Historia de la Maquina de Escribir:Inventor,Tipos y Evolucion
Historia de la Máquina de Escribir: Primera Máquina y Evolucion
EL INVENTOR: Aunque la imprenta se venía usando desde hacía cuatro siglos, las cartas o los originales aún tenían que escribirse a mano.
Ya se habían hecho intentos de crear máquinas capaces de imprimir letras accionando determinadas palancas, pero por lo general resultaban en extremo incómodas, y escribían mucho más despacio que a mano.
La primera máquina de escribir de venta comercial, de un tamaño razonable y que, con práctica, podía escribir al menos con tanta rapidez como a mano, la construyó en 1867 el inventor norteamericano Christopher Latham Sholes (1819-1890).
Un año después la patentó.
Cuando se construyó la primera máquina de escribir, nadie pudo imaginarse cómo habría de revolucionar tan completamente el mundo de los negocios.
El hombre de negocios no está ya obligado a fijar sus ideas a mano o a descifrar los rasgos ilegibles que, invariablemente, resultan de los que tienen que trabajar con prisa en la actividad de los negocios, ni pierde ideas excelentes, que pasan por su pensamiento antes de que tenga tiempo de escribirlas.
La mecanografía moderna ha suministrado el medio de llevar la correspondencia fácil, legible y rápidamente.
El dato más antiguo relativo a un ensayo para construir máquinas de escribir se encuentra en la oficina de patentes de Inglaterra, habiéndose concedido una de éstas en el año 1714, a favor de Enrique Mill, un conocido ingeniero inglés.
HISTORIA DE LA MAQUINA DE ESCRIBIR:
MODELO GIGANTE DE LA MAQUINA DE ESCRIBIR UNDERWOOD, DISPUESTO PARA TRABAJAR
El hombre situado a la derecha y la máquina corriente a la izquierda, dan idea de su tamaño. Escribe solamente con mayúsculas, y para bajar cada tecla se precisa el peso de un hombre. Se emplea para imprimir anuncios, pero no tiene, realmente, otro objeto que la propaganda.
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La primera máquina de escribir americana:
La primera máquina de escribir americana de que tenemos datos fue inventada por Guillermo Austin Burt, de Detroit, que en 1829 pidió la primera patente de esta clase en los Estados Unidos.
Se la llamó «tipógrafo», estando las letras del alfabeto colocadas en un segmento circular y, correspondientes con las mismas, había unas muescas indicadoras de la situación de las letras.
Una palanca que podía subir y bajar, o moverse lateralmente, llevaba una serie de tipos montados en otro segmento curvo, de suerte que cualquiera de ellos pudiera situarse en el lugar correspondiente del papel moviendo la palanca y comprimiéndola en la muesca índice.
Aunque esta máquina escribía realmente, su construcción era tosca y primitiva en extremo.
Los datos de la patente, así como el modelo original de la máquina, fueron destruidos por un fuego en 1826; pero una copia de ella y de la Memoria se conservan en la oficina de patentes.
Primera máquina con teclas de palanca independientes:
A Javier Progin, de Marsella, se debe la invención de la primera maquina de escribir en la cual aparecen teclas de palanca.
Se la llamó máquina tipográfica y fue objeto de una patente en Francia en el año 1833.
Esta máquina era muy primitiva y antiestética.
Las palancas de las teclas se colocaban alrededor de una placa circular y con ellas se hacían girar los brazos de los martillos donde iban colocados los tipos, haciéndolos bajar o subir.
Estos tomaban la tinta de una almohadilla o tampón dejando la impresión sobre el papel, fijo en la máquina.
El conjunto de todas las palancas se movía sobre el papel al imprimirse cada letra.
Además de imprimir letras, esta máquina se dice fue empleada para escribir signos musicales y hacer matrices tipográficas.
Datos de la oficina británica de patentes demuestran que en 1840 Alexander Bain y Thomas Wright utilizaron una máquina para imprimir los telegramas, y estos mismos son reconocidos como los inventores del sistema de imprimir empleado con este objeto.
El aparato de Bain no dio resultado como máquina de escribir.
