Batalla de Pavón y la derrota de la Confederación Argentina

Batalla de Pavón - Derrota de la Confederación Argentina: Plan de Mitre y Urquiza

La batalla de Pavón señala el fin de la Confederación Argentina y pone en manos de los hombres del partido liberal porteño los resortes de la conducción nacional.

Mitre será el primer presidente que gobierne sobre todo el territorio de la nación.

El grupo dirigente buscará concretar en la república un ideal civilizador, procurará terminar con la oposición de la montonera reducir al indio y desarrollar la economía.

El ferrocarril, el telégrafo, la difusión de la enseñanza, la inmigración y un poder ejercido con criterio centralista fueron las herramientas fundamentales del quehacer que transformó al país.

ETAPA I: El triunfo de Buenos Aires sobre la Confederación

Valentín Alsina —gobernador de Buenos Aires desde 1857—La tensión entre Buenos Aires y la Confederación aumentó a medida que se acercaba el final del mandato constitucional del presidente Urquiza.

Los porteños se proponían lograr la incorporación de las provincias interiores a un Estado centralizado por Buenos Aires, y establecieron alianzas para que quien fuera elegido nuevo presidente de la Confederación favoreciera ese objetivo.

La intervención del gobierno federal obstaculizó las negociaciones y estalló el conflicto.

Valentín Alsina —gobernador de Buenos Aires desde 1857— estableció un decreto que afectó todavía más el comercio de la Confederación: estableció que los productos del interior serían tratados en Buenos Aires sin ninguna diferencia con las mercaderías extranjeras.

Como respuesta, en mayo de 1859, el Congreso autorizó a Urquiza a “resolver la cuestión de la integridad nacional respecto de la provincia disidente de Buenos Aires por medio de negociaciones pacíficas o de la guerra, según lo aconsejaran las circunstancias.

El 23 de octubre de 1859, el ejército confederado y el porteño se enfrentaron en Cepeda, y Urquiza obtuvo la victoria.

Después de la renuncia de Alsina —condición impuesta por Urquiza—, el 11 de noviembre de 1859, en San José de Flores, ambas partes firmaron un pacto. Buenos Aires se declaraba parte de la Confederación y se obligaba a aceptar y jurar solemnemente la Constitución Nacional de 1853, pero luego de que una Convención Provincial propusiera las reformas que la provincia consideraba indispensables.

Urquiza aceptó que las reformas propuestas fueran tratadas por una Convención Nacional convocada al efecto, con la condición de que Buenos Aires enviara sus diputados y aceptara la decisión de la Convención como definitiva.

En mayo de 1860, Mitre fue elegido gobernador de Buenos Aires y, desde ese cargo, desarrolló una política favorable a la unión.

Pero el conflicto profundo entre Buenos Aires y la Confederación todavía no había sido resuelto.

ETAPA II Triunfo de Buenos Aires Sobre la Confederación:

 Mitre, gobernadorBuenos Aires se había comprometido —por el Pacto de San José de Flores— a respetar la elección de Santiago Derqui como nuevo presidente de la Confederación.

Pero en los meses que siguieron a Cepeda, el gobierno porteño aprovechó las fisuras entre Derqui y Urguiza y reinició las negociaciones con las provincias interiores.

Finalmente, las luchas desatadas para imponer los diputados de cada grupo hicieron fracasar la reunión de la Convención, y comenzaron los preparativos para la guerra.

El 17 de noviembre de 1861, los dos ejércitos se enfrentaron cerca del Arroyo del Medio, en los campos de Pavón.

El combate terminó sorpresivamente cuando Urquiza se retiró del campo de batalla sin haber sido vencido por el ejercito de Mitre.

Meses después Derquí renunció del gobierno federal quedó vacante hasta que, en enero de 1862, Mitre —como gobernador de Buenos Aires— asumió provisionalmente nacional con el acuerdo de Urquiza

El triunfo de Mitre —asegurado por las campañas militares en apoyo de los grupos liberales del interior— había significado la aceptación por parte del conjunto de las provincias interiores de la dirección de Buenos Aires en el proceso de centralización del Estado.

