Batalla de Inglaterra:Operacion Leon Marino-Ataque Aereo a Inglaterra
Batalla de Inglaterra: Operación León Marino
A través de los siglos, el pueblo inglés ha dado múltiples muestras de su infatigable audacia y de su obstinada perseverancia.
Este valor y tenacidad se manifestaron claramente a principios de la segunda conflagración mundial: los ingleses decidieron oponerse al avance del régimen nazi.
Por lo general, a esta oposición se le ha llamado «batalla de Inglaterra».
Pero es evidente que no sólo estuvo en juego el destino de las islas británicas, sino el de todo el mundo.
LA BATALLA DE INGLATERRA:
Hitler estaba seguro que para lograr una invasión a Inglaterra por tierra debía derrotar a la RAF (Royal Air Force), por lo que decidió iniciar un ataque aéreo para obtener la superioridad aérea necesaria para una invasión de las islas.
Una de las mayores campañas de la primera mitad de la Segunda Guerra Mundial, la Batalla de Inglaterra, es el nombre comúnmente otorgado al intento de la Luftwaffe para ganar la superioridad aérea sobre Inglaterra.
Los objetivos secundarios eran destruir la producción de aeronaves y las infraestructuras terrestres, así como aterrorizar a la población británica con la búsqueda de un armisticio o rendición y atacar áreas de interés político.
Hitler siempre había tenido la intención de emplear la fuerza aérea para aplastar a Gran Bretaña.
Encomendó al Reichsmarschall
Hermann Goering, comandante de la Luftwaffe, la realización de la tarea. Goering asumió con entusiasmo la misión.
La Luftwaffe había sido probada en combate y poseía un buen equilibrio debombarderos (aviones diseñados para arrojar bombas) y cazas (aviones diseñados para destruir en vuelo a otros aviones), que protegerían a los bombarderos de los aviones británicos.
No obstante, la Fuerza Aérea nunca se había usado de este modo, así que nadie había estudiado los siguientes problemas:
1) ¿Podía una campaña de bombardeos llevar por sí sola a la victoria?
2) ¿Qué blancos debían atacarse para lograr el objetivo?
En 1940 nadie tenía respuestas a estas preguntas, de suerte que la Luftwaffe se vio obligada a improvisar.
En primer lugar, la Luftwaffe gastó varias semanas en recobrarse de las pérdidas sufridas en la campaña de Francia.
Luego tuvo que desplazar sus aviones y unidades de apoyo a los aeropuertos de Francia, Bélgica y Holanda, situados a lo largo de la costa atlántica.
El objetivo siguiente de Hitler, la ocupación de Inglaterra, se ve obstaculizada por la falta de preparación de la marina, (el arma más postergada por Hitler) y por el fracaso de la ofensiva aérea, consecuencia de las distancias —para esa tecnología muy largas— que debían recorrer los aviones alemanes hasta suelo inglés.
La Luftwaffe inició los ataques sobre Londres a comienzos de septiembre, con la esperanza de aterrorizar a la población y destruir su moral.
Los británicos llamaron Blitz a este ataque.
Al principio los alemanes efectuaban de día sus incursiones, pero los cazas británicos eran sumamente efectivos.
Entonces comenzaron a atacar de noche.
Durante 57 noches, los londinenses fueron sometidos a bombardeos de más de 200 aviones cada noche.
En estas acciones los alemanes empleaban bombas de alto poder explosivo y bombas incendiarias para provocar incendios que aumentaran el daño.
Durante la Blitz murieron cerca de 40.000 civiles.
Los bombardeos se desplazaron con el tiempo de Londres a blancos industriales.
El 14 de noviembre, 500 aviones alemanes lanzaron 600 toneladas de bombas sobre Coventry (ciudad del centro de Inglaterra), matando a 400 personas y destruyendo vastos sectores de la ciudad.
Aunque Gran Bretaña continuaría sufriendo bombardeos durante 1940, por entonces Hitler había abandonado el objetivo de destruirla.
Ocupado en otras cosas, Hitler finalmente archivó sus planes de invasión (tal como estaban).
