El Carbon: Formacion,Origen,Tipos y Extraccion:Hulla,Turba,Lignito
EL CARBÓN: Origen, Formación, Tipos y Extracción
Hulla, Turba y Lignito
EL CLÁSICO COMBUSTIBLE PADRE DE LA ACTUAL SOCIEDAD INDUSTRIAL
ENERGÍA NO RENOVABLE
Todos hemos visto un diamante, una mina de lápiz, un trozo de carbón.
¡Qué diferencia hay entre ellos, no?...
El diamante es el más duro de los cuerpos; el grafito de la mina es negro o gris como el plomo, y blando a tal punto que deja trazos sobre una hoja de papel; el trozo de carbón es totalmente negro, friable y de forma irregular.
Sin embargo, y pese a ser tan disímiles por su aspecto, valor y usos a que se los destina, el diamante, el grafito y el carbón no son sustancias diferentes, sino tan sólo tres estados de una misma materia, así como el agua, el hielo y el vapor de agua son un mismo cuerpo en estado líquido, sólido y gaseoso.
En nuestro caso, se trata del carbono, sustancia muy común en la naturaleza, elemento fundamental de todas las materias orgánicas, que se encuentra asimismo en la base de la formación de todos los minerales.
El carbono puro y cristalizado constituye el diamante y el grafito que acabamos. de describir.
Vista Interior de una Mina de Carbón
En estado amorfo e impuro, constituye los carbonos fósiles: son las sustancias compuestas principalmente de carbono, y que aparecen como residuos de la descomposición de materias orgánicas, sometidos a un largo proceso natural de transformación.
Para comprender con claridad este proceso, es necesario volver hacia atrás, a una época de la que nos separan millones de años.
Mucho antes de que el hombre hiciera su aparición sobre la tierra, existían inmensos bosques de helechos y asperillas, entre árboles de enormes troncos.
Estas plantas envejecieron, murieron y fueron enterrándose paulatinamente; grandes cataclismos, hundimientos que ni la imaginación más fecunda puede concebir, obligaron a los océanos a invadir las vastas extensiones otrora recubiertas de bosques.
Al cabo de otros muchos años, después de retirarse los mares, una lujuriosa vegetación volvió a crecer sobre lo que había sido el suelo submarino, hasta que nuevos plegamientos telúricos motivaron una nueva invasión de las aguas.
Esta sucesión de hundimientos y plegamientos, varias veces repetidos, está en el origen del proceso de carbonización de los vegetales; éstos siguen internándose progresivamente en las entrañas de la tierra, lejos del aire y de la luz.
Ocurrió pues lo siguiente: las sustancias vegetales, constituidas principalmente por compuestos de carbono, de hidrógeno y de oxígeno, al no hallarse ya en contacto con el aire, fueron perdiendo el oxígeno y el hidrógeno, y aumentaron su tenor en carbono; pasaron por los estados sucesivos de turba, carbón de tierra y antracita.
El examen químico de los carbones y rocas que rodean estos yacimientos nos ha permitido descubrir algunos secretos; podemos saber en la actualidad la edad de los carbones guiándonos por el índice de carbono que contienen, y fijamos, con bastante precisión, los límites que separan los distintos tipos.
• ►Categorías
Se han clasificado en cuatro categorías: el carbón, la hulla, el lignito y la turba.
La antracita es el más antiguo de los carbones fósiles.
Su formación remonta a la época primaria o paleozoica, más exactamente a aquel período que, debido justamente a los grandes yacimientos de carbón que en él se formaron, es llamado período carbonífero.
La antracita presenta un brillo casi metálico; es pesada y compacta, y ya su estructura no revela la de la madera en que tuvo su origen.
Con una buena circulación de aire, arde totalmente y constituye, por lo tanto, un excelente combustible.
En América del Norte, Francia, Gran Bretaña, Alemania y Rusia existen importantes yacimientos de antracita; otros países también poseen hulla seca, pero en menor cantidad.