Entre 1840 y 1850 se inventaron muchas máquinas de escribir en Inglaterra pero como muchos de los primeros intentos, se idearon para producir letras grabadas de la escritura de los ciegos o, más especialmente, con objeto de escribir los telegramas, y como tales métodos de transmisión telegráfica se abandonaron, estos inventos dejaron de interesar.
Estas máquinas se fundaban en algunos de los principios de las modernas de escribir, pero ninguna pasó del período de experimentación.
En Estados Unidos de América, sin embargo, Charles E . Thurber, de Worcester, en Massachusetts, inventó y patentó en 1843 - 1845 una máquina que ejecutaba el trabajo como las actuales.
Consistía en una rueda de tipos, operada por una serie de palancas con tipos, montadas alrededor de un gran círculo.
Era grande y pesada, pero fue la primera en que se dispuso el carro móvil que lleva toda máquina moderna.
También era lenta, aunque con ella se podía escribir bastante bien, y su modelo original está expuesto en el Museo de la Sociedad de Anticuarios de Worceseter .
HISTORIA DE LA MAQUINA DE ESCRIBIR: Modelo que fue premiado con medalla de oro por ios Institutos Americanos en 1856.
Quizás el inventor que interesó mas hacia esta época fue Alfred E. Beach , editor del Scientific American, pues desde 1847 a 1856 hizo considerables esfuerzos y ensayos para producir una máquina práctica de escribir.
Su primitiva máquina no tenía importancia, pero los artículos que aparecieron en la revista Scientific American incitaron y auxiliaron considerablemente a los que posteriormente se ocuparon del asunto.
La principal novedad de la máquina de Beach era que las barras portatipos convergían en un centro común, y esta disposición se ha adoptado en muchas de las máquinas inventadas desde aquella época.
Tenía otras características excelentes, tales como los espacios marginales y entre líneas, dispositivo para el avance del papel y el timbre de aviso al terminarse la línea, todo lo cual representaba una marcada mejora sobre las máquinas anteriores.
Siguió a Beach S. W. Francis, un rico médico de Nueva York, que obtuvo patente por una máquina de escribir en la que se aplicaba un movimiento semejante al de las teclas de un piano para mover las barras de tipos colocadas en círculo, alrededor de un centro común.
Así, al principio de Beach, de emplear una caja circular, alojamiento de las barras de tipos, Francis añadió el mecanismo del piano.
La máquina era complicada y ocupaba bastante espacio y, aunque capaz de escribir bien, era demasiado costosa para aventurarse en su construcción comercial.
Por tanto, nunca se puso en el mercado y de ella se construyó un solo modelo.
En 1843, Peter Foucault , un joven ciego, del Instituto de Ciegos de París, ideó una máquina que tuvo gran éxito para imprimir letras en relieve.
Esta máquina de escribir atrajo extraordinariamente la atención y fue premiada con medalla de oro en la Exposición Internacional de Londres de 1851 .
Se construyeron y utilizaron por largo tiempo estas máquinas en varias instituciones de ciegos en diferentes partes de Europa. Pero, sin embargo, no llegaron a ser de uso general.
HISTORIA DE LA MAQUINA DE ESCRIBIR:El crecimiento de los negocios en el siglo XIX demandó con urgencia una máquina eficaz:
De tiempo en tiempo, fueron concediéndose numerosas patentes, representando otras tantas tentativas para producir una máquina que fuese aceptable; pero ninguna de éstas ofreció notable progreso antes de 1867.
Además, una máquina de escribir no se hubiera considerado de verdadero valor en el mundo de los negocios en aquella época en que la importancia de los mismos no requería tal auxilio.
Pero cuando el brusco avance del progreso se inició a fines del siglo XIX , fue preciso cambiar radicalmente los métodos financieros; todos los hombres
La primera máquina de escribir con "escritura visible"
de talento trabajaron hacia el mismo fin, y la máquina de escribir, práctica y apta para cumplir los fines a que estaba llamada, no tardó en aparecer.