Pero quedaba pendiente todavÍa la subordinación al proyecto nacionalista —liderado por Mitre en alianza con otros jefes provinciales— de los autonomistas bonaerenses más intransigentes.

Los autonomistas se negaban a la federalización de la ciudad de Buenos Aires, que debía ser la sede del gobierno federal.

a solución de compromiso alcanzada —la presencia del gobierno federal en la ciudad como invitado del gobierno provincial— mantuvo el conflicto sin resolver durante años.

Fuente Consultada: Historia Argentina y El Mundo Contemporáneo Editorial AIQUE -
La Nación Argentina Historia 3 Editorial Kapelusz y
Enciclopedia del Estudiante Historia Argentina

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El Plan de Mitre después de Pavón

La victoria de Pavón abría para Mitre perspectivas ilimitadas y responsabilidades inmediatas.

Gobernador de Buenos Aires y general en jefe del Ejército vencedor, tenía que realizar en los hechos los principios de una política a que tenazmente había entregado su vida.

Cuando el general Urquiza venció a la tiranía, Mitre discrepó con los medios arbitrados por el libertador para realizar la organización constitucional del país.

Desde las columnas de Los Debates, periódico que fundó para exponer sus ¡deas y hacer propaganda por el triunfo de ellas, expuso razonadamente su manera de encarar el problema nacional.

No hubo en su prédica nada de personal, como no lo hubo en su palabra inflamada de diputado del pueblo, cuando disintió fundamentalmente con la política del general Urquiza a raíz de su triunfo sobre Rosas.

Pero cuando fue necesario, combatió con las armas por los mismos principios que en más de un momento creyó que podía hacer triunfar en el campo pacífico de las ideas. [...]

Ciertamente tenía su plan. Lo había madurado día a día. Podría asegurarse también sin temor de errar que a nadie lo habría comunicado porque bien sabía cuan estéril es adelantar soluciones antes de tiempo.

Se explica así que el gobierno delegado pensara de inmediato en la necesidad de hacerle llegar soluciones sobre la política a seguir, y también sobre las operaciones militares que el general en jefe vencedor había de realizar para hacer efectiva aquella política.

Los puntos de vista respectivos fueron diametralmente opuestos.

El gobierno delegado de Buenos Aires pensaba en cuanto a la forma de hacer práctica la unión nacional, que el general Mitre debía declarar caducas las autoridades federales e invitar al pueblo de toda la República a enviar diputados a una convención general para que decidiera sobre la suerte común,"quedando entretanto los pueble; en estado constituyente".

Tal solución importaba desde luego dejar sin efectos reales los pactos de 11 de noviembre de 1859 y de 6 de junio de 1860, y lo que es más grave dar por no existente la Constitución Nacional.

El general Mitre no podía aceptar ni por ur instante tales soluciones, que eran la rectificación violenta de una política perseverantemente seguida por Buenos Aires desde e día siguiente de Caseros. [...]

La Constitución era para el general Mitre el único vínculo moral que unía a Buenos A ires con las demás provincias.

Desconocerla era no sólo contrariar el fundamento de la actitud guerrera de Buenos Aires sino tambie-adoptar una política completamente contri-ría a los objetos de la contienda.

Mariano deVedia y Mitre Historia de la Nación Argentina

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PARA SABER MAS...
CRÓNICA DE LA ÉPOCA I

Fuente: El Bicentenario Fasc. N° 3 Período 1850-1869, Nota de Ana Wilde

Tras seis meses de sitio, Buenos Aires venció a la Confederación. El 13 de julio de 1853, Ur-quiza y Lagos tuvieron que reconocer la segregación de hecho de esta provincia.

El conflicto había estallado a comienzos de diciembre de 1852, en contra de la política secesionista del gobernador Valentín Alsina.

Su decisión de invadir Entre Ríos para atacar a Justo José de Urquiza e interrumpir su iniciativa constitucional precipitó el levantamiento del comandante porteño Hilario Lagos, que sumó importantes sectores de la campaña.

Estos habían apoyado al movimiento de septiembre en defensa de la autonomía provincial, pero no acordaban en iniciar un conflicto generalizado para obtener el dominio del proceso constituyente.

