Historia y Origen de la Biblia - Lengua Original y Traduciones
Historia y Origen de la Biblia-Lengua Original y Traduciones
Cuando abre la Biblia, usted está leyendo uno de los libros más leídos de toda la historia de la humanidad.
Antes de usted, millones de personas buscaron ahí un sentido para sus vidas y lo encontraron. Si no lo hubiesen encontrado, no nos habrían transmitido este libro antiguo, y por tanto no tendríamos ahora ningún interés por la Biblia.
Pero sucede lo contrario. Sólo en este siglo, se han impreso y divulgado en el mundo entero más de un billón quinientos millones de ejemplares, traducidos a más de mil lenguas diferentes.
Y en América Latina, continúa siendo el libro más leído por el pueblo.
Entonces, un libro buscado y leído por tanta gente debe poseer un secreto muy importante para la vida. Puesto que, en general, los hombres y las mujeres no somos tan tontos como para andar buscando algo allí donde no se encuentra.
¿Cuál es este secreto? ¿qué hay que hacer para descubrirlo?
La Biblia es parecida a un coco, que tiene la corteza dura. Esconde y protege un agua que sacia la sed del caminante cansado. ¡Y todos nosotros somos caminantes y peregrinos! .
¡Cansados también! ¡Vamos a descubrir el método que nos rompa la corteza de este coco!.
Palabra de Dios para nosotros:
En todas las épocas de la historia, sobre todo en épocas de crisis como la nuestra, regresamos a alimentarnos de la Biblia. Pues pensamos que este libro tiene algo que ver con Dios. La fe nos dice que la Biblia es la Palabra de Dios para nosotros. "No sólo de pan vive el hombre, sino de toda la palabra que sale de la boca de Dios" (Mateo 4, 4).
Una palabra tiene la fuerza y el valor de quien la dice. Nuestra palabra, palabra humana, puede fallar y engañar, pues el hombre es débil y no ofrece una seguridad total. Pero la Palabra de Dios no yerra ni engaña. Ella es clavo seguro y firme para sustentar la vida de quien se agarra a ella y por ella se orienta.
Dice el salmo: Tu palabra, Señor, es un faro que ilumina mis pasos, una luz que me guía en los caminos de la vida" (Salmo 118, 105). Y añade otro: "Yo me sujeto a ti, Señor, y tú me proteges con tus manos" (Salmo 62, 9).
Por eso, "toda escritura inspirada por Dios es útil para instruir y refutar, para corregir y educar en la justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, dispuesto para toda clase de buenas obras" (1 Timoteo 3, 16).
Y también, "mediante la constancia y el consuelo que infunden las Escrituras, podemos mantener la esperanza" (Romanos 15, 4).¿Qué esperanza?.
La esperanza de que un día la verdad y la justicia volverán a ser distintivos de toda palabra que salga de la boca de los hombres.
¿Qué períodos históricos cubre la Biblia?
Excluyendo el relato de la Creación y los pasajes del Génesis anteriores a los patriarcas, el Antiguo y el Nuevo Testamentos cubren un vasto periodo de tiempo, desde aproximadamente el año 2000 a.C. hasta la mitad del siglo I d.C.
Debido a que la Biblia no cita fechas que puedan equipararse a los sistemas modernos, es difícil determinar los años en que ocurrieron sus relatos.
Por lo tanto, gran parte de la cronología bíblica se ha determinado por comparación con fuentes contemporáneas y la arqueología. Abraham, el primer patriarca, vivió alrededor del año 2000 a.C.
El periodo de la esclavitud de los israelitas y el Éxodo ocurrieron poco antes del año 1500 a.C.; el establecimiento de la monarquía israelita, alrededor del 1020 a.C.
La monarquía se dividió en dos en la segunda mitad del siglo X a.C., el reino del norte, Israel, cayó ante los asirios hacia
El Nuevo y el Antiguo Testamento están basados en la tradición oral y, por ejemplo, los relatos sobre Jesucristo se recitaron mucho antes de escribirse. Arriba, en cuadro de Rafael, Pablo predice en Atenas.
A fines del siglo VIII a.C., y los babilonios destruyeron el reino del sur, Judá, a principios del siglo VI a.C. Crónicas, Esdras y Nehemías registran hechos de alrededor del año 400 a.C.
En el Nuevo Testamento, los Evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan relatan acontecimientos de la vida de Jesús que cubren las tres primeras décadas de nuestra era.
El Libro de los Hechos y las Epístolas de Pablo tratan de los inicios del cristianismo, hasta cerca del año 60 d.C.
¿Cuándo fue escrita la Biblia?
No fue escrita de una sola vez. Llevó mucho tiempo, mas de de mil años. Comenzó alrededor del año 1,250 antes de Cristo, y se terminó cien años después de su muerte. Por otro lado, es muy difícil saber exactamente cuándo se comenzó a escribir la Biblia.
Pues antes de ser escrita, la Biblia fue narrada y contada en conversaciones y en celebraciones populares. Y antes de ser narrada y contada, fue vivida por muchas generaciones en un esfuerzo terco y fiel por colocar a Dios en la vida y por organizar la vida de acuerdo con la justicia.
Se cree que muchas secciones del Antiguo Testamento, durante mucho tiempo antes de ser escritas, fueron transmitidas de generación en generación por padres y madres, ancianos y narradores profesionales.
El arte de la escritura probablemente se inició en el Medio Oriente durante el cuarto milenio a.C. entre los sumerios que habían invadido Mesopotamia; pero los hebreos no hicieron registros escritos hasta la época del reino unificado, que empezó bajo Saúl en el siglo XI y continué bajo David y Salomón.
A medida que el reino unificado aumentaba su poder e influencia, prosperaron el comercio y la industria, y aumentó la demanda de información y documentos escritos.
Al extenderse la escritura y la lectura, se inició la literatura entre los narradores.
Durante el reinado de Salomón, en el siglo X a.C., algunas de las antiguas tradiciones, hasta entonces predominantemente orales, empezaron a ser escritas y durante siglos continué ese proceso de convertir la palabra hablada en textos escritos.
Después de los textos iniciales como parte de una Escritura —en rollos que se deterioraban con el uso—, los escribas trabajaban cuidadosamente para hacer copias precisas.
Después, otros escribas hacían copias de las copias, y así por siglos y siglos.
La larga cadena de copias hace difícil determinar cuándo se escribieron los originales, porque las copias más antiguas que se conservan de los pasajes bíblicos se hicieron siglos después de que se escribieran los originales.
Gran parte de las colecciones y ediciones de los escritos del Antiguo Testamento fueron realizadas por judíos cautivos en Babilonia en el siglo VI a.C.
Entre esos cautivos estaba Esdras.
El Nuevo Testamento fue escrito principalmente en la segunda mitad del siglo I d.C. Al igual que el Antiguo Testamento, está basado en relatos e informes que circulaban oralmente.
La diferencia fue que no pasó más de medio siglo entre los acontecimientos y su registro escrito, mientras que ese proceso tardó muchos siglos en gran parte del Antiguo Testamento.
¿En qué lengua fue escrita la Biblia?
La mayor parte del Antiguo Testamento se escribió en hebreo. Algunas secciones no fueron originalmente escritas en hebreo, como Esdras 4:8 a 6:18 y 7:12-26, y Daniel 2:4 a 7:28.
Estas fueron escritas en arameo, idioma común en Persia y Babilonia que se difundió ampliamente entre el pueblo judío después de su retorno del exilio babilonio.
