromistas robaron el gato de una vieja, llamado Rutterkin, lo mataron y desollaron y vistieron al niño con el pellejo.

Esa tarde, justo después que la viuda sin sospechar nada había servido la merienda a algunos invitados, el niño salió lentamente de su escondite y entró en la sala.

Una de las mujeres le preguntó si Rutterkin quería un bocado.

«Rutterkin se sirve solo, cuando tiene hambre», contestó Jeffrey locuazmente.

Las damas se sobrecogieron de pánico y gritaron en forma histérica a la dueña de la casa.

Toda la fiesta se sumergió en el alboroto.

Solía ser blanco de este tipo de bromas cuando era joven.

Su padre era empleado del duque de Buckingham y cuando el niño tuvo 8 años, lo presentó al duque y a la duquesa, que lo incorporaron a la casa.

Era tratado con gran honor y atendido por sirvientes.

Cuando Carlos I de Inglaterra y la reina Enriqueta María vinieron a visitar el estado ducal en Burleugh-on-the-Hill, Jeffrey los sorprendió y los entretuvo, después de emerger como un polluelo de un pastel frío que fue servido durante la cena.

Esta presentación había sido una obra del cerebro de la divertida duquesa, que ofreció al enano como regalo a la reina.

María estaba deleitada y apabullada por el presente, y lo aceptó a su servicio con entusiasmo.

Ya en el palacio real, fue mimado continuamente y participaba con frecuencia en los entretenimientos de la corte.

En uno de ellos, Williams, el gigante de 7 pies de alto, sacó un inmenso pan de un bolsillo y a Jeffrey del otro.

Luego pretendió comer a los dos juntos como si fueran un emparedado.

A pesar de los favores reales de que gozaba, las necesidades de la vida diaria le creaban problemas por su baja estatura y hasta en algunas oportunidades su vida peligró.

Una vez, mientras lavaba su cara y manos estuvo cerca de caer en el lavabo.

En otra ocasión, un viento fuerte lo hubiera arrastrado a la muerte en las aguas del Támesis si no se hubiera cogido a un arbusto.

Pero su pequenez no quedaba sin recompensa porque, como escribía un periodista del momento, las damas de la corte estaban verdaderamente encariñadas con el niño enano:

«Podía poner los cuernos a los esposos sin provocar sus celos, y engañar a las madres de las doncellas sin que nadie supiera que tenían un galán.»

En 1630, cuando contaba sólo 11 años, fue despachado por la reina a Francia para traer una comadrona desde allí.

La reina francesa, María de Médici, quedó muy impresionada por la madurez, la clase y la mundanidad de este niño precoz en grado sumo, otorgándole importantes regalos a él y a su hija, reina de Inglaterra.

En el camino de regreso a casa, su barco fue capturado por los piratas y se lo llevaron cautivo.

Después de un breve encierro, escapó y retornó a su tierra enteramente sorprendido de encontrar que no había perdido ningún favor en la corte o entre la masa, a pesar de la demora para completar su misión.

Jeffrey fue siempre leal a Enriqueta María, defendiéndola de sus enemigos políticos y acompañándola a París cuando se expatrió a sí misma en 1644.

En la capital francesa se entreveró en una disputa con un tal Crofts, hermano más joven de un lord inglés, en defensa de su reina, y lo desafió a batirse en duelo.

Su enemigo aceptó y el enano apareció en el sitio señalado armado hasta los dientes pero con un revólver de juguete.

El inglés se mostró furioso ante el insulto y volvió a desafiarlo a un duelo con armas verdaderas.

Debajo de la sombra de un árbol, no lejos del palacio del duque de Nevers donde la reina estaba alojada, Jeffrey hirió de muerte a su enemigo.

El duelo, y en particular cuando terminaba fatalmente, estaba considerado fuera de la ley en Francia; por lo tanto, fue hecho prisionero.

Sin embargo, una carta convincente enviada a las autoridades por Enriqueta María lo puso en libertad y en viaje de retorno a Inglaterra, desterrado para siempre de Francia.

Los detalles sobre sus últimos 38 años de vida son vagos y están oscurecidos por suposiciones y rumores.

Durante la guerra civil inglesa sirvió con distinción en la Caballería del Rey como capitán de los guardias.

En 1649 fue apresado por los piratas turcos y vendido como esclavo, maltratado y ultrajado.

Durante este cautiverio, misteriosamente duplicó su altura y llegó a 3 pies y 9 pulgadas.

Al fin fue rescatado y retornó una vez más a Inglaterra, donde vivió como protegido del duque de Buckingham.

Ganó notoriedad cuando fue arrestado en 1679 por estar implicado en el complot papista de Tito Oates y por eso fue encerrado en Gate House, en Westminster, durante 3 años; puesto en libertad en 1682, murió poco después a los 63 años.

Fuente Consultada: Diccionario Insólito Tomo 3 Wallace - Wallechinsky

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