Fábrica Subterranea de Armas Secretas NAZI:Las Bombas del Tercer Reich

Fábrica Subterranea de Armas Secretas

En la segunda guerra mundial la Luftwaffe había desarrollado otra arma no tripulada.

Cerca de Peenemünde estaba preparando una prueba de su bomba volante FZG-76, la V-1. La V-1 tenía una serie de ventajas significativas frente al cohete rival.

Se podía producir de forma barata y sencilla, y quemaba petróleo de bajo octanaje en lugar del escaso oxígeno líquido y el alcohol de alta graduación que se necesitaba para impulsar la V-2.

Sin que lo supieran los alemanes, los británicos tenían noticias del programa de armas V y en la noche del 17/18 de agosto de 1943 cerca de 600 bombarderos pesados atacaron la planta en Peenemünde, retrasando al menos dos meses el programa de la V-2.

La Luftwaffe tenía planeado lanzar su campaña con armas V atacando Londres con 500 V-1 al día, haciendo que la ciudad fuera inhabitable, algo que no había conseguido con el Blitz de 1940-1941.

Una vez más intervinieron los bombarderos aliados.

Desde diciembre de 1943 lanzaron miles de toneladas de bombas sobre las llamativas rampas de hormigón y acero que se habían construido para lanzar las V-1 desde el norte de Francia.

La ofensiva de las V-1 no se inició hasta una semana después de la invasión aliada del noroeste de Europa durante el Día D, el 6 de junio de 1944.

Las «doodlebugs», como fueron llamadas las V-1, devolvieron a los londinenses a la primera línea del frente por primera vez desde el Blitz.

No eran muy precisas, pero Londres era un blanco muy grande y los alemanes pretendían que los efectos de las V-1 fueran indiscriminados.

A finales de agosto de 1944, habían matado o herido de gravedad a unas 24.000 personas en la región de Londres.

Un cuarto de millón de madres jóvenes y niños fueron evacuados y otro millón abandonó la ciudad por iniciativa propia.

Durante las noches miles se refugiaban en las estaciones del Metro de Londres

El efecto psicológico de las V-1 era desconcertante.

En tierra, los londinenses oían como se acercaban.

No tenían control por radio —para que no se pudiera interceptar—, sino que iban guiadas por un piloto automático giroscópico monitorizado por un compás magnético, y su caída sobre el blanco a una distancia determinada venía determinada por las revoluciones de una hélice pequeña.

Cuando le decía al motor de la V-1 que se parase, se producía un silencio terrible de 15 segundos, antes de caer a tierra para explotar con una fuerza que podía destruir un edificio entero.

EJECUCIÓN DEL PLAN ALEMÁN:

Para  desarrollar el plan se comenzó a construir un centro secreto de investigación en la isla de Peenemünde, en la costa del mar Báltico cercana a la desembocadura del Oder.

Eran necesarias unas instalaciones adecuadas, con espacio suficiente y situadas en un lugar discreto. La isla era ideal para ello y se habilitó espacio para más de 2.000 científicos.

En 1937 comenzaron las pruebas del A-3, el predecesor directo de la V-2. Dornberger quería un misil capaz de transportar una cabeza de guerra de 100 Kg. hasta una distancia de más de 260 Km.

El A-3, de unos 750 kg de peso, desarrollaba un empuje de 1.500 Kg. en el lanzamiento, utilizando oxigeno líquido y alcohol; pero el A-4 dispondría de un motor con un empuje de 25.000 kg.

Ello suponía todo un reto científico.

Por eso se recurrió a la utilización de turbo-bombas de alta velocidad, impulsadas por peróxido de hidrógeno.

Se perfeccionaron los giróscopos y continuó mejorándose el misil.

En 1938 se lanzó un prototipo hasta una altura de más de 10 Km.

Con el comienzo de la guerra, Hitler, urgió a Dornberger porque quería obtener un arma definitiva, de más de 250 Km. de alcance, que pudiese poner una tonelada de explosivo en París o Londres.