El primero que consiguió este resultado, haciendo la máquina de escribir indispensable en las casas de comercio, fue Charles Latham Sholes, de Milwaukee, quien, en 1868, sacó patentes sobre modelos que sirvieron para construir las primeras máquinas de escribir que se utilizaron en las oficinas.
Asociado con Sholes, que era un impresor y editor, trabajaba Samuel W. Soule, que, de la misma profesión que el primero e inventor, se dedicaba además a la agricultura; a éstos se asoció también Charles Glidden, que por aquel tiempo se ocupaba en otra clase de invenciones.
Sholes y Soule trataban de construir juntos una máquina numeradora para marcar hojas de libros en blanco, etc. Los tres se reunían diariamente en el mismo taller mecánico de Milwaukee , donde efectuaban sus ensayos y cada uno se interesaba por las invenciones de sus compañeros.
Se dice que Glidden hizo la siguiente observación: ¿Por qué no hacer una máquina que escriba letras y palabras, en lugar de números solamente ?.
Esta fue la iniciativa lanzada sin saber, por aquel tiempo, que ya se había estudiado la cuestión anteriormente.
La idea no produjo sus frutos inmediatamente; pero teniendo en cuenta los sucesivos incidentes , esta casual observación fue el origen de la máquina de escribir Remington.
No mucho después de esto, Glidden descubrió, casi por casualidad, que había sido inventada una máquina por John Pratt, de Centre, Alabama, ideada para hacer precisamente lo que él había sugerido.
Estaba sugestionado por el beneficio que la máquina de escribir podía reportar a la Humanidad, así como la fortuna que habría de proporcionar al inventor.
HISTORIA DE LA MAQUINA DE ESCRIBIR: EVOLUCIÓN DE LA REMINGTON
a) Modelo original Remington núm. 1, presentado en la Exposición del Centenario en 1876; atrajo mucho la atención, pero no alcanzó el favor del público. Escribía en mayúsculas solamente.b) Reminglon, Modelo núm. 2, premiado con medalla de oro en la Exposición de París de 1878. Esta máquina escribía con minúsculas y mayúsculas, súi aumentar el número de teclas ni palancas. c)Remington, Modelo núm. 10, con todos los últimos refinamientos, incluso la escritura visible. Esta máquina se construye con 1.700 letras diferentes y escribe en 184 idiomas diferentes.
Llamó la atención de Sholes sobre la cuestión, rogándole que pensase en ella.
Sholes prometió cooperar en el proyecto, y como Glidden fue el primero que sugirió la idea, le invitaron a tomar parte en la empresa y, finalmente, Soule se unió a ellos.
Se estudiaron muchos dispositivos y se hicieron numerosas experiencias, dando por resultado la construcción de un tosco modelo, complemento de los trabajos de Soule, que ideó los tipos movibles dispuestos en círculo y otros detalles de menor importancia.
Sholes contribuyó con el sistema de espaciar de modo conveniente letras y palabras.
Estas máquinas se presentaron al mercado bajo la dirección de sus inventores, pero Soule y Glidden se separaron de la empresa.
Al principio, la máquina sólo escribía en mayúsculas y, aunque trabajaba rápidamente y con exactitud, pronto se vio que estaba lejos de ser perfecta.
Se escribieron muchas cartas con ella, y una de éstas llegó a manos de James Densmore, un rico propietario de petróleos y hierros en Meadville, Pennsylvania.
Reconociendo el gran valor de esta máquina, adquirió la cuarta parte de participación en el invento, pagando todos los gastos hechos, incluso los que se hicieron en ensayos hasta aquella fecha.
Hizo este negocio sin haber visto la máquina, basándose sólo en el hecho de que escribía legiblemente y más rápida que la pluma.
Después de verla, meses más tarde, consideró como muy desacertada la manera de construirla, pero buenos los principios en que se fundaba e inmediatamente se propuso perfeccionarla.
Se hicieron numerosos modelos, que se abandonaron después y, desanimados Soule y Glidden, abandonaron definitivamente la empresa, y si no hubiera sido por el constante estímulo de Mr. Densmore, Shole hubiera hecho lo mismo.