Al final, la RAF había perdido 790 cazas, y la Luftwaffe unos 1.400 aparatos, entre bombarderos y cazas.
A pesar de que los británicos sólo dispusieron de un promedio de 600 aviones en cualquier momento durante la batalla de Gran Bretaña, lograron superar la ofensiva alemana mediante una combinación de estrategia, tecnología y, lo más importante, coraje.
Era un valor nacido del convencimiento de que el destino de la nación reposaba en la habilidad y tenacidad de un joven y a menudo inexperto piloto de combate.
El Supermarine Spitfire fue un caza monoplaza británico desarrollado y producido para la Segunda Guerra Mundial y que, después de la Batalla de Inglaterra, pasó a ser el caballo de batalla de la RAF.
La población de Londres es evacuada, las costas que se prestaban a posibles desembarcos alemanes son fortificadas, se multiplican las baterías antiaéreas se organizan refugios, pero las incursiones aéreas alemanas someten a las ciudades, puertos y centros industriales ingleses a terribles bombardeos.
Finalmente la Luftwaffe es detenida por los pilotos de la RAF británica (Real Fuerza Aérea) y la poderosa aviación alemana vencida en la batalla de Inglaterra (1940-41).
Alemania también intenta el ahogo económico de los aliados por medio del bloqueo naval, alcanzando un alto nivel la técnica de los ataques submarinos.
Cuando un submarino alemán detectaba un convoy mercante aliado, emitía por radio su posición e inmediatamente reunía a todos los submarinos cercanos como “manada de lobos” para cercar y hundir a los barcos enemigos.
Uno de los muchos pilotos de la RAF que se enfrentaron a la Luftwaffe durante la batalla de Inglaterra
Simultáneamente, Mussolini declara la guerra a Francia e Inglaterra, sobre todo para no quedar fuera del reparto del mundo que se veía venir, pero es realmente poco lo que puede aportar a la causa hitleriana.
Con un ejército anticuado y una fuerza aérea irrelevante, sólo la marina italiana está preparada para la guerra, pero es descalabrada en varios combates navales, dejando a los ingleses el dominio del mar Mediterráneo.
Desde Albania, el ejército italiano invade Grecia, pero los griegos contraatacan junto con los ingleses y pronto ocupan un tercio de Albania.
Desde las posesiones italianas también se invade, en este caso a las colonias inglesas, pero los británicos, apoyados por los anzacs (soldados de Australia y Nueva Zelanda) recuperan terreno, desalojando incluso a los italianos de Etiopía.
Hitler tuvo que acudir en ayuda urgente de su aliado, conquistando Grecia y creando el Afrika Korps, destinado al norte de África.
Mientras tanto, se incorporan a la alianza con Alemania e Italia otros países, como Hungría, Rumania, Eslovaquia y Bulgaria.
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Desde el verano de 1940 hasta la primavera de 1941, el pueblo inglés dió la moderna versión del legendario combate de David contra el gigante Goliat.
Gracias a un valor casi sobrehumano, y consciente de que la suerte del mundo entero estaba en sus manos, resistió, solo, a la aplastante supremacía de la Luftwaffe alemana, que ya había sojuzgado a toda Europa occidental
Londres bajo las bombas. Tras el avance y capitulación de Francia ante las fuerzas nazis, la situación de Gran Bretaña en 1940 se vio altamente complicada: quedó sola para combatir al enemigo de Europa, el avasallante ejército de Hitler que dominaba ya un territorio que iba desde Polonia hasta el Atlántico.
Alemania se había propuesto rendir también a la rubia Albion y lanzó la operación llamada "León Marino", consistente en el bombardeo sistemático de sus ciudades como anticipo de la invasión a las islas.
Pero Churchill, dispuesto a resistir hasta último momento, pronunció las famosas palabras el 4 de junio, ante la Cámara de los Comunes: "Seguiremos hasta el fin.
Lucharemos en Francia, lucharemos en los mares y en los océanos. Defenderemos nuestra isla a cualquier costo.
Lucharemos en las playas, lucharemos en los campos de aterrizaje, lucharemos en los campos, en las calles y en las colinas y jamás nos rendiremos".