La hulla, cuya formación remonta a la época paleozoica y mesozoica, contiene aproximadamente 80 a 85 % de carbón.
Es negra y opaca y, según la calidad, se parece al lignito o a la antracita.
Este carbón, graso y rico en sustancias bituminosas, sirve para la fabricación del gas de alumbrado.
El carbón “magro” es el más usado en metalurgia.
Se hallan grandes yacimientos de hulla en Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania, Rusia y China.
Las regiones mineras de estos países presentan un aspecto sombrío; las aglomeraciones que allí se forman sugieren campamentos estables, y pareciera que una lluvia de cenizas hubiera caído sobre el paisaje.
La vida toda parece surgir de las entrañas de la tierra.
El carbón, en todo otro lugar es esclavo; aquí es dueño, y causa de tanta riqueza y miseria.
El lignito se formó con la edad terciaria; es pues el tipo de carbón más reciente entre los que hemos enumerado; el porcentaje de carbono es también inferior y oscila entre el 70 y el 80 %.
El lignito conserva a veces estructura de la madera de que proviene.
Se encuentran minas importantes de lignito en Alemania, Rusia, Checoslovaquia, Italia (especialmente Venecia, Toscana, Umbría) y en Cerdeña.
La turba es de la época cuaternaria y, contrariamente a los demás carbones, no está formada por la carbonización de materias leñosas, sino por la acumulación de musgos gigantes y plantas de los, pantanos, cuyo procese de carbonización no está concluido.
Contiene una cantidad mucho menor de carbono (apenas 55 %) - Tiene un color amarillo parduzco en el momento de la extracción contiene aún mucha agua.
Por esta causa debe ser secada y comprimida antes de utilizársela como combustible.
Al arder despide mucho humo y deja un abundante residuo de cenizas.
Se la emplea también para lecho de los animales.
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La sucesión de rocas en los yacimientos carboníferos son el resultado de hundimientos rítmicos de los pantanos costeros. La inundación del pantano produjo pizarras y depósitos marinos. La acumulación de éstos elevó el fondo del mar, formándose de nuevo el pantano.
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De ella se extrae por destilación distintos gases combustibles, como el amoníaco y el ácido acético.
Existen grandes turberas en Alemania, Dinamarca, Holanda, Rusia, Francia, Argentina, etcétera.
Hemos visto hasta qué punto el tiempo es un factor importante en la formación del carbón.
No es, sin embargo, el único; otros factores decisivos han sido la presión y la temperatura, pues éstos pueden favorecer o detener el proceso de carbonización.
Efectivamente, en aquellas regiones en que faltaron estos elementos, la carbonización de los vegetales leñosos se ha visto entorpecida y apreciablemente frenada.
Este es el caso de los yacimientos de Moscú, en que encontramos carbón del período carbonífero con todas las características del lignito.
En Pensilvania existe un yacimiento de carbón que presenta una característica muy curiosa: en las partes que han soportado fuertes plegamientos. (esto es, que estuvieron durante más tiempo sometidas a la presión y al calor) se extrae antracita; en las que sufrieron menos el rigor de estos elementos sólo se encuentra carbón de tierra.
Según las eras geológicas, varía el tipo de plantas que suministraron la materia prima para la formación del carbón: la antracita y la hulla derivan, por lo general, de los helechos y asperillas, y, en menor proporción, de las cicadeas y de las coníferas.
(Imagen de: http://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Producci%C3%B3n_carb%C3%B3n_2007.png)
El lignito deriva de las coníferas, de las palmeras de los plátanos.
La turba, que está aún en formación, proviene , de las gramíneas y, en general, de las hierbas de los pantanos.
En tanto la antracita y la hulla se presentan en forma de capas superpuestas y alternadas con otras de consistencia pedregosa que miden a veces más de 1.000 metros de profundidad, el lignito se presenta en pocas capas y la turba en una sola.
