El Monetarismo en la Economia Argentina Consecuencias

El Monetarismo en la Economía Argentina

El término monetarista apareció con frecuencia en las discusiones   político-económicas mundiales a fines de 1974. Abarcaba, en líneas generales, a quienes eran partidarios de la deflación para hacer frente a las crisis de aumentos de los precios. Basándose en la reducción del gasto público y en la restricción de la oferta monetaria, esta escuela desarrolló su accionar, más que nada, bajo la influencia decisiva del economista Milton Friedman, profesor estadounidense de la Universidad de Chicago.

Milton Friedman

Milton Friedman (1912- ), economista estadounidense, principal figura de la denominada Escuela de Chicago y del monetarismo que ésta propugnaba. Obtuvo el Premio Nobel de Economía en 1976. Friedman nació en Nueva York y estudió en la Universidad Rutgers y más tarde en la Universidad de Chicago.

Críticos irreconciliables de las políticas estatales de contención de precios como forma de desarticular los procesos inflacionarios —una constante del mundo actual, por otra parte— los monetaristas se pronuncian, al contrario, por una irrestricta libertad de las fuerzas que concurren al mercado.

Vinculados a políticas industriales renuentes a todo tipo de proteccionismo o ayuda selectiva a cualquier empresa, incluso —y más que nada— las estatales, cuya privatización propician, complementan esa postura con la afirmación de que los gobiernos son incapaces de controlar las tasas de desempleo, que dependen exclusivamente —dicen— del mercado de trabajo y de sus fluctuaciones.

De ahí, entre otras cosas, su profunda polémica con los seguidores de la escuela keynesiana (que basa sus postulados en las teorías del economista británico Keyne, autor en 1936 de la fundamental "Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero") quienes hacen hincapié en la absoluta necesidad de garantizar el pleno empleo, aun a costa del desarrollo del sector público, y en la importancia de las inversiones —favorecidas por la rentabilidad y el tipo de interés— como única forma de superar la recesión económica.

Aquellos que tuvieron en sus manos, a partir del mes de marzo de 1976, la conducción de la economía argentina, se apegaron a estas recetas del monetarismo, que en el plano internacioiral son respaldadas por la presencia del Fondo Monetario Internacional (FMI). Juzgando que la inflación, enemiga de todo intento de crecimiento económico, no se origina en una demanda insuficiente, ubicaron las fuentes de la misma en el ámbito financiero.

Las medidas que impulsaron después fueron coherentes con ese análisis: freno del crédito y reducción de la creación de moneda, con el fin de obtener un ritmo igual entre el crecimiento de su masa y la demanda que se derive de ella y del aumento de los bienes y servicios, por la apertura irrestricta de la importación. Todo cuanto estimulase los préstamos bancarios, entonces, así como también la creación monetaria y la demanda, fue severamente controlado. Con ello, se pretendía mantener la estabilidad de los precios, en un mercado absolutamente liberado.

En él competirían los artículos extranjeros y los nacionales, los inmensos complejos transnacionales y las endebles medianas y pequeñas industrias nacionales, privadas de apoyo o alguna suerte de protección oficial.

El resultado no se hizo esperar y las quiebras estuvieron a la orden del día, fomentadas aún más por un restringido sistema crediticio. La recesión económica fue una constante, el crecimiento de los índices de costo de vida alcanzó dimensiones más que alarmantes, los salarios cayeron aceleradamente y el desempleo aumentó considerablemente.

En el campo internacional, el endeudamiento llegó a extremos nunca antes conocidos en la Nación. Sólo parecieron prosperar veloz —y audazmente— los especuladores que alguien ubicó dentro de los límites de una verdadera "patria financiera". Y en los últimos tiempos, hasta los más poderosos sectores industriales y ganaderos que, en el principio del proceso, apoyaban esta política multiplican sus condenas al gobierno: sucede que la recesión es ya tan grande que hasta ellos ha llegado.

Están lejos los tiempos en que, renegando de todas las formas de populismo, escribía Guillermo Alchourón en la Revista "Anales", de la Sociedad Rural Argentina: "...dijimos que no podíamos imaginar una sana transformación nacional si esta no conlleva una sensación generalizada de constricción e incomodidad en la inmensa mayoría de los habitantes de este suelo. Porque no podíamos ignorar que las políticas demagógicas que habían predominado en las tres décadas precedentes habían promovido una inusitada variedad de artificios merced a los cuales importantes mayorías y aun algunas minorías del país se habían sentido particular y aparentemente beneficiadas, aunque, eso sí, a costa de hipotecar por largo tiempo las reservas morales y económicas de nuestra república".

Eso se decía en 1979. En marzo de 1981, las misma Sociedad Rural Argentina enumeraba, en una solicitada, las consecuencias del monetarismo en nuestro país: presión tributaria y financiera del Estado, generadora de costos divorciados de los del mercado internacional; competencia externa que marginó la producción y las industrias nacionales; debilitamiento de la estructura financiera de las empresas argentinas; finalmente, lo que denominaba la aberración de los mercados de cambios y financiero.

Las criticas de los sectores más desposeídos, por ende, serán mucho más graves: de sobra conocidas, no serán repetidas aquí. De todas formas, resulta clarísimo el fracaso de la aplicación de esta política económica, cuyas líneas generales establecía el doctor Juan Alemann el 20 de marzo de 1981: "Nuestro liberalismo económico se define en aspectos muy concretos, a saber:  A) Libertad de precios; B) Libertad cambiaría; C) Libertad de comercio exterior, eliminación de derechos de exportación, de cupos y prohibiciones y reducciones de derechos de importación; D) Libertad de alquileres; E) Libertad de salarios; F) Intereses libres"(2)Como quien dice, la vuelta al "laissez-faire".

Fuente Consultada:
Formación Política Para La Democracia Tomo II - El Monetarismo -  Editorial Redacción


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