Biografia de Estanilao Lopez Brigadier de Santa Fe,Caudillo Federal

Biografía del Brigadier Estanilao López: Caudillo Federal

Brigadier Estanislao López: Morir por la patria

Biografia del Brigadier Estanilao López Caudillo “Jamás negaré mis principios. Seré uno de los primeros que clamaré por la formación de una autoridad nacional.

Quedé al fin al país la organización nacional que tanto reclamen sus verdaderos intereses, y que inequívocamente es el voto de todos los hijos de la tierra”.

Esas fueron precisamente las palabras que Estanislao López utilizó para expresar ante Juan Manuel de Rosas su intención de promover e impulsar la organización constitucional de la Argentina, basada en principios federales.

Aquello ocurría precisamente en 1832, pero lo cierto es que a lo largo de toda su vida, Estanislao López, uno de los más destacados caudillos federalistas, se mantuvo en la lucha constante en pos de perseguir sus principios.

Nacido el 22 de Noviembre de 1786 en la ciudad de Santa Fe, Estanislao López se crió en medio de la necesidad, ya que era hijo de un matrimonio santafesino pobre y humilde.

Desde pequeño se rozó de cerca con todo lo concerniente a la vida militar, ya que su padre, Juan Manuel Roldán, se desenvolvía como Capitán de milicias provinciales.

Durante su niñez y parte de su adolescencia, Estanislao fue educado bajo los principios religiosos, a cargo de los padres del convento de San Francisco.

No obstante su gran pasión se encontraba en las armas, por lo que con tan sólo 17 años se incorporó al ejército que acompañó a Manuel Belgrano en su expedición al Paraguay.

Fue durante ese período que López comenzó a demostrar su gran valor en el campo de batalla, que con el correr de los años lo convertiría en uno de los caudillos más importantes de la historia argentina.

Cabe destacar que durante la expedición al Paraguay, López fue tomado prisionero por los realistas en Tacuarí, y desde allí fue derivado en cautiverio a manos de los españoles, a la ciudad de Montevideo.

Poco después logró fugarse, gracias a un acto realmente heroico, arrojándose al agua y nadando hasta la costa oriental.

Inmediatamente se alistó en las filas del ejército sitiador, que era comandado por Rondeau.

Cuando en 1811 fue levantado el estado de sitio, Estanislao López regresó a su provincia natal sin abandonar sus ideales y su lucha, continuando su actuación en Santa Fe, donde combatió contra las tribus salvajes del Chaco.

Fue en 1816, que ya convertido en Teniente de Blandengues en el Chaco, empujó a su guarnición a la sublevación con el fin de apoyar a Mariano Vera, teniendo como objetivo principal convertir a Vera en Gobernador de Santa Fe, quien se encontraba en una línea política acorde a la ideología de Artigas, en pos de los pueblos libres.

Cabe destacar que Vera encabezó la resistencia santafecina contra el ejército invasor porteño del General Viamonte.

Desde aquel momento, López y Vera se convirtieron en dos destacados caudillos que se distinguieron en diversas luchas contra las fuerzas unitarias, y entre otras hazañas, López intervino en la lucha contra las tropas porteñas de Díaz Vélez.

Su brillante y valerosa actuación le valió el honor de ser asignado como Comandante de Armas de la provincia, recibiendo al mismo tiempo el grado de Teniente Coronel.

Al llegar el año 1818, aquella amistad basada en el federalismo que había unido a López y Vera se vio inesperadamente interrumpida, cuando Mariano Vera, en un acto considerado por muchos como una traición, se volvió contra Artigas y encabezó una revolución que lo obligó a dejar el cargo de Gobernador de Santa Fe.

Inmediatamente, Vera fue remplazado por Estanislao López, que se convirtió en Gobernador de su provincia natal.

Es importante mencionar que su autoridad como Gobernador fue legitimada en el mes de julio de 1819, a través de la designación efectuada por una asamblea provincial.

A partir de ese momento, López se mantuvo en el cargo por un período de veinte años.

Paralelamente a dicho cargo, López también se convirtió en uno de los principales líderes de la causa federal.

En este sentido, en el año 1820, por orden de Artigas, marchó hacia Buenos Aires con la firme intención de derrocar al gobierno dictatorial, que por aquel entonces se encontraba llevando adelante sus estrategias para establecer un gobierno monárquico en Argentina.

Para ello, López fue acompañado por el caudillo entrerriano Francisco Ramírez, el ex gobernante unitario Carlos María de Alvear, que se unió eventualmente a los federales con el fin de recuperar Buenos Aires, el marino irlandés que comandaba las fuerzas correntinas, Pedro Campbell, y José Miguel Carrera, que luego de esta campaña regresaría a Chile para recuperar el gobierno de dicho país.

Ante el inminente ataque, José Rondeau solicitó la ayuda del Ejército del Norte, que le negó su colaboración debido a que no quería continuar con la guerra civil.

Así fue que Rondeau se vio derrotado por los federales durante la batalla de Cepeda, ocurrida el 1° de febrero de 1820.

