Biografia de Mallea Eduardo:Analisis de su Obra Literaria

Biografia de Mallea Eduardo:Analisis de su Obra Literaria

BIOGRAFIA: Eduardo Mallea nació en Bahía Blanca, provincia de Buenos Aires (1903), en el seno de una familia de clase media. Sus padres y el paisaje del Atlántico natal ejercieron sobre él una profunda influencia.

Cursó sus estudios primarios en un colegio inglés y los secundarios en el colegio nacional de su ciudad natal. Fue a Buenos Aires, cursó cuatro años de leyes en la universidad de esa ciudad, pero abandonó los estudios.

Durante sus años de estudiante participó en varias empresas intelectuales y se dio a conocer con sus Cuentos para una inglesa desesperada (1926), que fueron acogidos por la crítica con elogios.

Desde 1931 fue director del suplemento literario del diario La Nación, y hasta el presente ha publicado más de treinta obras, de ficción y ensayos, que le han granjeado una extendida fama y notoriedad, tanto en la Argentina como en el extranjero.

Viajó por Europa y dictó conferencias en Roma y Milán, y a su regreso se dedicó intensamente a la labor literaria, hasta convertirse en uno de los maestros de la prosa argentina de este siglo.

Biografia de Mallea Eduardo:Analisis de su Obra Literaria

Fue presidente de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE).

Contrajo enlace y posteriormente representó a su país en la oficina europea de las Naciones Unidas, como delegado ministro plenipotenciario.

En los últimos años ha obtenido varios premios del exterior.

Recibió el gran premio de honor de la Sociedad Argentina de Escritores y varios otros, nacionales y extranjeros, y sus obras han sido traducidas a varias lenguas modernas.

Entre el vasto repertorio de su producción literaria, pueden señalarse Historia de una pasión argentina, Fiesta en noviembre, La ciudad junto al río inmóvil, Todo verdor perecerá, Chaves, La sala de espera, El sayal y la púrpura, Notas de un novelista, etcétera.


La Obra Literaria.

Fundamentalmente Mallea es un indagador del alma argentina, sobre todo del hombre urbano y capitalino.

En su primera producción, hasta 1940 aproximadamente, predominan dos temas: la autobiografía y el análisis de la Argentina, particularizado en la psicología profunda de sus habitantes, en especial del hombre de la ciudad de Buenos Aires.

La obra capital de este período es Historia de una pasión argentina (1937), ensayo donde formula su conocida tesis de las dos Argentinas: la visible y la invisible.

En la etapa posterior, aunque mantiene una identidad de estilo con la anterior, Mallea se revela como gran novelista.

Reaparece en estas obras de ficción su invariable propensión a expresar sus reflexiones íntimas sobre el país y la realidad.

Psicología Argentina.

Las novelas de Mallea son psicológicas antes que de acción, e intelectuales antes que sentimentales. Todo sucede casi siempre en la Argentina y los personajes son argentinos o extranjeros radicados en nuestros país. Y son también hombres de este siglo.

Mallea no enfoca a la Argentina típica, rural o anecdótica del siglo pasado.

Se interesa por la Argentina de estos días, cosmopolita, sometida a influencias extranjeras —sobre todo europea—, habitada por un pueblo en permanente lucha espiritual, que busca una forma de realización, personal y nacional, sin encontrarla todavía.

¡Lo observa y analiza con agudezo en medio de un sufrimiento moral, caótico, dentro de una intrincada maraña de circunstancias sociales y políticas, medio escéptico y descreído, y solitario al fin.

Pero este análisis del país y sus hombres no se agota en lo nacional.

El novelista lo inserta dentro del conflicto de valores de toda la humanidad actual. Esta universalidad del enfoque es lo que ha despertado el interés de los lectores extranjeros. En definitiva, para Mallea la crisis del alma argentina es en alguna manera la crisis del hombre contemporáneo.

Sin embargo, Mallea no es un escritor filosófico ni metafísico.

Es ante todo un novelista, un narrador de historias, dotado de una sensible receptividad, para lo humano y universal.

Su preocupación es profunda y sincera, y no meramente artística.

Tampoco es un escritor ideológico ni testimonial. Su posición ante la vida no es la de denuncia o protesta, sino la de un narrador o expositor.

Los personajes. — Los personajes, a su vez, "siempre están habitados por Mallea", ha señalado la crítica.

El alma del autor reaparece de alguna manera o en algún matiz, en los protagonistas de sus novelas y cuentos. "Todo en los libros de Mallea es Mallea", se ha agregado.

En principio, los protagonistas, hombres y mujeres, están siempre ante un problema abismal, agobiados por las circunstancias.

Pero lo que importa en ellos no es la pericia o el drama mismo, sino la evolución del espíritu mismo frente a estas circunstancias, su forma íntima de vivirlos, pensarlos, resolverlos.

Sus modos de actuar son extraños e incomprensibles para quienes los rodean, pues tienen un trasfondo psíquico torturado y angustioso.

Son, además, solitarios, o están solos aun dentro de su contorno humano o social.

