Robert Koch: Historia de sus Descubrimientos, Bacilo Tuberculosis y Antrax
Robert Koch y Sus Descubrimientos
La Tuberculosis - El Bacilo de Koch - Antrax
A lo largo de todo el siglo XIX, la enfermedad de la tuberculosis causa gran mortandad en la población de Europa.
Nadie sabe cómo curarla hasta que en 1882 un médico alemán descubre en Berlín el microorganismo que la causa.
El médico alemán Robert Koch, nacido en Klausthal, el 11 de diciembre de 1843, descubrió el agente causante de la tuberculosis, al que ahora se conoce como bacilo de Koch.
La tuberculosis es una enfermedad infecciosa, también llamada tisis, que ataca generalmente los pulmones tanto de las personas como de los animales.
Favorecida por la mala alimentación y las deficientes condiciones ambientales, la tuberculosis era una enfermedad muy grave que causaba muchos muertos.
Nada se podía hacer para combatirla.
No existían medicinas efectivas, pues los médicos ignoraban qué la originaba.
Robert Koch se pasó muchas horas con un microscopio observando los órganos afectados de los que morían de esta enfermedad. Sin embargo, no encontraba nada.
Pero un día, cuando ya estaba a punto de destruir las muestras, descubrió a través del microscopio unos bastoncillos tan diminutos que se le habían pasado por alto.
Los aisló, los cultivó y los inyectó en unos ratones y los ratones contrajeron la enfermedad.
Aunque estableció diversas medidas profilácticas, no consiguió desarrollar un agente curativo eficaz, pero había descubierto el bacilo de la tuberculosis.
El trabajo de Pasteur dio lugar a una mayor aceptación de la teoría de los gérmenes como causantes de enfermedades.
En 1865, el cirujano escocés Joseph Lister utilizó el ácido carbólico sobre heridas abiertas para controlar las infecciones.
Era el origen de los antisépticos.
En 1882, el médico alemán Robert Koch aisló y estudió las bacterias causantes de la tuberculosis y del cólera.
Posteriormente, se relacionaron muchas otras enfermedades con la presencia de microorganismos.
Durante el siglo XIX el progreso en la investigación de las enfermedades humanas fue inicialmente lento durante varios años, debido a la dificultad de obtener «cultivos puros» que contuviesen solamente el género de fermentos u otros microorganismos que se quisieran experimentar.
En 1880, Koch simplificó mucho esta dificultad, por el método de cultivar las bacterias en medios sólidos en vez de líquidos, evitando así prácticamente la mezcla.
Los descubrimientos se siguieron entonces en rápida sucesión.
Aun antes de la introducción de los «cultivos sólidos», Koch mismo había demostrado positivamente que las enfermedades son causadas por los gérmenes y no viceversa.
El aislamiento del bacilo del carbunco constituyó un hito histórico, ya que por primera vez pudo demostrarse sin duda cuál era el agente causante de una enfermedad infecciosa.
Había cultivado muchas generaciones de pequeños cuerpos en forma de vara o bacilos, encontrados en los tejidos de ratas que sufrían la terrible enfermedad del ántrax, y comprobó que muchos animales sanos, al inyectarles en su sangre estos cultivos, adquirían la enfermedad y morían.
Después de 1880 la prueba se extendió a la tuberculosis humana, por la inoculación en las palomas de Guinea de gérmenes obtenidos de pacientes humanos.
El subsiguiente aislamiento de los gérmenes del cólera asiático, de la fiebre tifoidea, de la difteria y del tétanos mostró pronto la importancia de las nuevas investigaciones.
VEAMOS AHORA LA HISTORIA...
Con frecuencia se cree que Luis Pasteur fue el fundador de la bacteriología, pero al menos se debe considerar a Roberto Koch como uno de los miembros fundadores de esta moderna y avanzada ciencia.
Se estima que Roberto Koch ha sido el bacteriólogo puro de más envergadura.
En poco más de una década, él y sus ayudantes descubrieron los organismos productores de unas once enfermedades. Koch nació en Clausthal, Alemania Occidental, en el año 1843.
Después de graduarse en Gottingen (1866), inició su vida profesional, y poco después intervino en la guerra franco-prusiana como cirujano. En 1872 fue destinado médico oficial de Wollstein, y allí inició sus estudios sobre las bacterias.