Se atribuye este hecho a la existencia de inmensos bosques, que se extendían sobre las superficies pantanosas, a lo largo de las costas marítimas y a orillas de los lagos, que las aguas cubrían con cierta frecuencia.
El material arcilloso y la arena fueron llevados a la depresión, donde se formó la capa litoidea.
Se indica como varían los % de hidrogeno, oxigeno y carbono durante la formación del carbón.
El ciclo de la vegetación vuelve a empezar, y sigue un nuevo hundimiento y rellenamiento, y así sucesivamente durante extensos períodos.
Los usos del carbón son innumerables; gran parte de él se utiliza para la producción de vapor y de fuerza motriz, tanto en las industrias como en el transporte.
Desde hace siglos, el carbón fósil es el combustible más usado para la calefacción y para la alimentación de los hornos y fundiciones.
Además, permite obtener por destilación gas de alumbrado y toda una gama de subproductos como el asfalto y el amoníaco.
Se calcula que para abastecer todos los mercados se extraen anualmente de las entrañas de la tierra, aproximadamente 1.500 millones de toneladas de carbón fósil.
Los países más ricos en carbón son los Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania y Rusia.
Los yacimientos europeos más importantes se encuentran en el País de Gales, en Polonia y en el Sarre, que fuera causa de largas discusiones entre Francia y Alemania, territorio independiente desde 1947, unido a Alemania en 1955.
Los carbones que acabamos de mencionar son naturales, pero existen carbones artificiales.
Los más usuales son: el carbón de madera, el coque, el negro de humo y el carbón animal.
El carbón de madera se obtiene de la siguiente manera: se dispone un montón de madera, recubriéndola luego con hojas y tierra.
Se toma la precaución de practicar un orificio que comunica con otras aberturas dé la base y que permite encender el fuego, a la vez que sirve de conducto para el aire y el humo.
Durante la carbonización es necesario evitar todo contacto entre la madera y el exterior.
Con este procedimiento, mediante la descomposición de la celulosa y otras sustancias, se obtiene el carbón de madera, que arde con mayor facilidad que los otros y produce gran cantidad de calorías.
El coque se obtiene como residuo de la destilación de la hulla; es muy usado también como combustible.
El carbón de retorta se forma sobre las paredes de las retortas y otros recipientes que se utilizan para la destilación de la hulla; no sirve como combustible, pero entra en gran parte en la preparación de carbones para lámparas y pilas.
El negro dé humo es un polvo ligero, que se emplea en la preparación de barnices, tintas de imprenta y colorantes.
El carbón animal es un polvo pesado, de color negro, y se lo obtiene por calcinación de los huesos; se le da gran importancia en los procesos de decoloración de sustancias orgánicas.
Es interesante seguir paso a paso el desarrollo bajo tierra de las numerosas galerías que van bordeando los filones más ricos de este valioso mineral negro: una mina, en su aspecto más esquemático, está formada por uno o varios pozos que penetran en la tierra a cientos de metros de profundidad.
De estos pozos salen como ramificaciones numerosas galerías, orientadas hacia los filones localizados de antemano.
Las grandes minas están provistas de varios pozos como el que acabamos de describir: cada uno de ellos tiene un ascensor especial, que permite bajar y subir con rapidez, y se utiliza tanto para los mineros como para el carbón y las herramientas.
El trabajo de las minas es de los más duros que pueda imaginarse.
En épocas lejanas se empleaban para estos trabajos los esclavos más robustos, y estaban destinados a no volver a ver la luz del día.
A la fatiga propia del trabajo, el calor excesivo, la humedad y falta de aire, se suma el grave peligro que constituye la formación de grisú (mezcla explosiva del gas de extracción, compuesta principalmente de hidrógeno carburado que se desprende en las minas de hulla y hace explosión al encontrar un cuerpo inflamado), que suele provocar catastróficos hundimientos.
Lamentablemente, aún en nuestros días, las tragedias en las minas son inevitables.