Además, el Génesis usa el nombre arameo Jegar Saaduta y el hebreo Galaad para designar el majano de piedra que fue testimonio del pacto entre Labán y Jacob.
Jeremías contiene un versículo en arameo sobre el destino de los falsos dioses: “Los dio- JA. 1011 ses que no han hecho ni el cielo ni la tierra desaparecerán de la tierra y de debajo del cielo.”
Papiro hebreo del siglo VII a.C., que muestra señales de haber sido borrado yreutilizado, práctica común en tiempos en que escaseaba el material para escribir.
La totalidad del Nuevo Testamento fue escrita en griego, aunque algunas de las frases de Jesús (incluyendo sus últimas palabras en la cruz, según los Evangelios de Mateo y Marcos) son citadas en arameo, idioma que Él hablaba, al igual que el hebreo.
Las Epístolas de Pablo también contienen algunas expresiones en arameo. - ¿Qué materiales se utilizaban para la escritura?
La escritura de los tiempos bíblicos se ha encontrado en una gran variedad de superficies: roca, tablillas de barro, cerámica, cobre y plata.
La Biblia dice que los Diez Mandamientos fueron inscritos en “tablas de piedra” y, Josué, EX.
JOS.8:32 el sucesor de Moisés, “sobre las piedras [...] escribió una copia de la Ley de Moisés”. Un amuleto de plata hallado en una tumba de Jerusalén data de antes del año 500 a.C. y tiene inscrita la bendición de Aarón en Números,
NUM. 6:24 que empieza: “Que Yavé te bendiga y te guarde.” La Biblia también menciona rollos, pero no especifica si son de papiro o de piel (se encontraron rollos de ambos materiales en Qumran). Los rollos de Jeremías, que el rey Joaquim, furioso,
JER. 36:23 “tiraba al fuego del brasero” probablemente eran de papiro, porque la piel de animal quemada habría producido muy mal olor.
Para el siglo u a.C., la técnica para convertir la piel de animal en pergamino (palabra derivada de la ciudad de Pérgamo, en Asia Menor) ya se conocía en gran parte del mundo grecorromano.
La tradición judía requiere que los rollos de la Torá se hagan de piel de animal especialmente preparada.
Las copias más antiguas que se conocen del Nuevo Testamento están escritas en papiro, y esto es a lo que Juan se refiere cuando habla 1:12 de “papel y tinta” para escribir cartas.
Pablo habla de pergaminos, que después del siglo IV reemplazaron al papiro.
La piedra era grabada con un cincel, y el papiro con una punta de carrizo.
La escritura sobre piel de animal requería de una pluma de punto fino afilada con un cuchillo.
El uso de la tinta, que empezó en Egipto antes del año 3000 a.C., era una técnica bien conocida por los autores de los Rollos del Mar Muerto, ya que se encontraron tinteros en Qumran.
¿Cuáles son los más antiguos manuscritos de la Biblia descubiertos hasta ahora?
Al presente, el manuscrito más antiguo que se conoce es un fragmento de uno de los libros de Samuel, que data de alrededor del año 225 a.C., el cual se halló entre los Rollos del Mar Muerto.
Casi de la misma antigüedad son los manuscritos de partes del Éxodo y de Jeremías, de la misma colección.
El fragmento más antiguo del Nuevo Testamento es una diminuta tira de papiro, de unos 8 cm. de largo por 2 cm. de ancho, que se encontró en las arenas de Egipto a principios de este siglo.
Contiene tres versículos del Evangelio de Juan, incluyendo la pregunta de Pilato a Jesús “Eres tú el rey de los JN. 18h33 judíos?”
Data del 125 al 150 d.C. y es una copia hecha una generación después de que se escribió el evangelio original.
También se han descubierto manuscritos en papiro con textos más amplios del Nuevo Testamento, que datan del 200 d.C., preservados por el clima seco de Egipto.
Entre ellos hay un manuscrito que contiene todas menos tres de las epístolas de Pablo, y otro fragmento con gran parte del texto del Evangelio de Juan.
Antes del descubrimiento de los Rollos del Mar Muerto, en 1947, el manuscrito más antiguo de cualquier parte de la Biblia era el Papiro de Nash, escrito en Egipto alrededor del 150 a.C., que es una sola hoja en la que se copiaron los Diez Mandamientos y unos pocos versículos de Deuteronomio, incluyendo el semá, la oración judía por antonomasia: “Escucha, Israel.
Yavé es nuestro Dios, sólo 0116:4 Yavé. Ama a Yavé, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas."
La lista de los libros inspirados
A fin de tener una ayuda y una orientación en su decisión de ser fiel a Dios y a sí mismo, el pueblo fue haciendo una selección de aquellos escritos considerados por todos como de gran importancia para su vida, y que es más, les ayudaba en su caminar.
De este modo surgió una lista de libros o de escritos, reconocidos por todos como expresión de su fe, de sus convicciones, de su historia, de sus leyes, de su culto, de su misión.
Leídos y releídos e
De ahí procede la expresión Sagradas Escrituras. Decían ellos: 'Tenemos para consuelo de los libros sagrados que están en nuestras manos" (1 Macabeos 12,9). Usaban estos libros para darse fuerza y valor en la lucha (cf. 2 Macabeos 8, 23).
Hoy usamos la palabra lista.
Ellos utilizaban una palabra griega y decían canon. La palabra canon quiere decir lista o norma.
Por lo que, aún hoy, se habla de libros canónicos, para indicar los libros de aquella lista o canon. Los libros canónicos eran la norma de la fe y de la vida del pueblo de Dios. Esta lista de libros sagrados recibió más tarde el nombre de Biblia.
O sea que la Biblia es el resultado final de un largo camino, fruto de la acción de Dios que quiere el bien de los hombres, y del esfuerzo de los hombres que quieren conocer y practicar la voluntad de Dios.
De otra manera la Biblia es el fruto de una colaboración prolongada del pueblo que intentaba descubrir, practicar y transmitir a otros y a nosotros la Palabra de Dios presente en la vida.
¿Existen diferentes versiones de la Biblia?
A fines de la década de los años cuarenta, los estudiosos de los rollos de Qumran y de otros sitios cercanos al mar Muerto revolucionaron la opinión de los eruditos sobre cuándo se escribió la Biblia.
En las once cuevas en Qumran se hallaron cerca de 170 manuscritos bíblicos, algunos casi completos y, otros, meros fragmentos.
Los escritos datan de alrededor del año 225 a.C. al 70 d.C. En cuevas al sur de Qumran se hallaron manuscritos que se remontan a fechas posteriores: desde después de la destrucción del Templo de Jerusalén, en 70 d.C., hasta cerca de 135.
Considerados en conjunto, éstos y otros descubrimientos arqueológicos indican que existían diferentes versiones de algunos libros del Antiguo Testamento antes que se formara un texto unificado en el siglo I.
¿Quién es el “Pueblo del Libro”?
La expresión el “pueblo del libro” se refiere a la importancia de la Biblia en la fe de aquellos que la consideran sagrada, pero la frase no fue acuñada por devotos lectores de ella.
En realidad la utilizaron primero los musulmanes. A principios de la historia del islamismo, la religión fundada por Mahoma (5 70-632 d.C.), sus creyentes se referían con gran admiración a los judíos (y a veces a los cristianos) como el “pueblo del libro”.
