Biografía de Churchill Winston Resumen de su Vida Política y Personal

Biografía de Churchill Winston
Resumen de su Vida Política y Personal

En 1940, cuando Adolf Hitler dominaba toda la Europa continental y se preparaba para invadir Gran Bretaña, Winston Churchill encabezó la resistencia de los ingleses contra la Alemania nazi.

Winston Leonard Spencer Churchill, nacido en el palacio de Blenheim, en Oxford, el 30 de noviembre de 1874, destacó desde muy joven por su rebeldía.

Su educación en la Academia Militar de Sandhurst le confirió disciplina y espíritu de sacrificio, cualidades que en adelante marcaron su carácter.

Tras combatir con el Cuarto de Húsares en Cuba, la India y Sudán, Churchill se dedicó al periodismo.

Su entrada en política se produce en 1898, tras abandonar el ejército y solicitar el ingreso en el Partido Conservador.

La aventura heroica: En 1900, el diario Morning Post lo envió a Sudáfrica para informar sobre la guerra de los bóers, quienes lo capturaron. Churchill logró evadirse recorriendo más de cuatrocientos kilómetros a pie y utilizando diversos medios de transporte.

Cuando regresó a Londres, Churchill fue recibido como un verdadero héroe, y su nombre apareció en la primera página de todos los periódicos.

Winston Churchill: Un político determinado

Casi un siglo de vida le sirvió a Winston Churchill para diseminar sus ideales a lo largo del territorio británico, e incluso influenciar a los políticos y filósofos contemporáneos a su existencia.

Sin embargo, su personalidad inquieta y autosuficiente hubiera seguramente necesitado de un siglo más para lograr todos los cometidos que se propuso en su vida.

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Sangre, sudor y lágrimas: Previendo los horrores de la guerra, Churchill prometió luchar hasta el final por la libertad incluso solo y sin aliados.

En un memorable discurso, Churchill prometió al pueblo británico «sangre, sudor y lágrimas» y le exigió espíritu de sacrificio para vencer al totalitarismo nazi.

Winston Churchill inculcó a los británicos el valor de la resistencia, al mismo tiempo que organizó el ejército, la marina y la aviación para una guerra larga y brutal.

Considerado por los expertos e historiadores como uno de los estadistas más destacados del siglo pasado, Winston Churchill logró introducir a la política el concepto de estrategia planificada en base a los sucesos que podían acontecer, anticipándose de esta manera a los hechos que tendrían lugar en el futuro, gracias a los datos que le brindaban sus largas y profundas investigaciones y estadísticas.

Con un talento innato para diversas disciplinas, Churchill no sólo se desenvolvió como prolífico político, militar y primer ministro de Inglaterra, sino que también tuvo tiempo para satisfacer una de sus máximas vocaciones: las letras.

De esta forma, Churchill desarrolló a lo largo de su vida una carrera paralela a la política, centrada en la creación literaria y periodística.

Su talento indudable le valió la obtención del Premio Nobel de Literatura en el año 1953, gracias a sus destacadas obras históricas, sus artículos periodísticos y  brillantes discursos.

El nombramiento del galardón aseveraba al respecto: "Por su dominio de la descripción histórica y biográfica, así como su brillante oratoria en defensa de los valores humanos".

Winston Leonard Spencer Churchill, nombre completo con que fue bautizado luego de su nacimiento ocurrido el 30 de noviembre de 1874 en el Palacio de Blenheim, Oxfordshire, tuvo desde su cuna la fortuna de nacer en el seno de una familia acomodada e influyente.

Tengamos en cuenta que su abuelo fue el séptimo duque de Marlborough, siendo su padre Lord Randolph Churchill, y su madre una bella joven norteamericana llamada Jennie Jerome.

«Desde muy joven implantó para mí el sistema de creer lo que tenía ganas de creer.» Se puede decir que, en cierta medida, la vida de Winston Churchill se ve orientada por la fidelidad a esta máxima, que él mismo pronunció un día para definir su talante personal.

Desde su condición de militar, brillante escritor o estadista siempre pensó lo que en todo momento era necesario pensar para no apartarse del requerimiento fundamental de poner a salvo los intereses de clase subyacentes bajo la «raison d'État».

De acuerdo a sus propios relatos, el pequeño Winston disfrutó de una infancia verdaderamente feliz, en la cual nunca faltó el cariño de sus padres, además de acceder a una educación estricta que le brindaría las herramientas necesarias para convertirse en un ciudadano inteligente y capaz.