Cada mañana el minero deja su familia para bajar a grandes profundidades, ignorando si ha de volver.
Pese a ello, los obreros de las minas prosiguen valientemente su trabajo; perforan la tierra en corredores a menudo muy angostos y bajos, que les obligan a arrastrarse, manejando pesados martillos neumáticos, con el fin de proporcionar a las usinas, a los hogares y a la industria, el combustible necesario para el funcionamiento de las máquinas y el mantenimiento del confort moderno.
• LA HULLA:
Debido a su importancia, este tipo de carbón ha sido estudiado con más detalle que cualquier otro.
Contiene de un 70 a un 90 % de carbono; de un 8 a un 15 % de oxígeno, y un 4 % de hidrógeno, encontrándose también pequeñas cantidades de azufre y nitrógeno —elementos presentes en la materia de las plantas vivas—.
Todos los carbones contienen cierta cantidad de materia mineral, derivada, en parte, de las plantas de origen, pero, principalmente, del agua filtrada a través de los depósitos durante su período de formación y con posterioridad a él.
Esta materia mineral origina las cenizas cuando el carbón se quema.
Los carbones bituminosos tienen una estructura en capas, y su examen al microscopio indica que se hallan formadas por materiales diferentes.
El vitrain, que constituye las capas más brillantes, es limpio y lustroso, y se rompe fácilmente en trozos de forma regular.
No da lugar a capas extensas, sino a inclusiones relativamente pequeñas, y su examen al microscopio muestra que procede de la madera y la corteza alteradas.
Es probable que cada inclusión represente la caída de un solo árbol.
El clarain forma otras bandas brillantes entrelazadas.
Existen también capas finas de vitrain, separadas por un material opaco llamado durain.
El clarain es, en realidad, una combinación de vitrain y durain.
Este último forma también capas por sí solo, y es más duro y opaco que el vitrain, estando constituido por esporas (polen) y fragmentos diminutos, demasiado pequeños para ser identificados.
La suciedad del carbón se debe a un cuarto componente, el fusain, una sustancia escamosa análoga al carbón vegetal, que se presenta en capas finas en los filones carboníferos.
El carbón se exfolia con facilidad a lo largo de estas capas y el fusain, que no se sabe aun como se ha formado, se desprende con roce.
YACIMIENTOS DE CARBÓN:
Los primeros depósitos conteniendo carbón de algún valor pertenecen al período carbonífero.
Es posible que las plantas leñosas no hubieran alcanzado gran desarrollo antes de esta época, o que las condiciones para su conservación no se dieran en muchas zonas.
Las principales cuencas carboníferas del mundo se encuentran al noroeste de Europa (incluyendo Gran Bretaña) y en la parte oriental de América del Norte.
El estudio de los yacimientos del carbonífero indica que se depositaron en inmensos pantanos costeros y que cada filón representa la vegetación de un solo pantano, es decir, la vegetación acumulada durante el tiempo en que el pantano existió.
El carbón no forma, en realidad, más que una pequeña parte del yacimiento (menor del 5 %), estando constituida la mayor parte de las rocas por pizarras, areniscas y restos de fangos.
En los yacimientos se aprecia una sucesión clara de los distintos tipos de rocas, que se repite muchas veces.
Debajo de cada capa de carbón se halla un lecho de arenisca fina, en la que aparecen, con frecuencia, huellas de las raíces de las plantas, lo que constituye una prueba más de que los yacimientos carboníferos se formaron "in situ", en el emplazamiento del pantano primitivo.
El clarain y el vitrain representan la acumulación de los constituyentes normales de las plantas, mientras que el durain contiene sólo fragmentos variados, siendo probable que represente la acumulación de residuos, durante períodos transitorios de inundación.
Las vetas de arena accidentales pueden representar corrientes de aluviones que atravesaron el pantano.