Tal misil tenía que ser fácil y relativamente barato de producir, debía poder ser lanzado desde rampas móviles y ocultarse en los túneles ferroviarios.

El 3 de octubre de 1942 se lanzó con éxito el primer A-4, tras dos lanzamientos fallidos.

El misil alcanzó la velocidad del sonido (el segundo ya lo había hecho), subió hasta los 80 Km. y cayó a una distancia de 191 Km.

De inmediato se dotó a Peenemünde de más personal y recursos para continuar el desarrollo de la futura V-2.

El nombre de V-2 se adoptó al utilizarse el de V-1 para el arma diseñada por la Luftwaffe.

Pronto el alcance de la V-2 superó los 400 Km. a una velocidad de más 5.300 Km./h (mach 4, es decir, cuatro veces la velocidad del sonido).

bomba volante v2

Los aliados cuando identificaron el tipo de actividad que se llevada a cabo en la isla, en la noche del 18 de agosto de 1943,  lanzaron una incursión de bombardeos contra las instalaciones.

Los daños fueron importantes , pero el edificio principal de las investigaciones resultó ileso.

A pesar de todo, perecieron más de 800 personas y se hizo patente la necesidad de dispersar las instalaciones por toda Alemania.

LA NUEVA FÁBRICA SUBTERRÁNEA:

Tras los ataques aliados contra Hamburgo, las fábricas de cojinetes de Schweinfurt y el centro de investigaciones de Peenemünde, donde se inventó el V-2, se necesitaba una fábrica a prueba de bombas, y Nordhausen era el candidato perfecto.

La mitad norte del complejo quedó bajo el control de Mittelwerk GmbH, para fabricar y montar las bombas voladoras V-1 (menos las alas) y los cohetes V-2 (menos las cabezas); la parte norte se asignó a la empresa Junkers, para el montaje de los motores de propulsión Jumo 004 para los aviones Messerschmitt 262, y motores de pistón Jumo 213 para los modelos más antiguos, Focke Wulf 190.

Hubo que realizar muy pocas reformas.

Se instaló un suministro eléctrico desde una central cercana y se excavó una caverna de 23 metros de altura, donde pudieran ponerse verticales los V-2 ya montados, para probar sus componentes eléctricos.

Entre agosto y septiembre de 1943 se trasladaron a Nordhausen numerosos prisioneros de los campos de concentración, para utilizarlos como mano de obra.

Hacia finales de octubre, se trasladó todo el campamento al interior de la montaña, y los prisioneros —en su mayoría franceses, rusos y polacos, aunque también había entre ellos algunos presos políticos alemanes— fueron encerrados en tres cámaras oscuras, húmedas y llenas de polvo.

Dormían en bancos apilados de cuatro en cuatro, y trabajaban en turnos de 12 horas.

Cuando un turno iniciaba el trabajo, el otro intentaba dormir en los mismos bancos sucios, cubriéndose con las mismas mantas.

No existían letrinas —había que apañarse con barriles de carburo vacíos y cortados por la mitad— y había que caminar más de 800 metros para llegar a un grifo de agua.

Speer Militar AlemanAlbert Speer, ministro alemán de armamentos, visitó la fábrica en diciembre y dejó constancia de sus impresiones en su autobiografía, publicada después de la guerra:

«Las condiciones en que vivían estos prisioneros eran verdaderamente bárbaras, y cuando pienso en ellos me invade una profunda sensación de responsabilidad y culpa personal.

Después de la inspección, los supervisores me informaron de que las instalaciones sanitarias eran inadecuadas y las enfermedades hacían estragos; los prisioneros estaban recluidos en cavernas húmedas y, como consecuencia, la mortalidad... era extraordinariamente elevada.»

Por órdenes de Speer, se construyó un campo de concentración fuera de la montaña para alojar a los prisioneros, y las condiciones mejoraron.