Sin embargo todo cambió radicalmente, cuando Winston fue internado en uno de los más costosos colegios de Ascot, ya que la distancia con su madre lo afectó profundamente, y en consecuencia se convirtió en el niño más castigado, rebelde y con las peores notas de la institución.

Las dificultades en su educación llevaron a los padres de Winston a trasladar al niño a la prestigiosa y tradicional escuela de Harrow, donde el pequeño integró el grupo de los alumnos más retrasados debido a su rebeldía y su falta de interés, más allá de demostrar una inteligencia notable.

Aquella personalidad avasallante y trasgresora se aplacó cuando el joven Winston logró ingresar a la Academia Militar de Sandhurst, y más aún al incorporarse en el regimiento de caballería Cuarto de Húsares, uno de los más importantes y prestigiosos del ejército.

Tras dar término a sus estudios castrenses (con el número 20 en una clase de 130 alumnos), fue destinado, en 1895 (año en que su padre murió en circunstancias trágicas), al 4.° regimiento de húsares con la graduación de teniente, obteniendo permiso posteriormente para ir de observador a la guerra de emancipación que Cuba había iniciado contra la metrópoli española.

En 1896 su regimiento es destinado a la India, donde empieza a simultanear los oficios de militar y escritor-periodista. A partir de este momento no abandonaría más la pluma, lo cual le habría de reportar celebridad, satisfacciones y dinero.

La puesta en práctica de todo lo que había aprendido acerca del arte de la guerra, durante su participación en batallas sucedidas en Cuba, la India y el Sudán, le permitieron lograr un cambio verdaderamente significativo en su modo de ser, y por sobre todo le ofreció las herramientas necesarias para madurar.

A pesar de que su espíritu indomable, su testarudez y otros aspectos fuertes de su personalidad habían comenzado a convivir con nuevas facetas de tolerancia, paciencia y resolución, lo cierto es que decidió abandonar la vida militar, hastiado de todo aquello que había comenzado a abrumarlo.

Fue precisamente en el año 1898 que Winston Churchill decidió afiliarse al Partido Conservador, y cosechar a partir de ese momento una carrera política que lo convertiría en uno de los hombres más importantes de la historia de la Gran Isla.

Sólo un años después de convertirse en militante del Partido Conservador, su inteligencia, talento, carisma y carácter le permitieron presentarse como candidato a las elecciones que se sucedieron en 1899.

Pero la política le respondió con una de sus primeras desilusiones, ya que no logró obtener el cargo de diputado.

Sin embargo, su espíritu incansable e inquieto lo llevó a Africa del Sur, donde Winston se desenvolvió como corresponsal para el Morning Post, produciendo destacados artículos que ilustraban lo que se encontraba sucediendo durante la Guerra de los Bóers.

Su misión periodística lo condujo hacia el encarcelamiento, siendo tomado prisionero en Pretoria, de donde escaparía rápidamente para regresar a Londres, donde los ciudadanos lo esperaban admirados de su valentía y honor, elevando a este joven a la categoría de verdadero héroe nacional.

En 1899 tomó la decisión de abandonar este destino para dedicarse a su carrera de brillante escritor y a la política.

Al poco tiempo de regresar a Inglaterra participó en unas elecciones encuadrado en el partido conservador, siendo derrotado por un estrecho margen.

No tardó demasiado en encontrar otra ocupación alternativa en las tareas periodísticas, haciendo de corresponsal de la guerra de Sudáfrica en el Morning Post.

Gracias a ello, el nombre de Winston Churchill logró estar en boca de todo el pueblo inglés, como así también ser el centro de las miradas de los medios de comunicación más prestigiosos de la época, lo que le sirvió para regresar a la política y triunfar en su cometido.

El héroe militar participó en las elecciones de 1900.

En esta ocasión Churchill ganó por un margen tan estrecho como el que le había apartado de la victoria en la ocasión anterior.

Como resultado de las elecciones y su trabajo de corresponsal, Winston Churchill se encontraba en el Parlamento respaldado por las diez mil libras que había conseguido en su trabajo periodístico; ya se encontraba en condiciones de construir su carrera política con una dedicación casi exclusiva.

Como político su fama creció enormemente, sobre todo porque en dicho ámbito desarrolló un verdadero arte de la oratoria, siendo sus discursos la expresión directa y sincera de sus estrategias e ideales, por lo que comenzó a cultivar no sólo gran cantidad de seguidores de su doctrina, sino sobre todo importantes enemigos en el Parlamento, ya que Churchill además siempre se mostró reacio al sometimiento por responder a disciplinas partidarias.

