La Guerra de los Siete Años:Causas y Consecuencias-Francia e Inglaterra
La Guerra de los Siete Años:Causas y Consecuencias
En Inglaterra, William Pitt ocupa en 1756 el puesto de primer ministro.
Es la primera vez que un primer ministro representa exclusivamente los intereses de la City, es decir, de los comerciantes y financieros.
En justa correspondencia, su objetivo era la construcción de un imperio inglés y la obtención de la hegemonía sobre el comercio mundial. Pero en Norteamérica y en la India chocó con Francia.
Especialmente en Norteamérica, los grandes territorios franceses que se extendían desde Nueva Orleans hasta Quebec (Canadá) asfixiaban a las trece colonias inglesas.
Mientras Federico vencía a los franceses en el continente, Pitt coordinaba las acciones por mar.
El blanco de sus ataques ya no era Francia, sino el comercio francés, para lo que se sirvió de la red de información de los comerciante ingleses.
En África se apoderó de Dakar, convirtiéndola en base del comercio de caucho y esclavos; en Canadá se apoderó de Montreal Quebec y las convirtió en campamentos base del comercio de pesca y pieles; en la India, la Compañía de las Indias Orientales echó a los franceses por su propia iniciativa, mientras Pitt bloqueaba las rutas comerciales del este de Asia y se adueñaba del comercio de té con China —desde entonces los ingleses ya no bebieron café, sino té, porque resultaba más barato—.
Los franceses perdieron su dominio sobre el mundo, pues sus gobiernos consideraban más importantes sus rivalidades dinásticas en Europa que la política de ultramar; por el contrario, los ingleses se hicieron con el dominio del mundo, pues su gobierno parlamentario representaba ya los intereses comerciales de los capitalistas.
La India, Canadá y todo el territorio hasta el Misisipí, desde Nueva Orleans a Florida, pasó a manos de los ingleses.
Federico el Grande fue el cofundador del Imperio británico.
Causas de la Guerra de los Siete Años (1756-1763)
Entre los motivos principales del conflicto que estalló a mediados de siglo, debemos señalar:
La rivalidad por lograr la hegemonía continental. Austria, Francia, Rusia y el Imperio se enfrentan con Prusia.
La competencia por el control del comercio y las posesiones ultramarinas entre Inglaterra, Francia y España.
En 1756 comienza la guerra entre Francia e Inglaterra. En los dos primeros años, los triunfos son franceses; posteriormente, Inglaterra logra recuperarse.
Guillermo Pitt, integrante del gobierno inglés, traza un plan para revertir la desfavorable situación de su país en la guerra. Ayuda monetariamente a Prusia en su enfrentamiento continental y concentra su esfuerzo bélico en el mar.
Finalmente, Inglaterra y Prusia son las potencias vencedoras.
En 1763, se firma la Paz de París:
- Francia cede Canadá a Gran Bretaña y Luisiana a España.
- España entrega Florida a Inglaterra.
La guerra resultó ventajosa para Inglaterra mientras que Francia sufrió importantes pérdidas territoriales coloniales.
Por la Paz de Hubertsburg (1763), que pone fin al conflicto en el continente, se afirma la posición de Prusia como nueva potencia.
Como consecuencia imprevista de esta guerra, en un futuro cercano, Francia y España apoyarán la independencia de las colonias inglesas de Norteamérica (una forma de desquite contra Inglaterra).
• ►Consecuencias
Y en 1763, finalizada la guerra de los Siete Años, comienza la modernidad.... ¿Por qué?.
La guerra había preparado el escenario en el que ahora tiene lugar una extraordinaria aceleración del tiempo, y este proceso conduce a una cuádruple revolución.
1. La eliminación de Francia como rival colonial
elimina también los peligros a los que antes estaban expuestas las colonias inglesas.
Ahora ya no necesitan que se las proteja ni que se las defienda de nadie.
En otras palabras: venciendo a Francia en la guerra de los Siete Años, los propios ingleses han hecho desaparecer la única razón por la que las colonias permitían ser gobernadas desde Inglaterra.
En 1776, sólo trece años después de la victoria de Inglaterra, las trece colonias americanas de Inglaterra declaran su independencia.
Junto a Prusia, nace ahora otra gran potencia mundial: Estados Unidos.
Pero esta Declaración de independencia significa al mismo tiempo una revolución: los norteamericanos —descendientes de los puritanos— vuelven a negar su obediencia al Rey La guerra de Independencia es también una guerra de siete años y dura desde 1776 hasta 1783, aunque en realidad es una guerra civil con un océano por medio y en ambos lados hay leales y rebeldes.