Luego de obtener dicha victoria triunfal, y con la posterior desaparición del Directorio y el Congreso, la provincia de Buenos Aires debió reconocer su igualdad con el resto de las provincias de Argentina.

Días más tarde, fue firmado el denominado Tratado del Pilar entre Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos, tratado que regresó momentáneamente la paz a nuestro país, y que fue considerado el punto de partida para lograr la organización republicana y federal en la Argentina.

En medio de dicha paz, Estanislao López regresó a su provincia natal.

Sin embargo, el tratado no fue acatado por Buenos Aires, por lo que el caudillo marchó nuevamente sobre la capital para derrocar al entonces gobernador Miguel Estanislao Soler, a quien logró vencer en la batalla de Cañada de la Cruz.

Sin embargo, poco después López fue momentáneamente vencido en Pavón por el ejército encabezado por Manuel Borrego, aunque poco después el caudillo santafesino derrotó a Dorrego en la Batalla de Gamonal.

El 24 de noviembre de 1820 se firmó un nuevo pacto con Buenos Aires, esta vez denominado Tratado de Benegas, a través del cual se intentó instaurar la paz.

Pero debido a que este nuevo tratado dejaba de lado al entrerriano Ramírez, Estanislao López se vio en la necesidad de combatir contra él, lo que le costó la vida al caudillo de Entre Ríos.

Fue en ese momento que se puso punto final a la llamada Guerra de los Siete Años.

Luego de la muerte de Ramírez, y una vez alejado definitivamente de la corriente artiguista, López se convirtió en el mediador de todo el litoral, lugar que conservó hasta el día de su muerte.

Llegaron algunos años de paz, hasta que en 1828 López se sumó al levantamiento general que llevaron adelante las provincias contra la autoridad del presidente unitario, encarnado en la figura de Juan Lavalle, quien derrocó y mandó a fusilar a Dorrego.

Fue entonces que López y Rosas se aliaron para llevar a delante su ofensiva contra Lavalle, quien fuera derrotado durante la batalla de Puente de Márquez.

Poco después Rosas asumía como gobernador y representante nacional, dando lugar al Pacto Federal en 1831, con el objetivo de derribar las amenazas provenientes del líder de la Liga Unitaria, José María Paz.

Finalmente los unitarios porteños eran derrotados por los federales.

Una vez concluida la lucha contra los unitarios, López intentó convencer sin éxito a Rosas de la imperiosa necesidad de llevar a cabo la organización constitucional del país.

Sin embargo, su salud se deterioró profundamente, y murió de tuberculosis el 15 de junio de 1838.

Mientras tanto, comenzaba a formarse otra lucha entre federales y unitarios.

López visto por un historiador

Julio Irazusta nos describe así  al gobernador santafesino Estanislao López:

"Estanislao López es alto, de buena presencia.

Su color moreno puede revelar su origen de criollo viejo con algunas gotas de sangre autóctona, o alguna rama mora en el árbol genealógico de su ascendencia española.

Su cabeza es regular, enmarcada por abundante cabellera ondulada, que cae en rulos sobre una frente de amplia y generosa curva.

Sus ojos de mirada dulce, su nariz recta, sus labios carnosos y su mentón ancho y fuerte, que parece acentuar en doble arruga el pliegue lateral de la comisura de los labios, componen una fisonomía rara, mezcla de bonhomía, firmeza y causticidad.

Viste chaqueta grana con cordonadura de oro, cuello y manga bordados; faja carmesí o con los cuatro colores de la bandera santafesina, orla de oro fino; y se toca con un sombrero elástico de galón y cabos de oro.

En suma, todo lo contrarío del capitán de bandoleros que le han pintado al pueblo de Buenos Aires".

Este hombre, brillante defensor de los intereses federales de la nación, falleció en su ciudad el 16 de junio de 1838, cuando aún no había cumplido cincuenta y dos años de edad.

PARA SABER MAS...

• ►LÓPEZ Y RAMÍREZ

Vencedores en Cepeda y convertidos por la fuerza de las circunstancias en los líderes locales de las provincias de Santa Fe y de Entre Ríos ganadas a la causa artiguista, habían nacido el mismo año: 1786.

Estanislao López en la ciudad de Santa Fe, como hijo natural, luego reconocido, de un capitan de Blandengues con quien hizo sus primeras armas al servicio del rey.

Francisco Ramírez, por el contrario, debió haber tenido, seguramente, un mejor reconocimiento social, como vástago de un comerciante paraguayo, don Juan Gregorio Ramírez, y una dama entrerriana, Teresa Florentina Jordán.

Algunos aspectos de su infancia confirman la holgura económica en que se crió, al lado de su madre, quien -luego de enviudar- le daría en un segundo matrimonio un hermanastro: José Ricardo López Jordán, lugarteniente y heredero político del protagonista de Cepeda.

