Primeros Huevos de Dinosaurios Encontrados Fosilizados en Mongolia
Primeros Huevos de Dinosaurios Encontrados Fosilizados
En 1923, un miembro de la expedición del Museo Americano de Historia Natural de Estados Unidos, dirigida por el doctor Roy Chapman Andrews, a la zona de areniscas rojas del desierto de Gobi, en Mongolia, encontró un nido completo de huevos de dinosaurios fosilizados.
Los huevos habían sido puestos a fines del período cretácico, hace unos 80 millones de años.
Estaban enterrados cerca de la superficie, que había estado expuesta a los efectos de la erosión durante millones de años también.
Los dinosaurios fueron animales dominantes —es decir, de gran importancia por su influencia sobre todas las restantes formas de vida— en la era Mesozoica. Se los divide en dos grandes órdenes, siendo, por una parte, parientes de los cocodrilos y, por otra, antecesores de los pájaros.
Los primeros representantes de los dinosaurios que aparecieron en escena eran de tamaño pequeño, pero, en conjunto, se observa en ellos una evolución gradual hacia dimensiones cada vez más gigantescas.
Algunos constituyeron los mayores animales terrestres que han existido. Unos eran carnívoros y otros, la mayoría, herbívoros.
Los primeros dinosaurios se caracterizaron por ser bípedos (marchaban de pie sobre las patas posteriores). Sin embargo, se ha observado que a lo largo de su evolución muchos tendieron a adquirir la postura cuadrúpeda, sobre todo los herbívoros.
Bastantes carnívoros conservaron la posición bípeda.
La clasificación que se ha hecho de los dinosaurios se basa en las afinidades de su esqueleto y de la estructura de los huesos con los reptiles o los pájaros.
Aquellos que presentaban semejanzas con los reptiles se clasifican en el orden de los saurisquios.
El descubrimiento de los huevos de dinosaurio es uno de los raros hallazgos (como el de las impresiones de las membranas interdigitales momificadas) que nos ilustran sobre el modo de vida de estos seres.
Quizá si los detalles de su biología estuviesen más claros, podrían conocerse las causas de la desaparición repentina de los dinosaurios, después de un período de florecimiento espectacular.
Se ha pensado, fundamentalmente, en cambios climáticos que afectaron de tal modo a la flora, que las especies herbívoras, demasiado especializadas, no, pudieron adaptarse a un cambio de régimen alimenticio. La desaparición de los herbívoros trajo consigo la de los carnívoras que vivían a costa de ellos.
La imposibilidad de los dinosaurios de evolucionar, y adaptarse a las cambiantes condiciones, parece radicar en la extremada especialización de su forma de vida.
De hecho, es una regla; comprobada por el estudio de los fósiles, que las formas de animales se adaptan mejor a las condiciones cambiantes cuanto menos evolucionadas están, es decir, cuanto menos especializadas se hallan en una forma de vida determinada.
A pesar de los abundantes datos existentes sobre la morfología de los dinosaurios, nuestros conocimientos sobre su biología y costumbres se apoyan, en muchos aspectos, solamente en conjeturas.
Se sabe que la médula espinal presentaba, en algunas formas, un ensanchamiento a la altura de la cintura pelviana (caderas), que podía tener un tamaño mayor que el del cerebro (ganglios cerebroides).
Este ganglio actuaría como un centro local de reflejos en las formas gigantes, dado el tiempo considerable que los reflejos habían de tardar en recorrer el largo camino existente entre el cerebro y las patas.
Desde que se comenzó a estudiarlos, se supuso que estos antecesores de animales realmente ovíparos (que ponen huevos), fueron ovíparos también, pero no se tuvo una prueba material hasta dicho hallazgo de huevos fosilizados del Protoceratops, pequeño reptil antecesor de los dinosaurios cornúpetas a que nos hemos referido.
El mismo no presenta, sin embargo, traza de cuernos, pero sí el citado repliegue posterior de la cabeza.
