Historia de Inglaterra Origen, Primeros Pueblos y Reyes
Historia de Inglaterra Primeros Pueblos y Reyes
ORIGEN DEL REINO DE INGLATERRA
La isla que nosotros llamamos Gran Bretaña estaba habitada por pueblos pequeños que hablaban lenguas célticas. Los más poderosos, los bretones, habían sido sometidos por los romanos, y todo el país se había organizado en provincias romanas, excepto las montañas del norte habitadas por pueblos salvajes que se tatuaban.
El año 410 los romanos retiraron sus tropas, dejando que los bretones se defendieran solos contra aquellos pueblos. Luego bandas de guerreros, llegados de las comarcas del otro lado del mar del Norte, se establecieron en las costas, los sajones al sur, los anglos al este.
Combatían a pie, con pica y puñal, y no eran cristianos. Saquearon las ciudades, pasaron a cuchillo a los habitantes y avanzaron poco a poco en el interior del país. Cada jefe de banda tomó el título de rey, y el territorio que la banda ocupaba vino a ser su reino.
Al cabo de dos siglos hubo siete u otros reinos, poblados por los descendientes de aquellos guerreros bárbaros que hablaban una lengua germánica.
Los bretones, que conservaban su lengua, estaban reducidos a las partes del oeste y del norte. Poco a poco todos aquellos reinos se fusionaron en uno solo, al mando de un "rey de los sajones y de los anglos" y el conjunto se llamó Inglaterra (tierra de los anglos).
Pero quedaban todavía partes habitadas por pueblos de lengua céltica: al oeste el país de Gales, al norte el país que ha formado el reino de Escocia, y la isla de Irlanda.
En el siglo IX los piratas daneses vinieron a saquear las costas de Inglaterra lo mismo que habían hecho con las de Francia.
Luego se establecieron en un campo atrincherado, como también habían hecho en Francia. Por último, lo mismo que los normandos de Francia, se hicieron ceder unas provincias, el antiguo país de los anglos, que vino a ser danés. Inglaterra estuvo sometida por espacio de treinta años a reyes venidos de Dinamarca (1016-1042).
HAROLDO Y GUILLERMO DE NORMANDÍA
El último rey descendiente de la antigua familia de los reyes sajones, Eduardo (llamado más tarde el Confesor), era hijo de una princesa normanda que le había enviado a criar a Normandía.
Ya rey, se rodeó de guerreros y de monjes normandos que hablaban francés. A uno de ellos le nombró arzobispo de Canterbury, es decir, cabeza de todo el clero de Inglaterra.
Eduardo dividía su existencia entre la caza y los ejercicios piadosos, y dejaba que gobernase en su lugar el más poderoso de los señores sajones, el conde Godwin.
Se había unido en matrimonio, a la hija de éste y había dado a sus hijos la mayor parte de los otros condados de Inglaterra.
Un día Godwin se enfrentó con los favoritos normandos del rey y Eduardo se declaró a favor de ellos, por lo que Godwin y su familia fueron desterrados.
Eduardo no tenía sucesión y no se sabía aún quién sería rey de Inglaterra después de su muerte. Recibió entonces (1051) la visita del duque de Normandía, Guillermo, primo de su madre.
Guillermo era un guerrero, buen tirador de arco y hábil en el manejo de la maza de armas, excelente jinete y apasionado por la caza, vigoroso y de voz sonora. Pero era también sagaz político, capaz de preparar un proyecto con mucha anticipación, rencoroso y probablemente cruel.
No se supo exactamente lo que pasó entre Guillermo y Eduardo; pero parece que Eduardo prometió a Guillermo nombrarle su sucesor.
Al año siguiente, Godwin, que había vuelto por mar, desembarcó en Inglaterra y otra vez fue dueño del gobierno. Los normandos escaparon, el arzobispo normando de Canterbury fue sustituido por un inglés.
Luego Godwin, mientras estaba a la mesa con el rey, murió de un ataque de apoplejía (1053). Su hijo mayor, Haroldo, heredó su condado y gobernó en nombre del rey Eduardo.
Era alto, vigoroso, ágil, valiente y diestro en la guerra, muy querido por sus compañeros. Después de haber gobernado unos cuantos años, Haroldo se embarcó para ir a Francia y una tempestad arrojó el barco en que iba a la costa de Ponthieu. Según costumbre de aquella época, los náufragos pertenecían al señor del país.
El conde de Ponthieu atrapó a Haroldo y lo encerró en una torre. Guillermo de Normandía hizo que se lo llevaran, allí lo trató como amigo, lo condujo a Rouen, a su palacio, y a una expedición contra los bretones.
Al volver de aquella guerra, Haroldo prestó juramento a Guillermo. Haroldo se comprometió a ayudar a Guillermo a hacerse rey de Inglaterra y a casarse con su hija, a cambio de lo cual obtendría la mitad del reino.