Tanto el islamismo como el cristianismo tienen sus raíces en el judaísmo, y deben a éste el énfasis que ponen en un texto religioso revelado. El Antiguo Testamento ofrece pruebas del ancestral convencimiento de los israelitas de que sus leyes son la palabra de Dios.
El Señor dice: “No pondréis ni quitaréis nada de las prescripciones que os doy, sino que guardaréis los mandamientos de Yavé, vuestro Dios, como yo os prescribo hoy.”
Más aún, los simples actos de estudiar la ley y enseñarla a la siguiente generación eran muy estimados y se consideraban una obligación: “Guarda en tu corazón las palabras que yo te dicto hoy.
Incúlcaselas a tus hijos y háblales de ellas, ya estés en casa o de viaje, acostado o levantado.”
Los libros de la Biblia concentran la religión judía de tal forma que explica por qué han podido ser superadas las catástrofes históricas, incluida la destrucción del Templo de Jerusalén.
Cualquier catástrofe podrá ocurrirle al pueblo, pero la Biblia sobrevive intacta; y puede ser adaptada para ajustarse a nuevas circunstancias sociales, económicas y políticas mediante un proceso de interpretación. Los judíos justifican tal interpretación por la suposición de que Moisés, al recibir la Torá escrita, aprendió también una Torá oral, o sea, los métodos mediante los cuales puede comprenderse la Escritura en formas nuevas para responder a problemas nuevos.
¿Cómo se leía la Biblia al principio?
Los primeros libros tenían forma de rollo, hechos con hojas de papiro, pergamino o piel, unidas para formar una larga tira. La escritura, de derecha a izquierda en hebreo, se hacía sobre una sola cara de la hoja, aunque algunos rollos están escritos por ambos lados.
Para leer un rollo, se sostenía con la mano izquierda y se desenrollaba lentamente con la mano derecha.
Los rollos importantes se sujetaban en cada extremo a sendos rodillos de madera. Los rollos se leían en voz alta frente a un grupo de personas.
Nehemías describe a Esdras leyendo la Ley de Moisés: “desde la mañana hasta el mediodía ante los hombres, mujeres y los que tenían uso de razón, y todo el pueblo escuchaba con atención la lectura del libro de la ley”.
¿En qué se diferencian la Biblia Judía y las Biblias Cristianas?
Aparte de que las Biblias cristianas incluyen el Nuevo Testamento y las judías no, hay otras diferencias. La Biblia judía tiene tres divisiones: la Torá, los Profetas y los Escritos.
La Torá, o los primeros cinco libros de la Biblia, fue la primera parte en considerarse como Escritura, y es la única parte cuyo orden es casi el mismo en las tradiciones cristianas.
La segunda división, los Profetas, cubre los llamados profetas antiguos, desde Josué hasta 1 y 2 de Reyes (excluyendo a Rut), y los libros llamados profetas posteriores, que incluyen a los profetas mayores (Isaías, Jeremías, Ezequiel) ylos doce profetas menores (de Oseas a Malaquías).
La tercera división es la de Escritos, o Hagiografías, la cual tiene tres subsecciones; Salmos, Proverbios y Job; cinco libros diversos (Cantar de los Cantares, Rut, Lamentaciones, Eclesiastés, Ester) y las narraciones históricas de Daniel, Esdras, Nehemías, y Crónicas.
El Antiguo Testamento cristiano, basado en la traducción griega conocida como la Septuaginta, coloca, después de la Torá, los libros en un orden diferente al de la Biblia judía.
Los profetas son situados al final, de modo que el versículo final de Malaquías, que profetiza el retorno de Elías como precursor del Mesías, precede inmediatamente al Nuevo Testamento: “Yo os envío al profeta Elías [...] para que él haga volver el corazón de los padres a los hijos y el de los hijos a los padres.”
¿Cuál es la diferencia básica entre las Biblias Católica y Protestante?
Siguiendo la tradición establecida en la Septuaginta (la primera traducción griega del Antiguo Testamento), la Biblia católica y la ortodoxa incorporan libros que no se encuentran en el canon hebreo, tales como Tobías, Judith, Sabiduría, Eclesiástico y el Primero y Segundo Libros de los Macabeos.
Hay también adiciones al Libro de Daniel (el Cántico de Azarías y el Cántico de los Tres Jóvenes, 276 Un talmudista judío reflexiona sobre un comentario de la Mishná, según esta espectacular ilustración de un manuscrito bíblico alemán que dato del siglo XIV.
Susana y Bel y el Dragón y otras a los libros de Ester y Jeremías.
En el siglo XVI, Martín Lutero y otros reformistas, desafiando la tradición católica, decidieron que la Biblia cristiana debía incluir sólo los libros que figuran en el canon hebreo.
Aunque mantuvieron el orden básico de los libros según la Septuaginta, es decir, con los Profetas al final del Antiguo Testamento, pusieron en otra categoría a los libros que no se encuentran en la Biblia hebrea, lo que los protestantes llaman libros “apócrifos” (“ocultos”).
Los católicos se refieren a estos libros como deuterocanónicos y los consideran inspirados por Dios, como los canónicos.
¿Por qué los judíos se niegan a usar el término Antiguo Testamento?
Los términos Antiguo Testamento y Biblia hebrea se refieren al mismo libro, pero decir Antiguo Testamento implicaría que hay otro volumen, un Nuevo Testamento, complemento del Antiguo.
El término Antiguo Testamento lo emplean sólo los cristianos. Los judíos usan otros términos, como Tanak, que es un acrónimo para las tres partes de la Biblia judía: Torá, Neviim (Profetas) y Ketubim (Escritos).
Los judíos usan los términos Biblia y Sagradas Escrituras para referirse a lo que los cristianos llaman Antiguo Testamento. El término Biblia hebrea lo emplean los expertos para indicar el idioma en que fue escrito el Antiguo Testamento (a excepción de algunos pasajes en arameo de los Libros de Daniel, Esdras y Jeremías).
¿Qué es el Talmud?
La palabra Talmud viene del hebreo que significa aprender o estudiar y se refiere específicamente el estudio de la ley judía tradicional.
La tradición talmúdica del judaísmo tiene dos textos subalternos: el primero es la Mishná y el segundo, que son los comentarios sobre la Mishná, es la Guemara.
Hay dos versiones del Talmud: el pequeño Talmud de Jerusalén, compilado en Galilea cerca del 450 d.C., y el Talmud Babilonio, recopilado en la comunidad judía de Babilonia alrededor del 500 d.C.
Ambos contienen discusiones legales, reflexiones éticas, relatos acerca de rabinos y héroes bíblicos y comen-tarjas sobre muchos otros temas.
Los judíos conservadores y reformistas actuales ven al Talmud como una fuente de sabiduría, pero no consideran que sus leyes constituyan autoridad.
Los judíos ortodoxos todavía estudian el Talmud como una infalible guía religiosa.
¿Qué partes de la Biblia fueron escritas primero?
Las partes de la Biblia que fueron compiladas primero son las secuencias de libros del Antiguo Testamento, desde el Génesis hasta Reyes.
Para mediados afines del siglo VI a.C., los amanuenses los estuvieron escribiendo en una forma cuyo contenido y perspectiva son reconocibles actualmente.
En estos libros hay pasajes cuyo lenguaje y forma poética dan idea de que son más antiguos aún, como el Cántico de Moisés, en Éxodo 15; el Cántico de Débora, en Jueces 5: las Bendiciones de Jacob a sus hijos, en Génesis 49, y las Bendiciones de Moisés al pueblo de Israel, en el capítulo 33 del Libro de Deuteronomio. Entre los consejos prácticos de los libros sapienciales está evitar las rhi as, que suelen desatar mayor violencia.