En una expedición previa a Mongolia ya se había encontrado parte de la cascara de un huevo, pero el descubrimiento, realizado después, del nido entero, en una zona desértica —a cientos de kilómetros de distancia de los habitantes más próximos— sobrepasó las esperanzas.
Por fin se había conseguido la prueba de que, al menos, algunos dinosaurios ponían huevos.
Además, este dinosaurio (Protoceratops) los ponía (en cantidad de 15 o más) en un nido, de la misma forma que los ponen las tortugas y muchas aves actuales.
Las rocas de color rojo ladrillo donde, se encontraron los huevos se componen de granos de arena fina y roja.
Son blandas y se desmenuzan e, indudablemente, fueron formadas por la arena arrastrada por el viento. Mongolia debe de haber sido un desierto muy seco y cálido cuando el Protoceratops vivía.
Probablemente, los huevos fueron enterrados a demasiada profundidad por la arena movediza, de forma que los rayos solares no pudieron incubarlos.
Poco a poco se fueron hundiendo cada vez más, a causa de la continua presión ofrecida por la gran carga de arena que soportaban encima y, a su vez, la arena que los rodeaba fue comprimiéndose y trasformándose en roca arenisca.
Entretanto, los huevos mismos fueron rellenándose de arena, al fosilizarse, y conservaron su estructura.
Las condiciones de Mongolia resultaban ideales para la formación de fósiles, y de hecho el país es el lugar perfecto para buscarlos.
Había muy poca humedad, y el aire, indudablemente, velaba por los restos animales, arrastrando la arena, que los enterraba en enseguida, lo que evitaría su descomposición.
Además, desde que se extinguióle Protoceratops, se ha sumergido uña pequeña extensión de Mongolia, por lo que las rocas sedimentarias (rocas formadas bajo el agua) se han depositado sobre la arenisca sólo en contados lugares.
El Protoceratops vivía en condiciones desérticas.
Sin embargo, debió de haber algunos ríos o lagunas cerca del nido, ya que se han encontrado fósiles de tortugas en los alrededores, y el esqueleto de la cola del Protoceratops hace pensar que este animal pasaba parte de su vida en el agua.
Su pico córneo y la escasez de dientes sugieren que era herbívoro, y quizás arrancaba las hojas y las ramas de las plantas o arbustos del desierto.
Además de abandonar el agua para ir a comer, ponía sus huevos en hoyos que cavaba en la arena de las dunas. Colocaba los huevos en círculos, con el extremo más alargado dirigido hacia el centro del nido.
La cascara era dura. Los huesos que se encontraron cerca del nido fueron después cuidadosamente conjuntados.
Es curioso el hecho de haberse hallado cierta cantidad de esqueletos de jóvenes animales, próximos unos a otrosflo que hace pensar en la existencia de una especie de "colonia infantil", o de un lugar de cría.
También se han encontrado esqueletos de adultos, que no tenían más qué unos dos metros de longitud. La placa o expansión de la cabeza que protege el cuello está muy desarrollada, y en ella van insertos los músculos de la mandíbula y de la cabeza.
El notable descubrimiento de parte del esqueleto de un dinosaurio con forma de avestruz, el Oviraptor ("ladrón de huevos"), en el nido del Protoceratops, hace pensar que dicho ser estaba realmente robando los huevos del nido.
Por desgracia, sólo se ha conservado una pequeña parte de este esqueleto, pero es tan semejante al de otros dinosaurios con forma de avestruz, que el Oviraptor, probablemente, presentaba el aspecto que se le da en el grabado.
SIEMPRE SIGUIERON LOS DESCUBRIMIENTOS EN EL MUNDO
La ciudad de Heyuan, en China, es conocida popularmente como “la ciudad de los dinosaurios”, debido a los constantes descubrimientos de fósiles en su territorio. Esta vez, unos obreros han descubierto 43 huevos de dinosaurio mientras instalaban un nuevo sistema de cañerías, y muchos están intactos.
Fuente Consultada:
Revista TECNIRAMA N° 67
Enciclopedia de la Ciencia y La Tecnología
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