La Division del Trabajo en America Latina-Historia Paises Perfericos
La División del Trabajo en América Latina
El ordenamiento económico de América Latina
Las inversiones extranjeras cristalizan en las últimas décadas del siglo XIX la especialización de los países latinoamericanos en torno de un producto principal de exportación.
En este sentido, Furtado realiza una tipología de los países latinoamericanos según el tipo de inserción en el sistema capitalista mundial como exportadores de productos primarios.
- Frase del Pensador Uruguayo Eduardo Galeano
a) Países exportadores de productos agrícolas de clima templado:
Esencialmente constituidos por Argentina y Uruguay, con una producción fundamentada en la utilización extensiva de la tierra, para lo cual las inversiones extranjeras estructuraron una infraestructura agro-industrial (vías férreas, frigoríficos, elevadores de granos, grandes puertos, etc.).
Europa, pero sobre todo Inglaterra, tiene aquí la influencia fundamental.
b) Países exportadores de productos agrícolas tropicales:
Dadas sus características especiales, la extracción de los productos tropicales, en especial el café y el cacao, no exigen la implantación de una infraestructura importante, prefiriendo los inversores extranjeros la compra de las tierras cultivables y su explotación.
En este caso, aunque fueran abundantes las inversiones inglesas, a Estados Unidos también le cabe un papel importante en aquella etapa.
Estos países exportaban buena parte de sus productos tropicales a los Estados Unidos, pero adquirían sus productos elaborados a Inglaterra y Francia.
Este grupo nuclea a Brasil, Colombia, Ecuador, América Central, el Caribe y ciertas regiones de México y Venezuela.
c) Países exportadores de productos mineros:
Constituidos principalmente por México, Chile, Perú, Bolivia y Venezuela, que se integrará más tarde, en el siglo actual, como exportadora de petróleo.
Ya no es el mineral precioso el buscado, sino los materiales no ferrosos, por ejemplo, cobre, estaño, etc.; las grandes cantidades demandada; provocaron una radical transformación de los métodos de producción, pues pierde significación la explotación artesanal, que pasa a ser sustituida por la producción en grandes unidades controladas por capitales extranjeros y administradas desde el exterior.
De tal manera, el desarrollo de la industria minera se combinó con una rápida desnacionalización, y las regiones productoras se convirtieron en enclaves más ligadas al exterior (donde se procesaba el mineral) que con el país donde se encontraban ubicadas.
La riqueza generada en dicha actividad benefició fundamentalmente a la potencia que ejercía el control.
También señala Furtado que, al abastecerse de productos especializados obtenidos fuera del país y al pagar salarios muy reducidos, este tipo de actividad no contribuyó a la creación de un mercado interno.
Con respecto a la lucratividad que obtenían las inversiones extranjeras, Cairncross calcula las exportaciones de capital inglés en 2.400 millones de libras esterlinas y el ingreso proveniente de esa inversión en 4.100 millones entre 1870 y 1913.
También eran cuantiosos los beneficios británicos a través de los empréstitos.
Deducidos los honorarios y descuentos y retenidos los intereses correspondientes a los primeros vencimientos, los países latinoamericanos sólo recibían aproximadamente un 60 % del monto de la deuda contraída.
Las mayores ganancias se repartían entre los banqueros, corredores y exportadores ingleses y los funcionarios y agentes de los países deudores de América Latina.
Pero, tal como señala José María Rosa, los empréstitos eran también un importante instrumento de control político sobre los países latinoamericanos.
Amenazados por la posibilidad de la intervención extranjera para exigir el pago de la deuda y necesitados permanentemente de obtener nuevos créditos para responder al pago de los anteriores, los países deudores son inevitablemente sensibles a los requerimientos "voluntarios" de la metrópoli financiera.
Los beneficios de los monopolios en América Latina
América Latina no está al margen de esta oleada de inversiones protagonizada por las corporaciones conglomeradas multinacionales.
No sólo no está al margen, sino que es uno de los campos más propicios, porque con un flujo no muy grande de capitales aportados externamente, se obtienen los mayores beneficios.
La relación entre inversiones norteamericanas e ingresos derivados de las mismas transferidos al país de origen revelan que, en el período 1950 - 1965, inversiones directas de 3.800 millones de dólares permitieron la remisión de utilidades por valor de 11.300 millones, con un balance negativo de 7.500 millones, cifra con la que América Latina financia parte de la sociedad de la abundancia en los Estados Unidos.
En el mismo lapso, Europa tiene un balance positivo de las inversiones sobre las utilidades remitidas de 2.600 millones y el Canadá de 900 millones
Estos datos son confirmados para 1960 - 1966 en una fuente francesa:
"Pero mientras las inversiones en América Latina muestran una tasa de beneficios de casi el 12 %, y las de Asia y África son aún mayores —gracias al petróleo, que contribuye en las dos terceras partes a las ganancias obtenidas en estas zonas—, opuestamente, en Europa Occidental y en Canadá, las tasas son de cerca del 8 % en los dos casos.
"Las utilidades repatriadas representan casi constantemente desde hace cinco años un poco más del 70 % de los beneficios obtenidos . . .
Esta tasa es mayor en ciertas zonas, sobre todo en América Latina, donde cerca del 90 % de los beneficios obtenidos son repatriados".
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