El primer libro escrito del Nuevo Testamento fue Tesalonicenses, alrededor del año 50 d.C., por Pablo a la comunidad cristiana de la ciudad macedonia de Tesalónica.
¿Cuáles son los escritos más recientes incluídos en la Biblia?
Según los eruditos bíblicos, el libro más reciente del Antiguo Testamento es el de Daniel, que debe de haber sido compuesto a fines del año 160 a.C. Sin embargo las historias de Daniel ocurrieron en el siglo VI a.C., casi cinco centurias antes.
Es difícil identificar el libro más reciente del Nuevo Testamento. Algunos expertos creen que la Segunda Carta de Pedro fue escrita en honor al apóstol Pedro, y no por él, y quizás fuese escrita a fines del año 130 d.C. Esto haría que Pedro fuera la obra del Nuevo Testamento más reciente. ¿Qué son los Evangelios sinópticos?
Los tres primeros Evangelios —Mateo, Marcos y Lucas— presentan la vida y la muerte de Jesús en una forma similar y utilizan palabras idénticas en muchos pasajes. Por esta razón se les llama sinópticos, de la palabra griega que significa desde el mismo punto de vista.
La narrativa y los puntos de vista del cuarto Evangelio, el de Juan, lo colocan aparte de los sinópticos. Juan sólo describe pocos de los hechos del ministerio de Jesús que figuran en los otros Evangelios; y muy rara vez emplea palabras similares a las de los otros tres.
La mayoría de los eruditos está de acuerdo en que el primer Evangelio fue el de Marcos, escrito alrededor del año 70 d.C., quizás por la comunidad cristiana de Roma o la de Siria.
El de Mateo fue probablemente escrito en el 85 d.C., posiblemente en Antioquía, Siria, y la fuente principal del autor probablemente fue Marcos. El de Lucas fue escrito más o menos por la misma época y se piensa que el autor también tuvo a Marcos como una de sus principales fuentes.
Muchos expertos piensan que los autores de Mateo y Lucas consultaron uno o más escritos adicionales, de los que tomaron material que no se encuentra en Marcos.
Se cree que una de las fuentes tradicionales —aunque nunca se ha encontrado un manuscrito verdadero— sea una colección de las frases de Jesús llamada “Q”, del alemán Quelle, que significa fuente. No todos los eruditos apoyan este orden tradicional. Algunos ven a Mateo como el más antiguo Evangelio sinóptico y a Lucas y Marcos como los más recientes.
¿Fue Moisés quien escribió el Pentateuco?
El conjunto de leyes que Dios entregó a Moisés —y los principios religiosos que les han dado a los judíos su identidad— aparece en los primeros cinco libros del Antiguo Testamento.
Con el transcurso del tiempo se ha establecido en la tradición judía la creencia de que Moisés no sólo recibió la ley, sino que también escribió los libros en los que fue registrada.
Desde el siglo XVII, sin embargo, los expertos bíblicos han notado que en ninguno de los libros del Pentateuco hay reclamo alguno de que Moisés haya sido el autor; en cada uno hay indicios de que fue compuesto mucho tiempo después de la época de Moisés.
A menudo contienen frases que se refieren a Moisés en tercera persona —algunas veces en términos lisonjeros que él difícilmente hubiera empleado para calificarse a sí mismo—.
Muchos lugares son identificados con nombres que se les dieron siglos después de Moisés; además, las diferencias en el vocabulario y en la escritura reflejan cambios en el hebreo que seguramente ocurrieron durante muchas generaciones.
Al estudiar el texto de los cinco libros, los eruditos encuentran características literarias tan distantes de la era de Moisés como los que hay entre hoy y los tiempos de Cervantes.
Aunque estos hechos contradicen que Moisés haya sido el autor, los expertos no llegan a la conclusión de que alguien más deba recibir ese crédito.
Suponen que los escritos del Pentateuco son una compilación de, cuando menos, cuatro antiguas fuentes literarias israelitas, las que, a su vez, tal vez fueron conservadas durante generaciones, por tradición oral, antes de que fueran escritas en papiro o pergamino.
En una fuente a Dios le llaman Yavé, mientras que en otra lo nombran Elohim; una tercera le da especial énfasis al papel de los sacerdotes y los rituales, y una cuarta, el Deuteronomio, marca la transición de un antiguo a un nuevo orden religioso y político.
Muchos eruditos están de acuerdo en que es el contenido lo que importa, no quién lo escribió. Pero también piensan que investigar lo posible sobre los autores es una forma de acercarse al marco en que se escribieron las Escrituras y de seguir las formas en que se expresaba la fe en Dios.
¿Qué se sabe acerca de los autores de las narraciones del Antiguo Testamento?
Al igual que con el Pentateuco y los Salmos, los eruditos bíblicos han escudriñado cada versículo del Antiguo Testamento en busca de indicios para identificar a los autores.
Algunos creen haber detectado el estilo de un solo hombre en 1 y 2 Crónicas, Esdras y Nehemías.
Se desconoce su nombre —una tradición lo identifica como Esdras, pero con pocas pruebas que la apoye—, así que se refieren a él como “el cronista”. Otros han aislado la obra de alguien al que llaman el “escritor sacerdotal”, debido a su interés en los rituales y el culto formal.
Y hay otro autor, conocido como “el deuteronomista”, cuyo concepto de los pecados de Israel contra Dios está expresado desde Deuteronomio hasta 2 Reyes.
En cada uno de estos casos, sin embargo, la situación es tan compleja que los expertos no están seguros de si ven la obra de un solo escritor o la de varios miembros de una sola escuela de pensamiento.
Para realizar este estudio de las Escrituras se aplican varios métodos: uno es el análisis lingüístico, que estudia las normas de lenguaje y se aplica a palabras y frases; otro se concentra en las similitudes en las opiniones políticas o religiosas expresadas en el texto; el tercero es la comparación histórica, que consiste en establecer una fecha para un escrito determinado y ver si concuerda con las fechas del autor al que se ha atribuido ese escrito.
Sólo en raros casos, tales como el de Jeremías, un escritor puede ser identificado como un personaje bien conocido.
BARUC Y JEREMÍAS: Baruc era escriba y amigo inseparable de Jeremías durante el turbulento último cuarto de siglo del reino de Judá. Como a Jeremías se le impidió leer sus profecías en el Templo de Jerusalén, pidió á Baruc que las leyera.
Este consintió, aunque sabía que el contenido de los textos no sería bien recibido porqúe el profeta predecía que el rey de Babilonia vendrá de seguro, devastará esta tierra” (Jer. 36:29).
Cuando Joaquim, rey de Judá, se eúteró de las profecías de Jeremías, ordenó a sus servidores que le leyeran los rollos.
A cada tres ó cuatro columnas que le leían, el rey, furioso, “las cortaba con el cortaplumas del secretario, y las tiraba al fuego del brasero, hasta que el volumen entero fue quemado en el fuego” (Jer. 36:23). Después, Joaquim ordenó que Baruc y Jeremías fueran arrestados.
Estos escaparon y pronto escribieron una nueva y ampliada versión de los rollos quemados.: Durante el sitio de Jerusalén, el profeta compró un campo y entregó a Baruc los títulos de propiedad con estas palabras: “Aquí se comprarán casas, campos y villas en esta tierra” (Jer. 32:15).