Mientras Estanislao López abandonaba sus primeros estudios a la temprana edad de quince años para alistarse junto a su padre en el cuerpo de Blandengues que operaba en la frontera norte de Santa Fe; el entrerriano, a cargo de las haciendas de la familia, ya contaba con merecido prestigio y según parece habría sido alcalde de Arroyo Grande.

Estanislao López se sumó a la Revolución desde los primeros momentos, alistándose en el ejército al mando de Belgrano, con quien tuvo su bautismo de fuego en Campichuelo.

La actitud de Francisco Ramírez es aún hoy objeto de versiones contradictorias y poco claras para los historiadores.

Algunos estudiosos lo vinculan a las milicias entrerrianas encargadas de combatir a Artigas, mientras otros lo identifican como participante de la insurrección entrerriana de Arroyo de la China en 1811.

Lo que no se discute es la presencia de ambos en el combate de El Espinillo, en febrero de 1814.

El santafesino formaba en las vencidas tropas directoriales; Ramírez en las milicias artiguistas de Eusebio Hereñú.

A partir de entonces ambos caerían presos de las inestables lealtades causadas por el enfrentamiento entre el Directorio y Artigas.

Las presiones y excesos del primero convencieron a López de la necesidad de buscar la protección de Artigas y unir voluntades con Ramírez, comprometido desde mucho antes con la expansión de la causa artiguista en el litoral.

Así las cosas, tomaron juntos la ofensiva contra el Directorio en los campos de Cepeda y juntos ataron sus fletes en las rejas de la Pirámide de Mayo en la Plaza de la Victoria.

Los hechos posteriores los enfrentarían definitivamente.

Traiciones y traidores que Ramírez no pudo evitar; desconfianzas y recelos que el santafesino no pudo ignorar.

La vida de Ramírez se apagó en lo que sus comprovincianos interpretaron como la causa por la integración del litoral.

La de López perduraría en una suerte de federalismo más acorde con los nuevos tiempos que se acercaban.

LÓPEZ TOMA PRISIONERO AL GENERAL PAZ:

El Trato Recibido: Ante la solicitud del prisionero [Paz] , de que "cualquiera que fuese la suerte que me deparara, no se me insultase en lo sucesivo", la respuesta de López fue tranquilizadora: nada tenía que temer.

Más tarde, cuando la conversación pasó a desarrollarse a solas, Paz trató de hacer notar al santafesino que "no podía sacar otra ventaja de mi prisión que el vacío que podía dejar mi ausencia del ejército".

En realidad, no era poco el beneficio que esto implicaba, ya que la ausencia del Manco resultaría decisiva para el curso futuro de la lucha entre federales y unitarios.

Acaso por delicadeza, López se abstuvo de comentárselo al prisionero, pero le ofreció escribir algunas cartas a los jefes que debían reemplazarlo.

Luego se le dieron alimentos y ropa, "y al anochecer me indicaron que podía retirarme a descansar al mismo birlocho en que había estado antes".

El '"birlocho" (un tipo de carruaje) era nada menos que el alojamiento de López, que eligió dormir en el suelo, como lo hacía el gauchaje, para darle comodidad al prisionero.

Tal amabilidad, claro está, no implicaba cambios en la condición de prisionero.

Esa misma noche fue rodeado por una guardia numerosa, entre la que no faltaron dos oficiales que lo consolaron de la mala pasada que le había jugado el azar.

A la mañana siguiente el secretario Benítez le informó a Paz que sería conducido a Santa Fe;

"... le representé que necesitaba un lomillo, y me contestó que se me había preparado ya uno; le insinué lo mismo sobre gorra o sombrero, y él, tomando el suyo de paja, aunque viejo, me lo presentó".

Como el sombrero tenía una cinta con la leyenda "Federación", el prisionero se negó a ponérselo, "lo que visto por él, tuvo a bien sacar un cortaplumas y despegar la cinta que estaba cosida, después de lo cual lo recibí".

El prisionero ya no volvió a ver a López, y a las cuatro de la tarde el 13 de mayo comenzó la marcha hacia la capital santafesina.

Veinticinco hombres comandados por el capitán Pedro Rodríguez lo escoltaban, más para protegerlo del furor de algún federal enardecido que para desbaratar hipotéticos intentos de liberarlo.

Entre ellos iba Manuel Arredondo, un cordobés en cuyos gestos creyó ver Paz dudas sobre el grado de odio que le profesaba: "me fue acompañando alguna distancia, y dándome excusas de no haberme podido servir con cosa alguna, porque días antes había perdido su valija".

Y agregó después el prisionero: "conservo también los más gratos recuerdos de don Pedro Rodríguez (hermano político del señor López) y de Cazales", su alférez subalterno.

Estaba finalizando el primer episodio de un largo cautiverio determinado curiosamente por el azar.

Fuente Consultada:
Historia Argentina Tomo I Desde La Prehistoria Hasta 1829  Nota de María Cristina San Román
Hombres y Hechos de la Historia Argentina - Editorial Abril -

Enlace Externo: El Patriarca de la Federación


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