Los restos vegetales encontrados en el carbón indican que los principales habitantes de los bosques pantanosos fueron gigantescos licopodios, tales como el Lepidodendron y la Sigillaria, y enormes equisetos arborescentes (Calamites). Debajo de ellos, vivieron pequeñas plantas del tipo de los helechos.
También eran corrientes insectos como las libélulas, pero no se han encontrado restos de pájaros o plantas con flores. Se supone que cada metro de un filón carbonífero precisó, para su formación, 20 metros de restos vegetales.
El espesor de los filones carboníferos varía desde unos pocos milímetros a más de 15 metros.
Los más grandes representan vastas acumulaciones de restos vegetales.
Encima de los filones carboníferos se encuentran, generalmente, pizarras, procedentes de depósitos arcillosos y arenosos.
Contienen muchos caparazones de moluscos de agua dulce y restos de plantas del tipo de los helechos, tales como el Neuropteris.
Estos depósitos de agua dulce indican una inundación de los pantanos, y la acumulación de aguas estancadas o que se renovaban con lentitud.
Muchas veces, a las pizarras siguen depósitos marinos, piedras calizas y areniscas, que indican un hundimiento total de los pantanos costeros.
También llegaron a producirse elevaciones del terreno, ya que la gran cantidad de sedimentos depositados alrededor de las costas alzaron lentamente el fondo submarino, hasta alcanzar de nuevo a la superficie.
Con ello predominaron otra vez las condiciones pantanosas, y se inició la formación del filón carbonífero siguiente.
Para explicar el gran espesor de los yacimientos carboníferos es preciso admitir que ocurrieron un gran número de hundimientos de este tipo, lo que es compatible con otros movimientos de tierra que se sucedieron por aquella época y que culminaron con los plegamientos herciniano y armoricano, en las postrimerías del período carbonífero.
EXTRACCIÓN DESDE UNA MINA:
Lo primero que se hace cuando se descubre un yacimiento de carbón antes de abrir un pozo minero se hacen taladros de sondeo en los sitios sugeridos por una exploración geológica previa.
El determinar el sitio donde haya de abrirse el pozo es importantísimo, porque ha de cumplir, si es posible, por lo menos, tres condiciones; a saber: el que se pueda trabajar la veta de carbón desde su punto más bajo, de modo que las pendientes en las vías principales de la mina puedan descender hacia el fondo del pozo, y favorecer el drenaje y el acarreo; el efectuar la extracción del carbón desde el centro del yacimiento, para impedir una longitud innecesaria en los caminos subterráneos, y que pueda ser fácil el acarreo del producto.
Los pozos son, generalmente, circulares, porque esta forma es la que mejor resiste la presión; pero, sin embargo, se construyen muchos rectangulares.
No es muy corriente el practicar primero el pozo principal, sino considerar el pozo ventilador como una prueba.
El coste de la perforación depende de la dureza y cruzamiento del estrato y de la cantidad de agua, pues la presencia de arena con mucha agua es más difícil de trabajar que las capas más duras.
El pozo se reviste ordinariamente con capas internas de hormigón, de ladrillo o de hojas de acero.
Al llegar a la veta principal se practican túneles dentro del carbón y, por lo menos, se inician dos en seguida, en comunicación uno con otro, así que se va avanzando para facilitar la ventilación.
Cerca del fondo del pozo se excava espacio suficiente para las cuadras de los caballos, pues allí la ventilación es más fácil. El pozo mismo se continúa bajo el nivel de la zona de trabajo, y esta porción terminal, recubierta, se utiliza para recibir el drenaje.
El apuntalado de la tierra con acero en las vías subterráneas
Una porción considerable de los gastos de explotación en las minas de carbón es debida a la necesidad de apuntalar con maderas las vías y sitios donde se trabaja, que se hallan siempre expuestos a derrumbamientos y cuyo acceso se mantiene abierto artificialmente.
El acero se va usando ahora cada vez más, en lugar de la madera, para el sostenimiento de los techos, especialmente en los sitios donde las presiones son grandes y el cambio es económico, pues aunque el acero cuesta el doble que la madera, su duración, bajo la presión de la mina, es seis veces mayor que la de dicha madera.