La transacción simbolizó la mutua confianza de ambos hombres y su fe en el triunfo final de su nación. Después de la caída de Jerusalén, Baruc y Jeremías evitaron de algún modo su exilio a Babilonia. Pero, atrapados en una lucha sangrienta por el poder entre facciones en pro y en contra de Babilonia, fueron llevados a Egipto, donde probablemente murieron.
Otra tradición sostiene que maestro y discípulo terminaron sus días en Babilonia, donde Baruc fue el tutor de Esdras, caudillo, que encabezó la repatriación de los judíos.
Se le llama evangelista al que anuncia buenas noticias. Evangelista era el que predicaba el Evangelio a quienes nunca lo habían oído.
Tales predicadores eran precursores, distintos de los “pastores y doctores” (Ef. 4:11) que instruyeron y guiaron a los nuevos cristianos.
La “obra de un predicador del Evangelio” (2 Tim. 4:5) requiere de resistencia y fuerza de carácter especiales.
En su tiempo, los autores de los Evangelios fueron conocidos como los cuatro evangelistas, y han sido representados con los símbolos de un hombre, un león, un toro y un águila: “los cuatro seres vivientes” (Ap. 4:6) que rodean el tronó de Dios.
Las imágenes se vinculan alegóricamente a cada evangelista: el hombre ó Mateo porque él ofrece una genealogía de Cristo; el león a Marcos, porque empieza con una “voz que grita en el desierto” (Mc. 1:3); el toro a Lucas, porque describe un sacrificio; y el águila él Juan, por lo elevado de ‘su prólogo. * ¿A qué problemas se enfrentaban los autores del Nuevo Testamento?
Considerando las difíciles condiciones en que fueron escritos los 27 libros del Nuevo Testamento, es notable que se hayan conservado.
Muchos de ellos son cartas escritas bajo la presión de los viajes, en una época en que los materiales para la escritura eran costosos y escasos.
Las más de las veces esas cartas eran llevadas por mensajeros que recorrían grandes distancias por mar y tierra. Los escritos sólo los reproducían laboriosos amanuenses que escribían una copia a la vez.
Además, los autores escribían con la convicción de que el mundo se acabaría pronto.
No sospechaban que en el futuro cada palabra y cada frase sería sometida a escrutinio, sino que pensaban en las necesidades inmediatas de las iglesias que enfrentaban el riesgo de los falsos profetas, la persecución y la hostilidad de sus vecinos.
En condiciones tan turbulentas, es sorprendente que sepamos tanto acerca de los autores del Nuevo Testamento. Por ejemplo, hay muy pocas dudas de que el evangelista Lucas fue también redactor de los Hechos, o que el autor del cuarto Evangelio sea la misma persona que escribió las tres cartas que también llevan el nombre de Juan.
Sin embargo, en algunos casos los expertos continúan debatiendo la atribución de la autoría. Entre lo que se discute está la idea de que la Segunda Carta de Pedro se haya escrito 75 años después del martirio de Pedro en Roma; y que la Carta de Santiago no haya sido escrita por el pariente de Jesús, sino por otro de los primeros cristianos también llamado Santiago.
Los eruditos expresan incertidumbre acerca de los autores de tres Cartas (1 y 2 Timoteo, y Tito) atribuídas a Pablo.
La atribución de obras a personas respetadas tal vez ocurrió porque los autores deseaban mostrar un vínculo entre los escritos y la autoridad de un personaje venerado.
Esta era una práctica común en los tiempos antiguos.
Las personas que realmente escribieron el Nuevo Testamento buscaban preservar y transmitir el mensaje de Jesús, y cada uno de los documentos existen como fuente de instrucción e inspiración para los creyentes, sin importar el nombre del autor. 284 Famoso por sus dotes musicales, David toca la lira, en esta miniatura holandesa del siglo XV.
¿Por qué es Importante la Piedra de Rosetta en la historia de la Biblia?
En agosto de 1799, uno de los oficiales de Napoleón descubrió una losa de basalto negro semienterrada en el lodo, cerca de la aldea egipcia de Rosetta.
La Tosa, de 1.13 m de largo, 73 cm. de ancho y 27 cm. de espesor, tenía inscritos caracteres de tres tipos de escritura: griego antiguo, jeroglíficos del antiguo Egipto, y demótico egipcio (la escritura cursiva que reemplazó a los jeroglíficos en los documentos ordinarios).
En ese tiempo, los expertos no pudieron descifrarlos jeroglíficos, pero supusieron que las tres inscripciones se referían al mismo acontecimiento: una celebración en el año 196 a.C. del rey Tolomeo V.
El erudito inglés Thomas Young mostró que el nombre de este monarca aparecía seis veces en cada texto.
Además, el egiptólogo francés Jean-François Champollion encontró equivalentes griegos para todos los signos jeroglíficos conocidos.
Notó Champollion que las imágenes individuales de la misteriosa escritura representaban una idea completa, unas veces con una sílaba y otras con una sola letra.
Las traducciones de este hallazgo proporcionaron mucha información como respaldo histórico para ciertos acontecimientos narrados en la Biblia.
Hallado hace poco en Israel, este becerro de bronce, de 3,500 años de antigüedad, date de la época de los cananeos y tal vez fue prototipo del becerro de oro del Exodo.
¿Cómo consideraban los primeros cristianos las Escrituras hebreas?
La mayoría de los primeros cristianos eran judíos que consideraban que su deber religioso era reconocer —en las palabras de Jesús— en “la Ley de Moisés, en los profetas y en los Salmos” una forma común y única de referirse a las Escrituras.
Para ellos, el Antiguo Testamento era la ley única y verdadera.
El aceptar a Jesús como el Mesías hacía que los primeros creyentes buscaran en sus libros la confirmación de que El era el anunciado en las profecías.
Los cuatro Evangelios citan pasajes del Antiguo Testamento para apoyar el mesianismo de Jesús, y Pablo se refiere también a las Escrituras hebreas para apoyar sus enseñanzas.
Mateo menciona más de 60 pasajes del Antiguo Testamento para demostrar que con Jesús se cumplían las profecías mesiánicas de las Escrituras. Los primeros cristianos recurrieron alAntiguo Testamento para explicar la crucifixión y la resurrección de Jesús.
La crucifixión se interpreta según el salmo 22 (Vg. 21), y la resurrección, en pasajes como el salmo 16 (Vg. 15), que habla de la liberación de la suerte del Seol. LO 24:44
¿Cuáles fueron las primeras copias completas de la Biblia?
La Biblia hebrea completa más antigua es el Códice de Leningrado (1008 d.C.). El Códice de Aleppo (900-950 d.C.) es más antiguo, pero algunas partes fueron destruidas en 1947, durante la guerra árabe-israelí. Antes de los Rollos del Mar Muerto, estos dos códices y otros manuscritos anteriores, pero incompletos, eran las fuentes disponibles más antiguas para el estudio de textos del Antiguo Testamento.
Los dos códices son obra de los masoretas, escribas judíos medievales, que examinaron cuidadosamente los manuscritos bíblicos y produjeron un texto estandarizado. La Biblia tradicional judía de nuestros días es llamada “texto masorético”.
Cuando los expertos comparan el texto masorético con los Rollos del Mar Muerto (algunos de los cuales datan del año 200 a.C.), les resulta evidente que tres versiones diferentes del Antiguo Testamento circulaban en los tiempos de Jesús. De éstas, una fue la fuente principal de los Rollos del Mar Muerto, o de traducciones como la Septuaginta, o Versión de los Setenta.
