Batalla de Waterloo-Desarrollo y el Fin del Imperio de Napoleon

Batalla de Waterloo Fin del Imperio de Napoleón

Enfrentar a las legiones de Napoleón, aun en medio de miles de soldados, era una experiencia aterradora.

La artillería, que disparaba a menos de 1 Km. de distancia, acababa con regimientos enteros en una sola serie de disparos.

Las armas de la defensa respondían, pero su infantería, con mosquetes que eran poco efectivos, no podía hacer otra cosa que esperar el avance de las columnas; el lento tambor que marcaba el paso de las tropas ofensivas ponía el énfasis en la amenaza.

En la vanguardia estaban siempre los veteranos de la Guardia Imperial: todos suboficiales que habían aprendido el oficio en una docena de batallas.

Cuando las líneas se acercaban, la artillería de ambos bandos resonaba y la caballería irrumpía, en busca de una brecha para formar una cuña.

Cuando las filas estaban a unos 60 m, los mosquetes disparaban por primera vez hacia las densas columnas enemigas.

Cargar, cebar, apuntar, disparar: un buen soldado podía producir tres descargas por minuto, aproximadamente el tiempo que tenía antes de que las bayonetas de los atacantes se cruzaran con las de la defensa.

A continuación, seguía un enfrentamiento más directo: acuchillar y disparar entre los gritos de los heridos, en medio del penetrante hedor del humo de pólvora.

Luego, casi por inercia, las columnas de batallones cruzaban la línea enemiga hasta alcanzar a la retaguardia, que era masacrada.

Las tácticas de asestar un solo golpe y realizar maniobras veloces dieron a la armada napoleónica las victorias de Marengo y Austerlitz, Jena y Wagram.

• ►1815:Waterloo, la batalla decisiva

Napoleón, a la cabeza de 124.000 hombres, pretendía derrotar al ejército anglo-alemán de 93.000 dirigido por Wellington y el prusiano de 120.000 por Marshal Blücher, atacándolos separadamente antes de que pudieran unir sus fuerzas.

La primera acometida del emperador fue realizada en Charleroi, donde los tres ejércitos aliados independientes, desparramados a través de 100 millas desde Bélgica, se tocaron.

Su plan contaba con una retirada de los enemigos: Wellington a Ostend y Blücher de regreso a Alemania, que separaría a las fuerzas aliadas.

Batalla de Waterloo

El 16 de julio de 1815, Napoleón venció al mariscal Blücher en Ligny, sin poderle aniquilar, y luego marchó contra Wellington, parapetado en las colinas de Mont-Saint-Jean, junto a Waterloo y cerca de Bruselas.

El emperador suponía que Blücher acudiría a marchas forzadas en ayuda de su aliado inglés, y sabía que para lograr la victoria final era necesario vencer a Wellington antes de la llegada de Blücher.

En la mañana del 18 de junio, Napoleón revistó sus tropas, que le saludaron con una clamorosa ovación, y al mediodía ordenó el ataque.

Pero cuando Blücher llegó al campo de batalla, Napoleón no había podido aún ahuyentar a Wellington y a sus casacas coloradas, y los ingleses habían rechazado una tras otra las cargas de la caballería francesa.

Pocas batallas fueron tan encarnizadas e inciertas, y en ésta, el factor decisivo fue el agotamiento francés ante la tenaz resistencia británica. Con la llegada de Blücher hubo bastante.

Al caer la noche, el ejército francés comenzaba a desintegrarse; el mariscal Ney cerró el paso a los fugitivos y les exhortó a reagruparse de nuevo, mientras el emperador se retiraba con su Guardia, con el rostro sombrío, silencioso.

Su último ejército quedaba deshecho, dispersado y perdida la artillería...

Era el final.

Los muertos y heridos permanecieron en el campo de batalla cerca de una semana. Wellington perdió 15.000 soldados y los prusianos 7.000.

De los 74.000 traídos por Napoleón a Waterloo, mas de 25.000 fueron víctimas, más otros 8.000 capturados.

Las 3 millas cuadradas del ondulante suelo de la granja fueron cubiertas por cas: 50.000 caídos.

Si se suman las 40.000 bajas de Ligny y Quatre-Bras, los dos días alcanzan casi 90.000 seres humanos.

En la semana siguiente, venían visitantes desde Bruselas para merendar entre tanta carnicería, limpiando a los cadáveres de cualquier cosa de vale? y matando a los heridos que se resistían.

Irónicamente, Grouchy —cuya inexperiencia en el campo de batalla privó a Napoleón de la utilización de otros 33.000 hombre: lo que hubiera tornado la lucha a su favor— obtuvo una inútil victoria sobre la retaguardia prusiana, a la que finalmente había alcanzado.

Pero su triunfo llegó muy tarde, después del triunfo de Wellington.

El 22 de junio, Napoleón firmaba en París su segunda abdicación.

Había vivido un imperio de "Cien Días".

Se retiró al Palacio de la Malmaison, donde transcurrieron sus mejores años con Josefina, fallecida hacía precisamente un año.

Despidiose de sus últimos amigos y de Francia.

Se dirigió hacia la costa atlántica donde confiaba embarcar rumbo a América, pero los navíos de la Royal Navy le cerraron el paso.

Napoleón decidió entregarse a los ingleses, a quienes creía magnánimos; confiaba en que quizá le permitieran acabar sus días como un noble campesino, bajo seudónimo, en cualquier lugar de Inglaterra...

A finales de junio de 1815, Napoleón se ponía a disposición de la Gran Bretaña y, a primeros de agosto, el buque de línea Northumberland navegaba rumbo a Santa Elena, llevando a bordo al antiguo emperador de los franceses. No contaba aún cuarenta y seis años de edad.

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Wellington Arthur

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Wellington, Arthur Wellesley, Primer duque de (Dublin 1769-Walmer Castle, Kent 1852). Militar y político británico.

Ingresó muy joven en el ejército y fue destinado a la India donde obtuvo brillantes victorias.

Volvió a Europa y fue nombrado comandante de un ejército enviado a Portugal; alcanzó sobre Junot la victoria de Vimeiro.

Después de la Convención de Sintra y el reembarque inglés en La Coruña, él volvió a Portugal como Comandante en Jefe de las fuerzas británicas en la Península Ibérica, donde mantuvo en jaque a la fjaerzas francesas.

El debilitamiento de los franceses le permitió lanzar una gran ofensiva y España fue reconquistada.

Wellington franqueó los Pirineos y en tierra francesa ganó la batalla de Tolouse.

Después fue embajador en Francia tras el primer Tratado de París, delegado en el Congreso de Viena.

Tras el retorno de Napoleón tomó el mando del ejército aliado en los Países Bajos y llegó la victoria decisiva de Waterloo.

General en Jefe de los ejércitos de ocupación en Francia, tuvo, inmediatamente después, y gracias a su prestigio militar, un papel político importantísimo y llegó a ser primer Ministro.

Participó en los gabinetes de Peel y fue Comandante en Jefe del ejército británico en diversas ocasiones.

Fuente Consultada:
Atlas de Historia del Mundo Edición de Kate Santon
Enciclopedia de Historia Universal Espasa Siglo XXI
Civilizaciones de Occidente Tomo B. J. Spielvogel


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