Las torres o armaduras, dispuestas a la boca del pozo a flor de tierra y que primitivamente eran también de madera, ahora se hacen frecuentemente de acero.
La boca del pozo se refuerza fuertemente, la cuerda de ascensión es invariablemente de alambre de acero, plano o cilíndrico, y calculado de manera que pueda levantar, sin romperse, diez veces más carga de la que ordinariamente levanta.
Algunas veces, esta carga es de cuatro toneladas de carbón, además del peso de la jaula y del cable. Operaciones de gran extensión, como las que ahora se practican, demandan amplios pozos de construcción más complicada que la usual hasta aquí.
Un pozo en Pensilvania suele medir 16 metros por 4 de boca, con una profundidad de más de 300, y se halla dividido en departamentos separados para los ascensores, funcionamiento de las bombas y ventilación.
Algunas minas de carbón en el extranjero tienen más de 900 metros de profundidad.
Además, en muchas minas puede entrarse por medio de túneles.
Estos corren ligeramente hacia arriba dentro de la mina, y la pendiente resultante favorece la carga de los carros conforme éstos salen a la superficie, y permite además que el agua acumulada en la mina salga afuera por la acción de la gravedad.
El acarreo en el interior de las minas se efectúa actualmente por medios mecánicos a lo largo de las vías principales, y por caballos y muías entre los sitios donde se opera y dichas grandes vías.
La electricidad se emplea comúnmente como medio de iluminación cerca del fondo del pozo, pero no en los lugares donde se trabaja, pues éstos se hallan constantemente cambiando a medida que se extrae carbón.
Los varios métodos por los cuales el carbón es extraído de su sólido lecho: Los sistemas seguidos para extraer el carbón de piedra de sus sólidos depósitos difieren de unas localidades a otras y según los países.
Cerca del fondo del pozo se deja gran espacio para impedir los efectos de desplomes o hundimientos.
Los dos medios más generales de extracción del carbón consisten en ir abriendo huecos y dejando pilares intermedios de carbón, y extrayendo éste en bloques rectangulares, o bien trabajando a lo largo del muro de carbón, de modo que todo el frente de la veta es atacado y extraído.
Según se va acarreando el carbón, el techo se apuntala.
Los desechos o desperdicios se apartan o se apilan, según su carácter, detrás de los obreros, en el gran espacio abierto delante de la veta de carbón, y el espacio remanente se va cerrando gradualmente, a causa de las presiones circundantes, después que los apuntalados de madera se retiran y los tajos de explotación a lo largo del frente de la veta han ido avanzando.
El corte del carbón se efectúa actualmente de varios modos, pero lo general es emplear máquinas cortadoras, que practican muescas o ranuras en el fondo de la veta de carbón o en la roca que yace inmediatamente debajo.
Estas ranuras o muescas se hacían antes a mano, y el minero, mientras efectuaba este trabajo, se hallaba tendido en el suelo, de costado, manejando el pico, hasta que toda la extensión del frente que se había acotado para él quedaba cortada por la parte inferior hasta donde podía alcanzar con el pico.
Después se practican agujeros en el frente del lecho carbonoso, sobre la porción cortada, y esos agujeros se cargan con un explosivo, de modo que por la explosión de estos barrenos se viene abajo una porción de pared de carbón, que alcanza hasta donde ha llegado el fondo del barreno.
El mineral, entonces, se rompe en fragmentos, hasta que sea posible manejarlos a mano y cargar en pequeñas vagonetas, llevadas hasta aquel sitio a lo largo de vías o carriles, que se van prolongando a medida que la capa o veta de carbón se va extrayendo.
Muchos de los usos del carbón tan penosamente conquistado de las profundidades donde se halla oculto desde tantos siglos, son completamente conocidos hasta de los más profanos.
