El Periodismo en la Carceles: Primeros Periodicos

El Periodismo en la Carceles: Primeros Periodicos

Los Periódicos en la Cárcel

Pero no todos los aspectos de aquel período del régimen carcelario fueron negativos.

Ya hemos visto que a Penitenciaría Nacional, por su tratamiento científico, comenzaba a llamar la atención a los estudiosos de la ciencia penitenciaria de todo el mundo.

Fue justamente en 1906 —año prolífico como vemos para la ciencia penitenciaria argentina—, cuando inspirado en los consejos de la penitenciarista española Concepción Arenal, José Luis Duffy, director de la Cárcel de Encausados, tras preparar un staff de presidiarios y montar una minerva, creó otra nueva actividad rara solaz y esparcimiento de sus reclusos: el periodismo.

El 14 de enero de 1906, Buenos Aires asistía al lanzamiento de un nuevo órgano de opinión, reservado a un nivel  de la opinión pública muy particular: el que conformaban los presidiarios.

Un equipo de redacción perfectamente adiestrado, compuso aquel primer número de Vida Nueva centro de la cárcel; logrando que al año siguiente un decreto del Poder Ejecutivo Nacional dispusiera el envío del periódico a todas las cárceles de la República.

Lamentablemente, por razones de fuerza mayor Vida Nueva dejó de aparecer en 1928, cuando la rotativa estaba acostumbrada a tirar 7.500 ejemplares que se repartían en 47 establecimientos del país.

Fue precisamente Eusebio Gómez quien hizo una reseña del material de lectura inserto en aquella publicación.

Dice así: "Vida nueva contiene máximas y escritos de moral, noticias de los últimos descubrimientos e invenciones, extractos o reproducción de artículos tomados de otras publicaciones, curiosidades instructivas o sugerentes para los detenidos, trabajos realizados en las clases y en los talleres, recompensas recibidas, resultados de los exámenes trimestrales, peculio devengado, etcétera"

De cualquier forma, antes de desaparecer, Vida Nueva generó imitadores que siguieron su ejemplo.

Entre los años 1921 y 1922, en el presidio de Ushuaia se publicó Nuevos Rumbos, y en la Penitenciaría Nacional, en 1930 se comenzó a vocear La Verdad, una hoja que desapareció de circulación después de contabilizar diez números, logrados contra viento y marea y pagados con el peculio de un esforzado y tozudo equipo de redacción.

Existencia efímera acompañó también a El Eco, un periódico con el que la Escuela de la Cárcel de Ushuaia llegó al insólito mercado en 1931.

Y no faltaron revistas en aquella escalada periodística: la Colonia Hogar Ricardo Gutiérrez, en 1925, se apuntó el honor de ser la primera en salir a la palestra con una publicación de este tipo; Nuevos Rumbos, primer magazine editado en la Argentina en estas condiciones, bajo el título traía un sugestivo slogan, "de los muchachos para los muchachos".

La actividad de la Colonia pronto fue copiada por el Patronato Nacional de Menores, que a partir de 1936 se lanzó a su público con la revista Infancia y Juventud.

Si bien sería largo enumerar la nómina entera de publicaciones nacidas en las cárceles argentinas, a modo de cierre digamos que en 1941 la Dirección de Institutos Penales, a cargo entonces del doctor Paz Anchorena, resolvió editar el periódico Domingo, una hoja que se distribuía en los institutos nacionales y alcanzó vasta difusión como el singular Vida Nueva.

Pero baste mencionar que todas ellas, sin distinción, intentaron conectar al recluso con un mundo exterior que palpitaba más allá de los muros y las rejas.

Todos ellos significaron —por esa mágica conjunción del papel con las letras—, algo así como "un amigo que nos habla periódicamente, asegurándonos que la libertad no es una utopía", según definió C. R., un detenido de la Cárcel de Encausados allá por 1933.

Fuente Consultada: Cáceles  Historia Popular  Tomo 19  Vidas y Milagros de Nuestro Pueblo


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