La copia completa más antigua del Nuevo Testamento es un extenso manuscrito del siglo IV, en pergamino, descubierto en 1844 en el monasterio de Santa Catarina, en el monte Sinaí, conocido por ello como Códice Sinaítico.
Una copia casi completa, de la misma antigüedad, del Nuevo y del Antiguo Testa Dos páginas del Códice Sinaitico, la versión completa más antigua del Nuevo Testamento que se conoce.
Erudito de rara brillantez San Jerónimo (en una pintura renacentista) tradujo personalmente los textos originales hebreo y griego de la Biblia a una versión en latín, la Vulgata, que dominó la historia de la Iglesia durante un milenio.
mento en griego, es el Godex Vaticcznus, que ha estado en la biblioteca del Vaticano desde antes que ésta fuera catalogada por vez primera en 1475. Es posible que estos dos manuscritos hayan sido encargados por el emperador Constantino.
¿Por qué los cristianos rechazaron los rollos?
Las bibliotecas grecorromanas no tenían nada que pareciera un libro. En sus muros había nichos que contenían pilas de rollos de pergamino o papiro. Una copia completa del Antiguo Testamento requería de una gran cantidad de rollos, y comparar un pasaje del Génesis con uno de Isaías, por ejemplo, era un fastidioso enrollar y desenrollar. Además, los rollos eran de difícil manejo y el constante uso los dañaba.
Los escritos del Nuevo Testamento fueron compuestos también sobre rollos.
Pero ya para el siglo II d.C. los escribas cristianos empezaron a copiar sus textos en el nuevo formato llamado códice, hecho de varias hojas de papiro o pergamino, dobladas por la mitad y unidas unas con otras con una costura a lo largo del doblez, formando así páginas que se leían como un libro moderno. No había necesidad de enrollar y los pasajes se localizaban rápidamente.
El códice era más económico porque se utilizaban ambos lados del papiro o del pergamino.
También podían agregarse más escritos en una sola unidad. Por ejemplo, aun los pequeños códices de papiro iniciales contenían los cuatro Evangelios o todas las cartas de Pablo. Posteriores códices de pergamino, como el Códice Sinaítíco, llegaban a contener el Antiguo y el Nuevo Testamentos. Los códices facilitaron el estudio de la escrituras y la transmisión de conocimientos e ideas de toda clase.
Todos los manuscritos del Nuevo Testamento hasta hoy conocidos proceden de códices y no de rollos. Los primeros cristianos tal vez inventaron el formato de códices para sus escrituras; en contraste, durante siglos las obras no cristianas siguieron copiándose en rollos tradicionales.
¿Cómo ayudaron los monjes a asegurar la supervivencia de las Escrituras?
Desde cerca del año 500 y hasta los albores del Renacimiento, en el siglo XIV, todas las realizaciones intelectuales y artísticas fueron patrocinadas por la Iglesia. Los monjes que copiaban los manuscritos bíblicos se aseguraban de que esos registros pasaran a manos de la futuras generaciones.
Los monasterios eran los centros de esas actividades, y casi todos tenían un scriptorium, salón con ventanas que permitían la iluminación del sol.
En ese salón se copiaban los manuscritos y, por lo general, estaba situado junto a la biblioteca, donde había textos de consulta. Cada scriptorium estaba a cargo de un monje que dirigía el trabajo y distribuía los materiales necesarios.
Los manuscritos que sobreviven revelan que algunos eran obra de un solo copista, mientras que otros los hacían varias personas, las cuales trabajaban al mismo tiempo sobre secciones separadas del texto.
¿Cómo se enseñaba la Biblia a la gente que no sabía leer?
A fines del siglo XIII, en iglesias del sur de Alemania se puso en práctica un método de enseñanza de los Evangelios para los analfabetos. Los clérigos se servían de libros con imágenes, conocidos como Bibliaepauperum (Biblias de los pobres), para explicar cómo se pronosticaron en el Antiguo Testamento los sucesos de la vida de Jesús.
Los monjes del monasterio de Santa Caterina, en el monte Sinaí copiaron y conservaron con celo las Escrituras, como se deduce de un impresionante hallazgo en 1975, cuando se descubrieron en el lugar más de 3,000 manuscritos.
Una página típica de una de estas Biblias tiene una pintura central grande de algún hecho significativo del Nuevo Testamento, rodeada por figuras más pequeñas de los acontecimientos correspondientes del Antiguo Testamento. Arriba y abajo de esas ilustraciones hay imágenes de los profetas de las que salen unos rollos con sus profecías.
Algunos son como los globos en los que se escriben los diálogos de las caricaturas modernas. Un texto adicional, que el maestro lee en voz alta, contiene las explicaciones de los sucesos.
Esos libros eran valiosos auxiliares de enseñanza para los clérigos pobres que no podían adquirir Biblias completas, pues éstas, en aquellos tiempos, eran demasiado caras.
Aunque las Biblias de los pobres no tuvieron un uso muy difundido hasta el año 1300 (sobreviven 70 manuscritos de ese periodo), representan un antiguo método cristiano de enseñanza llamado de representación tipológica, una doctrina expresada por el dicho latino Novum Testamentum in Vetere latet, Vetus in Novo patet (El Nuevo Testamento está oculto en el Antiguo, el Antiguo está abierto en el Nuevo).
Relacionada con las Biblias de los pobres, y más popular en Francia, fue la Bible moralisée, cuyo texto e ilustraciones trataban de dar una lección moralizadora, además de narrar los pasajes bíblicos.
¿Cuáles fueron las primeras traducciones a lenguas modernas?
Antes de que proliferaran los textos impresos en el siglo XVI, la Biblia se había traducido a 33 lenguas diferentes. Hubo una traducción al alemán de un texto bíblico hecha en el siglo XI.
Los Libros de la Biblia aparecieron en holandés, francés, islandés, italiano y español durante los siglos XII y XIII; en inglés, noruego y polaco en el siglo XIV; en húngaro y sueco en el siglo XV. Todos ellos, por supuesto, fueron copiados a mano.
La segunda Biblia impresa (después de la edición de la Vulgata que hizo Gutenberg en 1456) fue una en idioma alemán, publicada por Johann Mentelin, en Estrasburgo, en 1466. Una tercera Biblia impresa, traducción italiana de la Vulgata, se publicó en 1471; una Biblia catalana de 1478 fue el cuarto texto bíblico impreso; la quinta Biblia fue impresa en checo en 1488.
Para 1534, cuando Martín Lutero terminó la traducción de la primera Biblia en alemán moderno de los originales en hebreo y griego, había ya 14 diferentes traducciones de la Vulgata al alto alemán (del cual derivan el alemán moderno y el yidish) y cuatro al bajo alemán (del que derivan el holandés, el inglés y el afrikaans).
A consecuencia de la reforma protestante, se publicaron Biblias en francés en 1534 (por Lefévre), y en 1535 (por Olivetan); en español y checo en 1602; y en italiano, en 1607 (por Diodati). Las Biblias traducidas al inglés aparecieron desde 1535.
¿En qué forma renovó Martín Lutero el interés en la Biblia?
En el siglo IV, la traducción de San Jerónimo de la Biblia al latín (la Vulgata) hizo accesible las Escrituras a los pueblos de habla latina del Imperio Romano. Un milenio después, la traducción de Martín Lutero al alemán hizo que la Biblia estuviera disponible para la gente de habla germana, en el siglo XVI.