Esta honestidad lo obligó a Winston a cambiar de afiliación partidaria reiteradas veces, pero al mismo tiempo fue el primer eslabón de un importante cambio en la política nacional, creando controversias que instaban al cambio inmediato de las estrategias políticas.

Su constante lucha en el campo político lo llevaron a alcanzar el cargo de Primer Ministro del Reino Unido el 10 de mayo de 1940, concluyendo su mandato el 27 de julio de 1945, y siendo uno de los principales protagonistas de la Segunda Guerra Mundial.

A lo largo de su carrera política, Winston Churchill trasladó el sentimiento nacionalista y patriótico a todo el pueblo británico, y ejerció una influencia incomparable entre los habitantes de su nación, a través de sus estudiados discursos.

Por otra parte, Churchill fue el creador del Ministerio de Defensa de su país, y el origen de la instauración de un gobierno de concentración nacional, en el cual incluso colaboraron sus adversarios políticos más profundos.

Su experiencia, conocimiento y su inquietud permanente llevaron a Winston Churchill a predecir algunos de los acontecimientos que tendrían lugar durante la Segunda Guerra Mundial, por lo que fue considerado un verdadero visionario.

Para encontrar más información al respecto, te recomendamos la lectura del artículo titulado "Winston Churchill y su participación en la Segunda Guerra Mundial".

Cuando Churchill comenzó a padecer una enfermedad cardíaca que se extendería por años y que finalmente terminara con su vida el 24 de enero de 1965, fue nombrado por el presidente norteamericano John F. Kennedy con el título honorífico de Primer Ciudadano Honorario de los Estados Unidos, precisamente en el año 1963.

Y el reconocimiento hacia su figura continuó presente hasta la actualidad, donde la influencian de este gran pensador y político sigue aún latente dentro de los estandartes mundiales, ya que Winston Churchill logró cambiar la historia más allá de los límites de su nación.

Winston Churchill y su participación en la Segunda Guerra Mundial.

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El mundo que vio nacer a Winston Churchill estaba marcado por las profundas transformaciones que en él se operaban: el último cuarto del siglo pasado sancionó el agotamiento del modelo de acumulación que había presidido el desarrollo del capitalismo hasta entonces, y que se había basado en el ferrocarril y la industria del acero.

El desarrollo de las fuerzas productivas estaba imponiendo el inicio de una socialización de las relaciones de producción mediante la invención de fórmulas que permitían la asociación de capitales individuales.

Durante esta fase finalizaron los procesos de unificación de los estados alemán e italiano; Rusia, el imperio austrohúngaro y España se integran de forma decidida en el nuevo mercado capitalista europeo...

Se modifica el equilibrio internacional abriéndose paso un nuevo equilibrio entre siete estados: Inglaterra, Francia, Estados Unidos, Italia y los imperios ruso y austrohúngaro.

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En reiteradas oportunidades, Winston Churchill ha sido y es considerado por los más expertos investigadores en el área histórica, como uno de los principales estadistas del siglo XX, que gracias a su conocimiento y visión logró anticipar algunos de los más importantes hechos que se sucedieron durante su vida a nivel mundial.

Churchill Winston

Tal es el caso de la Segunda Guerra Mundial, iniciada en el año 1939 durante la invasión de las tropas alemanas a Polonia, y que se convertirían en uno de los sucesos más trágicos de la historia humana, debido al incalculable genocidio que se produjo bajo la mirada fría del Führer Adolf Hitler.

Gracias a su capacidad de estadista, Churchill emitió una serie de profecías acerca de los acontecimientos que desencadenaron esta brutal guerra, y que en su momento fueron consideradas como declaraciones disparatas por los militares que se hallaban en oficio, pero que finalmente se convirtieron en realidad.

La sorprendente clarividencia de Winston Churchill lo ubicaron en un lugar de privilegio entre la opinión pública, por lo que cuando se desató la Segunda Guerra Mundial fue nombrado Primer Lord del Almirantazgo, titulo con el cual se le encomendó proteger y fortalecer las bases militares de Scapa Flow, en el territorio escoses, con el fin de impedir que las tropas Tercer Reich lograran atravesar el Atlántico Norte, y de esta manera atacar a los barcos mercantes provenientes de las colonias.

A lo largo de su participación en la Segunda Guerra Mundial, Churchill debió enfrentar diversas crisis debido a los ataques dirigidos por Hitler, que en muchas oportunidades no podían ser anticipados por el estadista.