ROBERT KOCH (1843-1910): Nacido en Prusia en diciembre de 1843, Robert Koch fue el tercero de 13 hermanos.
Estudió medicina en la Universidad de Göttingen, graduándose en 1866.
Fue su trabajo sobre el antrax el que convenció a los escépticos que muchas enfermedades contagiosas se debían a microorganismos.
El trabajo de Koch consistió en aislar el microorganismo causante de una enfermedad y hacerlo crecer en un cultivo puro.
Koch recibió el 1905 el Premio Nobel de Medicina.
Hijo de un ingeniero de minas, asombró a sus padres a la edad de cinco, diciéndoles que él podía leer, y lo había logrado con la ayuda de los periódicos, se enseñó a leer, una hazaña que ya daba un presagio de la inteligencia de este futuro científico.
En 1862 Koch fue a la Universidad de Göttingen para estudiar medicina.
Aquí el profesor de Anatomía fue Jacob Henle y Koch fue, sin duda, influido por la opinión de Henle, publicado en 1840, que las enfermedades infecciosas eran causadas por la acción de los organismos parásitos.
En 1867 se estableció, después de un período como asistente en el Hospital General en Hamburgo, por primera vez en Langenhagen y poco después, en 1869, en Rackwitz, en la provincia de Posen.
En 1870 se presentó como voluntario en la guerra franco-prusiana y 1872 a 1880 fue Oficial Médico de Distrito Wollstein.
El bacilo de antrax ya había sido descubierto por lo que Koch comenzó a investigarlos, tomando muestras del bazo de los animales de una granja que había muerto de ántrax, y determinó que estos ratones habían muerto por los bacilos, mientras que otros ratones inoculados al mismo tiempo con la sangre del bazo de animales sanos no sufrían la enfermedad.
Esto confirmó el trabajo de otros que habían demostrado que la enfermedad puede ser transmitida por medio de la sangre de los animales que sufren de ántrax.
Mas tarde siguió con su investigación, intentando determinar si los bacilos puros, es decir que no habían tenido contacto con la sangre de otros animales podían infectar a los humanos, experimento que logró satisfactoriamente y que lo llevó al poco tiempo a la fama debido a sus exposiciones en congresos y publicaciones de sus trabajos por Alemania y otros lugares del mundo.
Koch trabajó intensamente en estudios sobre las enfermedades del cólera, malaria y enfermedad del sueño, en Egipto, Nueva Guinea y Uganda, respectivamente.
Su primer gran descubrimiento tuvo lugar en 1876, cuando aisló el bacilo del ántrax y demostró que era el causante de esta enfermedad contagiosa que ataca al ganado e incluso al hombre.
Pero quizá su mayor contribución a la bacteriología fue el estudio y desarrollo de métodos de crecimiento y cultivo de bacterias, especialmente los que utilizan medios sólidos como la jalea de agar-agar. Koch observó que en sus cultivos los organismos crecían en racimos o colonias; al cabo de un cierto tiempo, se los podía observar a simple vista.
Demostró también que la forma de la colonia era una característica particular de cada organismo.
Koch también estableció las condiciones básicas, conocidas como los postulados de Koch, que son las reglas que deben cumplirse antes de que pueda aceptar que ciertas bacterias son las causantes de una enfermedad en particular.
Según Koch, para cerciorarse de que un microbio es la causa de una enfermedad, es necesario que esté siempre asociado a los casos de enfermedad, que se le pueda obtener de los enfermos y cultivarlo en el laboratorio para usarlo luego para infectar a un individuo sano (obviamente un animal de experimentación) y volverlo a obtener de este último cuando a su vez caiga enfermo.
En 1882 anunció el aislamiento y cultivo del bacilo de la tuberculosis o bacilo de Koch, origen de todas las variantes de la enfermedad; en aquellos años, la tuberculosis era la primera causa de muerte de origen infeccioso entre la población infantil europea.
Así mismo, estableció diversas medidas profilácticas e intentó desarrollar, sin éxito, un agente curativo.
En 1905 le fue concedido el Premio Nobel de Medicina o Fisiología.
En 1885 Koch fue nombrado profesor de Higiene en la Universidad de Berlín y director del recién creado Instituto de Higiene en la universidad.