En Inglaterra, los rebeldes se sientan en el Parlamento, por ejemplo Pitt el Viejo, el dramaturgo Richard Sheridan, el vividor Charles Fox y el ensayista político Edmund Burke, y pronuncian fulminantes discursos en favor de la libertad de los norteamericanos y contra la tiranía del gobierno.
Trece años antes de la Revolución francesa comienza la Revolución americana.
La Declaración de independencia contiene la Declaración de los Derechos del Hombre en un inglés excelente: Villiold lhese truths to be self-evident: that ah men are created equal; (hat thev are endowed their Greatar with certain malienabie rights, that among these are lfe, liberty an.d tli.epursuit of happiness... » («Consideramos evidentes las siguientes verdades: que todos los hombres han sido creados iguales; que su Creador los ha dotado de ciertos derechos inalienables; entre ellos el derecho a la vida, a la libertad y a la búsqueda de la felicidad»).
2. La victoria de Inglaterra en la guerra de los Siete Años su dominio
sobre el comercio mundial prepararon la Revolución industrial.
Para ello resultaban necesarios tres ingredientes: grandes mercados, gigantescos capitales producción de energías titánicas con las que hacer funcionar las máquinas.
Con la invención y el posterior perfeccionamiento de la máquina de vapor por parte de James Watt a partir de 1765, se cerraba el circulo que empezaría a transformar cada vez más rápidamente el mundo: como la máquina de vapor —a diferencia de la electricidad— concentraba su energía en un lugar, las máquinas también debían concentrarse en un lugar, lo mismo que los hombres que las manejaban.
Así surgía el sistema industrial y después ya nada sería como antes: asistirnos al nacimiento de un nuevo tipo de infierno. El capitalismo estaba ahí.
En este sistema, grandes capitales hacían que inmensas cantidades de energía se concentraran para poner en funcionamiento muchas máquinas, que eran manejadas al mismo tiempo por muchos hombres con el fin de producir masivamente unos productos destinados a gigantescos mercados, y volver así a obtener enormes capitales.
Una vez puesto en marcha, el proceso se aceleró por sí mismo, y los maestros manufactureros, que hasta entonces estaban al frente de las fábricas, fueron sustituidos progresivamente por los propietarios de los capitales.
Este sistema industrial hizo posible la peor forma de explotación desde las canteras de Siracusa las minas de plata de Potosí: los trabajadores ya no se organizaban en gremios, por lo que estaban des-protegidos; trabajaban por un sueldo de hambre durante diez o doce horas diarias, en condiciones sanitarias deplorables, y vivían en chabolas.
Esta situación motivaría la formación de los sindicatos y la crítica de Marx al capitalismo.
— La celeridad con la que se transforman las condiciones de vida de la gente da origen a la revolución cultural que llamamos Romanticismo.
Esta época comienza alrededor de 1760 y la mejor forma de comprenderla es atendiendo a las nuevas formas de experiencia que trae consigo la transformación de los conceptos fundamentales.
— Es fundamental la nueva forma de experimentar el tiempo: las transformaciones técnicas hacen que las cosas cotidianas también envejezcan rápidamente.
Así, la propia infancia «pertenece al pasado», vive sólo en el recuerdo.
Se descubre la nostalgia, un sentimiento romántico.
De este modo se descubre también la «infancia» como dimensión propia de la experiencia que favorece la comprensión, y se descubre el amor materno.
— Como todo cambia, ahora aparece «la» historia. Hasta entonces sólo había habido historias en plural, stories.
En principio, éstas eran repetibles e ilustraban la permanencia de las normas morales, por ejemplo, «Cuanto mayor es la subida, mayor es la caída».
Por eso se podía aprender de la historia.
Ahora surge el nombre colectivo «historia» en el sentido (la historia Universal, una historia que progresa y en la que nada se repite, pues todo cambia. Esta idea implica enormes consecuencias.
La historia se convierte en la idea rectora.
Al concebirla como progreso, se hacen depender de ella todas las esperanzas que hasta entonces se ligaban a la religión.
La historia tiene una meta: la salvación de la humanidad como realización de la utopía.
Todo ello conduce a la aparición de las ideologías.
El final de la religión anuncia la época de las ideologías y las guerras ideológicas del siglo XX resucitan las guerras religiosas del siglo XVIII.
— Como la historia no se repite, se siente por vez primera que la historia de la humanidad es única, lo que confiere valor a la idea de originalidad.
El concepto «individuo» (que significa propiamente «indiviso») significa ahora «original».
Cada individuo vive el mundo a su manera, como se expresa de forma muy clara en el arte y en la poesía.
De este modo la teoría del arte adquiere una nueva base.
Anteriormente, el arte era una imitación de la naturaleza conforme a las reglas dadas por los clásicos; ahora, la originalidad prohíbe la imitación.
Por lo tanto, el artista ya no imita el mundo, sino que crea uno nuevo: el artista se convierte en creador, y crea del mismo modo que Dios: libremente.