Todos ven el consumo diario que de él se hace para el caldeo de las viviendas, para fines culinarios, para producir fuerza motriz cuando, transformado en calor, pone en movimiento toda clase de maquinaria, desde las rápidas y poderosas máquinas de los trenes expresos y de los grandes «leviatanes» de la marina, hasta miles y miles de máquinas de los talleres y factorías.
Sabemos también que de él procede el gas para nuestro alumbrado, y que el mismo carbón ha fundido los metales que han suministrado material para las nueve décimas partes de los utensilios, herramientas, aparatos y mecanismos usados por la Humanidad.
Reconocemos que el carbón de piedra, en alianza con el hierro y sus compuestos han hecho posible el industrialismo moderno.
Pero hay, además, otros usos a los cuales se ha destinado el carbón en estos años recientes, y que no son tan conocidos, pero igualmente interesantes. si no tan esenciales. los productos químicos del carbón de piedra son una de las maravillas de nuestra generación.
Una tonelada de hulla grasa puede producir 930 metros cúbicos de gas, 60 kilogramos de brea o alquitrán, unos 700 kilogramos de cok y de 75 a 100 litros de productos líquidos.
El uso del gas y del cok es bien conocido; el del alquitrán y del líquido acuoso ha dado ocasión a la mágica moderna del químico creador.
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Estas rampas movibles transportan el carbón a los cangilones de unas grúas que los recogen, elevan y depositan en el interior de los barcos. Estos barcos están cargando en los muelles de Baltimore y Ohio, en Baltimore.
Los docks del carbón de la Compañía de Ferrocarriles del Valle de Hocking, en Toledo (Ohio). El camión es arrastrado eléctricamente por un cable hasta la plataforma donde es descargado.
He aquí un diagrama de una mina de carbón en el que se muestra los pozos y galerías como realmente existen.
Las bandas negras marcan las venas de carbón y se vé cómo las galerías, partiendo de los pozos verticales conducen hacia las vetas carboníferas.
Una circulación constante de aire puro se mantiene bajo tierra, ya por medio de un horno situado en el fondo del pozo y que hace que el aire caliente se eleve, o bien por medio de una bomba aspirante situada en lo alto del mismo pozo que absorbe el aire viciado por medio de un pozo ventilador especial.
Cerca de cien mil metros cúbicos, de aire pasan a través de los pozos de algunas minas cada minuto. Un solo par de pozos sirve para miles de hectáreas de extensión minera. Algunas veces las galerías subterráneas llegan a 8o kilómetros de longitud, es decir 80 kilómetros de paseos a través de lo que fué bosques verdes en remotísimos tiempos.
Datos Curiosos:
El carbón es rico en energía solar almacenada. El carbón está compuesto por restos fósiles de plantas que crecieron hace decenas, o incluso centenares de millones de años.
Cuando los árboles del período carbonífero murieron y se descompusieron, hace unos 300 millones de años, muchos quedaron enterrados en el barro.
Con el paso del tiempo se transformaron químicamente y luego de varios miles de años se formó la turba.
Hace cerca de 250 millones de años la roca superpuesta había compactado la turba hasta formar lignito, o carbón marrón.
Éste contiene entre 65 y 70 por ciento de carbón. Unos millones de años atrás gran parte de este lignito se había transformado en carbón bituminoso.
Con un poco mas de tiempo se formó la antracita, compuesta de un 95 por ciento de carbón y considerada el mejor tipo de carbón para incinerar.
Para producir una tonelada de carbón se requieren entre 25 y 75 toneladas de vegetación creciente.
El carbón se extrae a veces de minas con una profundidad superior al kilómetro.
Sin embargo, con las nuevas técnicas desarrolladas para utilizar carbón de menor calidad, las vetas de poca profundidad y los depósitos superficiales, que alguna vez fueron antieconómicos, han empezado a explotarse.
Fuente Consultada:
Colección Moderna de Conocimientos Universales La Fuerza Motriz W.M. Jackson , Inc
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