Después de su ordenación como sacerdote en 1507, Lutero estudió teología en Erfurt y más tarde en la nueva universidad de Wittenberg donde empezó a enseñar la Biblia en 1513.
Al romper con la Iglesia, Lutero se recluyó en el castillo Wartburg, donde pasó parte del año 1522 trabajando en su traducción del Nuevo Testamento del griego al alemán. Doce años después completó la traducción del Antiguo y el Nuevo Testamentos.
La Iglesia había recalcado la autoridad de la Vulgata y hacía poco uso de los textos originales hebreos y griegos.
La traducción de Lutero, basada en las lenguas originales, despertó un nuevo interés en la Biblia, y la disponibilidad de las Escrituras en un idioma común al pueblo alemán fortaleció a la naciente reforma protestante.
¿Qué tan importante es la Biblia en la obra misionera?
Desde que fueron escritos las palabras de Jesús y los hechos de los apóstoles, las Escrituras han sido el centro de la obra de las misiones cristianas.
Los misioneros reciben su primera comprensión de la enseñanza cristiana mediante el estudio de la Biblia, y la fe en su mensaje los envía a recorrer el mundo proclamando la palabra, recordando la orden de Jesús de “id pues y haced discípulos a todas MT. 28:19 las gentes”.
La Biblia, como registro escrito de la fe cristiana, explica los principios básicos de vida para un converso y es la única fuente de las enseñanzas de Jesús. Se sabe que la fuerza del mensaje bíblico puede convertir a los no creyentes.
Antes de los años 1880, a los misioneros occidentales se les prohibía entrar en Corea; pero algunos años antes habían pasado de contrabando.
Las imágenes del gran pez Leviatán y el feroz toro Behemot adornan un texto hebreo del siglo XIV. Los escribas trabajan en el jardín de monasterio benedictino, en esta iluminación del siglo XIII
A través de Manchuria, los Evangelios traducidos al coreano, y cuando por fin los misioneros fueron admitidos, encontraron conversos bautizados que habían leído los Evangelios y aceptado sus enseñanzas.
En tiempos recientes, la actividad misionera se ha dedicado a hacer que la Biblia sea accesible y esté disponible para toda la gente, y en todas partes, mediante traducciones a los idiomas de grupos que carecen de Biblias en lengua vernácula.
Para el siglo XVIII, los misioneros cristianos habían aprendido que el éxito de su trabajo dependía en gran medida de la disponibilidad de una Biblia en lengua nativa.
Ante esta realidad, los misioneros tuvieron que ser también lingüistas y traductores, y sus esfuerzos dieron por resultado docenas de nuevas versiones en el siglo XIX. Para publicar una nueva traducción no siempre se esperaba a que todo el trabajo se completara.
Se publicaban uno o varios libros a la vez, comenzando por los Evangelios, y luego, quizás varios años después, se completaba toda la traducción. Mientras tanto, los libros puestos en circulación servían para difundir el cristianismo.
¿A cuántos idiomas se ha traducido la Biblia?
La Biblia —toda o partes de ella— ha sido traducida a más de 1,900 lenguas, desde el afrikaans hasta el zulú. Según la Sociedad Estadounidense de la Biblia, para 1989 se habían completado traducciones en 314 idiomas (incluyendo las principales del mundo), versiones del Nuevo Testamento en 715, y traducciones de cuando menos uno de los libros bíblicos en 890.
El libro que más se ha traducido es el Evangelio de Marcos, disponible en 800 diferentes lenguas y dialectos. Durante el siglo XIX se fundaron varias sociedades bíblicas para supervisar los trabajos de traducción.
Después de la Segunda Guerra Mundial se estableció una agencia coordinadora, las Sociedades Bíblicas Unidas. El mayor de tales grupos es Traductores de la Biblia de Wycliffe, junto con su filial, el Instituto Lingüístico de Verano, que se iniciaron cuando los misioneros reconocieron la necesidad de hacer traducciones a lenguas y dialectos de grupos pequeños.
Los riesgos al traducir una obra tan voluminosa y complicada como la Biblia son muy numerosos: muchas veces las estructuras gramaticales no encuentran un equivalente, y en ocasiones las referencias bíblicas resultan totalmente extrañas para otras culturas.
En una versión en lenguaje indonesio, lobos “con MT. 7:15 vestidos de oveja” tuvo que traducirse como “cocodrilos con forma humana”, una imagen mucho más gráfica para un pueblo donde no hay lobos pero abundan los cocodrilos. Una traducción demasiado literal del salmo 23 al lenguaje de los indios tlingit de Alaska, creó un malentendido porque nadie entendió la frase “Yavé es mi pastor”, pues en esas regiones, como bien es sabido, no hay pastores ni ovejas.
Cada año se realizan aproximadamente 20 nuevas traducciones de la Biblia, en dialectos y lenguas casi desconocidos, en un gran empeño de llevar el mensaje bíblico a todos los pueblos ya todas las gentes.
En Africa todavía hay mucho por hacer, dada la diversidad de lenguas que allí existe.
Martín Lutero en retrato pintado por Lucas Cranach.
La traducción de la Biblia que hizo Lutero tuvo efectos de gran alcance.
¿Cuándo se publicó la primera versión en español de la Biblia?
A fines del siglo XII, en cuanto el latín dejó de ser la lengua literaria de España y bastante antes de la introducción de la imprenta en la Península Ibérica, comenzaron a aparecer en Cataluña y Aragón versiones diversas escritas en lengua vulgar (español antiguo), algunas de ellas rimadas, como la de Romeu Sa Bruguera.
Sin embargo, por tradición, se considera que la Biblia Alfonsina —traducción de la Vulgata, en manuscrito del siglo XIII— fue la primera versión en español de las Escrituras.
Esta fue encargada en Castilla por el rey Alfonso X el Sabio, y no se trata de una mera traducción, sino que contiene, además, comentarios, críticas y fechas históricas relacionados con los pasajes bíblicos. La Biblia Alfonsina seguramente se nutrió de una vasta colección de diversas traducciones parciales al español común realizadas en el siglo XII.
Entre los años de 1422 y 1430 se realizó la Biblia de la Casa de Alba, una versión traducida directamente del hebreo, la que, por lo tanto, no contiene los libros deuterocanónicos. Se publicó bajo la dirección del rabino Mosé Arrangel de Guadalajara.
Otros judíos españoles (sefarditas) publicaron varias versiones del Antiguo Testamento. La más importante de ellas fue la Biblia de Ferrara —“hecha por los judíos para los judíos”—, que apareció en 1553, 91 años después de la expulsión masiva sufrida por la comunidad judía de España.
Esta versión es considerada como una de las cumbres de la lengua española. Debe su nombre a que se publicó en Ferrara, Italia. En 1569 apareció en Basilea la Biblia del Oso, editada por el monje Casiodoro de Reina, que había huido a esa ciudad por sus convicciones protestantes.
La obra debe su nombre al hecho de que en su portada aparecía un oso buscando miel en un tronco. Otro monje protestante, Cipriano de Valera, revisó la Biblia del Oso y produjo en 1602, en Amberes, una versión muy pulida que ha servido de modelo para diversas Biblias protestantes tanto en español como en inglés.
En realidad, la obra de Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera ha merecido varias revisiones, sobre todo por las Sociedades Bíblicas Unidas, de 1909 a 1966. Una de las revisiones dio origen a la Biblia Anotada de Scofield, en inglés, que a su vez fue traducida al español por el doctor Emilio Antonio Núñez. En 1987, tres sacerdotes sevillanos revisaron la Biblia del Oso y conjuntaron un texto notable, acorde a nuestros tiempos.