Cada vez se enviaban a la fábrica más prisioneros, hasta que el número de trabajadores esclavos ascendió a unos 20.000.

La SS dictó órdenes estrictas. prohibiendo todo contacto privado entre los prisioneros y el personal alemán.

Bajo ningún concepto debían filtrarse al mundo exterior noticias de lo que estaba sucediendo en Nordhausen.

Los tres primeros misiles V-2 salieron de Nordhausen el día de Año Nuevo de 1944; a finales de enero, se habían terminado otros 17.

A partir de entonces, la producción progresó con rapidez, y en junio se entregaron 250 misiles.

La producción de V-1 comenzó más tarde, en julio de 1944, pero aquel mismo mes se entregaron 300.

El V-2 era un arma muy compleja y sofisticada, mientras que el V-l era simple y barato, pero los dos resultaron muy eficaces, y en Londres se hicieron muchos chistes macabros acerca de cuál de los dos era más terrorífico: el V-1, que podía oírse venir hasta que el motor se paraba, iniciándose entonces una angustiosa espera hasta que se producía la explosión, o el V-2, que caía sin avisar.

fábrica de bombas volantes

La impresionante instalación de Nordhausen donde se fabricaron mas de 30.000 proyectiles V1, de las
cuales una quinta parte cayó sobre Londres

Todas las entradas y los conductos de ventilación de la fábrica estaban perfectamente camuflados.

Los misiles se cargaban en vagones de tren o en camiones dentro de los túneles, y se cubrían bien con lonas.

Los trenes salían de los túneles y seguían la red ferroviaria alemana hasta llegar a las bases de lanzamiento, cerca del canal de la Mancha.

Gracias a estas precauciones, la fábrica consiguió permanecer oculta a los reconocimientos aéreos, y los aliados no tuvieron idea de su importancia hasta finales del verano de 1944, cuando el interrogatorio de un prisionero alemán reveló su existencia.

Por suerte para los esclavos de Nordhausen, el mando aliado rechazó un plan de ataque norteamericano, consistente en arrojar enormes cantidades de napalm sobre los túneles y los conductos de ventilación, para provocar un incendio que acabase con todos los ocupantes del interior.

Durante el mes de diciembre de 1944, la fábrica subterránea produjo un total de 1.500 V-1 y 850 V-2, y el éxito obtenido hizo que se pensara en ampliarla, multiplicando por seis su superficie.

Se empezaron a excavar nuevos túneles, para instalar en ellos una fábrica de oxígeno líquido (uno de los combustibles empleados por el V-2), una segunda fábrica de motores de avión, y una refinería para producir petróleo sintético.

Pero todo terminó el 11 de abril de 1945 cuando las tropas norteamericanas llegaron a la zona.

Permanecieron en ella seis semanas, llevando a cabo una minuciosa inspección de la fábrica y sus productos, antes de dejarla en manos del Ejército Rojo.

De haberse inventado antes, el V-2 habría influido de manera decisiva en el desenlace de la guerra.

En total, se lanzaron sobre Londres unos 1.403 misiles, que mataron a 2.754 personas e hirieron a otras 6.532.

Durante los últimos meses de la guerra, se lanzaron otros muchos contra objetivos belgas: sólo en Amberes cayeron 1.214.

Después de la guerra, sus inventores —entre ellos, Werner von Braun— se trasladaron a Estados Unidos para diseñar nuevos cohetes.

El misil balístico, dotado posteriormente de una cabeza nuclear, se convirtió en el arma definitiva del precario equilibrio de terror en el que el mundo ha vivido desde entonces.

Fuente Consultada:
50 Cosas que Hay Que Saber Sobre la Guerra Robin Cross
Segunda Guerra Mundial Tomo 19 La Caída de Berlín
Construcciones Fabulosas Volumen II Atlas de lo Extraordinario Ediciones Prado


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