Esos solitarios de Mallea son errabundos dentro de la sociedad, sin interlocutores, que se hablan a sí mismos y se agotan en sus cavilaciones. Luchan incesantemente en busca de una fe, o contra los enemigos del alma, contra el mal.

Esto confiere un perfil ético a la novelística de Mallea.

Hay como una batalla en cada novela o cuento, batalla espiritual, contra lo demoníaco.

Por lo general, el bien a que aspiran sus personajes es el amor.
Las mujeres se caracterizan por lentos movimientos, la quietud, la parsimonia.

Buscan la felicidad, pero no el amor carnal. Son como idealizaciones de rnujeres, reiteradas y repetidas, deletéreas, muy reflexivas y ensimismadas. Aun las apasionadas, tratan de encontrar su propio yo.

En cuanto a los hombres, o son cómodos conformistas, satisfechos con su posición o riqueza, o buscan un cambio, un mejoramiento de la realidad, viviendo la responsabilidad de su verdad o de sus aspiraciones.

El Europeísmo.

A pesar de la esencia argentinista de sus temas, el tono, La forma y las influencias culturales de Mallea son europeos.

Este europeísmo no es una ingenua imitación artística, sino que es una parte de la tradición histórica, humana y cultural del país.

Lo europea es la atmósfera, el tono que se desprende de su prosa. La vasta cultura de Mallea se entronca con los escritores y ensayistas de Europa.

El propio autor, en varios pasajes de sus obras, en especial las autobiográficas, ha denunciado sus pfeferencias, sus admiraciones, sus estímulos y amistades: Kafka, Proust, Péguy, Kierkegaard, Hardy, James y otros.

A estas influencias habría que agregar otras norteamericanas, como William Saroyan y Walt Whitman, y algunos clásicos permanentes: San Agustín, Pascal, San Pablo, Marco Aurelio, Teofrasto, etcétera.

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"Historia de una pasión argentina". — Es un ensayo juvenil que ha resistido el paso del tiempo y se ha convertido en un libro clásico dentro de la literatura argentina.

A través de un análisis de sus propias experiencias y meditaciones, de su "pasión argentina", Mallea llega a una interpretación de su país.

Hay dos Argentinas en un mismo país: la visible y la invisible.

La primera es la de los ansiosos, materialistas, ministeriales, sin ideas ni vocación, que "representan" y no viven a su país: disertadores enfáticos, instituciones ampulosas, ficción de refinamiento y aristocracia, simuladores, fariseos, falsos, desnaturalizados.

Son los actores de un mundo ficticio y vacuo: discursos, juntas, banquetes, proclamas, parlamentos, cátedras, cartas abiertas y artículos periodísticos.

La segunda, la Argentina profunda, la invisible, es la de los hombres auténticos que trabajan el suelo, las granjas y las estancias, articulados con la tierra y la verdad, imperturbables, sin alardes, con una exaltación severa de la vida, espiritual, creadora, auténtica.

Otras reflexiones útiles y sustanciosas se desarrollan en el libro. El país no crece por fuera, sino con el crecimiento de cada uno; debemos saber al fin lo que queremos; la capacidad de sufrimiento es fundamental en un pueblo; si nuestra tierra es pequeña, lo es nuestra medida; somos un mundo nuevo y diferente, pero no sólo un país telúrico, natural y salvaje, sino un país habitado por un espíritu, que es el que debe indicarnos la tarea a cumplir; la Argentina tiene una aspiración intelectual por reconquistar su ritmo; el dar es una virtud argentina.

La argentina visible es le epidermis del cuerpo nacional; la invisible, su espíritu, su ser interior.

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"Chaves". — Es una novela corta, de la cual se ha dicho que es probablemente la mejor de todas las escritas por Mallea. Está considerada como una pequeña obra maestra.

Un hombre solitario y taciturno —Chaves—, llega un día a un aserradero de maderas en el sur del país y se emplea como operario.

Vive aislado de todos, en una pieza de pensión.

Nadie consigue arrancarle una palabra sobre su vida y su pasado, ni aun con provocaciones y amenazas.

Es que Chaves, un hombre feliz anteriormente, ha perdido a su hija primero y a su mujer después, y se ha recluido para siempre en el silencio.

Mallea ha conseguido con esta novela personificar el mutismo del hombre acorralado por la desgracia en el mundo.

El silencio es para el protagonista —y quizás también para Mallea— la mejor respuesta frente a lo irreparable e incomunicable.

El dolor y el sufrimiento es un acto personal y no puede ser transmitido en toda su intensidad y calidad al prójimo, por consiguiente, el mutismo es la única actitud posible.

El protagonista es un personaje literario de Mallea, extraño y misterioso.

La obra es ya un clásico de nuestra literatura, donde todo elemento folklórico o costumbrista argentino ha desaparecido, para dar lugar a la presentación pura de una psicología individual, emparentada, eso sí, con el tradicional silencio del hombre de campo argentino.

Es una novela escueta, económica en recursos y simplísima en su estructura lineal. Pero transmite una dramaticidad y tensión notabie.

Es, por eso, un patente ejemplo de que una novela no es sólo un alarde de recursos estilísticos, sino también un contenido hondo.