Es concebido como el hermano pequeño de Dios: es un genio.
— Como todos los individuos son originales, todos tienen el mismo valor.
Ya no hay distintas clases de individuos más o menos valiosos.
Así pues la división de la humanidad en clases sociales —nobleza, clero, burguesía , campesinos— se vuelve problemática.
Todo esto no son más que divisiones introducidas arbitrariamente por los hombres y contrarias a la naturaleza humana.
Ahora, el concepto de naturaleza se opone al de sociedad falsa. La naturaleza es buena (algo que en Alemania los Verdes siguiente creyendo: aunque los lobos se comen a los corderos, ellos son unos románticos).
Se descubren los pueblos primitivos, como los indios y a parece la idea del «buen salvaje».
La Revolución francesa quiere restaurar el orden natural, por lo que quita del medio todo aquello que considera un invento de la sociedad.
Se venera a la diosa Naturaleza, se pretende que las fronteras sean naturales, como el Rin (lo que los alemanes no consideran tan natural); se suprimen las antiguas provincias y los nuevos departamentos reciben nombres de accidentes geográficos, como por ejemplo los ríos; se da a los meses del año nombres como «mes del calor» (termidor) o «mes de la niebla» (brumario).
Desde el punto de vista político, lo decisivo es que todos los hombres tienen «derechos naturales» como «libertad, igualdad...».
Si estos derechos son violados, los hombres pueden recurrir a la revolución.
Y para poder vivir todo esto, la poesía romántica invoca a la naturaleza, a la buena, como caja de resonancia del alma humana.
Sumergiéndose en la naturaleza, el alma se purifica de toda la suciedad que se le ha adherido en su trato con la sociedad.
La sociedad es mala, es un mundo de hipocresía en el que se pierde la identidad y la autenticidad.
En ella, el ser humano se pierde y se enajena, excepto cuando encuentra un alma aÍin con la que compartir su soledad, esto es, el amor.
— La intimidad del amor se convierte en el sustituto de la sociedad, que todo lo falsifica.
El amor es una esfera en la que el ser humano puede ser él mismo; por eso, su medio de comunicación no es ya el lenguaje manido, sino un lenguaje especial situado más allá del lenguaje: el sentimiento.
Los sentimientos no se pueden fingir, son siempre auténticos (y quien los finge, quien por ejemplo se casa por dinero, es considerado un inmoral).
Así pues, el sentimiento se convierte en el santo y seña de la época.
Por más paradójico que pueda parecer, en la Ilustración razón y sentimiento todavía no se oponen entre sí: el sentimiento es tan natural como la razón.
La oposición surgirá después, cuando la razón torne las riendas y dañe el sentimiento.
Hay un hombre que con su excéntrica carrera y su exhibicionismo espiritual ha contribuido más que ningún otro a la difusión del concepto de sentimiento: Jean-Jacques Rousseau (1712-1778).
Con su Emilio, Rousseau escribió el manual de educación alternativo para el niño no corrompido por la sociedad (aunque él metió a sus hijos en un orfanato), se desnudó espiritualmente en sus confesiones e hizo que toda Europa supiera cuánto le dolía ser un rebelde solitario, un paria y un proscrito.
Puesto que de algún modo todos se sentían solos, Europa compartió su sentir.
Roussean inspiró la Revolución francesa y el Werther de Goethe, introdi4jo el «dolor cósmico» y el concepto de <volonté générale> (voluntad general).
Debido a su oscuridad, este concepto se convirtió en un arma peligrosa durante la Revolución francesa.
Le sucedió algo similar a lo que después le ocurriría al «interés objetivo del proletariado».
Todos pretextaron estar actuando en su nombre, y de este modo justificaron sus crímenes.
• Ampliacion
Una Verdadera Guerra Mundial
Se suele decir con mucha seguridad que la Guerra de los Siete Años, que empezó en 1754 en América del Norte y dos años más tarde se extendió a Europa y al mundo fue el primer conflicto de envergadura mundial tuvo lugar un siglo y medio antes que la Primera Guerra Mundial de 1914.
El conflicto dividió a los principales Estados europeos en dos bloques antagónicos, con alianzas hasta entonces inéditas. De un lado, Inglaterra, la poderosa Prusia de Federico II con sus satélites, y Portugal.
Del otro, Francia y Austria, aliadas a Rusia, Suecia, España y Sajonia. La guerra hizo estragos en Europa, pero también en los territorios que esos países poseían en ultramar, verdaderos objetos del conflicto: en América, en el Caribe, en la India, en las Filipinas y en algunas factorías africanas.
Fuente Consultada: La Cultura de Dietrich Schwanitz
Enlace Externo:• Guerra de los Siete años, una guerra mundial