¿Ayudó la imprenta en la proliferación de versiones bíblicas en español?
¿Por qué proliferaron las Biblias en español protestantes y no las católicas?: El protestantismo comenzó a cundir en Europa por medio de versiones bíblicas en lenguas vernáculas.
En España la corriente de partidarios de la Reforma protestante caló muy hondo entre los intelectuales y aun entre los clérigos. Uno de esos reformistas fue el profesor de griego Francisco Encinas, quien en 1543 publicó el Nuevo Testamento en español.
Su obra, traducida del griego, inspiró a otros protestantes españoles, incluso a monjes católicos, algunos de los cuales probaron suerte escribiendo versiones en lengua común, aun bajo el riesgo de sufrir represión.
Mientras tanto, para detener la difusión del protestantismo por medio de interpretaciones particulares de la Biblia, el Concilio de Trento prohibió en 1546 las versiones en lengua vernácula que no fueran aprobadas por la Iglesia.
La Inquisición española fue aún más estricta, al prohibir de plano la lectura de las Escrituras en “romance castellano”. A fines del siglo XVIII, la Inquisición levantó la prohibición y muy pronto, en 1793, apareció la Biblia de Scío, basada en la Vulgata. Esta versión fue considerada erróneamente —aunque con razón— como la “primera Biblia católica en lengua castellana”.
En 1825, el clérigo Félix Torres Amatrevisó la Biblia de Scío y publicó una versión nueva, apoyado en los textos inéditos del jesuita José Miguel Petisco.
¿Cuándo se tradujo por vez primera la Biblia al inglés?
El cristianismo llegó a las Islas Británicas cuando éstas formaban parte del Imperio Romano; pero a la caída de Roma, los anglosajones expulsaron a los cristianos. En 597 una misión evangelizadora logró un sorpresivo éxito entre aquellos bárbaros. En 75 años fueron traducidas al idioma anglosajón varias partes de la Biblia. En el siglo va, un pastor llamado Caedmon, inspirado por una visión, empezó a entonar un canto sobre la creación del mundo.
Fue llevado a la abadía de Whitby, donde puso en versos anglosajones partes del Pentateuco y algunos pasajes del Nuevo Testamento que le relataron los monjes. En el siglo IX Cynewulf compuso una versión poética de la vida de Jesús; los salmos fueron reproducidos por el obispo Aldhelm; y el venerable Bede, historiador de la primera Iglesia de Inglaterra, trabajaba en una traducción del Evangelio de Juan cuando murió, en 735.
El rey Alfredo, que murió en 901, incorporó a su código legal versiones anglosajonas de los mandamientos, partes del Éxodo y del Libro de los Hechos. Al aproximarse la conquista normanda de 1066, en esa tierra se conocían glosas o comentarios sobre la Escrituras.
Cuando los normandos invadieron y empezaron a imponer el idioma francés en Inglaterra, ya se había dado un importante paso en el proyecto de llevar las Escrituras a la gente común de la ex provincia romana de Bretaña.
¿Qué es la Biblia de Ginebra?
La reina María Tudor, que era católica, trató durante su breve reinado (1553-1558) de poner freno a la Reforma y expulsó de Inglaterra a muchos eruditos y clérigos protestantes.
Algunos de ellos viajaron a Ginebra, donde publicaron la Biblia de Ginebra, en 1560. Esta versión ayudó a forjar el curso de la historia inglesa. Oliver Cromwell y el ejército puritano llevaban consigo la Biblia de Ginebra durante la guerra civil inglesa; también la llevaron consigo a la bahía de Massachusetts los austeros 305 María de Escocia, acusada de conspirar contra Isabel I para restaurar el catolicismo en Inglaterra, jura inocencia ante su Biblia.
hombres y mujeres que fundaron las primeras colonias inglesas en América; y fue la que extendió las doctrinas puritanas por el reino de Isabel 1, la sucesora de María. Se hicieron 140 ediciones de la Biblia de Ginebra, que ejerció su influencia religiosa en Inglaterra y Estados Unidos durante varias generaciones. La principal fuerza tras la Biblia de Ginebra fue William Whittingham, un colega del líder protestante Juan Calvino.
En el ámbito del protestantismo de esa época, Whittingham intentaba que la traducción y las acotaciones alcanzaran no sólo a las personas cultas sino también a la gente común. Pensaba que la Biblia era la fuente de ayuda que todos los hombres y las mujeres necesitaban.
¿Cuales son los problemas más frecuentes de los traductores de la Biblia?
Uno de los grandes problemas de los traducción del Antiguo testamento (escrito principalmente en hebreo y con adiciones en arameo) es la falta de vocales y de puntuación de los pasajes bíblicos. Muchas palabras, además, aparecen juntas y es difícil desligarlas.
Asimismo, el idioma y los dialectos derivados de él evolucionaron a través de los siglos.
El Nuevo Testamento, por otra parte, fue escrito en griego común, prevaleciente en tiempos de Jesús como un gua franca y con muchas variaciones.
¿Por qué hay tantas versiones de la Biblia?
Las investigaciones amplían continuamente nuestros conocimientos sobre las palabras bíblicas, así como nuestra comprensión de las ideas y costumbres que aparecen en la Biblia. Toda nueva traducción nos ofrece la oportunidad de acercarnos más al significado original. Además, nuestro idioma sufre cambios y las palabras antiguas toman un significado nuevo.
En consecuencia, las nuevas traducciones le hablan a cada generación con fuerza y oportunidad. Las preferencias personales y los conceptos teológicos también dan lugar a las nuevas versiones. Algunos lectores prefieren el lenguaje coloquial; otros gustan de un estilo más formal, con el uso de os y vos.
Finalmente, algunas ediciones se preparan exclusivamente para los eruditos católicos, protestantes o judíos, mientras que otras tienen diferentes perspectivas religiosas.
En la liturgia actual de la Iglesia Católica se ha dado paso, en el idioma español que se habla en México y en algunos países de América Latina, al lenguaje informal en vez del reverencial utilizado hace no mucho tiempo.
Así, por ejemplo, ahora en los misales se leen los textos de Lc. 12:32-35 de la siguiente manera: “No temas rebafúto mío, porque tu Padre ha tenido a bien darte el Reino. Vendan sus bienes y den limosnas.
Consigan unas bolsas que no se destruyan y acumulen en el cielo un tesoro que no se acaba, allá donde no llega el ladrón, ni carcome la polilla. Porque donde está su tesoro, ahí estará su corazón.”
Antes se leía así: “No temáis, pequeño rebaño mío, porque a vuestro Padre le ha parecido bien daros a vosotros el Reino. Vended vuestros bienes y dad limosna. Haceos bolsas que no se deterioran, un tesoro inagotable en los cielos, donde no llega el ladrón ni la polilla; porque donde esté vuestro tesoro allí estará también vuestro corazón.”
Con este cambio de estilo no se trata de ser irreverente, sino de dar fluidez a los textos para que el oído de los feligreses todos —cultos e incultos, niños y adultos— capte de inmediato el mensaje bíblico.
En nuevas versiones de la Biblia incluso se recurre a las paráfrasis, es decir a explicaciones ampliadas, adecuadas a nuestros tiempos, para hacer más inteligibles los textos, más acordes con el habla actual.
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