En este contexto, Finlandia sufrió el ataque de la URSS, a lo que Churchill respondió con la toma de los puertos ubicados al norte de Noruega, mientras que Alemania se anticipó y logró desembarcar con sus tropas en Dinamarca y Noruega.

La respuesta de Churchill fue contraatacar a través del envío de una flotilla a la zona noruega, pero la misión fracasó, repercutiendo la noticia en el Parlamento inglés.

Luego de aquellos episodios, el Rey de Inglaterra decide poner a cargo del Gobierno a Winston Churchill, precisamente el 11 de mayo de 1940, con el fin de brindarle todo el apoyo necesario para contrarrestar los ataques producidos por la tropa encabezada por Hitler.

Alemania bajo los mandatos del Führer continúa avanzando en el territorio europeo, haciendo caer naciones como Holanda, Bélgica y Francia.

Durante las contiendas, los países mencionados reciben el apoyo del ejército inglés, que a pesar de establecer una serie de inteligentes estrategias surgidas desde la mente de Churchill, no logran arremeter contra la violencia alemana.

Debido a las presiones y la evidente destreza de Churchill, se dice que Adolf Hitler intentó crear una alianza con Inglaterra, por lo cual decidió no atacar directamente a las tropas inglesas, sino improvisar una advertencia aérea para simplemente hostigar a los británicos, demostrando el poderío de la tropa alemana.

Sin embargo, Churchill observó este suceso vislumbrando otros motivos, y asegurando que el ataque aéreo se produjo debido a que las divisiones alemanas se encontraban en problemas por la falta de combustible, ya que habían avanzado en un gran territorio en poco tiempo.

De aquella contienda fueron evacuados más de 250.000 soldados británicos, franceses y belgas, hecho que Churchill consideró fortuito y propicio para recomponer al ejército británico y retornar a liberar a Europa de las garras del Tercer Reich.

Durante este período, Winston Churchill siempre se demostró como un verdadero estratega, y utilizando su excelente oratoria llevó la tranquilidad al pueblo británico.

En sus sus innumerables discursos, Churchill siempre mantuvo una línea esperanzadora, convirtiendo sus palabras en una verdadera fuente de inspiración, utilizando expresiones que llegaban al corazón y al alma de su pueblo.

Un claro ejemplo de ello, es la siguiente declaración de Churchill:

"Defenderemos nuestra isla, cualquiera que sea el costo, pelearemos en las playas, pelearemos en los sitios de desembarques, pelearemos en los campos y en las calles, pelearemos en las colinas: nunca nos rendiremos (...) Vamos a asumir nuestros deberes considerando que si el imperio británico y la Commonwealth duran mil años, la gente dirá: 'Esta fue la hora más gloriosa del Imperio'".

Su talento político y su excepcional carisma, además claro está de su indiscutible capacidad para resolver las situaciones conflictivas, elevaron a Churchill a uno de los peldaños más altos, y a través de sus discursos que lograron mantener y enaltecer la moral del ejército y del pueblo británico.

A pesar de los posteriores ataques que la tropa británica sufrió por parte de los alemanes, incluso después de que se sucedieran diversos bombardeos a la ciudad de Londres, Winston Churchill siempre mantuvo sus principios, dentro de los cuales la rendición era inaceptable.

La alianza de Churchill con Franklin D. Roosevelt y Joseph Stalin, le permitió crear el cuerpo especial de operaciones, conocido en la actualidad como Fuerzas Especiales, bajo el mando del ministro de economía de guerra Hugh Dalton.

Esta tropa especial tenía como finalidad principal conducir y ejecutar diversas operaciones subversivas dentro de los territorios ocupados por los alemanes.

Durante su desenvolvimiento, este grupo especial logró un éxito casi inesperado.

Si bien algunas de las decisiones de Winston Churchill durante el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial fueron consideradas como realmente controvertidas, lo cierto es que logró destacarse como un verdadero líder, que logró ponerle las cosas difíciles al imparable ejército alemán.

Su calidad de visionario hizo que luego de finalizada la Segunda Guerra Mundial, Winston Churchill fuera considerado un verdadero político colosal por la opinión pública de su pueblo, aunque no así por una gran cantidad de colegas, que veían en él a una amenaza para sus ambiciones.

Por otra parte, algunas de sus ideas repercutieron negativamente dentro del electorado general británico, y luego de exponer su desacuerdo con los proyectos presentados en el Parlamento para mejorar el sistema de salud y de educación pública, Churchill fue repudiado por aquel pueblo que otrora lo elevó al más alto de los peldaños.

