Historia del Músico de Sarajevo Ejecuta Su Chelo en la Guerra
HISTORIA DEL MÚSICO DE SARAJEVO
Durante 22 días de guerra, a las 4 de la tarde, Smailovic se ponía su traje de gala, tomaba su chelo y caminaba en medio de la batalla que se peleaba en torno de él. Colocando una silla de plástico junto al cráter dejado por el proyectil, tocaba en recuerdo de los muertos el Adagio en sol menor de Albinoni.
En 1918 al finalizar la Primera Guerra Mundial, el mapa político de Europa cambió, y el imperio austrohúngaro se desmembró, naciendo: Letonia, Hungría, Checoslovaquia, Austria, Lituania, Estonia, Rumania, Polonia y Yugoslavia.
De esta manera nació la Primera República de Yugoslavia, tratando de integrar a todas las naciones que rodeaban a Serbia, una cuestión bastante complicada por las diferencia de etnia, religiones, culturas, tradiciones, etc.
Se mantuvo bajo un gobierno monárquico (con muchos descontentos) encabezado por el rey Alejandro I, pero cuando en 1941 durante la segunda guerra mundial la zona es ocupada por nazi cae la monarquía y queda bajo el control alemán por poco tiempo.
Al finalizar la guerra, luego del reparto de las potencias ganadoras, estos países quedan bajo la órbita socialista y el mariscal Josep Tito toma el poder y asume el gobierno hasta su fallecimiento en 1980.
Cuando se pierde esta personalidad que lograba unir a todas esa nacionalidades, nace en cada uno de esos pueblos el sentimiento nacionalista e intentan cada una lograr su independencia, pero Milosevic quien fuera el máximo representante servio inicia una campaña agresiva y bélica sobre las demás naciones que buscaban su libertad política y de esta manera comienza la famosa Guerra de los Balcanes a partir de 1992.
En medio de estos trágicos sucesos de violencia y horror de la guerra, nace nuestra historia de Vedran Smailovic un músico de Sarajevo, que dolido y atormentado decide dar un toque humano a aquel paisaje desolador, con su noble música.
LA HISTORIA DE SMAILOVIC: El 27 de mayo de 1992, una de las pocas panaderías de Sarajevo que aún tenían harina seguía repartiendo pan entre la gente hambrienta y abatida por la guerra.
A las 4 de la tarde había una larga fila en la calle.
De repente,un proyectil de mortero cayó en pleno centro de la misma y, con una explosión de carne, sangre, huesos y escombros, mató a 22 personas.
No lejos de allí vivía Vedran Smailovic, que hasta antes de la guerra había tocado el chelo en la Ópera de Sarajevo, profesión distinguida a la que anhelaba volver.
Sin embargo, al ver por la ventana aquella carnicería ya no pudo seguir aguantando en silencio tantas atrocidades. Lleno de angustia, decidió dedicarse a lo que mejor hacía: la música; una música pública, audaz, en el campo de batalla.
Todos los días durante los 22 que siguieron, a las 4 de la tarde, Smailovic se ponía su traje de gala, tomaba su chelo y caminaba en medio de la batalla que se peleaba en torno de él.
Colocando una silla de plástico junto al cráter dejado por el proyectil, tocaba en recuerdo de los muertos el Adagio en sol menor de Albinoni, una de las piezas más tristes e inquietantes del repertorio clásico.
Tocó ante las calles desiertas, los autos destrozados y los edificios incendiados, y ante las personas aterradas que se escondían en los sótanos mientras caían las bombas y silbaban las balas.
Entre edificios que volaban en pedazos, con una valentía asombrosa, Smailovic se manifestó así en defensa de la dignidad humana, los muertos de la guerra, la civilización, la compasión y la paz. Aunque los bombardeos persistieron, él salió ileso.
Cuando la prensa recogió la historia de este hombre extraordinario, el compositor inglés David Wilde quedó tan conmovido que también decidió hacer música.
Compuso la obra para chelo solo El chelista de Sarajevo, en la que vertió los sentimientos de indignación, amor y fraternidad que compartía con Vedran Smailovic.
UN ENCUENTRO Y HOMENAJE EMOTIVO
En la imagen de la izquierda vemos a Yo-Yo Ma músico chelista, de fama mundial quien ejecutó la obra de Wilde.
Solo, sentado humildemente junto a su instrumento, frente a un numeroso y distinguido público que cada dos años se dan cita en el Festival Internacional de Chelo, en Manchester, Inglaterra.
Luego de su cordial y elegante saludo a la audiencia, inició su ejecución con la calidad que solo los grandes pueden hacerlo, y su música se adueñó de todos los oyentes que parecían ver o vivir los desastres y masacres de esa guerra genocida.
Era un silencio maravilloso y a la vez con un profundo dolor por todas esas víctimas inocentes que perdieron la vida por crueldad de un megalómano. Nadie en la sala se movía, ni hacían el menor ruido durante todo ese tiempo hasta que Yo-Yo Ma se detiene, se apoya como descansando sobre su chelo, mira al público y le indica a alguien del público que se acerque al escenario....cuando se levanta nadie lo podía creer, pues era Vedran Smailovic, con su típico bigote, su larga cabellera, y vestido con una vieja campera de cuero.
Ello se funde en un fuerte abrazo, llorando sin reservas, frente a un público que no paraba de aplaudir y lagrimear, estupefacto por lo que les tocó presenciar esa noche.
Tenían a su lado, a uno de los mas grande chelista del mundo y un hombre que con su música había desafiado las bombas, un régimen sádico y la muerte.
EL MÚSICO DE VENEZUELA
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