La Agricultura en 1880: La Expansión de la Economia Agropecuaria
La Agricultura en 1880 - Expansión de la Economía Agropecuaria
EL MODELO AGROEXPORTADOR DE 1880
La agricultura pampeana entre 1880 y 1916:
En el periodo 1880—1916 tuvo lugar el proceso de expansión agropecuaria más intenso ocurrido en la Argentina.
La llamada "conquista del desierto” significó la incorporación definitiva de toda la extensión de la llanura pampeana al mercado de tierras potencialmente productivas.
La rápida valorización de la propiedad agraria en estos territorios, fruto de la especulación y de la alta rentabilidad de las áreas puestas a producir, provocaron en el sur y oeste de la provincia de Buenos Aires, y más tarde en el Territorio de La Pampa, el fenómeno de concentración de la propiedad.
A diferencia de lo ocurrido en la provincia de Santa Fe y en el norte de la provincia de Buenos Aires —donde tempranamente los estancieros parcelaron y vendieron sus propiedades—, en la zona aludida se opusieron grandes reparos a la subdivisión de las tierras.
En la década de 1880, la producción agropecuaria se vio favorecida porque la inflación valorizó los productos exportables, en relación con los productos de consumo interno.
En este contexto, se multiplicaron las colonias agrícolas establecidas principalmente por empresas privadas —por lo común fundadas por comerciantes y estancieros—, que atrajeron a agricultores inmigrantes.
Estos lograron acceder a la propiedad de la tierra.
Rápidamente, la producción se orientó hacia el cultivo de cereales y oleaginosas —trigo, maíz y lino—, lo que imposibilitó una verdadera diversificación de cultivos.
Hasta mediados de la década siguiente, un buen número de agricultores inmigrantes lograron convertirse en propietarios de tierras
Generalmente mediante la contratación de créditos hipotecarios otorgados por las mismas empresas colonizadoras.
Desde ese momento, diversos factores fueron alejando definitivamente a los inmigrantes del acceso a la propiedad de la tierra, entre ellos la caída del precio internacional del trigo, el excesivo aumento del precio de la tierra, el alto costo de la mano de obra para la cosecha, las reiteradas invasiones de mangas de langosta y, en algunos casos, la degradación de la fertilidad de la tierra, a causa de un excesivo uso del suelo.
Los trabajadores que, por los motivos señalados; no llegaban a convertirse en agricultores propietarios, debían insertarse en la producción rural como arrendatarios o como braceros.
Unos y otros estuvieron sujetos a un “seminomadismo” obligado, al no poder radicarse definitivamente en los lugares de trabajo:
los arrendatarios, porque sus contratos eran comúnmente muy cortos —a veces sólo anuales—, y los braceros, porque debían trasladarse de un lado a otro en busca de trabajo temporario.
Muchos de ellos residían en ciudades y villas durante las épocas del año en las que el trabajo rural era escaso.
Si bien es cierto que las grandes ganancias resultantes de la explotación agraria eran consecuencia de las ventajas comparativas producto de la notable fertilidad de las tierras pampeanas y del gran saldo exportable de granos.
No es menos cierto que buena parte de la renta agraria que beneficiaba a terratenientes, comerciantes y transportistas se basaba en un régimen laboral de sobreexplotación de braceros y arrendatarios —por cierto poco diferente del predominante en otros países de producción similar, incluso los europeos—.
La huelga de agricultores de 1912, conocida como El Grito de Alcorta, y la gran sindicalización de obreros rurales pampeanos iniciada en 1917 constituyeron, en definitiva, una rebeldía frente a las injusticias surgidas del régimen productivo imperante desde hacía tres décadas.
En líneas generales, la actividad agrícola quedó reservada a chacareros propietarios de campos pequeños o medianos y a arrendatarios que trabajaban parcelas dentro de grandes explotaciones, la mayoría de las veces estancias ganaderas.
La falta de un sistema crediticio adecuado y la inestabilidad contractual de los arrendatarios impidieron que la agricultura percibiera grandes inversiones de capital.
Sin embargo, dentro de sus posibilidades, los chacareros realizaron una densa mecanización de sus labores, para poder trabajar más tierras y cosechar en menos tiempo.
Comparativamente, la maquinaria empleada era menos moderna en el norte bonaerense y en Santa Fe, donde sus propietarios eran pequeños productores agrarios.
Otro problema que debían enfrentar los agricultores era la ineficacia del sistema de transporte y del acopio de los granos.
En los campos no había silos ni existían elevadores de granos en las estaciones ferroviarias.
En los puertos, los grandes elevadores eran escasos.
La necesidad de un rápido embarque de los productos embolsados perjudicaba a los productores y comercializadores, porque veían limitadas las posibilidades de especular con los precios.
En el proceso de transformación del mundo rural, el Estado intervino creando las condiciones para la expansión de las tierras de cultivo.
Aniquiló a los indígenas pampeanos y formulando una normativa que regulara las condiciones de la producción rural —los Códigos Rurales—.
También intervino en el mercado de trabajo, fomentando la llegada de inmigrantes europeos mediante pasajes subsidiados y trasladándolos al interior pampeano.
Con el fin de reducir la crónica escasez de mano de obra, y reprimiendo las primeras huelgas de peones rurales bonaerenses a comienzos del siglo XX.
Sin embargo, el Estado hizo poco para fomentar la enseñanza y experimentación agrícolas, y prácticamente nada en relación con el otorgamiento de los créditos necesarios para los agricultores.
Ante esta insuficiencia, el rol de prestamistas fue cubierto por los comerciantes rurales, quienes, a veces, eran agentes de las grandes firmas exportadoras.
En resumen, la expansión agrícola pampeana fue un proceso de intenso crecimiento de las fuerzas productivas, en el marco de una difusión amplia de relaciones capitalistas de producción, con escasa distribución de beneficios entre los productores directos y relativa intervención estatal.
Las tensiones sociales que este tipo de organización de la producción creaba —originadas por el insuficiente acceso a la propiedad de la tierra— surgieron tardíamente en el espacio rural, pues la emigración a las ciudades fue la válvula de escape para los desencantados que fracasaron en sus proyectos de "hacer la América” en el campo argentino.
Fuente Consultada:
Historia 3 La Nación Argentina e Historia Argentina y Contemporánea Alonso-Elizalde-Vázquez
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Enlace Externo: Plan Agroexportador 1880