En 1891 fue nombrado profesor honorario de la Facultad de Medicina de Berlín y director del nuevo Instituto de Enfermedades Infecciosas, donde tuvo la fortuna de tener entre sus colegas, hombres como Ehrlich , von Behring y Kitasato, que hicieron grandes descubrimientos.
En 1882, utilizando nuevos métodos de teñido, descubrió el bacilo de la tuberculosis, enfermedad a la que dedicó gran atención.
Un año después, descubrió los gérmenes en forma de vírgula que producen el cólera, y demostró que la enfermedad se trasmitía al beber agua contaminada.
El bacilo de la tuberculosis
En 1896 Koch fue a Sudáfrica para estudiar el origen de la peste bovina y, aunque no identificó la causa de esta enfermedad, él tuvo éxito en limitar el brote de la misma mediante una inyección de valores saludables (atenuados) de la bilis tomada de la vesícula biliar de los animales infectados .
Un tema controvertido fue el hallazgo de la tuberculina, un extracto del medio donde se cultiva el bacilo de la tuberculosis y cuya procedencia Koch guardó en secreto durante tiempo, se cree que esperando recibir, si se comprobaba que servía para curar la enfermedad, unos buenos ingresos.
Finalmente Koch se vió forzado, incluso por causas de política científica, a revelar los detalles, lo que en cierta medida podía ser prematuro.
La eficacia de la tuberculina como cura de la tuberculosis es todavía un tema polémico, pero lo que sí es cierto es que su uso como herramienta para su diagnóstico, en lo que fue también decisiva la intervención de Clemens von Pirquet que se dio cuenta de que la tuberculina producía una reacción alérgica mas perjudicial que la tuberculosis, ha sido muy importante.
La tuberculina original descubierta por Koch era a glicerina el extracto de los bacilos del tubérculo y fue desarrollado como remedio para la tuberculosis, pero era ineficaz en este papel.
Koch fue el destinatario de numerosos premios y medallas, doctorados honorarios de las Universidades de Heidelberg y Bolonia, ciudadanía honoraria de Berlín, Wollstein y su natal Clausthal, y miembro honorario de las sociedades científicas y academias en Berlín, Viena, Posen, Perugia, Nápoles y Nueva York.
Fue condecorado con la Orden Alemana de la Corona, la Gran Cruz de la Orden Alemana del Águila Roja (la primera vez que esta alta distinción fue galardonado con un médico), y órdenes de Rusia y Turquía.
En 1905 fue galardonado con el Premio Nobel de Fisiología o Medicina.
En 1906, regresó al centro de África para trabajar en el control de la tripanosomiasis humana, y allí se informó que atoxil es tan efectivo contra esta enfermedad es como la quinina contra la malaria.
En 1866 se casó con Fraats Koch Emmy.
Ella dió a luz a su único hijo, Gertrud (n. 1865), que se convirtió luego en la esposa del Dr. E. Pfuhl.
En 1893 Koch se casó con Hedwig Freiberg.
El Dr. Koch murió el 27 de mayo de 1910, en Baden-Baden.
Koch fundó en Berlín (1891) un instituto para el estudio de las enfermedades infecciosas; seis años después fue nombrado profesor de higiene de la Universidad de Berlín.
Fue objeto de grandes honores, entre ellos la concesión del premio Nobel, en 1905. Murió en 1910, dejando tras sí el trabajo de toda una vida muy rica en resultados altamente beneficiosos para la humanidad.
Fueron discípulos suyos bacteriólogos tan notables como Emilio von Behring (1854-1917), Ricardo Pfeiffer (1858-1945) y Federico Loeffler (1852-1915).
PARA SABER MAS...
Hace exactamente un siglo, un modesto médico rural, el alemán Roberto Koch, dejó sellado su nombre en la historia de la ciencia mundial a través de un gran aporte: el descubrimiento del agente productor de la tuberculosis fue el primer paso en el largo camino de los estudios científicos hacia la eliminación de esta plaga de la humanidad que desde hace tanto tiempo representa una importante amenaza para la salud pública.
El hecho del descubrimiento del germen por Roberto Koch cambió totalmente la situación de enfrentamlentos y dio la razón a los que suponían su carácter infeccioso por un microbio.
La enfermedad podía ahora reconocerse determinando con el microscopio la presencia del bacilo de la tuberculosis en las excreciones del paciente y que podían confirmarse por el cultivo en medios adecuados y por inoculación en animales sensibles.