En setiembre de 1940 Londres recibía el primer ataque de lo que se llamaría la "Batalla de Gran Bretaña". Sería la hora más gloriosa de la Royal Air Force, que logró desgastar a la Luftwaffe y de esta manera quebró en el aire la serie ininterrumpida de triunfos alemanes.
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PARA SABER MAS...
Primera Etapa de la Batalla
Nueva estrategia de la «Luftwaffe»
Pasaron los cuatro días de incursiones masivas que debían haber barrido la aviación adversaria del cielo de Inglaterra meridional, y los alemanes hicieron una pausa.
Según su servicio de información, la caza inglesa, si no destruida, había quedado reducida a sus últimos 300 aviones.
Pero el cálculo estaba muy lejos de la realidad, ya que Dowding contaba aún con casi doble cantidad de aviones Hurricane y Spitfire dispuestos para el combate, además de otros 120 aparatos entre Blenheim, Defiant y Gladiator.
Sin embargo, el cómputo animó a los alemanes, haciéndoles creer que bastaría un par de días más de incursiones en gran escala para acabar con la resistencia inglesa.
Con esta idea, la Luftwaffe desencadenó el 18 de agosto nuevos e importantes ataques contra los aeródromos de Kent, Surrey y Sussex, perdiendo 71 aparatos, mientras los ingleses perdían solamente 27.
Estaba claro que las unidades de caza estaban muy lejos de ser vencidas.
Por este motivo, tras algunas jornadas de actividad forzosamente reducida a causa del mal tiempo, Alemania decidió un cambio radical en sus planes.
Hasta entonces los objetivos principales de la Luftwaffe habían sido los aeródromos próximos a la costa.
A partir del 12 de agosto, renunció —afortunadamente para la caza británica- a las incursiones masivas contra las estaciones de radar, debido a la dificultad que encontró en destruirlas, mientras prosiguieron los ataques a aeródromos y otros objetivos costeros o, al menos, no muy adentrados en el país.
La teoría de los alemanes era que, actuando de esta forma, podrían infligir graves pérdidas a la RAF con pocas por su parte, puesto que las incursiones contra objetivos costeros o no muy alejados de la costa no les obligaban a exponerse durante mucho tiempo a la reacción de la defensa.
Éste era el concepto estratégico alemán al comienzo de la batalla.
Pero al fracasar en su intento de eliminar la caza adversaria, cambiaron de objetivo, iniciando una serie de incursiones en el interior del país.
Así, pues, la primera fase de la batalla había concluido.
Hasta ese momento, se puede decir que la caza inglesa logró superar brillantemente la prueba: del 8 al 18 de agosto los alemanes perdieron 363 aparatos.
Por su parte, los ingleses perdieron 181, más 30 destruidos en tierra.
En ese mismo período se produjo lo que más tarde resultó ser la última incursión diurna de la 5.a Luftflotte y el postrer intento de la 2.a Luftflotte de emplear regularmente sus Stuka.
La interrupción de sus ataques constituyó un importante éxito de la defensa inglesa.
Los medios científicos también contribuyeron a llevar esta implacable batalla a buen término.
El radar demostró ser de suma eficacia.
No sólo permitió guiar a los aviones amigos hasta su objetivo, sino también detectar a gran distancia los aviones enemigos.
Por último, los pilotos del Fighter Command inglés llevaron a cabo heroicas hazañas.
Algunos nombres cobraron fama casi legendaria. Recordemos los del Wing-Commander Bader que, pese a haber perdido ambas piernas en 1931, participó activamente en los combates, y J. B. Nicholson, el primer aviador inglés que mereció la Cruz Victoria durante la segunda contienda mundial.
A pesar de que su hurricane había sido alcanzado por cuatro proyectiles y él mismo estaba gravemente herido, a bordo de su aparato en llamas derribó a un messerschmidt 110 antes de lanzarse en paracaídas.
En sus palabras de agradecimiento a todos estos pilotos, que habían resistido a pesar de los más graves peligros, W. Churchill interpretó acertadamente la opinión del momento: «En el terreno de la lucha por la vida —dijo—, nunca hubo tantos hombres que debieran tanto a tan pocos hombres.»