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Su Estilo:

Mallea escribe con intensidad y lentitud. Sus novelas se desarrollan en una aparente morosidad y tranquilidad externa, sin alarde escandaloso, y así, poco a poco, va construyendo el aparato analítico de la situación o los personajes.

Es, incuestionablemente, un maestro de la ficción y un artista consumado en el manejo de la lengua, que no intenta sorprender ni alardear de talentoso o innovador.

Pero sorprende y se trasluce su talento en la economía técnica con que escribe y la sutileza de sus análisis y reflexiones.

En todas sus obras hay un tono lírico y poemático.

A pesar de la cuidadosa redacción de sus textos, no es en modo alguno un preciosista, un exquisito ni un buscador de fama. No escribe para literatos, escribe para lectores humanos.

Está considerado como un escritor existencialista e intelec-tualista, y efectivamente lo es, pero no en el sentido de los escritores franceses del existencialismo de la segunda posguerra (Sartre, Simone de Beauvoir, Camus), sino en el de un artista que afina su inteligencia para internarse en los fenómenos reales de la existencia humana.

Se le ha reprochado una cierta reiteración en toda su obra, una insistente repetición de sus temas y motivos.

Evidentemente, todo el ciclo narrativo de Eduardo Mallea es semejante a sí mismo y refleja una misma atmósfera y tono, pero este hecho parece inevitable en todo escritor proficuo y consecuente en su perspectiva intelectual del mundo.

Hay en su obra conjunta todo un proceso de desenvolvimiento del alma humana en un tiempo determinado —primera mitad de este siglo—, que forma un vasto fresco, y oscila entre el escenario de la ciudad y el campo, la llanura y el mar, el hombre simple y. el hombre complicado, y que corresponde a una etapa sociológica de transición de la Argentina, de la sociedad preindustrial a una sociedad de masas.

Mallea ha explicado el carácter de su obra diciendo qué siempre se le ha presentado ella como un árbol, de cuyo tronco arrancan con valor dispar sus diferentes partes; en otras palabras, como una obra concebida desde sus comienzos como un todo, anterior a sus partes.

"La barca de hielo". — Esta novela apareció en Buenos Aires en 1967.

Marca un hito en la novelística de Mallea y en ella están dadas todas las maestrías del autor: prosa galana y sencilla, vocabulario selecto pero general, desarrollo suave y cadencioso de la trama, estructura equilibrada, análisis psicológico de los personajes, individuos problematizados, hechos argentinos, mensaje universal.

La trama articula ingeniosamente varias historias individuales, relacionadas entre sí mediante el recurso de emparentarías a través del tiempo.

El lector asiste así a pequeños dramas individuales correlacionados: un joven psíquicamente enfermizo que se enamora violenta y silenciosamente de una adolescente provinciana sin mediar palabras entre ellos (Nicanor y la hija de Rinaldi): el amor piadoso de un hijo por su padre (Adhemar y su progenitor Ribas); la vida heroica y los infortunios del capitán Vargas, en lucha contra un vengativo enemigo; el escándalo de Lorenzo Smith, fariseo incumplidor de sus promesas religiosas; la lucha interior de la matrona Hécuba contra sus tentaciones amorosas; las envidias entre jóvenes iniciados en la literatura y el arte, y por fin, el extraño proceso mental de un hombre que se angustia hasta morir, por causa de la pérdida de su memoria y el olvido paulatino de la figura de su esposa muerta.

La clave de esta novela la da el propio autor: son unas palabras del epitafio del poeta inglés Shelley, inscriptas en su tumba de un cementerio romano: "Into something rich and strange" (En algo rico y extraño).

En otras palabras, las historias relatadas, "autónomas pero a la vez dependientes de un fondo", culminan todas en una fatalidad, en una posible ley secreta y extraña, por la cual todos los seres humanos sufren una transfiguración final y entran en la muerte transformados en otros seres distintos a los que fueron antes.

Técnicamente, la novela adopta la forma de una narración en primera persona, contada por el protagonista, Adhemar, que sirve de conexión entre las distintas historias de sus parientes.


OBRAS Y EDICIONES: Historia de una pasión argentina. Buenos Aires, Anaconda, 1938. Con prólogo de Francisco Romero. Chaves. Buenos Aires, Losada, 1968. 2º edición. Biblioteca Clásica Contemporánea. Cuentos para una inglesa desesperada. Buenos Aires-México, Espasa-Calpe, 1941. Colección Austral La ciudad junto al río inmóvil. Buenos Aires, Sudamericana, 1954, 3º edición. Todo verdor perecerá. Buenos Aires-México, Espasa-Calpe, 1945. Colección Austral. Fiesta en noviembre, Buenos Aires, Losada, 1944. Colección Contemporánea. La barca de hielo, Buenos Aires, Sudamericana, 1944.

LECTURAS COMPLEMENTARIAS Y ESTUDIOS: Astujr Morsella, Eduardo Mallea. Buenos Aires, Mac-Co, 1957. Myron Lichtblau, El arte estilístico de Eduardo Mallea, Buenos Aires, Goyanarte, 1967.

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