Muchas enfermedades que hasta ese momento no se habían relacionado con la tuberculosis, podían ahora Identificarse como lesiones tuberculosas específicas, tanto pulmonares como extrapulmonares.
Estos hechos han permitido sentar las bases de una profilaxis de la tuberculosis en razones científicas y el descubrimiento del bacilo de Koch coincidió con los esfuerzos desplegados por las clases sociales de los trabajadores para mejorar sus condiciones socioeconómicas y con el establecimiento de la medicina social en los últimos años del siglo XIX.
Se habían iniciado ya las primeras tentativas para curar la tuberculosis y el mismo Koch creyó haber encontrado en la tuberculina que extrajo del bacilo por un método experimental de laboratorio, y que le permitió cifrar esperanzas en su uso como producto terapéutico, pero no fue así, pues fracasaron sus intentos de lograrlo por ese medio, y la desilusión fue tan grande como las esperanzas que habían suscitado su uso.
Sin embargo, la tuberculina ha llegado a ser una substancia indispensable de diagnóstico para reconocer la infección tuberculosa en los seres humanos y en los animales.
Estos trabajos tuvieron tal trascendencia que permitieron sentar las bases de otras Investigaciones, tales las de Calmette y Guerin en la preparación de la vacuna antituberculosa BCG.
Koch, al recibir el Premio Nobel por su descubrimiento, en su conferencia recomendó algunos conceptos para la prevención de la enfermedad, tales como: la prevención de la infección por aislamiento de los enfermos en los hospitales o en habitaciones en sus hogares, la desinfección de las excreciones de los pacientes, la atención de los pacientes en dispensarios y la Información y la educación sanitaria de la población de los enfermos y de sus familias...
Desde hace más de treinta años disponemos de medicamentos importantes y de una vacuna eficaz, con lo cual la tuberculosis se ha transformado en una enfermedad vulnerable y prevenible por el aumento de las defensas orgánicas, provocado en forma artificial por intermedio de la vacuna BCG.
• ►LECTURA COMPLEMENTARIA:
Bacterias productoras del cólera y de la fiebre tifoidea
El Vibrio cholerae, descubierto también por Koch en 1884, constituye una de aquellas peligrosas bacterias intestinales. (En realidad Filippo Pacini lo había descubierto ya con ocasión de la epidemia italiana de 1854-1855, pero los clínicos rechazaron su afirmación.)
A través del microscopio presenta el aspecto de una coma¡ y se mueve muy vivamente con ayuda de su único flagelo en forma de latiguillo.
En las ciudades de la India se presentan siempre algunos casos de esta enfermedad motivados por diferentes circunstancias, tales como la superpoblación, la extremada pobreza y un clima cálido y húmedo, todo lo cual contribuye a extender el contagio.
Algunas veces, partiendo de aquel centro de irradiación, el cólera se ha extendido por todo el mundo en forma de epidemias, en las cuales las víctimas morían a las pocas horas de haber contraído el mal.
El bacilo del cólera se multiplica en pocos minutos; en 1 hora un solo bacilo origina 8, en 3 horas 512 y en 24 se cuentan por millares en todo el cuerpo del enfermo.
John Snow ayudante de Koch
John Snow (1813-1858), que sostenía que las enfermedades infecciosas se originaban cuando cierta materia pasaba del cuerpo enfermo a otro sano, consideró que, puesto que el cólera afectaba primordialmente al intestino, era probable que penetrara en el organismo al beber agua, pasando luego a las heces; recogió entonces información sobre los brotes de cólera y el agua que bebían los enfermos.
Nadie concedió importancia a sus ideas hasta que en 1854 apareció el cólera en Londres, alrededor de Broad Street, que se extendió en un radio de 250 m. a partir de la casa donde hubo el primer caso y murieron 500 personas en 10 días.
Otras personas no se contagiaron, si bien la mayoría huyó de allí a fin de librarse de toda contaminación.
Snow decidió averiguar la procedencia del agua que se bebía en cada una de las casas, y halló que en la mayoría de hogares en los que había casos de cólera se bebía agua de un manantial de Broad Street, mientras que aquellos que no se habían contagiado bebían la que suministraba un manantial de otro lugar.
Snow llegó a la conclusión de que el manantial era el foco de la epidemia y lo inutilizó; los casos de cólera disminuyeron.
