Origen de la Iglesia Ortodoxa Griega:Resumen de sus Características
Resumen Origen De La Iglesia Ortodoxa Griega
Resumen de sus Características
La Iglesia griega ortodoxa. Desde época antigua se producen contrastes entre Oriente y Occidente : las sedes patriarcales que son de origen apostólico tienden a reivindicar su dignidad: Antioquía, Alejandría, etc., y, por otra parte, a medida que el centro del Imperio romano se desplaza hacia Oriente, se siente el deseo de convertir Constantinopla en la nueva Roma y existe el peligro de que se ligue el primado a vicisitudes políticas y que pueda pensarse en cambios radicales de la jurisdicción eclesiástica.
Los emperadores que residen en Oriente presionan sobre los papas; intervienen aquéllos en cuestiones eclesiásticas y a los papas les falta en algunos momentos la necesaria libertad para decidir con todas las garantías en delicadas cuestiones teológicas o disciplinares (Vigil, Honorio y Martín).
Se suceden las épocas de buen entendimiento y las de contrastes. En 725 la obstinada lucha de León el Isáurico contra las imágenes provoca una gran reacción en Occidente. Hacia la mitad del siglo IX, aunque Focio no pudo lograr ver legitimada por los papas su posición en la sede de Constantinopla, que en distintas ocasiones y con medios diversos obtuvo, y después de la excomunión de Focio, la comunión con Roma se restableció, pero faltó la cordialidad en las relaciones entre Constantinopla y Roma.
Una nueva ruptura tiene lugar hacia la mitad del siglo XI, cuando el papa León IX responde con la excomunión a una larga serie de acusaciones que Miguel Cerulario hace a los occidentales —quejas de la Iglesia de Oriente (la inclusión, p. ej., del Filioque en el Credo—es decir, que el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo como de un único principio y no sólo del Padre, a través del Hijo, como querían los griegos—). A partir de entonces el acuerdo entre griegos separados y Roma se ha logrado en muy pocas ocasiones. El peligro de los turcos estimula una unión con los griegos en el concilio de Florencia (1439). Poco después, reconciliaciones con armenios, jacobitas, monofisitas de Mesopotamia, etc.
Pero las uniones fueron efímeras. Ha habido siempre, sin embargo, grupos de católicos que, conservando peculiaridades y tradiciones venerandas, sobre todo ritos propios y uso de sus lenguas propias en la liturgia, han continuado unidos a Roma o han vuelto a la unidad: son los católicos de rito oriental (los maronitas, en el Líbano, con su liturgia en lengua siríaca y árabe han estado siempre unidos a Roma).
Entre los orientales separados hay grupos cuya fe no es ortodoxa (nestorianos y monofisitas) que no admiten la doctrina definida en los concilios de Efeso y Calcedonia, v. F) en territorios en relación con los antiguos patriarcados de Antioquía, Jerusalén y Alejandría, y ortodoxos cuya regla de fe está de acuerdo con los siete primeros concilios ecuménicos esparcidos por todas partes y más en conexión sobre todo con el patriarcado de Constantinopla (griegos, rusos, etc.).
Se observa una celebración de la Divina Liturgia por el Domingo de la Ortodoxa en la Iglesia de San Dionisio el Areopagita, en Atenas, por los miembros del santo sínodo de la Iglesia Ortodoxa de Grecia. La Liturgia estuvo presidida por el arzobispo de Atenas, Jerónimo.
Pocas divergencias les separan en lo doctrinal de la Iglesia católica: la indicada cuestión sobre la procesión del Espíritu Santo; atribuyen la eficacia consacratoria en la Eucaristía, más que a la fórmula de la consagración, a las palabras que la siguen ("epiclesis"); no creen en la inmediata retribución de los justos antes del juicio final: conciben el primado del Romano Pontífice más como de orden (primus ínter pares) que como de jurisdicción. Hay otros puntos de desacuerdo —sobre todo de orden disciplinar—de menor importancia.
La Iglesia ortodoxa acepta la doctrina de los siete sacramentos, a pesar de que nunca ha habido una autoridad final que haya limitado los sacramentos a este número. El más importante es el de la eucaristía; le siguen el bautismo (que se realiza por inmersión), la confirmación (que sigue al bautismo y se administra por la unción con el crisma), la penitencia, la ordenación sacerdotal, el matrimonio y la extremaunción. Algunos autores medievales incluían otros sacramentos, como la tonsura monástica, el entierro y la bendición del agua.
Celibato: La legislación canónica ortodoxa permite que hombres casados sean sacerdotes. Sin embargo, los obispos son elegidos entre los sacerdotes célibes o viudos.
Los motivos de la separación son más bien de orden histórico.
En la evolución histórica de la teología greco-rusa pueden distinguirse tres períodos: el primero (866-1289), desde Focio hasta las consecuencias de las tentativas de unión que siguen a las cruzadas y al concilio de Lyon (1274), está animado de un espíritu polémico y no está sistematizado. En el segundo (1289-1453) es notable la influencia de los teólogos latinos, especialmente de Santo Tomás. Hay dos tendencias: los palomitas (adversarios de los latinos—Gregorio Sinaita, que dio a conocer un método de oración llamado esicasmo, Gregorio Palamas, Nilo y Nicolás Cabasilas, Panareto—) y los antipalamitas (Barlaam, Demetrio Cidonio, etc.).
Se hacen Panoplias, una especie de Summas en las que la teología se presenta con una cierta unidad orgánica. En el tercero, a partir de la caída de Constantinopla, se distinguen especialmente los rusos. Se funda el patriarcado de Moscú y la escuela de Kiev (1589). Los rutenos se unen a Roma (1596). Con este motivo se inicia una polémica y, como consecuencia, se escriben obras teológicas. La doctrina de Santo Tomás goza de gran autoridad en este momento. La ortodoxia tiene que reaccionar frente al influjo protestante.
El patriarca de Constantinopla, Jeremías II señala los errores protestantes (1575) y corta el diálogo con ellos. Al carácter calvinista de la Confesión de Lucaris se oponen las Confesiones de fe de Pedro Moghila (Fallecido 1646) y Dositeo (Fallecido 1707), patriarcas de Kiev y Jerusalén. Por obra de Prokopovic (1681-1736) el luteranismo influye en Rusia.
Se producen reacciones con el deseo de volver a la teología tradicional: el conde Protasov (1836) logra el retorno a las Confesiones de Moghila y Dositeo y la teología rusa experimenta un notable empuje en todos los campos. Los últimos años están marcados por la necesidad de adaptarse a las nuevas circunstancias.
Fuente Consultada: FACTA Enciclopedia Sistematica - Tomo 4 -Cultura - Ediciones RIALP S.A.