Después que la máquina hubo sido perfeccionada a tal punto que los propietarios creyeron llegado el momento de someter sus méritos al público, decidieron asegurarse antes con la opinión de reconocidos y expertos mecánicos, para que pudieran informar respecto a posibles perfeccionamientos y detalles de fabricación.
Con este objeto se eligió a George W. N. Yost, y después de aconsejar pequeños cambios, que fueron realizados, les recomendó a F. Remington e Hijo, de Ilion, Nueva York, como indudablemente la mejor preparada de las fábricas para hacer tan delicado y exacto trabajo como era preciso, debiendo ser las piezas intercambiables.
Esta firma había sido encargada de la fabricación de municiones durante la guerra civil y estaba bien equipada con maquinaria y personal práctico; y después de hacer varios cambios y mejoras, construyó un millar de máquinas de escribir.
Asimismo, compró los derechos de patente de dicha máquina, que se tituló “Remington”.
Todos estos trabajos preliminares se llevaron a efecto en el año 1873, y el primer modelo de máquina «Remington» apareció al año siguiente.
Resuelta la cuestión de la fabricación, era necesario pensar cómo había de organizarse la distribución comercial.
El público, que no estaba familiarizado con la máquina de escribir, no podía apreciar su valor y pasaron más de diez años para que, realmente, se conociesen sus ventajas.
La primera «Remington» atrajo poderosamente la atención en la Exposición del Centenario de Filadelfia, en 1876; pero una de las objeciones que se hacían era la de escribir siempre con mayúsculas.
Sin embargo, esta dificultad se salvó pronto.
Luciano S. Crandall concibió la idea de introducir un sistema de tecla especial y Byron A. Brooks la de fijar dos tipos, mayúscula y minúscula, en una sola tecla.
Las ideas combinadas de estos dos inventores hicieron posible no sólo escribir con mayúsculas y minúsculas, sino también números, signos y otros caracteres. Esto tuvo lugar el año 1877.
La máquina construida al mismo tiempo por míster Yost, conocida con el nombre de «Caligraph», era de doble caja, es decir, tenía un teclado completo, con todas las mayúsculas y minúsculas, con una tecla para cada tipo, estando las mayúsculas separadas y colocadas, sin regularidad, a cada lado del teclado.
Esta máquina fue menos popular, pero contribuyó extraordinariamente al desarrollo y empleo de la máquina de escribir, creando la competencia necesaria para atraer al público.
La «Remington» núm. 2, que ganó una medalla de oro en la Exposición de París de 1878, fue la primera máquina con caja superior e inferior de caracteres, siendo modificada en otros modelos, cada uno muy semejante al anterior, pero presentando siempre algún perfeccionamiento.
La núm. 2 tenía 38 caracteres, la núm. 6, 76 caracteres y las números 5 y 7 y las de carro ancho todas tienen ya 84 caracteres.
La disposición de las letras en el teclado original fue debida al hecho de que Sholes era un impresor, y la ideó basándose en su oficio; pero se encontró que no era práctica, pues en muchos casos la inadecuada colocación de las letras puede ser un obstáculo para la rápida acción sobre ellas.
Se hicieron los cambios oportunos y se reconoció que podía escribirse tan aprisa como permitía la habilidad del operador en mover con rapidez los dedos, introduciéndose también la tecla de cambio (minúsculas a mayúsculas).
Cuando se concibió la idea de escritura por tacto, numerosos autores introdujeron diferentes sistemas, pero todos basados en la misma manera de disponer las letras, y una vez demostrada la utilidad de la máquina de escribir, se trató de buscar una disposición universal para las teclas, para que el mecanógrafo pudiera cambiar de máquina sin cambiar de sistema.
Radicalmente distinta de otras máquinas anteriores, tanto en teoría como en construcción, fue la «Hammond», in ventada por Jaime B. Hammond en 1880-1883.
Su principio esencial fue la rueda de tipos, consistiendo la mayor dificultad de su construcción en la gran exactitud mecánica que se requería para que el golpe de impresión se efectuase en el preciso momento en que el tipo llegase al punto deseado.