Más tarde se pudo comprobar que a pocos metros del pozo pasaba un tubo conductor de aguas residuales; no cabía duda, pues, de que éstas se habrían derramado en parte en el interior del pozo, el cual era de reducida capacidad, y habían contaminado el agua que se bebía en Broad Street.
La gente, si bien no poseía demasiados conocimientos acerca de los microbios, aprendió entonces algo sobre el bacilo del cólera, que tantas víctimas había causado.
Durante otra epidemia de cólera que asoló Hamburgo a finales del siglo pasado se dio el caso de que la gente situada a un lado de una calle moría víctima de ella, mientras que sus vecinos de enfrente no enfermaban.
Ello era debido a que el agua que se consumía en el primer lado de la calle provenía directamente del río Elba, mientras que en el lado opuesto se bebía agua suministrada por otra compañía, la cual, aunque también la recibía del Elba, la hacía pasar por filtros de arena antes de distribuirla a los abonados, con lo que se eliminaban los bacilos y se evitaba toda posible contaminación.
Otro de los microbios intestinales importantes es el causante de la fiebre tifoidea, bacteria baciliforme provista de flagelos.
Esta especie no es tan letal como los vibriones coléricos, pero las úlceras que ocasiona en las paredes intestinales mina lentamente la resistencia del paciente.
La fiebre tifoidea se propagaba de modo especial entre los componentes del ejército; en la campaña sudafricana de 1899 murieron más soldados británicos víctimas de la fiebre tifoidea que de las balas enemigas.
Una de las características más temibles de dicha enfermedad radica en el hecho de que pueden ser portadores de bacterias infectantes individuos sanos o convalecientes de la enfermedad.
Unas bacterias de constitución muy semejante a la de las determinantes de la fiebre tifoidea son las causantes de las intoxicaciones alimentarias.
Si debido a la falta de higiene algunas de dichas bacterias invaden los alimentos, y éstos se guardan en un lugar caldeado durante uno o dos días, o incluso tan sólo durante una noche, las bacterias se multiplican hasta alcanzar cifras enormes, por lo que si se ingieren estos alimentos sin cocerlos previamente es muy probable que se contraiga la infección.
Los bacilos de la difteria y del tétanos: En el mismo año que Koch descubría el vibrión colérico, uno de sus discípulos, Friedrich Loeffler, identificó el microorganismo causante de la difteria.
Este se aloja en la garganta, donde secreta un veneno muy activo, o toxina, que al introducirse en la sangre origina los síntomas característicos de la enfermedad.
Su transmisión de una persona a otra se realiza por medio de las pequeñísimas gotitas que se desprenden al toser, estornudar o incluso respirar.
También puede existir contagio entre dos niños que usen el mismo pañuelo o que chupen la punta de un mismo lápiz.
Por otra parte, a semejanza de lo que ocurre con la fiebre tifoidea, puede darse el caso de personas portadoras del germen en sus gargantas, aun cuando hayan curado de la enfermedad o nunca la hayan padecido.
En otro tiempo la difteria solía ser una enfermedad muy peligrosa para la infancia, pero en la actualidad ha descendido de tal modo el número de casos de la misma, debido a las vacunas preventivas, que, por fortuna, puede decirse que es ya una enfermedad rara en un gran número de países.
Las vacunaciones preventivas también se usan para combatir los efectos de la bacteria productora del tétanos, cuya poderosa toxina puede ocasionar la muerte.
Dicha toxina ataca el sistema nervioso, lo que origina contracciones espasmódicas de los músculos, especialmente los de la mandíbula.
Un discípulo de Koch, el japonés Shibasaburo Kitasato, en 1889 logró aislar el microorganismo del tétanos; constituyó una tarea difícil, ya que este microorganismo es anaerobio.
Las condiciones que requiere para desarrollarse existen en el interior de las heridas sucias y profundas, aunque no necesariamente extensas, donde otras bacterias consumen todo el oxígeno.
A veces se encierra en esporas, como en el caso del agente patógeno del carbunco que subsiste de este modo durante largo tiempo en los campos de cultivo, en el polvo de las carreteras y en los excrementos de las caballerías.
Ello explica el que esta enfermedad causara más víctimas entre los labradores y personas heridas en contacto directo con el suelo.
Fuente Consultada: A Través del Microscopio - Capítulo: La Bacteriología - Editorial Salvat - M.D, Anderson