Haroldo volvió a Inglaterra. Pronto murió el rey Eduardo, encargando a Haroldo que defendiera a su viuda y el reino de Inglaterra.
Los guerreros ingleses reconocieron a Haroldo por rey; el arzobispo de York fue a coronarle (enero de 1066).
Haroldo recibió muy pronto un mensajero de Guillermo que le ofrecía su hija y reclamaba el reino. Respondió que no podía tomar mujer extranjera sin consentimiento de los grandes personajes de su país. Guillermo se preparó para apoderarse de Inglaterra por la fuerza.
LA EXPEDICIÓN A INGLATERRA
Guillermo convocó a sus vasallos del ducado de Normandía y les pidió que fueran a hacer guerra a Inglaterra. Al principio se negaron; pero Guillermo los obligó uno a uno a prometerle barcos y guerreros.
Luego hizo saber en todas las comarcas de Francia que los guerreros que le acompañasen recibirían en recompensa las tierras y el dinero de los enemigos.
Vinieron a unírsele muchos caballeros cubiertos con cotas de mallas y casco que combatían con lanza, e infantes armados con arco. No eran solamente normandos subditos suyos, sino también flamencos, bretones y franceses.
Guillermo además había enviado a pedir al Papa que le reconociera como heredero legítimo de Inglaterra.
Contaba la historia del juramento de Haroldo y decía que Eduardo le había hecho rey por su testamento.
El Papa excomulgó a Haroldo por haber expulsado al arzobispo de Canterbury y haber faltado a su juramento, indujo a Guillermo a ir a someter el reino y le envió una bandera y un anillo en el que había engarzado un cabello de San Pedro.
Guillermo iba a combatir en nombre de la Iglesia.
El 12 de setiembre partió su flota y desembarcó la noche luego de 15 dias de navegación y retrasos por el viento no adecuado.
Mientras esto ocurría, Haroldo estaba ocupado en rechazar otra invasión que terminó favorable a sus intereses.
Los ingleses no tenían barcos de guerra. Reunieron los barcos de pesca para impedir que los normandos desembarcasen en la costa meridional.
Esperaron durante cuatro meses, luego, agotadas sus provisiones, fueron licenciados. Los normandos, al arribar, no encontraron a nadie que los detuviera.
LA BATALLA DE HASTINGS
El ejército de Guillermo avanzó hasta Hastings, allí estableció un campamento fortificado y se dedicó al saqueo del territorio. Haroldo, que había vuelto a Londres, partió inmediatamente para detener al enemigo.
Todo el norte de Inglaterra, que acababa de librarse de los noruegos, obedecía entonces a una gran familia cuyos jefes, dos hermanos, llevaban el título de condes. No se movieron y Haroldo no tuvo a su lado más que un ejército era reducido.
Los mejores guerreros eran sus guardias, los husekarls, que combatían a la manera de los daneses, a pie, cubiertos con cota de mallas, protegidos con un escudo redondo. Llevaban espada, pero se batían principalmente con el hacha larga que manejaban con ambas manos.
El resto del ejército estaba formado por gentes del país llamadas para la defensa. Casi no había jinetes. Guillermo, por el contrario tenía caballeros cubiertos con cota de malla, que peleaban con lanzas, y arqueros que combatían a pie.
Haroldo mandó plantar la bandera del reino, un dragón, y su bandera propia en la parte mas alta de una colina. Alrededor de las banderas mandó colocar en orden de batalla a sus hombres.
Guillermo, al amanecer (14 de octubre), fue a una misa y comulgó. Luego alineó a sus hombres en tres batallones, en el centro los normandos, a la izquierda los bretones y los franceses del oeste, a la derecha los flamencos.
Los arqueros empezaron a lanzar sus flechas y mataron muchos ingleses; luego todos subieron la pendiente de la colina. Llegaron a ponerse en contacto con los ingleses que les lanzaban jabalinas.
Los husekarls, con sus hachas, derribaban a los jinetes y mataban a los caballos. Los jinetes normandos retrocedieron, arrastrando a su infantería, y el ataque francasó en este primer intento.
Guillermo ordenó un segundo ataque.Los normandos volvieron a subir por la colina y esta vez rompieron la línea inglesa en algunos puntos. Dos hermanos de Haroldo fueron muertos, pero los normandos resultaron otra vez rechazados.
Finalmente luego de un tercer intento Guillermo pudo saborear el éxito. A una orden suya los arqueros dispararon a lo alto sus flechas que caían a modo de lluvia sobre las cabezas de los ingleses inmóviles. No teniendo ya más jabalinas, los ingleses no podían hacer nada para defenderse.
Haroldo fue muerto y su cadaver había quedado en el campo batalla, Guillermo dio permiso para enterrarle, pero estaba tan desfigurado que nadie podía reconocerle.
Guillermo era ahora el dueño de Inglaterra!
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