HISTORIA DE LA MAQUINA DE ESCRIBIR:
La ventaja de esta máquina está en que cada cilindro de tipos contiene un juego completo de éstos, que puede cambiarse rápidamente, permitiendo emplear diferentes clases de letras y signos de escritura en una misma máquina, lo que facilitaba su introducción en el mundo de los negocios.
La rueda se cambió por un sector oscilante que llevaba dos series de tipos.
La disposición ideal del teclado, en relación con los caracteres colocados en el cilindro, se sometió al público, pero no gustó, adoptándose el teclado universal.
La «Hammond» fue la primera máquina de cilindro con tipos, y su trabajo es uniforme, pero no es posible escribir con gran velocidad.
Una ingeniosa máquina pequeña es la Blickinsderfer, que se cita en este lugar porque está basada en el mismo principio que la «Hammond».
En esta máquina no se usa cinta, pero la rueda, en su movimiento hacia el punto de impresión, pasa por un tampón, del que toma la tinta.
La máquina Blickinsderfer se hizo popular a causa de su bajo precio, facilidad para transportarla y excelente trabajo; además, el cilindro de tipos conteniendo diferentes caracteres para distintos idiomas, podía cambiarse con poca dificultad.
Los fabricantes también trataron de introducir un teclado especial adaptado a los caracteres de la rueda, pero se vieron obligados a adoptar el universal.
La «Bar-Loek» fue la que siguió a la «Caligraph», de Yost, con doble teclado.
Pero, además, era de escritura a la vista, que comenzaba a reclamarse; no obstante, la escritura no era realmente visible, pues el operador se veía obligado a inclinarse a un lado y otro y mirar por encima de las palancas de tipos, lo que era peor que levantar el carro y ver el trabajo, como acontecía en las máquinas de escritura oculta.
La «Smith-Premier», lanzada al mercado hacia el año 1889, fue otra de las máquinas de éxito que probó ser muy eficaz, no sólo por su buen trabajo, sino también por la forma en que se vendía.
Esta máquina era de doble teclado, es decir, una tecla por cada letra, diferenciándose de la «Caligraph» en que las teclas, tanto mayúsculas como minúsculas, se disponían una bajo la otra en la misma relativa posición.
Las articulaciones de las palancas eran robustas, lo que permitía conservar ana alineación perfecta y el cuadro de impresión podía avanzarse cuando se quería ver la escritura, maniobra más fácil que la de levantar el carro.
Esta máquina iba provista de una cinta reversible automáticamente y un dispositivo para escribir en tres colores, que podían variarse por medio de una palanca, estando además dispuesta para hacer fácil la limpieza de las letras.
HISTORIA DE LA MAQUINA DE ESCRIBIR:
Quitando la placa superior, operación fácil, se hacía esta limpieza de todos los tipos a la vez, mediante un cepillo circular accionado por una manivela dispuesta debajo del llamado cestillo de tipos. Esto representaba una gran ventaja, si se comparaba con los antiguos métodos de levantar el carro y subir cada tipo para limpiarlos independientemente.
Por entonces se realizaron numerosas tentativas para hacer visible la escritura, y varios fabricantes trataron de conseguirlo sin resultado; por ejemplo: la "Bar-Lock", a que nos hemos referido, con los movimientos del cuerpo del operador, en lugar de los de la mano para levantar el carro; la «Hammond», que requería bajar la cinta para ver lo que se había escrito; la «Williams», de barras con tipos, que fue conocida como de movimiento de «saltamonte», dando una escritura visible que rápidamente se ocultaba; la «Oliver», inventada hacia 1893, que mostraba los últimos diez caracteres escritos, pero que necesitaba el retroceso del carro para ver la línea completa.
Ninguno de estos sistemas satisfacía Hacia 1894, Franz X Wagner, que había seguido, como inventor, el desarrollo y progreso de la máquina de escribir ideó un mecanismo por el cual las palancas portatipos golpeaban el rodillo, no por la parte inferior, sino por el lado enfrente del operador, evitando así el defecto de las primitivas máquinas, cuya escritura resultaba oculta.
Más tarde, los constructores ocupados en buscar la escritura visible adoptaron palancas que llevaban los tipos a la parte superior del cilindro, pero con ello creaban complicaciones de mecanismo que también ocultaban la escritura al mecanógrafo.