La postguerra, junto con las ideas polémicas presentadas por Churchill, dieron como resultado que fuera derrotado durante las elecciones de 1945 por Clement Attlee, candidato del Partido Laborista.

Quizás el motivo fundamental de la decisión del pueblo británico haya surgido tras la reflexión de considerar que Winston Churchill, si bien había sido el hombre indicado para liderarlos durante la guerra, lo cierto es que no era el mejor candidato para representarlos durante los tiempos de paz.

Fuente Consultada: Graciela Marker para historiaybiografias.com

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SIMPATÍA DE CHURCHILL CON EL FASCISMO

Pocas veces ha sido tan embellecida una figura de un hombre público como en el caso de Winston Churchill.

Se lo pintó como el "supremo campeón de la democracia"; nunca lo fue: heredero político de Disraeli, conservador empedernido, fue siempre un "campeón del Imperio Británico". Simpatizó con el fascismo y con todas las malas causas que llevaron a la Segunda Guerra Mundial.

Y sólo cuando vio el peligro que Hitler representaba para el Imperio Británico se enfrentó con el primer ministro británico Neville Chamberlain, el "apaciguador", el "hombre del paraguas", y se mostró dispuesto a aliarse con el mismo diablo para salvar los intereses imperialistas de su país.

Fue Churchill quien, hallándose de visita en Roma, declaró el 20 de enero de 1927: "No puedo menos que sentirme atraído por el amable y sencillo natural del Signor Mussolini. ... Su movimiento ha prestado un servicio al mundo entero. . . . Italia ha mostrado que hay un modo de combatir a las fuerzas subversivas capaces de atraer a las masas, que hay un mod9 de valorar y defender el honor y la estabilidad de la sociedad civilizada.

Ha proporcionado el necesario antídoto para el veneno ruso. En adelante, ninguna gran nación carecerá de medios finales de protección contra él canceroso desarrollo del bolcheviquismo".

En verano de 1938, dijo a Albert Foerster, "gauleiter" de Danzig, que, si bien la legislación antisemita nazi resultaba "irritante", no constituía probablemente "un obstáculo insuperable para llegar a acuerdos, porque tenía razones que eran comprensibles".

El 22 de junio de 1941, ya como primer ministro, Churchill, después de anunciar que el ataque nazi contra la Unión Soviética no haría que Gran Bretaña se retirara de la guerra, comentó: "El régimen nazi no se distingue de los peores rasgos que tiene el comunismo. . . . Nadie ha sido un enemigo del comunismo más consecuente que yo en los últimos veinticinco años y no me desdiré de nada de lo que del comunismo he dicho". No se limitó, sin embargo, a no desdecirse de nada.

Porque, en octubre de 1942, cuando ya se veía que Hitler quedaba empantanado en territorio soviético, Churchill hizo circular un memorándum en el que se propugnaba la formación de unos Estados Unidos de Europa, con inclusión de España y Turquía, para impedir "el inconmensurable desastre de que la barbarie rusa se impusiera a la cultura y la independencia de los viejos Estados europeos".

El entonces primer ministro británico se resistió cuanto pudo a que fuera abierto el "segundo frente" que reclamaba Stalin para alivio de los agobios de la Unión Soviética y aceleramiento de la liberación de Europa.

Como insistió en que tal "segundo frente" se abriera, no por el relativamente desguarnecido Oeste, sino por los Balcanes, con la clara intención de que se cerrara el paso, por ese "blando vientre de Europa" —¿cuándo había sido "blanda" esta abrupta y difícil región?—, a la arrolladura marcha de los ejércitos soviéticos.

Como, en 1944, cuando los ocupantes alemanes se retiraron apresuradamente de Grecia para no quedar atrapados por el avance soviético, se apresuró por su parte a enviar tropas británicas a Atenas y Salónica para impedir que los guerrilleros griegos asumieran el poder en el país que habían liberado.

Con estos antecedentes, no es de extrañar que el mismo pueblo británico decidiera en 1945 prescindir de los servicios de quien había encarnado el espíritu de "unión nacional" durante la guerra y encomendar el gobierno de Gran Bretaña al laborista Clement Attlee.

Como no es de extrañar que Truman viera en el ensalzado "campeón de la democracia" a la persona más idónea para hacer la declaración oficial de la "guerra fría".

(Fuente Consultada: Enciclopedia de los Grandes Fenómenos de Nuestro Tiempo Tomo N°5)


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