Biografia de El Bosco (Bosch Jerónimo), Pintor Holandes
Biografia de El Bosco (Bosch Jerónimo), Pintor Holandes
BOSCH, Jerónimo (1460-1516). Pintor flamenco. Muy poco se sabe de su vida. En los archivos de la Hermandad de Nuestra Señora, en la aldea de Hertogenbosch, su nombre aparece citado frecuentemente.
Se cree, además, que vivió en España, pues en este país se han encontrado muchas obras suyas.
Su padre y su abuelo fueron artistas en la misma localidad y al parecer, toda su vida, de la que poco se sabe, transcurrió en su ciudad natal. Apenas se conservan unas cuarenta obras suyas, pero se conocen muchas más a través de copias e imitaciones realizadas a lo largo del siglo XVI.
Contrajo matrimonio con Aleyt van Marvenne.
Casi todos sus cuadros están poblados de extraños animales, plantas exóticas, palacios flotantes o de vidrio, hombres con dos o tres cabezas y varios pares de piernas, montados en cerdos y pájaros, cabeza abajo o ejecutando las más raras piruetas.
Se lo considera un maestro de lo grotesco, se especializa como pintor de misterios, con intención puramente cristiana. Es precursor de los expresionistas y de los surrealistas.
El sentido de este fantástico universo (pintado con admirable detalle, nitidez y colores delicados y luminosos) es aún hoy un enigma; aunque algunos críticos ven en él claras referencias a la Biblia, a textos de los padres de la Iglesia y a la creencia en el juicio final, que en el siglo XV se consideraba muy próximo. Una de sus mejores obras es el tríptioo llamado El jardín de las delicias, representación del paraíso terrenal, del mundo y del infierno.
Los pintores modernos surrealista; y expresionistas ven en Bosch un precursor.
Entre otras, se conocen como parte de la primera etapa de su obra, la tabla satírica de La curación de la locura (Prado), en la que representa la extracción de una piedra del cerebro de un loco, La nave de los locos (Museo del Louvre) y La Crucifixión (Museo de Bruselas).
A lo largo de su obra representa la lucha del hombre contra las fuerzas del mal que tiene dentro o que le rodean, hasta caer en el moralismo.
Da a sus temáticas un tratamiento burlesco que no tiene precedente.
La demonología se aprecia en Los pecados capitales (1480, Prado), en el tríptico El jardín de las delicias (1485-1505, Prado) con una aparente visión profética, reconocida como su obra cumbre por su perfección en la composición y en el manejo del color, en El carro de heno, en el que la humanidad se lanza codiciosa en busca de bienes terrenales, en este caso, el heno, y en la Tentación de San Antonio (1500, Museo de Lisboa), donde se pasean las almas en pena y monstruosas encarnaciones de los instintos humanos.
ALGUNAS OBRAS ARTISTICAS DE EL BOSCO:
Hacia 1504, un pintor holandés pinta El jardín de las delicias, una alegoría bíblica que muestra una imaginación singular en sus figuras gesticulantes y atormentadas. El intenso simbolismo de sus cuadros, adelantado a su tiempo, fascinó a los surrealistas en el siglo XX.
El pintor del exceso: El universo de El Bosco, irreal y desmedido, tiene casi siempre aires de pesadilla. Presenta seres a menudo monstruosos en actitudes grotescas, tanto en los cuadros religiosos como en los de temas profanos.
Hombre muy católico, pretendió satirizar los vicios y condenar el pecado.
Así se aprecia en El jardín de las delicias, en cuyo panel derecho se puede ver que los tormentos infligidos en el infierno son de una crueldad tremenda, así como el panel central ofrece un sumario de algunos de los pecados del mundo. El de la izquierda reproduce la creación de Eva y la expulsión del paraíso.
Murió en 1516.
El Bosco y Brueghel el Viejo: La pintura de El Bosco tuvo mucha influencia sobre la de Pieter Brueghel, el Viejo, que vivió entre 1525 y 1569 y es considerado el mejor pintor flamenco del siglo XVI. Esta influencia se aprecia en el uso del color y en las abigarradas escenas de Brueghel, el cual sin embargo desarrolló un universo mucho más plácido y ameno.
El Bosco, pintor de lo fantástico. Al universo de orden y de equilibrio ilustrado por sus contemporáneos, El Bosco opuso un mundo hormigueante de personajes y de formas que salían de su imaginación. El simbolismo de La nave de los locos, en la que se embarcan en desorden gente del pueblo, burgueses y eclesiásticos, condena una sociedad mercantil demasiado orientada hacia las ganancias. No obstante, la inestabilidad de la composición y la incongruencia de las situaciones introducen, en la tensión angustiada que surge de esta escena, una dosis de ironía, digna de la tradición satírica y polémica del Elogio de la locura de Erasmo.
Fuente Consultada
¿Sabes Quien...? Editorial Océano Volumen III
Enciclopedia HISPANICA Volumen VIII - Macromedia
Enciclopedia Ilustrada Cumbre - Volumen IV - Editorial CUMBRE S.A.