La invención de Wagner no sólo simplificó la construcción de la máquina sino que hizo posible ver todas las letras escritas en una página, permaneciendo todas a la vista. Míster Juan T. Under-wood, cuya máquina llevó esta mejora, compró la patente e inmediatamente la perfeccionó.
HISTORIA DE LA MAQUINA DE ESCRIBIR:
La disposición de Wagner para la impresión lateral cambió los antiguos principios y estableció otros nuevos en la construcción de esta clase de máquinas; pues además de dar la escritura a la vista, los tipos se colocaban en semicírculo frente al teclado, donde todos podían limpiarse fácilmente, con dos o tres pasadas de cepillo.
Las palancas se articulan todas en un semicírculo por medio de cojinetes de acero que se limpian fácilmente; dan el golpe para la impresión, siguiendo una guía ajusta-ble, y retroceden después, rápidamente, a su posición de reposo.
Estas palancas se desmontan de la máquina con la mayor facilidad.
La visibilidad completa de la escritura, así como la importancia de otros detalles, fueron apreciados rápidamente por el público, y la máquina «Under-wood» consiguió su favor, obligando a que fueran modificadas las demás si pretendían alcanzar el mismo resultado.
Para comprender cómo apreció el público esta modificación, baste decir que una de las fábricas de la Compañía Underwood ocupa una superficie de ocho hectáreas.
Cada innovación que se introduce sirve para mejorar el sistema y simplificar la construcción.
Esta, en las mejores fábricas, se divide en secciones, y el trabajo se hace con tal exactitud que si aparece algún defecto, después de varios años de vendida la máquina, puede encontrarse la causa y el individuo responsable de ella.
Una máquina de escribir está compuesta de un número de piezas cuyo promedio es de 3.000, siendo numerosísimas las operaciones mecánicas necesarias para terminarla y poder dalla al público en perfectas condiciones de trabajo.
Primero se funde, en una pieza, el bastidor que soporta el mecanismo, exigiéndose para esta operación obreros de gran práctica en su oficio.
Después de una limpieza completa, en la cual se corrigen todas las imperfecciones y defectos que aparezcan, los bastidores se llevan al taller, donde se terminan y decoran, grabando el nombre y tipo de la máquina, haciendo toda la rotulación con estarcidos especiales.
Se numera cada bastidor, colocándole además una tarjeta en la cual todos los obreros que en él trabajan van firmando, detallando la operación que realizaron.
Terminada la máquina y en disposición de venta, se la graba su número de orden, y un número secreto, o número de fábrica, que servirá para identificarla si fuese borrado el que aparece al exterior.
Mientras el bastidor se prepara, las piezas más pesadas del mecanismo que soporta se van haciendo en diversas máquinas del taller de punzonadoras y prensas, algunas de intrincada forma, produciéndolas en inmensas cantidades, con tal precisión y exactitud que muchas de las piezas se ajustan en la máquina sin más operaciones.
Algunas, tales como las palancas de tipos, necesitan ciertas operaciones complementarias antes de poder colocarlas.
Es digno de observar que muchas de las pequeñas piezas de que se compone la máquina de escribir se producen en máquinas automáticas, que labran las varillas metálicas con la misma exactitud y la aparente habilidad de un ser inteligente.
Entre las más notables de las máquinas que se emplean en una de estas fábricas se encuentran las que graban los caracteres o letras, listos son de gran variedad y para diferentes idiomas; se forman exactamente en grandes cantidades y con tales e ingeniosos movimientos que asombran al observador.
La operación más delicada y que requiere más exactitud es la del montaje de los cojinetes de bolas de articulación de las palancas porta tipos.
Se calcula que el 98 por 100 del tiempo invertido por el mecanógrafo al escribir se distribuye comprimiendo las teclas, haciendo el cambio de minúsculas a mayúsculas y moviendo el carro para empezar una nueva línea.
Estas operaciones se hacen más fáciles empleando cojinetes de bolas.