La convocatoria de Lagos fue extensa y logró sitiar Buenos Aires prácticamente sin combatir, fracturó el frente interno antiurquicista entre Bartolomé Mitre y Alsina y provocó la renuncia de este último.

No obstante, las negociaciones fueron infructuosas y se complicaron con la intervención de Urquiza a favor de Lagos y la sanción de una constitución que establecía la entrega de la Aduana al Estado nacional.

La ciudad se mantuvo intransigente, podía continuar resistiendo el sitio.

En cambio, sus oponentes estaban debilitados.

Era época de cosecha y las fuerzas de Lagos eran gente de campo, además, se les adeudaba a muchos militares.

Esto los hacía vulnerables al arma más poderosa de los por teños, que era, a su vez, el punto más débil do la Confederación: el dinero.

Los sitiados iniciaron una exitosa campaña de sobornos que dejó a lan fuerzas federales sin escuadra y sin tropas.

El levantamiento de Lagos puede considerarse un ejemplo emblemático de la oposición nutre porteños y provincianos.

Gran parto do Ioh bonaerenses sintió que Urquiza y sus partidarios los despojaban de lo que creían eran sus legítimos derechos: el manejo exclusivo del puerto y sus rentas, recursos que en esta oportunidad determinaron su victoria.

Los federales, en cambio, estimaban que una organización nacional y federal implicaba igual representación por provincia, federalización de la Aduana y capitalización de Buenos Aires.

En líneas generales, Lagos promovió estos objetivos al grito de paz y unión. Su iniciativa fracasó pero el triunfo de Buenos Aires tampoco fue completo, ya que la Constitución Nacional consagró legalmente sus peores temores.

CRÓNICA DE LA ÉPOCA II

Fuente: El Bicentenario Fasc. N° 3 Período 1850-1869

El 11 de septiembre se produjo en Buenos Aires una revolución como reacción de la provincia ante las imposiciones de Justo José de Urquiza.

La legislatura de Buenos Aires inició un debate sobre los alcances del acuerdo. Bartolomé Mitre y Dalmacio Vélez Sársfield hablaron por la oposición; la defensa estuvo a cargo de Vicente Fidel López.

El acuerdo fue rechazado el 23 de junio.

La crisis provocada por el rechazo porteño al Acuerdo de San Nicolás y la renuncia del gobernador produjeron la intervención personal de Urquiza, quien disolvió la Junta de Representantes, clausuró los periódicos opositores y ordenó que los diputados Vélez Sársfield, Mitre, Ortiz Vélez y Pórtela abandonaran Buenos Aires.

Estas medidas provocaron la reacción de los opositores, que pusieron en marcha una revolución liderada por Valentín Alsina y, como jefe militar, el general Piran.

El objetivo de los revolucionarios fue recuperar el ejercicio de la soberanía provincial.

El 11 de septiembre la Junta de Representantes eligió como gobernador provisorio a su presidente, el general Pinto.

El 31 de octubre Buenos Aires constituyó un gobierno provisorio nombrando  como gobernador titular a Valentín Alsina.

PROTOCOLO DE PALERMO:

El 6 de abril Justo José de Urquiza reunió en Palermo a los gobernadores de Buenos Aires y de Corrientes y al representante de Santa Fe, quienes, junto a la representación de Entre Ríos, acordaron lo siguiente:

"Queda autorizado el expresado Exmo. Sr. Gobernador y Capitán General de la Provincia de Entre Ríos, General en Jefe del Ejército Aliado Libertador, Brigadier don Justo José de Urquiza, para dirigir las Relaciones Exteriores de la República, hasta tanto que, reunido el Congreso Nacional, se establezca el Poder a quien compete al ejercicio de este cargo".

Por primera vez estas facultades no estaban en manos de un gobernador porteño.

El Protocolo de Palermo fue firmado por los representantes de Santa Fe, Manuel Leiva, de Corrientes, Benjamín Virasoro y de Buenos Aires, Vicente López y Planes.

Ver: La Organización Nacional de Argentina


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