La Primavera de Praga Causas Dubcek, en Checoslovaquia

La Primavera de Praga, Sus Causas

Durante la Guerra Fría, la Primavera de Praga fue un periodo de intento de liberalización política bajo el liderazgo de Alexander Dubcek, en Checoslovaquia que duró desde el 5 de enero de 1968 hasta el 20 de agosto de ese mismo año, cuando el país fue invadido por la URSS, y sus aliados en el Pacto de Varsovia (a excepción de Rumania).

 LA PRIMAVERA DE PRAGA:
Breve reseña histórica:

Checoslovaquia, fue siempre un espacio de vital importancia en el centro de Europa y lugar estratégico desde el punto de vista de la geopolítica. Durante muchos siglos, fue el dominio de la casa de los Habsburgo, la que impuso su poder en la región. Más tarde, quedó incluida dentro del Imperio Austro-Húngaro, que contenía comunidades de distinto origen, lengua y cultura, por lo que fue llamado el Imperio de las Nacionalidades. Luego de la primer guerra mundial, con la derrota del Imperio Austro-Húngaro, se construyó la República de Checoslovaquia, finalmente durante la segunda guerra (1938-1945), los nazis la ocuparon y la reclamaron como parte de Alemania.

Al terminar la segunda guerra, el territorio checo quedó dividido en dos partes. Una, ocupada por las tropas soviéticas, y la otra por las norteamericanas. Las dos potencias mundiales del momento, llegaron a un acuerdo por el cual volvían a imponer en su cargo al ex presidente Benes, que había sido destituido por los alemanes.

Dominio comunista:

El 2 de febrero de 1948, el partido comunista checo llegó al poder mediante un golpe de estado. De este modo, el comunismo Stalinista llegó al control de la Europa central, creando un sistema defensivo (como si fuera una muralla formada por los siguientes países: Polonia, Hungría, Yugoslavia, Bulgaria, Albania, Rumania, Checoslovaquia y Alemania Democrática) ante una eventual agresión del mundo de occidente. Dentro de los estados europeo centrales que estaban dentro del bloque comunista, sin dudas uno de los más importantes era justamente Checoslovaquia, por su desarrollo industrial y su injerencia política.

Los comunistas checos aceptaron, en general, las directivas de Moscú, sin demasiadas objeciones. La tutela de Rusia les permitía una cierta estabilidad y un crecimiento sostenido. Sin embargo, la situación varió durante la década del ´60. Comenzaron a manifestarse corrientes opositoras al régimen que llegaron a su punto culmine en enero de 1968, en lo que se conoció en todo el mundo como la “primavera de Praga”.

Primavera de Praga

Este proceso político que conmovió al comunismo, fue dirigido por Alexander Dubcek , hijo de un militante comunista, que había realizado una importante carrera política, y en enero del 68, accedió al cargo de Secretario General del Partido Comunista Checo. El mismo, pretendía acentuar la autonomía de Checoslovaquia y adoptar algunas reformas económicas y sociales. Dubcek, fue seguido por muchos checos que pretendían el levantamiento de la censura y que se adopten algunas de las reformas previstas. Este proceso se aceleró cuando el partido comunista (que actuaba como partido único, ya que estaba prohibido la pluralidad política) aprobó un nuevo Programa de Acción, que fue ampliamente rechazado por antiguos dirigentes del partido, intelectuales, escritores y periodistas censurados.

Al principio, Moscú intentó evitar que se quiebre en dos el Partido Comunista Checo. Luego, cambió de táctica, y comenzó a culpar a los checos de contrarrevolucionarios y de preparar un golpe contra el comunismo.

Dubcek, intentó buscar apoyo en Tito, líder de Yugoslavia y Ceausescu de Rumania, que eran los líderes del comunismo europeo menos dependientes de Rusia.

A pesar de todos los intentos por evitar la invasión, los tanques soviéticos llegaron a Praga el 20 de agosto. La experiencia checa, no podía quedar sin castigo, si la Unión Soviética, aspiraba a que no se reprodujera. Seiscientos mil soldados ocuparon Checoslovaquia. La resistencia fue pasiva, se intentaba de esta manera, evitar una masacre, ya que las desigualdades de recursos eran evidentes.

Finalmente, el proceso político de Dubcek fue derrotado. Las reformas económicas fueron anuladas y se restablecieron las condiciones de censura. A pesar de la derrota, “la Primavera de Praga” (que duró desde el 5 de enero de 1968 hasta el 20 de agosto de ese mismo año) dejó huellas profundas y mostró una faceta del comunismo desconocida hasta ese momento.

El final: El domingo 4 de noviembre de 1956 sobrevino el golpe final. Durante las primeras horas de la mañana los tanques rusos invadieron Budapest. La noche anterior los rusos habían detenido al general Maléter y a los demás miembros de la delegación húngara encargada de las negociaciones. Con ello perdía su dirección el ejército popular húngaro. Una emisora de radio regional anunciaba la creación de un «gobierno revolucionario de trabajadores y campesinos» encabezado por János Kádár, secretario general del nuevo partido comunista. Como luego se supo, Kádár había sido secuestrado el 2 de noviembre con «suave violencia» en Budapest, y adoctrinado en el territorio soviético de Ungvár para desempeñar su futuro papel.

LA PRIMAVERA DE PRAGA Y SU DESENLACE

También Checoslovaquia luchó por el restablecimiento de los derechos civiles y por la independencia nacional en 1968. Tras la caída de Antonin Novotny, la nueva dirección del partido, encabezada por Alexander Dubcek pretendió implantar un «socialismo de rostro humano». A la liquidación del pasado stalinista siguió la política reformista de la «Primavera de Praga», la garantía de los derechos civiles de las minorías y la reforma de la economía.

Tras sostener una guerra de nervios contra el gobierno y la jefatura del partido, el 21 de agosto de 1968 tropas soviéticas, polacas, búlgaras, húngaras y alemanas orientales invadieron Checoslovaquia, cuyo gobierno no ofreció resistencia armada. La población prefirió la resistencia pasiva. Pero era difícil discutir con los tanques.

 Las barricadas formadas con vehículos incendiados y destruidos no pudieron contener durante mucho tiempo a los invasores, que justificaron su intervención con la tesis de la soberanía restringida de los países del área socialista (doctrina Breznev). Los dirigentes del partido y del gobierno fueron trasladados a Moscú y en el país se declaró el estado de sitio.

El nuevo jefe del partido, Gustáv Husák, que contaba con la confianza de Moscú, tardó más de un año en normalizar la situación en el país. Pero la resistencia de los intelectuales no pudo ser doblegada, y de ello es buena prueba la Carta 77, hecha pública en Praga en enero de 1977, cuya reivindicación principal se centra en el reconocimiento de los derechos humanos en Checoslovaquia.


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