Las máquinas que hacen las muescas en la pieza donde articulan todas las palancas y las que hacen las pequeñas bolas de acero endurecido, ajusfándolas con un límite de error de 0,00025 de milímetro, son las más maravillosas que pueden encontrarse en la industria.
Se comprenderá que una máquina compuesta de tantas y tan complicadas piezas pequeñas no conviene montarla en un solo taller. A medida que se van terminando los distintos organismos, se llevan al almacén, agrupándolos según un plan ordenado y sistemático, de forma que puedan darse a los talleres de armar conforme se van necesitando.
En este armado o montaje se precisa una gran práctica, pero además se dispone de dispositivos muy ingeniosos.
Después de armadas, deben ensayarse cuidadosamente las máquinas, ajustarse e inspeccionarse antes de ser expedidas.
Quizás la operación más interesante que debe realizarse con las máquinas en este estado es la de suavizar sus movimientos. Para ello se emplea un curioso mecanismo que obliga a cada tecla a moverse cientos de veces antes que opere el mecanógrafo.
HISTORIA DE LA MAQUINA DE ESCRIBIR:
Tales perfeccionamientos se han introducido en esta clase de máquinas, que puede decirse realizan toda clase de trabajo de escritura, habiéndose extendido su utilidad de manera que puede llevarse con ella la contabilidad comercial, existiendo tipos de ellas que escriben perfectamente sobre las páginas de un libro encuadernado.
La primera máquina de esta clase fué la «Elliot y Hatch».
Al escribir, la página del libro se asegura entre la placa soporte y un bastidor abierto que sujeta el papel suavemente, sin que se mueva.
La máquina, propiamente dicha, consiste en un bastidor, palancas de los tipos, etc., formando un conjunto que se mueve de arriba abajo para espaciar los renglones convenienteniente, llevando consigo todo el juego de palancas, cinta, etc., que se mueven lateralmente, escribiendo sobre el libro abierto.
Mucho se ha discurrido para idear dispositivos de esta naturaleza y conseguir los resultados propuestos, así como también se ha logrado dotar a las máquinas corrientes de mecanismos que permitan hacer estados y hasta sumar, facilitando de este modo su aplicación a toda clase de cuentas y operaciones comerciales y utilizando una máquina ordinaria para correspondencia.
La máquina de Elliot y Hatch fue modificada, obteniéndose la máquina «Elliot-Fisher», para contabilidad y suma, patentada en 1906.
En 1907 apareció la primera máquina «Remington» con dispositivo para sumar y restar, seguida después en 1915 por otra más complicada y perfecta.
Otros constructores han presentado también máquinas semejantes, con los mismos dispositivos y con otras ventajas.
El continuo perfeccionamiento de las máquinas de escribir ha revolucionado los sistemas, antes corrientes, en contabilidad, pues estas notables máquinas son capaces, además, de escribir las partidas, sumarlas, restando o descontando de éstas otras partidas.
Puede copiarse la escritura en los libros copiadores y también obtener varias copias sueltas interponiendo papel poligráfico o al carbón, y cuando se quieren obtener numerosas copias de un original, se aplica en la máquina una hoja especial de cera, con la que se obtiene un cliché o matriz, del cual se consiguen numerosas reproducciones en la máquina multicopista.
Esta es una forma indispensable de despachar la numerosa correspondencia necesaria en los negocios modernos.
Entre los aparatos modernos relacionados con la máquina de escribir, y que facilitan el trabajo de correspondencia, están los aparatos fonográficos para dictar, con los cuales cualquier mecanógrafo puede transcribir las cartas o comunicaciones, dictadas al aparato previamente.
HISTORIA DE LA MAQUINA DE ESCRIBIR:UNA DE LAS NOTABLES MAQUINAS QUE TALADRAN AUTOMÁTICAMENTE LOS SEGMENTOS ANTERIOR Y POSTERIOR DEL MECANISMO DE UNA MÁQUINA DE ESCRIBIR
Fuente Consultada:
Colección Moderna de Conocimientos Universales Tomo III - La Industria - Capítulo 29 - La Evolución de la Máquina de Escribir - Editores W.M. Jackson, Inc.
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