Primeras Máquinas Automáticas:Historia del Ingenio Humano
PRIMEROS INVENTOS AUTOMÁTICOS DEL MUNDO ANTIGUO
Las máquinas automáticas que los hombres de ciencia han inventado para experimentos en el espacio, son maravillas de complejidad, ingenio y eficiencia.
Sin embargo, hasta hace unos siglos los únicos dispositivos mecánicos que el hombre conocía eran la palanca, la rueda, la polea, el cabrestante, el resorte, el sifón y la bomba.Se podría pensar que, con ese conocimiento tan limitado, habría poco margen para inventar máquinas automáticas, y no es así.
La mayoría de las máquinas automáticas fueron ideadas simplemente para causar admiración o para proporcionar entretenimiento.
Herodoto, el gran historiador y viajero que vivió en el siglo V a. J. C, ha dejado una descripción de una que vio en Egipto.
Era un teatro de marionetas, en el cual los movimientos de las figuras parece que eran causados por cuerdas y palancas escondidas.
Unos dos siglos más tarde, ciertos artífices egipcios crearon un muñeco gigantesco de 3,6 metros de altura, el cual —movido por medio de cuerdas— podía servir bebidas a los invitados de un banquete.
En los tiempos de Cristo, se dice que Herón de Alejandría construyó una máquina aún más ingeniosa para abrir las puertas de un templo sin tocarlas. Debajo del altar colocó un recipiente cerrado, provisto de dos tubos y lleno de agua.
Un tubo estaba conectado con el altar y el otro con un cubo abierto que estaba debajo.
Cuando se prendía fuego, el aire de adentro del altar se calentaba, se expandía, y una parte de él penetraba por el tubo que conducía al recipiente de agua.
El aire empujaba el agua del recipiente hacia el cubo.
Al aumentar así el peso del cubo, éste tiraba de unas sogas conectadas a las puertas del templo, y las abría.
La invención de Herón era muy diferente de las otras.
Los muñecos o marionetas se movían solamente cuando alguien tiraba de las cuerdas; pero la máquina de Herón seguía funcionando después de realizarse la operación de prender el fuego.
Eso es lo que hoy esperamos de una máquina automática: una simple operación debe iniciar una cadena de movimientos, que concluyan en el que deseamos.
Una sencilla máquina que hacía esto era la máquina egipcia tragamonedas, de servicio automático.
Alguien dejaba caer una moneda por la ranura. El peso de la moneda hacía presión sobre el extremo de una palanca.
El otro extremo se levantaba haciendo subir una vara y abriendo una canilla.
Por un momento, de la canilla fluía vino. Para entonces la moneda había caído del otro extremo de la palanca, porque ése estaba inclinado hacia abajo.
Así el extremo conectado con la vara era ahora más pesado.
Por lo tanto caía y cerraba la canilla una vez más. La simple operación de dejar caer una moneda había dado lugar a una larga cadena de movimientos, que terminaban en el requerido: la entrega de una cantidad fija de vino.
Las cajitas de música, que se hicieron muy populares en Europa durante el siglo XVIII, ofrecían una serie de movimientos semejantes.
Alguien abría la tapa y ésta soltaba un pestillo, permitiendo así que se desenrollara un resorte.
El resorte, al desenrollarse, hacía girar un cilindro con muchas proyecciones como agujas.
Cada aguja, por turno, tocaba una flexible tira de metal. Las tiras de metal cortas daban notas altas y las largas daban notas bajas.
Así que el simple acto de abrir la tapa producía una melodía, que continuaba sonando hasta que el resorte terminaba de desenrollarse.
Hoy el tocadiscos con tragamonedas, con sólo recibir una moneda, efectúa una cadena complicada de movimientos.
Después de las cajas de música, aparecieron los instrumentos musicales automáticos, que funcionaban al desenrollarse un rollo perforado de papel. Pero este principio tuvo una aplicación más amplia e importante.
A fines del siglo XVIII, un inventor francés, José María Jacquard, usó rollos perforados para dictar el modelo que debía tejer un telar.
La idea de Jacquard se usa hasta la fecha para producir toda clase de tejidos, así como encajes y alfombras.
El mundo automático moderno:
El principio de la automatización siempre ha sido el mismo: poner en marcha, a través de una acción determinada, un a serie definida de pasos o movimientos conducentes a lograr un fin determinado.
En una caja de música -por citar un ejemplo de antigua data- el paso inicial es "dar cuerda" al instrumento. Luego, funciona un rodillo de bronce provisto de cientos de agudos rebordes o púas.
Cada uno de ellos acciona -simultáneamente o en sucesivos tiempos- distintas varillas de un peine metálico, cada una de las cuales tiene un sonido diferente. Así se origina una melodía que parece tañida por el mejor guitarrista.
El objetivo ha sido alcanzado.
Otras cajitas tienen aún diferentes agregados: una bailarina de porcelana que danza sobre un espejo, un dispositivo que permite que el.sonido comience cuando se abre la caja, etc..
En el mundo moderno, la electrificación ha sido el elemento principal que permitió el auge de los aparatos automáticos.
Cuando apretamos la botonera de un ascensor, nuestro breve acto pone en movimiento un complejo sistema electromagnético que deja cerrado un circuito.
Gracias a este proceso el ascensor "nos obsdece" y acude al piso en que estamos nosotros para "brindarnos" su servicio.,
En las unidades más modernas," la selección supone una pequeña memoria. Si apretamos el botón mientras el ascensor está en marcha, no importa; en su "cerebro" ha quedado grabado nuestro pedido, al que se accederá por riguroso turno. Pero, si hay una llamada que le quede "en camino", la atenderá primero. También la puerta se abrirá y cerrará automáticamente y, para evitar que algún desprevenido sea apretado por ella, existe una barra en su borde de contacto que, al ser oprimida, reabre inmediatamente la cabina evitando así al distraído un momento desagradable.
Existen motores o sistemas que no están en condiciones de ser puestos en marcha o detenidos por el hombre, ya sea por cuestiones de ubicación o de momento.
Para resolver este problema también hubo una respuesta en el mundo automático.
El termostato, por ejemplo, es un interruptor integrado por dos chapas de metal fuertemente unidas, cada una de las cuales tiene una densidad distinta.
Esto hace que, cuando el calor aumenta, una se dilate más que la otra, haciendo arquear al conjunto.
Cuando esto ocurre, el circuito eléctrico se desconecta y se detiene la máquina.
Este sistema es muy común en planchas, cocinas, estufas y múltiples arteiactos industriales.
La célula fotoeléctrica es másavanzada aún. Consiste en una placa sensible a la luz que a su vez acciona un electroimán. Si la luz incidente desaparece, el estímulo se retira y se interrumpe (o acciona) el circuito.
Algunas puertas de grandes comercios parecen abrirse solas cuando nos disponemos a entrar, porque al trasponer el umbral interrumpimos con nuestro cuerpo un rayo de luz que incide sobre una célula fotoeléctrica.
También se aplica este método a los garajes, y en los semáforos que se detienen por la noche.
En estos casos, la desaparición de la luz diurna determina la interrupción del sistema.
Fuente Consultada:
Sitio Web Wikipedia
El Triunfo de la Ciencia Tomo III Globerama Edit. CODEX
Enciclopedia Ciencia Joven Fasc. N°9 Edit. Cuántica
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